Opinión

[EN UN LUGAR DE LA MANCHA] La escritura de Jorge Eslava ha transitado por ámbitos diversos. Es un muy estimable poeta, tiene un lugar relevante en la literatura infantil y juvenil peruana, es autor de rigurosos ensayos sobre educación y literatura, además de un reconocido docente de literatura.

Como si esto no fuera suficiente, Eslava ha publicado también, con especial celo, numerosas crónicas periodísticas y entrevistas que al paso de los años constituyen una suerte de archivo de experiencias e intereses personales, de exploración social y de deleites de caminante sediento.

Su lenguaje, en lo que toca a su producción periodística o no ficticia, se mueve con suma comodidad entre lo coloquial y lo exquisito –con toques de encanto provistos por arcaísmos que solo denotan un gusto refinado por el idioma–, algo que suele rebasar las urgencias coyunturales de una sala de redacción y se instalan más bien, para utilizar una imagen futbolística, en el área chica reservada a la reflexión y el decantamiento de los hechos y las cosas.

Basta para ello recorrer las páginas de Los bienes ajenos, libro del Fondo Editorial de la Universidad de Lima que reúne crónicas y entrevistas de Eslava, aparecidas en medios y revistas peruanas, muestra de un continuo ejercicio periodístico que ha sido, de esta manera, salvado del olvido.

En sus crónicas, el género no pierde sus atributos esenciales: punto de vista personal, uso autorizado y relevante de la primera persona, el aroma de las confesiones propias y el matiz que proviene siempre de observar la realidad y el entorno para convertirlos en materia narrada.

Allí también proliferan los temas que apasionan a su autor: desde el vagabundeo por la urbe, atrapando detalles e historias no siempre a la vista (una mujer en llamas en el centro de Lima, por ejemplo), haciendo sentir a sus lectores el rumor de la vida y la calle. También su pluma visita autores que, como Eguren, tenían esa misma vocación de fisgones y transeúntes sin remedio. Y lo mismo se interna en un ring de box, buscando el golpe de belleza que puede iluminar la retina de quien especta un combate tenso y emocionante.

A medida que uno va recorriendo las páginas de Los bienes ajenos, se sucede un amplio abanico temático, desde una insobornable melancolía por los cines de barrio –muchos entregados hoy a divinos quehaceres–, hasta los oscuros laberintos del jirón Azángaro, en donde por unos soles y en cuestión de minutos uno puede pasar de ser un don nadie a convertirse en un doctor en física cuántica de la Universidad de Tokio; pasando por la historia de un hombre salvajemente torturado en una dependencia policial; el tortuoso camino de otro hombre hacia la locura, sin olvidar las cuitas de amor, el saludo fraterno y conmovido a las feas, la noche que avanza sobre el centro ofreciendo funciones continuadas, costumbre ya extinta.

En fin, las crónicas de Jorge suponen siempre desplazamientos. El cronista y su lenguaje viajan, informan, retratan, trazan con firmeza, con humor, con agudeza, las huellas de una ciudad que siempre está en modo de hervidero, una ciudad en la que cada esquina reserva al mirón o al flanneur, tesoros para la vista y para la pluma.

No es esto, sin embargo, todo lo que tiene que decirnos Los bienes ajenos. Hay más. La segunda parte del volumen recopila algunas de las entrevistas que ha hecho Jorge en los últimos años. La entrevista, brazo armado de la conversación de café, suerte de intercambio confesional y consentido, licencia para curiosear en el otro, aunque en el fondo también en uno mismo, la entrevista es una de esas razones por las que muchos lectores hicimos parte de nuestra formación el gozo de leer diarios y revistas.

Jorge sabe que la conversación es un arte. Cualquiera que se siente con él un rato y disfrute de su hablar pausado, de ese tono grave de voz que uno podría confundir con el de un crooner, notará rápidamente esa sutil urdimbre con la que adereza la conversación. Jorge instala un ambiente de natural confianza y así las palabras discurren sin mayor contratiempo, invocando al asombro, al dato sorprendente o el giro inesperado de un coloquio.

Si me pidieran recomendar algunas de las entrevistas presentes en este volumen estaría en aprietos. Haciendo un ejercicio apurado, confieso que las entrevistas a Antonio Gálvez Ronceros, Wáshington Delgado, Fernando Ampuero o Carlos López, resultan particularmente entrañables para mí porque se trata de amigos en común, de gente que en algunos casos se añora sin remedio y en otros se disfruta aún del placer del encuentro.

