Emprende

El sector joyería podría llegar durante este año a los US$ 116 millones 823 mil, cifra totalizada en el 2019, informó Rocío Mantilla, presidenta del Comité de Joyería y Orfebrería de la Asociación de Exportadores (ADEX). “Los integrantes de la cadena estamos optimistas gracias a la recuperación observada hasta septiembre”, dijo.

La Gerencia de Manufacturas de ADEX informó que la exportación de joyería y orfebrería superó los US$ 85 millones 736 mil entre enero y septiembre, registrando un importante crecimiento de 197.9% respecto al mismo periodo del 2020, es decir US$ 28 millones 779 mil. Cabe recordar que las cifras de la pre pandemia del 2019 fueron de US$ 103 millones 918 mil a septiembre.

Si bien el incremento es significativo, Mantilla aclaró que se debe a la baja base de comparación del 2020 cuando se inició la crisis sanitaria y golpeó fuertemente este rubro, sobre todo por su baja demanda al ser bienes suntuosos.

Impacto social

El presidente del gremio empresarial, Erik Fischer Llanos, resaltó además que la joyería es uno de los sectores con mayor impacto social y espíritu artístico gracias al pasado y la cultura milenaria que tiene el Perú. “Eso se manifiesta en el día a día en nuestros artesanos y joyeros. Esto es trabajo desarrollado y socialmente inclusivo”, apuntó.

Dichas declaraciones se realizaron durante la inauguración del taller de lapidación de piedras preciosas en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde se donó 193 máquinas de alta calidad para el corte y pulido de piedras por parte de la Agencia Turca de Cooperación y Coordinación. El impacto de esta donación en el sector se observará en un horizonte de seis meses.

“Como joyeros y orfebres incluimos pocas veces piedras preciosas en la fabricación de nuestros productos ya que el proceso es muy artesanal y eso nos resta competitividad en el exterior. Con este taller se incentivó el uso de piedras preciosas peruanas en la joyería y otros sectores. La historia cambiará porque le daremos un nuevo valor a nuestra oferta”, comentó.

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joyería, Pandemia

En el segundo trimestre del 2021, la tasa de informalidad laboral de la Población Económicamente Activa (PEA) ocupada en las mypes fue de 84,2%, menor en 2,8 puntos porcentuales respecto al 2do Trimestre del 2020, y por encima del nivel de 2019, cuando la tasa fue del 83,3%, indicó el  Instituto de Estudios Económicos y Sociales (IEES) de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI).

El IEES destacó que durante el año 2020, a causa de la pandemia y sus múltiples efectos en los sectores productivos, la tasa de informalidad aumentó en 2,7 puntos porcentuales en comparación al 2019, totalizando un 86%. Este alto porcentaje de informalidad en las micro y pequeñas empresas es grave debido a que estas representaban, al 2020, el 99,4% del tejido empresarial.

Respecto a los niveles de empleo, el IEES anotó que luego que la PEA ocupada de las Mypes cayera un 8,8% en el 2020 respecto a 2019, al 2do Trimestre del 2021 se aprecia una recuperación del 8,1%. Sin embargo, gran parte de estos empleos están dentro de la informalidad.

Semana de la Micro y Pequeña Empresa

Para mostrar los diversos problemas que enfrentan los emprendedores peruanos, la Plataforma Nacional de Gremios Mipymes y la SNI lanzan la Semana de la Micro y Pequeña Empresa 2021-2022, del 24 al 26 de noviembre, conformado por el Seminario Perú Mipymes, y la Mega Rueda ‘Cómprale al Perú’.

Antonio Castillo, gerente del IEES, señaló que en el Seminario Perú Mipymes, que se realizará el miércoles 24 de noviembre a las 7:00 p.m., se presentarán las iniciativas elaboradas por la Plataforma Nacional de Gremios Mipymes en tres grandes temáticas: desarrollo de mercados, desarrollo de apoyo financiero y la digitalización de la micro y pequeña empresa.

