fabrizio Ricalde

Leo Grande es una lección de cómo combatir la vergüenza y convertirla en satisfacción plena

"Buena Suerte Leo Grande es una película para cualquiera con una vergüenza que haya bloqueado su sexualidad. Se estrena mañana en todo el Perú."

Nancy es un amable pero calculadora y racional profesora de religión, viuda hace poco, con una existencia insatisfactoria en el plano sexual. Nunca ha tenido un orgasmo, jamás ha prácticado el sexo oral, ni siquiera ha experimentado entre diferentes posiciones. Su difunto marido tenía la delincuencial costumbre de hacerlo rápido y monótono, desde el más rancio machismo conservador. 

Libre ya de esa tormentosa jaula eclesiástica, Nancy contrata al acompañante sexual Leo Grande, para una noche de hotel donde pueda experimentar todos los más de sesenta años perdidos. En un producción pragmática y teatral, la película navega al lado de esta señora al borde de la vehez por los parámetros de la moralidad y la frustración sexual, dirigiéndose quizás, enhorabuena, hacia ese primer clímax.

En medio de una industria cinematográfica frenada por la pandemia mundial, los productores deciden encarar este proyecto en los confines de un cuarto de hotel. Casi no hay exteriores, y aún así, cuando salen, se siente ese tufo a ciudad vacía tan conocido por la humanidad durante poco menos de un año, no hace mucho. Y en esas cuatro paredes es dónde se pueden apreciar mejor los múltiples temas que van más allá de una señora cucufata y su puto de turno. 

La propuesta de Leo Grande es mucho más que eso. Aquí se habla de maternidad, trabajo sexual, la imagen del cuerpo humano tras el paso del tiempo, incluso la educación convencional. Y aunque Nancy es una mujer adulta, esto se trata de iniciación sexual y de la complejidad de las relaciones humanas cuando eso está a punto de ocurrir. Puedo creer que hasta una persona en su plena juventud entendería y aprendería mucho de esa etapa de la sexualidad al ver esta película.

Leo es un ser angelical en apariencia, pero su conflicto demuestra lo que pasa en el interior de las personas cuando llevamos una careta hacia el exterior. Mantiene una barrera profesional para no involucrarse, pero tiene el tacto de un experto terapeuta para encontrar satisfacción en su oficio directamente relacionado a la satisfacción de sus clientes. Parece el trabajador perfecto, y más bien se enfrenta a un ser imperfecto como Nancy que, aún siendo la mujer adulta, se convierte en el villano tierno del relato.

Una de sus grandes fortalezas es el humor original. A pesar de ser una película británica típica, una tragicomedia ligera y al servicio de ese público de sofá con té y unas galletas, Leo Grande se descubre como un erótico viaje gracias a su lenguaje atrevido y a su sinceridad. Se siente como algo nunca antes visto, y aún así encuentra lugares de un auténtico relato capaz de conectar a cualquiera.

Emma Thompson, por encima de todo, es un monumento a la actuación. Su gesto atribulado y su mirada atenta en el objetivo son un mordisco de dulzura a las habilidades más sublimes de la actuación. Su valentía para estar al frente de una película necesaria en su narrativa y temática valen el peso de cualquier elogio. Es un homenaje a la vejez, y una veneración a la astucia de la experiencia profesional.

Porque Leo Grande existe no solo para entretener sino como un fiel relato del mundo del placer en los lugares donde parece haberse extinguido o donde resulta muy complicado de expandirse. Aún a una edad madura, en el borde de la vejez como etapa final de la vida, el sexo es trascendental para el descubrimiento propio y la estabilidad emocional. Y eso vale la pena revisarlo con una delicada comprensión y aprender de todo aquello.

Y aún con todo lo dicho, esta película es en realidad un viaje por cuatro conceptos cruciales para la existencia humana. Las expectativas y las satisfacciones; las decepciones y las vergüenzas. Es una demostración de la necesidad de atar los deseos y ser honestos con lo que deseamos, mientras que hacemos una gestión sólida de lo que nos va a afectar e intentamos despojarnos del tabú habitando nuestra mente. Es una confirmación que con dedicación, creatividad y perseverancia, cualquier barrera puede ser derrumbada. Solo hace falta sentir.

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Cine, Películas

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