Concluyo diciendo que Los bienes ajenos es un título engañoso, en el mejor sentido de la palabra. Los bienes ajenos se hacen propios en la lectura: cada lector les dará el peso y la dimensión que quiera y sabrá aquilatarlos teniendo en cuenta los más variados criterios. Menos problema ofrece la constatación de que, después de leer este libro, queda demostrado con suficiencia que Jorge es un maestro en al aula y fuera de ella, en la cancha y también frente a las páginas que acomete con rigor y solvencia. Los bienes ajenos están aquí para confirmar esa sentencia.

Jorge Eslava. Los bienes ajenos. Lima: Fondo Editorial de la Universidad de Lima, 2023.

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[PAPELES VIRTUALES]
UNO
Es temporada de pelis navideñas. Previsibles en su mayoría y llenas de golpes bajos. Más cojudas unas, que otras. Abundan en las plataformas y en canales como Hallmark o Studio Universal. Entre los directores blandengues o políticamente correctos, no está Alexander Payne. Este tiene una prolífica carrera. Ahí tenemos, “Los descendientes”, donde convirtió a Clooney en esposo cornudo. Otras como “Entre Copas” y “Apropósito del Sr. Schmidt” Sin embargo, mi favorita es “Nebraska” filmada en un hermoso blanco y negro, un delicioso viaje a la Nostalgia, entre un anciano padre y su hijo cuarentón, separado y fracasado. Aquí “Holdovers” se sitúa en las vacaciones de invierno de 1970. Nos muestra a los tres protagonistas como lo que son.

– Perdedores e irredentos.

Un profesor bizco y odiado por todos, la cocinera negra y el alumno problemático. Es la Academia Barton, el cual es un internado de niños bien. Debido a que la madre del joven errático, esta de luna de miel con su nuevo esposo, Angus Tully debe pasar las vacaciones de invierno en el colegio, junto al maestro y la encargada de la cocina, quienes no están interesados en las fiestas. La cinta es una crítica acerva al sistema educativo norteamericano, el cual permitió que los niños bien evitaran Vietnam, a cambio de ir a una universidad de renombre. Mientras tanto, el hijo de la cocinera, no pudo ingresar a una de ellas, por falta de dinero. Ergo, fue reclutado y murió en la guerra. A Mary, ese inmenso dolor – lógicamente – le destroza el corazón.

Paul Giamatti, debe de ser uno de los actores más importantes de su generación, compone –brillantemente- al maestro de Historia -Civilizaciones Antiguas- de nombre Paul Hunham. Quien tiene una respuesta a todo, en especial, en latín. Intolerante, con una leve mirada, transmite su mal humor. Eso sí, un bebedor consuetudinario diurno y nocturno debido a las frustraciones vividas. Un cincuentón asceta que huye de las mujeres, debido al mal olor que despide su cuerpo.

Entre tanto, el joven Agnus signa su comportamiento por la rotura de su entorno familiar. El padre en el Psiquiátrico y la madre huyendo con otro hombre. Dejando al vástago solo, porque le recuerde a su antiguo marido abandonado. O la pesadilla que vivió con ambos.

DOS
Los tres protagonistas son almas rotas, con vidas vacuas y comportamientos erráticos. Siguen la rutina, porque es el mecanismo al cual se aferran, posiblemente, para no perder la razón. Payne es un especialista en mostrar las miserias del Sueño Americano. En donde, en el camino para lograr el éxito, quedan a la vera, una gran mayoría, con las manos vacías, relamiéndose las heridas.

La escena de la fiesta navideña, en manos de otro director, hubiera sido un perfecto ending para todos. Cada uno redimiéndose con la persona, que el destino les ponía en el camino. Payne, sin embargo, da una vuelta de tuerca, y los desvía hacia otro destino, tortuoso, pero necesario. Que importante, para cualquier adolescente tener una joven a su lado. David, el profesor, comprende, después de mucho, que una mujer no le rehúye, sino que le mira con ternura. Por último, Mary muestra que las madres nunca olvidan la música que a sus hijos les gustaba. Jamás. Que perder un hijo debe ser lo más doloroso. De ahí que no exista una palabra para definir a los que pierden a sus vástagos.