“Buscamos que las mypes puedan desarrollarse y accedan a los mercados de los países regionales, para lo cual es necesario que se integren a programas de capacitación, ferias y ventas. Al 2020, solamente concentraron el 3,3% del valor total exportado, con un valor de US$ 1,330 millones, a pesar de representar casi la totalidad del tejido empresarial”, resaltó Castillo.

Indicó también que es clave promover la reprogramación de la deuda de las mypes y el impulso a mecanismos de liquidez como el factoring o la venta de facturas comerciales a 8 días. “Asimismo, la digitalización es algo vital para que los negocios alcancen nuevos niveles de productividad”, indicó.

La Mega Rueda Cómprale al Perú, que se realizará el 25 y 26 de noviembre, se busca la articulación de las micro y pequeñas empresas productoras peruanas con instituciones del estado como ministerios y agencias de compras estatales, así como con las empresas ancla del sector privado, como los grandes supermercados, compañías del sector metalmecánico y de sectores como confecciones, alimentos, plásticos, entre otros. “Esperamos llegar a generar unos 50 millones de soles en negocios entre las Mipymes y las empresas e instituciones públicas compradoras” señaló Castillo.

Las empresas que deseen inscribirse en el Seminario Perú Mipymes pueden hacerlo en https://bit.ly/3pBT0gk. Para inscribirse a Mega Rueda Cómprale al Perú ingresar a  https://bit.ly/3ChQHSU.

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Informalidad, MYPES, Sociedad Nacional de Industrias

En las últimas semanas se ha venido diciendo que este año la economía peruana crecerá entre 11% y 13%, cifra que se celebra como un logro. ¿Por qué debemos tener cuidado con la interpretación del número?

Muchas veces los datos estadísticos nos juegan una mala pasada. Hace pocos días autoridades del gobierno manifestaron que estaban contentos con las cifras de crecimiento económico para este año. Veamos primero el dato aislado. El PBI crecerá entre 10% y 13% este año. También se ha dicho que la cifra se debe al crecimiento de la inversión privada que, de acuerdo con el banco central, crecería 24%. Viéndolos así, las cifras parecen muy buenas. Sin embargo, las cifras no se leen de manera aislada.

Ahora notemos que esas tasas de variación están comparadas contra 2020; por lo tanto, para saber si esos números son altos o no, veamos la información de 2020. El año pasado el PBI cayó 11.1%, mientras que la inversión privada, que representa el 80% de la inversión total, se redujo en 16.5%.

El rebote estadístico aparece cuando el patrón de comparación es muy bajo y la variación se expresa en porcentaje. Si las variaciones porcentuales en 2020 fueron las mostradas, no deberían sorprender las cifras de 2021. Si en 2020 la economía cayó 11.1% y en 2021 crece, digamos 11%, apenas ha recuperado el nivel pre pandemia. Como las cifras representan un promedio del comportamiento de los diferentes sectores y algunos crecen más rápido que otros, la economía recién se recuperará, es decir, volverá a los niveles de 2019, el primer trimestre de 2022. Más aun, el empleo no ha recuperado ni de lejos a los niveles de 2019. Una cosa es que el PBI, que mide producción, aumente; otra, que el empleo lo haga al mismo ritmo, algo que no está ocurriendo.

Sabemos que para poder crecer requerimos aumentar la inversión privada. Dos cosas respecto de la pública: por un lado, representa solo el 20% del total de la inversión en el Perú, por lo que tendría que crecer mucho para que tenga impacto y por otro, no puede aumentar por el déficit fiscal. Simplemente no hay dinero para que crezca. De ahí que el peso de la recuperación caiga sobre la privada. El crecimiento de la inversión privada hace crecer el empleo y como consecuencia los ingresos y el consumo privado.

Las exportaciones sí han tenido un mejor comportamiento, reflejo del entorno económico externo favorable. En 2020 ascendieron a US$ 42 941 millones de dólares, mientras que en 2021 llegarán a 60 mil millones de dólares, un crecimiento de 41%.

