Esta Casita de Cartón abre sus puertas gastando las suelas de sus zapatos, como todo buen periodista, por las calles de la capital a pesar del sol abrumador que acapara las calles de Lima. Cuando de pronto recibo el llamado de su gran amigo, Manuelito Esponja, para ir a la Feria de libro de Ricardo Palma para ver las novedades dentro del universo de los libros. Así que no lo pensé dos veces y fui a Miraflores. Y es que ad Portas de las vacaciones, necesitaba comprar algunos libros para que me hicieran compañía. Así que adquirí dos, ya que me quedan todavía en mi biblioteca algunos que esperan con ansias por ser leídos. Los libros son para mí como amigos, y estos que se encuentran en la espera, son como viejos amigos buscando reencontrarse conmigo. Uno fue la enternecedora novela ‘Stoner’ de John Williams, del cual tenía ya tenía buen tiempo las ganas de leerlo en físico, porque soy parte de aquellos lectores que prefieren tenerlo en frente y admirar la portada, sus pastas, abrir y sentir las hojas y su aroma o las que el tiempo baña de nostalgia en su color, el palpar en cada transcurrir de la historia, desandando como nudillos de ovillos, y de que sea un fiel compañero en un parque o una playa, disfrutando del sonido de la naturaleza mientras me adentro en la atmósfera de ese mundo mágico e infinito. Y eso me pasaba con este libro que tiene por peculiaridad que los años le están dando el merecimiento correspondiente, ya que pasó en los años de su publicación sin pena ni gloria para que en este siglo logre ser, con el reconocimiento de escritores de la talla de Ian McEwan o Bret Easton Elliss, en un best seller. Una historia muy profunda que ahora quiero volver a leer con los ojos de la madurez.
Otro libro, del cual he quedado gratamente sorprendido, es ‘Historias Ocultas: 200 hechos que no conoces del Perú (Revuelta editores)’, que ya va por su tercera edición y que recientemente ha sido incluido en la fecunda biblioteca de la Universidad de Texas en Austin. Este ilustrado libro contiene más de 500 páginas, algo transgresor para los lectores de estos tiempos acostumbrados a lecturas cortas, pero realmente no hay pierde. Dado que al abrir la primera hoja, ya te quedas envuelto en ese maravillosa nebulosa del tiempo. Y es que la historia siempre ha sido un materia de mi agrado. Hasta podría decir que tengo un pequeño sueño frustrado con el haber sido historiador. Quizás la vida me de la oportunidad de hacerlo, pero aun así no es impedimento para adentrarnos en distintos libros historiográficos, así que no dude en comprar y empezar a echar mis primeras leídas. Y lo interesante era el intenso viaje por el túnel del tiempo: por la Colonia, el Virreinato, la guerra de la Independencia y la República, alrededor de cinco vastos y sinuosos siglos. Dando distintas paradas, como en el Siglo XVIII, con un invento que en su momento fue el más adelantado para pronosticar terremotos y temblores en el mundo, y se hizo en Perú, exactamente en el año de 1725, por Juan de Barrenechea.
De por sí, son inacabables las ‘joyitas’ que saca el autor a relucir, como la primera denuncia hecha en el Perú independiente, poco después de dos meses de declarado nuestra independencia, o el testamento de Riva Agüero acusando a Bolivar de ser su mayor perseguidor, como el que San Martín, quien le diera la ‘Orden del Sol’, la distinción más importante de nuestra patria a Santa Rosa de Lima, pero Bolívar le retiraría ese título aduciendo que favorecía a la monarquía, O a días de la rememoración de la Batalla de Ayacucho, acontecer trascendental en la historia de nuestra nación, ya que involucró el fin del imperio español en nuestro territorio, consolidando plenamente nuestra independencia, descubrir que los militares pasaron por varios pueblos y fusilaron más de 200 mujeres y enfermos civiles. Y que en palabras del autor: La libertad del Perú no se consiguió agitando pañuelos blancos en las proclamas de independencia. Pero además, ¿sabían que a quienes propiciaron nuestra independencia les tuvimos que pagar 4 millones de pesos por la expedición? O cuando el mundo se dividía entre capitalismo y comunismo, en la temblorosa Guerra Fría, donde el Perú aportó conocimiento y estudios científicos sobre la geografía del mar y la tierra de nuestra región a ambos bandos, para sus programas de viajes espaciales, entre otros tantos. Lo curioso es que realmente son datos que, por su valor, deberían ser normalmente mencionados y rescatados, pero que aparentemente se quedaron en donde reposan los viejos libros de historias, en estantes de añejas bibliotecas. Pero he aquí a la gran virtud de Ítalo Sifuentes, el hacer un compendio de todos ellos y plasmarlo en un fructífero libro que sin duda toda persona de alguna manera culta o que se jacte de serlo, debería de leerlo como aquellos que quieran no repetir el inacabable y cansino patrón de que ‘aquel que olvida su historia esta condenado a volver a repetirlo’.
Esta Casita de Cartón cierra sus puertas al terminar de leer este libro gratamente, recordando la frase del brillante poeta alemán, Bertolt Brecht: ‘Tantas historias. Tantas preguntas’. Y de sacarse una foto de recuerdo después de oír su presentación en la Feria Ricardo Palma. Sin duda un maestro del periodismo y la historia.