Los personajes tienen mucho en común. Aparte del dolor. Profesor y alumno toman pastillas para la depresión. El viaje a Boston, muestran unos fotogramas hermosos, como el de la cocinera negra, cuando desempaca de una caja, objetos de la infancia de su hijo, que ella conserva. En tanto, su hermana se acerca lentamente para abrazarla. No hay dialogo, no es necesario. Después, sus risas mientras están conversando sentadas en la cama.

Muchos han visto similitudes con “Dead Poets Society”, en parte es cierto, pero los personajes principales eran disimiles. Robin Williams era el profesor querido por la mayoría e ingenioso. Hunham está en las antípodas. Sin embargo, Giamatti humaniza al personaje. El cual cambia, a medida que transcurren los hechos. Ahí radica la principal diferencia.

TRES
Los millenials se preguntan porque los cincuentones y sesentones tenemos tan presente, la música con la cual crecimos. Y el soundtrack de la peli es una explicación perfecta. Shocking Blue, Allman Brothers, Badfinger, Cat Stevens, entre otros, musicalizan y realzan las escenas. Posiblemente, Los años 70 y 71, son dos de los mejores años de la música rock.

A propósito, desde su inicio, la película tiene un aire vintage de los setenta. Fue filmado con cámaras y material fílmico de aquellos años. Asimismo, la forma como se enfocan a los personajes, tal cual era costumbre en la época. Muchos se preguntarán

– ¿Porque hizo esto?

Para causar el efecto – sinigual – de que estamos viendo una película hecha entre 1970 y 1971. Mención aparte, merece la fotografía. La cual muestra la belleza de la región noreste, toda nívea. En fin, Alexander Payne ya es, desde hace tiempo, un conocedor de la condición humana. Sus películas lo demuestran.

 

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[FINANZAS PERSONALES] Hoy en día está demostrado que, solamente, la educación académica no es garantía para lograr una seguridad o tranquilidad financiera, se requiere una educación financiera, una comprensión, por lo menos básica, sobre cómo funciona el dinero y cómo éste afecta a nuestra vida personal y familiar.

La gran mayoría de personas que generan sus ingresos desde un empleo, un autoempleo o negocios pequeños o medianos, desconocen conceptos básicos sobre el dinero y las inversiones. Solamente esta segunda mitad del año que está terminando, se han visto de manera pública varias estafas financieras, las cuales han existido y seguirán sucediendo; entonces ¿el cambio o mejora en dónde puede estar?, tal vez, y digo sólo tal vez, una alternativa inteligente sea creer que podría estar en educarnos financieramente para poder manejar, de una mejor manera, nuestros ingresos o por lo menos elegir, de manera más preparada, a quienes vamos a entregar nuestros ahorros.

En ese sentido, y como parte de esa educación financiera y de la coyuntura de estafas financieras, es importante entender la diferencia entre INVERTIR y APOSTAR tu dinero.

Ambas son acciones financieras, pero con resultados y propósitos distintos. Ambas decisiones financieras sobresalen por el impacto que tienen y, en muchos casos, por su malentendido.

Invertir y apostar involucran poner dinero en juego con la esperanza de obtener algún rendimiento; pero si exploramos de manera detenida, encontraremos diferencias fundamentales que toda persona consciente de sus finanzas personales debería comprender.

Hablemos primero de INVERTIR; conceptualmente, esta práctica financiera está relacionada con la idea del crecimiento a largo plazo y con el objetivo de lograr una estabilidad financiera. Un inversionistas destina sus recursos a una variedad de activos como acciones, bonos, bienes raíces, fondos mutuos, etc., con la expectativa de obtener rendimientos positivos en el tiempo. Este enfoque está respaldado por un análisis exhaustivo de las condiciones del mercado, el desempeño de la empresa y otros factores que pueden influir en el valor de los activos.

La diversificación es clave en la estrategia de inversión, distribuyendo los riesgos entre diferentes clases de activos para minimizar las posibles pérdidas. Los inversionistas a menudo adoptan un enfoque paciente y una visión a largo plazo, permitiendo que sus inversiones no sólo se desarrollen sino, que puedan recuperarse de las fluctuaciones del mercado.

En este escenario, la educación financiera es una herramienta esencial para el inversionista para que pueda tomar decisiones informadas. Una de las características de un inversionista educado es que entiende, por ejemplo, el concepto del interés compuesto, y buscará beneficiarse de él, reinvirtiendo los rendimientos para maximizar sus ganancias a lo largo del tiempo.