Desde luego que lo ideal para que este tipo de comportamientos no ocurra, es que las variaciones sean lo más similares posibles. Si eso no ocurre debemos estar atentos siempre al período de comparación. El rebote estadístico puede llevar a engaño, consecuencia de expresar en porcentaje una variación, cuando el período de comparación es muy bajo. Con certeza, las cifras de 2021 no se repetirán en 2022, justo por el rebote. A tener cuidado con la lectura de las cifras.

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Carlos Parodi, Entendiendo de Economía, Rebote estadístico

Rolando Arellano, presidente del directorio de la consultora Arellano, participó de la última edición de la Cade Ejecutivos 2021. Durante la charla “¿Cómo llegamos a esta encrucijada nacional?”, señaló que en el 2019 habían alrededor de 3 millones de empresas formales en el país, pero si se incluyen a las informales, la cifra superaría las seis millones de empresas. Es decir-sostiene Arellano- habría una empresa por cada 5 habitantes. Esto lo hace concluir que somos uno de los países más empresarios del mundo, pero con muchos problemas por resolver. Uno de ellos, la desunión en la que cohabitamos.

Vivimos una época de división política, donde el sentido de unidad parece un concepto lejano. ¿Cómo lograr esa unión?

Tenemos un país muy dividido, pero esa división no es una cosa de hoy. Quizás se ha hecho más evidente por los últimos temas políticos, pero viene desde antes. En realidad, somos una nación que recién se está formando, después de 200 años. No hay otra forma de tener un país próspero, inclusivo, sino nos unimos.

Durante su participación en Cade usted señaló que el Perú es el país más empresario del mundo y con mayor sentimiento empresarial ¿Qué cifras explican esto?

Ser empresario y ser peruano es casi coesencial. Lo primero es la evidencia: Perú es por lo menos 50% más intensivo en empresas (registradas y formales) que países como Chile. Durante muchísimos años, el Perú salía siempre entre los cinco primeros puestos del mundo en la intensión de emprender. Esto se explica, en una parte por la necesidad y la supervivencia. Según nuestros estudios, el 73% de peruanos, cuando se les pregunta si quieren un empleo fijo o un negocio propio, nos dicen que quieren uno propio.

Pero de ellos, el 63% dice que preferirían tener ambas. Si se tiene un empleo, en la casa se tiene una bodeguita o el esposo ‘taxea’ o se vende cosméticos. El espíritu empresarial está ahí.  Lo que no hay es la unidad de las empresas para hacerse fuertes. Somos millones de empresas pequeñas pero desunidas. Y ahí está la oportunidad y el problema a la vez.

¿Y por qué no se ha logrado esta unidad?

No se ha logrado porque todo esto tiene faces. La primera es generar la empresa y el desarrollo; y la segunda es que el sistema, en general, ha facilitado la existencia del pequeño pero ha hecho compleja la existencia del que crece. Entonces, cuando empiezas a crecer y organizarte, caes bajo el control de un Estado ineficiente y terminas huyendo de la formalidad.

¿Este espíritu emprendedor está relacionado con la subsistencia?

Una de las razones de la formación de empresas es la subsistencia. Sabemos que el Estado no nos va a proteger, no nos va a ayudar, entonces lo que hacemos es protegernos a nosotros mismos y generamos nuestros propios emprendimientos, una especia de círculo vicioso si lo quieres, pero también de círculo virtuoso. Eso ha obligado que hagamos nuestra propia ropa, empresas textiles, restaurantes, soldaduras. No es que hayamos sido siempre el país más empresario del mundo. Esto tiene 20 o 30 años de existencia.

¿Cómo afectó la pandemia a las pequeñas y medianas empresas?

La pandemia afectó al mundo y al país. Hizo crecer la pobreza en 10 puntos, según el INEI. Sin embargo, lo que es importante es ver la resiliencia que hubo en esto. Del 2004 al 2016, el 40% de peruanos salió de la pobreza y la mayoría entró a la clase media.

En el 2020, según el INEI, la pobreza creció en 10 puntos. Pero si vamos al 2021, la pobreza creció tres puntos. Se revirtió esa tendencia y rápidamente llegaremos al nivel del 2019. Eso nos dice que la gente que entró a la clase media y vio que tiene la posibilidad de tener un bienestar mejor (tener a su hijo en la universidad y hacerlo profesional o tener una casa mejor o salir a comer un pollito a la brasa), pues estas personas no están dispuestas a perder esos beneficios que adquirieron y harán un inmenso esfuerzo para regresar a eso.

Pese a que muchas empresas quebraron…

En el 2020 desaparecieron 45 mil empresas, según el INEI. Pero el mismo dato nos dice que se generaron 235 mil. Es decir, creció la cantidad de empresas en 190 mil a pesar de la crisis. La gente está diciendo: “¡Ya está! Tengo el problema, lo tengo encima, pero ahora hay que tirar para adelante”. El peruano dice: “¡Yala!”. “’Yala’ vi cuando estaba Sendero Luminoso, cuando hubo la hiperinflación, cuando teníamos el problema de las crisis agrarias. He salido de peores”. En términos futbolísticos, esto es un entrenamiento en relación a lo que ya tuvimos: y lo que tuvimos fue terrible.

¿Cómo unirnos, el gran reto del bicentenario?

Debemos entender que unirnos es rentable. Ganamos más uniéndonos que estando separados. Si vamos por ese elemento, que es un win-win, la idea es que empecemos a darnos cuenta que ese espíritu empresarial separado es un yacimiento de metales valiosos que si lo empezamos a trabajar tendremos mucho valor para todos.

¿Qué lecciones nos viene dejando esta pandemia?

Una de las cosas importantes que nos deja es un sentimiento de fragilidad. Este crecimiento que hemos tenido ha podido generarnos cierto nivel de arrogancia, de que todas las cosas sí se pueden, pero nos hemos dado cuenta que hay una fragilidad en la sociedad que puede venir de adentro o de afuera. Ese es el gran escenario. La segunda cosa que nos ha hecho ver esta pandemia es reconocer que la sociedad no puede estar bien si hay muchos que están mal.

En Cade usted anunció el libro digital El país más empresario del mundo ¿Cómo acceder a él?

Si entran a la web de Arellano Marketing, encontrarán un QR donde podrán descargar el libro.

Podría resumir en una idea, esta publicación …

Tenemos un potencial de creación de empresas que está ahí, pero necesita superar muchos problemas. Primero: hay que creérnosla. Segundo: evitar todos los tipos de desaparición de grupos. Tercero: los chiquitos, y los medianos son tan o más empresarios que los grandes. Hay que evitar esa separación entre emprendedor y empresario porque es una separación que no tiene sentido. El pequeño es hasta más empresario que el grande. Cuarto: tenemos que apoyarnos. Si nos unimos, seremos más fuertes.

 

Fotoportada: IPAE.

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CADE EJCUTIVOS 2021, empresarios, MYPES, Rolando Arellano

El crecimiento del PBI para este año y el próximo (esperemos que así sea) tendrá particularidades que es importante que el empresariado sepa identificar con propiedad.

Para empezar, el 2021 mostrará un crecimiento del PBI de alrededor de 12.5%. Más de lo que muchos esperaron. Son tres los factores que explicarán ese comportamiento. Primero, el natural “rebote” luego de experimentar una cruenta recesión el 2020 por efecto COVID, nos llevó a un crecimiento durante la primera mitad del año de algo más del 20%. Solamente con ello ya teníamos asegurado un crecimiento anual de alrededor del 10%.

Segundo, poco se sabe que, paralelamente al “rebote” Perú ha sido una de las economías de la región que más recursos crediticios y fiscales orientó, contracíclicamente, a combatir el impacto recesivo del flagelo sanitario mundial. Para que se tenga una idea de ello, mientras las economías desarrolladas orientaron alrededor del equivalente del 20% de su PBI, las emergentes 7.5% y las economías pobres, apenas el equivalente al 1.5%; Perú se dio el lujo de comprometer algo más del 20%. Claro está, ello también explica el impulso que observaremos en materia de recuperación económica este año, minimizado, claro está, por las ineficiencias y carencia permanente de infraestructura.