La inversión debería tener como objetivo o parte de sus objetivos, la construcción de un futuro financiero sólido.

Ahora hablemos de APOSTAR; en contraste con la serenidad de la inversión, la apuesta es una actividad impulsada más por la emoción y la incertidumbre, en donde el azar, o la suerte, juegan un papel significativo y se busca tener resultados rápidos. Los casinos, las apuestas deportivas, los juegos de azar son algunos ejemplos de lugares donde las personas apuestan con la esperanza de obtener ganancias, pero con un alto riesgo de pérdida.

A diferencia de la inversión, la apuesta a menudo carece de un análisis profundo y fundamentado. La decisión de apostar se basa a menudo en corazonadas, opiniones personales o incluso en la confianza que se deposita en alguien más. Y, si bien es cierto que se pueden obtener resultados positivos ocasionales, la consistencia en las ganancias es menos predecible en el mundo de las apuestas.

La gestión del riesgo es menos común entre los que apuestan, ya que la emoción de ganancias rápidas y jugosas a veces puede nublar el juicio racional. La sensación de riesgo y recompensa puede ser adictiva, y muchas personas caen en el ciclo de apuestas sin considerar las consecuencias a largo plazo.

La confusión entre invertir y apostar puede tener consecuencias significativas para el bienestar financiero personal y familiar. Comprender esta diferencia es vital para tomar decisiones informadas y alinear las estrategias financieras con los objetivos personales.

Una de las diferencias que más resalta, entre inverir y apostar, es la perspectiva del tiempo, la gratificación diferida versus la gratificación instantánea. Mientras la inversión busca construir un patrimonio gradualmente a lo largo del tiempo; la apuesta busca tener resultados rápidos que a menudo son efímeros. El inversionista entiende y practica la paciencia y la disciplina, mientras que el apostador tiende a buscar la gratificación inmediata.

Otra diferencia crucial es la gestión del riesgo, mientras los inversionistas responsables diversifican sus portafolios y toman decisiones para minimizar los riesgos; los apostadores a menudo asumen riesgos sin la evaluación adecuada, confiando muchas veces en la suerte y exponiéndose a pérdidas sustanciales.

Una tercera diferencia, no menor y parte de este análisis, es la educación financiera, la cual es esencial para el inversionista, quien busca entender y aprender sobre el mercado o negocio en el cual invertirá, y así tomar decisiones informadas. La investigación y el conocimiento son sus aliados en la búsqueda de rendimientos sostenibles. Por su parte, el apostador, a menudo depende del azar y tiene poca o nula consideración por los fundamentos, siquiera básicos, que impulsan sus resultados.

Es importante también entender que si bien, las diferencias entre inverir y apostar son evidentes, ambas decisiones tenen su lugar en el mundo financiero, siempre y cuando se aborden con conciencia y responsabilidad. Es posible que algunos inversionistas adopten un enfoque más especulativo, asumiendo riesgos calculados en busca de rendimientos más altos. Sin embargo, la clave sigue siendo la investigación y la comprensión de los riesgos asociados. Por otro lado, algunas persona pueden disfrutar de actividades de apuestas como una forma de entretenimiento ocasional, conociendo sus límites y reconociendo que ese juego es más un gasto discrecional que una estrategia financiera, como dice una frase que aprendí hace años: “apuesta sólo lo que estés dispuesto a perder”.

En conclusión, la diferencia entre invertir y apostar radica en la mentalidad, la estrategia y el ser consciente del riesgo. Los inversionistas buscan construir un futuro financiero sólido a través de decisiones con fundamento, mientras los apostadores buscan conseguir resultados inmediatos a través de la emoción de la incertidumbre, emoción que en la mayoría de casos es inconsciente.

Comprender estas diferencias será esencial para la toma de decisiones financieras informadas. La clave está en la conciencia y la responsabilidad de cada decisión financiera que tomes. Al final, cada uno debe encontrar el equilibrio adecuado entre riesgo y recompensa, el cual debería ser guiado por nuestros objetivos y valores personales.

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[PIE DERECHO] La derecha está actuando muy irresponsablemente respecto de las perspectivas electorales venideras. Egos sobredimensionados, apetitos personalísimos y supina indolencia y miopía respecto de los ánimos populares, la están llevando a cometer un suicidio masivo que solo va a beneficiar a las fuerzas radicales de izquierda, que ya se preparan para tomar por asalto el poder, esta vez, inclusive, con mayoría parlamentaria.

En nuestra columna de ayer hicimos un conglomerado de la situación psicopolítica de la ciudadanía y concluimos, en base a las encuestas detalladas, que se cocina a fuego lento, pero irreversible, un escenario propicio para la aparición de uno o más candidatos radicales disruptivos que podrían, inclusive, ser los protagonistas finales de la definición electoral.

Esta semana, una encuestadora ha revelado, a un auditorio cerrado, que un porcentaje significativo de la población podría inclinarse por una candidatura como la de Aníbal Torres -a quien no teníamos en el radar- y que, inclusive, Pedro Castillo, de postular al Congreso -cosa que sí podría hacer a pesar de su condición penitenciaria- entraría con porcentajes superiores al 20% de la votación (hasta podría ser el parlamentario más votado).

Mientras ello sucede, en tanto la crisis política, económica y social, pone los cimientos del candidato antiestablishment, mientras diversos líderes de la izquierda radical recorren el país, villorrio por villorrio, la derecha se aboca a divagar en canales de cable o en prensa escrita limeña, creyendo que está haciendo alta política.

Ya hemos visto de lo que es capaz la izquierda, con el nefasto gobierno de Castillo, ya lo hemos apreciado, a más largo plazo, con el desmontaje paulatino del modelo económico construido en los 90, lo hemos sufrido con la politización banal de la justicia y su uso persecutorio.

¿Eso queremos para el futuro? ¿Una razzia de toda la derecha, conservadora y liberal, por parte de la izquierda, esta vez con las mañas aprendidas en su corto paso por el poder? Hay que recordar que un improvisado gobernante como Castillo logró controlar el Congreso y casi lo logra con las Fuerzas Armadas (se demoraron horas en tomar una decisión, que debió ser instantánea, respecto del golpe del 7 de diciembre, hay que recordarlo).

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[EN LA ARENA] Como en una película americana, los fiscales que investigaban la corrupción en el congreso infiltran a un parlamentario en el círculo de la Fiscal de la Nación, quien negociaba los votos de los congresistas. Para protegerse, la Fiscal denuncia a la Presidenta de la República. Es turno de que la Junta Nacional de Justicia, que la eligió para ser Fiscal, pero que luego fue amenazada por ella coludida con el Congreso, la suspenda de sus funciones durante el proceso disciplinario.

En medio de este destape de prebendas entre los poderes del Estado, de pronto irrumpe, escrachando la pizarra, la noticia de que el Tribunal Constitucional permitirá el indulto a Alberto Fujimori. La película se pone cada vez más intensa. De pronto, los especialistas en justicia salen a los medios a explicar que el Tribunal no ha emitido esa declaración. Que se continuará respetando la Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que declara que Fujimori debe continuar cumpliendo su condena. ¿Cuál es el fin de escandalizar con el tema del indulto a los medios? ¿Para qué alarmar con titulares a decenas de instituciones y a miles de personas con una falsa noticia durante la investigación a la Fiscal de la Nación?

Algo que caracterizó al gobierno de Alberto Fujimori fue el uso de campañas psicosociales. Vladimiro Montesinos contrató al psiquiatra Segisfredo Luza para que se encargara de la primera. Era 1991, después del paquetazo, cuando en medio de la crisis económica llega la epidemia del cólera y causa estragos en la población. 40,000 personas murieron de un momento a otro; y de pronto, una imagen de la Virgen María empieza a llorar sangre en el Callao. Su tiempo en los medios fue suficiente para palear el sufrimiento económico. El año siguiente, un día en el mes de setiembre, mientras Fujimori estaba pescando en Iquitos, el Grupo Especial de Inteligencia Nacional (GEIN) de la Policía capturó a Abimael Guzmán. Fujimori ni siquiera estaba al tanto de la operación. Sin embargo, el 12 de setiembre, apareció el demonio de Sendero Luminoso vestido con un traje a rayas, dentro de una jaula. De inmediato Palacio de Gobierno se atribuyó el éxito de la operación. Hasta hoy día, cerca de la mitad del país continúa creyendo que fueron Fujimori y el SIN y no la Policía Nacional y los ronderos quienes acabaron con Sendero Luminoso. Otro hecho significativo fue el giro de los programas de televisión cada vez más violentos, sexualizados, humillantes que primaron durante su dictadura. Con animadoras y cantantes prestos a crear cortinas de humo y tergiversar los hechos según los intereses de Fujimori gestionados por el SIN.