Tercero, el impulso expansivo del rally alcista de los precios de nuestros minerales le agregará alrededor de 2 puntos porcentuales adicionales al crecimiento de este año. La verdad, el crecimiento del PBI de este año poco o nada se explicará por la presencia y accionar del actual gobierno. Sólo en los últimos 18 meses, el precio del cobre subió por encima del 50%, el del zinc por encima del 40%, la plata 30% y el oro 14%. “Maná del cielo” para cualquier administración gubernamental. Basta ello para generar exportaciones que a nivel record bordeen los US $60,000 millones y donde la recaudación fiscal se amplíe en más de US $ 3000 millones, por encima de lo regularmente observado.

Para el 2022, es altamente probable que solo dispongamos del factor “precio de los minerales” como el único que continúe impulsando nuestra economía. Ya no habrá “efecto rebote” y la política contracíclica dejará de tener la fuerza de antes. En ese contexto, dada la elasticidad existente entre el precio de los minerales y el crecimiento de nuestro PBI, si es que el próximo año crecemos alrededor de sólo 2% la conclusión será clara: el impacto neto de la política económica hasta hoy anunciada será cero.

La verdad, el escaso crecimiento del próximo año (ojalá no sea decrecimiento) va a estar directamente vinculado al rompimiento de la confianza del sector empresarial y su impacto en la licuación de la inversión privada. La mantención del capricho de una Asamblea Constituyente, la puesta en duda del mantenimiento de los fundamentos económicos que nos llevó a liderar el crecimiento de la región por dos décadas y el desorden político asociado a un escaso liderazgo gubernamental, están entre los principales factores que explicarán la perdida de varios puntos de crecimiento a nuestro PBI el 2022. Al final, la inversión esperada en el sector privada ha sido mellada, si esta no se recupera pronto, la fuerte desaceleración es un hecho.

Hasta hace pocos meses atrás el consenso internacional era que el próximo año el Perú crecería ente 6 y 7%. Hoy las proyecciones están entre 2 y 3%. ¿Qué significa esto? De validarse estas nuevas proyecciones dadas y originadas por un contexto de creciente incertidumbre y pérdida de confianza en el gobierno, lo que estaríamos dejando de crecer sería entre 4 y 5 puntos porcentuales en nuestro PBI. Ese sería el costo de haber puesto en tela de juicio un modelo económico que funcionó muy bien en lo macroeconómico y cuyos resultados en lo social no se encaminaron apropiadamente como resultado de la permanente postergación de las reformas estructurales.

No puede haber una economía social de mercado en un entorno donde no se aplique reformas estructurales necesarias para hacer eficiente la labor del sector público, para institucionalizar al país, para proveer una adecuada asignación de recursos en materia de salud, educación, seguridad, para que la justicia se aplique por igual para cada uno de sus habitantes independientemente su nivel socio-económico. Lo que en Perú hemos tenido es un modelo con sesgo mercantilista que llevó al extremo las justas demandas de gran parte importante de nuestra población.

No debemos preguntarnos cuanto creceremos el 2022. La pregunta relevante es cuanto dejaremos de crecer. La respuesta es muy preocupante. Si eso es así perderemos, con la sola excepción del 2020, la oportunidad de continuar creciendo – al igual que durante las dos últimas décadas – por encima de toda la región latinoamericana. Triste resultado.