Su hija Keiko, que creció su adolescencia entre Palacio y el SIN, decidió continuar con el legado de su padre y no cesó de postular a la Presidencia de la República. Investigada y con pocas herramientas para crear grandes psicosociales, se restringió a un solo recurso que fue el de acusar de fraudulentas a las elecciones. Indudablemente no tuvo éxito. Pero hace poco, ella y su familia resurgieron mediáticamente: hubo un divorcio, ella estilizó su figura, comenzó a dar charlas motivacionales, mientras el padre de sus hijos intentó involucrarse en programas de entretenimiento á lo Fujimori, para trabajar como influencer. Este cambio de lo político a lo mediático, alcanzó hasta a su hija adolescente. Como en otra película, hoy de streaming, la hija revivió el sueño de su madre por ser modelo pero no lo consiguió. La presencia en las redes de una familia ahora vacía de contenido electoral, tampoco ha conseguido ocultar la amenaza constante bajo la que viven los fiscales que la investigan. El supuesto indulto a su padre, también ha fracasado, no pasará de un día. ¿Será que estaremos visionando como una mafia tan grande pueda estar llegando a su fin? Veremos; por lo pronto, esta historia continuará.

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[DETECTIVE SALVAJE] Tik Tok ha descifrado por fin cómo engancharme. Ayer me apareció un video en blanco y negro de un joven Vargas Llosa, bigotudo, bien peinado, en saco y corbata. En francés, le agradecía a París por volverlo escritor. Hoy, me apareció un video de Ribeyro. Si bien he leído casi todos los cuentos del maestro, pocas veces lo había escuchado. No me parecía necesario buscarlo en YouTube; con leer su obra creía conocerlo. Me encantó su cercanía. Estaba sentado en su terraza, con vistas al malecón de Miraflores, y hablaba con el entrevistador como con un amigo (quizás lo era). Tocaba un tema que en su escritura es frecuente: el cigarro. Le preguntan por ese hábito, que había abandonado, a lo que él contesta: “Durante cinco años dejé el cigarrillo porque tengo una afección pulmonar. Me lo prohibieron terminantemente. Pero lo que ocurrió es que en esos cinco años no podía escribir”. Explicó su angustia a la hora se sentarse frente a la máquina y sentir que le faltaba algo. “Un día me dije: qué tanto”, siguió, “o vives cinco años menos y empiezas a fumar o te vas a pasar el resto de tu vida sin poder escribir”.

Su caso me recordó al de Maupassant, el clásico autor francés que excavó hasta su fin la cantera del cuento corto. Su mala salud le prometía una corta vida, y él, a punta de drogas y estimulantes, la acortó más para poder escribir.

Y pensé, por supuesto, en ese cuento de Ribeyro que es una autobiografía, o, en sus palabras, una confesión: Solo para fumadores. Ahí cuenta su relación con el cigarro, y menciona, casi a la pasada, lo que a lo largo de su vida hizo entre pitillo y pitillo (casarse, tener un hijo, mudarse a París, pasearse por Europa).

Enumera las marcas que fumaba como si cada una fuera el título de una etapa de su memoria. Primero los Chesterfield, cuando estos subieron de precio los Incas, “negros y nacionales”. Cuando entró a la Facultad de Derecho y consiguió trabajo con un abogado, dio el salto a los Lucky. En ese círculo rojo, dice Ribeyro, yace la memoria de sus últimos años de estudiante y sus primeros sueños de escritor.

Al extranjero se fue y el tabaco, ya parte de él, lo siguió. En el transatlántico compraba cigarros a los marineros contrabandistas o en puertos libres. En España, donde sobrevivía con una beca pobrísima que le alcanzaba para el cuarto y la comida, fumó por única vez un cigarro fiado. Se lo cedió un veterano mutilado de la guerra civil. En Alemania, en cambio, cuando le pidió a la dependienta de un quiosco que le fiara una cajetilla de cigarro, ella, con quien Julio Ramón había entablado una amistad (a punta de comprarle tabaco, dicho sea de paso), lo trató como a un criminal en potencia, le cerró la ventanilla del quiosco y lo miró a través del vidrio, “no solo escandalizada sino aterrada”.