Esto debe enseñarle a cualquiera que asuma la elevada responsabilidad de conducir los destinos del país, que no se puede generar riqueza poniendo en tela de juicio los fundamentos de nuestra economía. Lo más inteligente ahora es dejarse de dogmatismos, ideologías y resentimientos sociales. Lo más inteligente es emprender las reformas estructurales pendientes. Con ellas se dispondrá de mercados más competitivos, de mejores reguladores, de una descentralización real y transparente, de mejor salud, educación y seguridad. Para lograr ello, no es necesaria una Asamblea Constituyente políticamente manipulada. Para lograr ello se requiere disponer de equipos técnicos bien dotados y acompañados de una gran cuota de honestidad, independencia de los grupos económicos y afinidad al país. No se requiere ideologías y, menos aún, si son trasnochadas e inservibles como mecanismo de generación y adecuada distribución de riqueza.

No pidamos cambios irracionales e integrales de nuestra Constitución. Reformémosla manteniendo nuestros fundamentos económicos y este país alcanzará nuevos éxitos con mejor distribución del ingreso y justicia. Con las reformas adecuadas, potenciaremos la inversión; con cambios integrales politizados, destruiremos 30 años de progreso. Simple.

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2021, 2022, Asamblea Constituyente, crecimiento económico, Juan José Marthans

Durante el 2020, el primer año de la pandemia, se crearon un total de 235.447 empresas, según el INEI. Estas se han convertido, a todas luces, en sinónimo de resiliencia, pero ¿qué sucede con aquellas que nacieron solo días antes del inicio del confinamiento?

Una de ella fue Roots Foods, emprendimiento de papas nativas cocidas, prensadas y congeladas creada por Augusto Gereda, emprendedor que durante 25 años se dedicó al comercio, industria, minería, energía e hidrocarburos y retail.

Debido a esta experiencia, la marca de Gereda estaba lista para ingresar a supermercados e iniciar con degustaciones para impulsar su producto, tres días antes del cierre total de nuestro país, producto de las medidas preventivas frente al COVID–19.

“Nos cambió todo el esquema”, cuenta Gereda, al recordar el primer golpe que nos dio la pandemia: los primeros contagiados y fallecidos y un duro confinamiento que provocó el cierre de negocios. “Tan pronto nos dieron las licencias y habíamos pasado de las certificaciones de planta, estábamos listos para empezar, pero de pronto con la pandemia ya no ingresaban proveedores. Se nos cerró ese canal. También el de los restaurantes. Pero vimos que la gente empezó a cocinar mucho en casa”, recuerda Augusto, al encontrar la manera de continuar impulsando su producto. Hallaron el problema, buscaron la oportunidad.

Roots Foods empezó así con una venta directa, el efectivo boca a boca. Se sumó además la difusión en redes, esperando la reapertura del sector retail. “Una vez que abrieron sus puertas, si bien entramos, ya no había la posibilidad de hacer degustaciones, lo cual es un tema primordial para nosotros, tratándose de un producto nuevo. Ha sido un camino un poco difícil, recién vamos a empezar con el impulso después de año y medio”, indica Augusto.

papas

Perfeccionar la papa Tumbay

Perú es un país productor de papa y tiene 3000 mil variedades. Sin embargo importa 50 mil toneladas anuales. La idea de Gereda, entonces, es hacerle recordar a los peruanos la riqueza de nuestro producto a través de Roots Foods, unas papas -del tipo Tumbay- 100% naturales, cocidas al vapor, prensadas y congeladas que llegan a casa -convertidas en pulpa- envasada al vacío y listas para preparar un puré, una causa limeña, papa rellena, hamburguesa de papa, entre otras. 

“Lo que nosotros hicimos fue desarrollar un producto que al momento de usarlo tenga las mismas propiedades organolépticas que el producto recién hecho, y que además se pueda almacenar por un periodo largo”, cuenta Augusto.

Para lograrlo, en compañía de su equipo realizó, durante seis meses, ensayos, pruebas, análisis, estudios de vida útil del producto y lograron uno que se mantiene fresco hasta por 8 meses. “Puedes preparar un puré que no tiene ningún añadido, ningún aditivo. Es 100% papa. Se puede usar en 5 minutos. Simplifica mucho el proceso de hacer cosas ricas y nutritivas en casa”, comenta el creador de Roots Foods, producto que llegó a supermercados como Wong o Metro y que también llega a través de delivery.

Para Augusto, la parte más complicada de emprender, quitando las complicaciones de la pandemia, fueron los impuestos aplicados a su producto. “Las papas son vegetales y están liberadas del pago del IGV, por ejemplo. Entonces yo compro papas y no puedo deducir por ningún lado ese gasto. En cambio, al transformar mi producto, que sigue siendo 100% papa, pero prensada sí se me aplica el IGV, entonces a ello se suma el costo de empaques, envases y demás, y eso de entrada te pega”, comenta.

Respecto de la pandemia, pese a ya haberse formado como empresa a solo días del confinamiento, no tenían facturación previa, por lo que acceder a créditos se hizo más complejo. “Nosotros no pudimos acceder a ningún Reactiva porque no teníamos historial anterior. Pasamos de todo un poco, pero seguimos vivos, que es lo importante”, comenta.

Ahora Roots Foods se encuentra encaminado hacia la exportación. “Hemos estado participando en algunas ferias como la Expo Alimentaria y estamos desarrollando la forma de ingresar a otros países. Por ejemplo, en Estados Unidos puedes comprar papas amarillas enteras congeladas. Definitivamente a la hora que las descongelas no te quedan iguales que una papa amarilla recién hecha. Roots Foods, si tiene esa cualidad. Creo que podríamos tener una ventaja importante”, finaliza.

 

Dato:

Puedes seguir a Roots Foods en su cuenta de Facebook, Instagram y en su página web.

 

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Augusto Gereda, papa Tumbay, Roots Foods

Alrededor de 500 mil 500 personas buscaron un empleo activamente en la capital del país hasta el mes de octubre, según datos del último boletín laboral publicado por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Al llegar el final del año, muchos contratos culminan y un porcentaje de la población pasa a estar desocupada e iniciando una nueva búsqueda laboral.

De suceder esto, es importante tener el manejo emocional necesario para afrontar la situación y continuar adelante. ¿Cómo? El psicólogo Juan Armando Corbin brinda algunas pautas para lograrlo:

Pasar por el duelo

Cualquier pérdida provoca consecuencias a nivel psicológico. Tras un despido podemos sentirnos tristes porque nos gustaba la empresa,  melancolía por no volver a compartir con los compañeros, así como pueden aparecer dificultades financieras. Debemos aceptar la experiencia de la pérdida de trabajo para poder seguir nuestro camino y levantar el ánimo lo antes posible.

Evitar tomarlo personal

En ocasiones, el despido puede ser una decisión de la empresa para recortar personal, puede que tus competencias no encajen con el trabajo o que te encuentren desmotivado. Ten presente que tienes competencias o talentos que podrás poner en práctica en otra organización.

Conócete a ti mismo

Es probable que hayas estado en el mismo lugar de trabajo durante años, lo que puede haberte llevado a la zona de confort. La situación de pérdida laboral que atraviesas puede ser una oportunidad para conocerte a ti mismo y saber quién eres. Reflexiona sobre tus talentos y deseos, y así sabrás hacia dónde dirigir tu futuro.

Aprovecha el cambio

Una vez que sientas que te conoces a ti mismo, aprovecha esta nueva oportunidad. Puede ser un buen momento para empezar a emprender o tal vez optar por un empleo que te motive más. Muchas veces, el despido puede ser una oportunidad para crecer tanto en el plano personal como laboral.

Toma decisiones

En el corto plazo debes asegurarte de que todo lo relacionado a tu salida de la empresa esté en regla. Si quieres tomarte un tiempo para pensar, o quieres insertarte automáticamente al mercado laboral, dependerá de ti y está bien, pero primero toma una decisión sobre tu presente.

Revisa tus finanzas

Antes de tomar cualquier decisión sobre tu futuro, asegúrate de tener tus necesidades económicas cubiertas. Es importante que seas realista en ese aspecto para no llevarte ningún susto.

 

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Desempleo, INEI, RETOS
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