Así, Solo para fumadores no es una enumeración de exhalaciones y colillas pisoteadas. La vida de Ribeyro parece una jungla y el cigarro su machete, con el que aclara la maleza y se abre paso a trompicones. Fumar lo condujo a las amistades más extrañas. Cuando no tenía plata, se puso a trabajar para pagarse los cigarros. Fue recolector de periódicos y fumó montado al triciclo, con cien kilos de papel en la canasta, bajando a toda velocidad una calle.

Quizás el momento más reflexivo del relato llega cuando el narrador se plantea la gran pregunta: ¿por qué fumo? Compara el cigarro con el alcohol y otras drogas, y reconoce que este no tiene ningún gran efecto físico o mental. Se da cuenta de que el tabaco afecta el ánimo, hace más fácil la socialización, la adaptación al entorno. Entonces, ¿por qué fuma cuando está solo, cuando no tiene que pensar ni comportarse de cierta manera? Desechó las teorías de Freud, “el charlatán de Viena”, como lo llamó Nabokov, de que el cigarro es un símbolo fálico y etcétera etcétera. A falta de respuestas, Ribeyro fabricó su propia filosofía, basada en el concepto de, según Empédocles, los cuatro elementos primordiales: el aire, el agua, la tierra y el fuego. El narrador explica que los humanos tenemos contacto con tres de los elementos primordiales. Respiramos el aire, bebemos y nos lavamos con el agua, caminamos y cultivamos la tierra. En cambio, entre nosotros y el fuego hay una brecha solamente franqueable por un mediador: el cigarro. Cuenta cómo en las culturas antiguas se adoraba al sol y a las distintas formas del fuego. Hoy, “secularizados y descreídos, ya no podemos rendir homenaje al fuego, sino gracias al cigarrillo”.

El cuento, que está por el final de La palabra del mudo, narra una serie de los problemas de salud que amenazaron la vida del escritor. En el video que Tik Tok, en toda su frivolidad, me mostró, Ribeyro aparece de buen humor, a los sesenta años, habiendo ya sobrevivido a incontables intervenciones y graves sustos. Cinco años después, moriría. No cabe duda de que, más allá de lo huesos y los músculos, de los pulmones manchados de negro y los órganos cortados y cocidos, lo que mantenía al miraflorino de pie y con una sonrisa era la literatura.

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[PIE DERECHO] De acuerdo a Ipsos, 83% desaprueba la gestión de Boluarte; el IEP indica un 85%; Datum, 84%; un 82% desaprueba al Congreso, señala Ipsos; 91%, según IEP; ¿qué sentimientos le genera el Perú?, pregunta Ipsos: las respuestas son pena, 37%; decepción, 34%; impotencia, 28%; frustración, 26%; vergüenza, 21%; incertidumbre, 17%; rabia, 17%.

En diciembre del 2022, revela IEP, el 50% de la población se sentía insatisfecho con la democracia y un 30% muy insatisfecho, un 80% sumando ambos conglomerados; según la propia encuestadora, un 38% avalaría un golpe militar; el índice de optimismo/pesimismo que regularmente mide Ipsos, nos muestra una sensación de que el Perú está retrocediendo de parte del 65% de la población, un nivel solo superado por la que existía antes de que se capturara a Abimael Guzmán y se resolviera la hiperinflación delirante de Alan I.

Ipsos mide para el Latinobarómetro el grado de satisfacción con la democracia. Estamos en la cola, con apenas 8%, mientras que el promedio regional es de 28%. Nos ubicamos peor que Venezuela. Una pregunta, para la misma medición, que es dinamita: ¿diría que el país está gobernado para unos cuantos grupos poderosos en su beneficio o que está gobernado para el bien de todo el pueblo? Un 90% de peruanos se inclina por lo primero, encabezando la funesta percepción en la región, solo empatados por Paraguay.

El 67% de la población considera que el modelo económico ha sido un fracaso, revela Ipsos. Es verdad que en detalle la gente asocia el modelo económico no al manejo fiscal o monetario, a la libertad de empresa o a la economía de mercado, sino a temas como la salud o la educación pública, o la corrupción, pero igual es un indicativo de su opinión del statu quo.

En diciembre del 2022, Ipsos preguntó por cuál candidato votaría uno en las próximas elecciones presidenciales. Encabezando la lista, con 18%, Antauro Humala, seguido de Keiko Fujimori con 14%. Preguntada la ciudadanía por una segunda vuelta entre ambos candidatos, en ella ganaría el excéntrico etnocacerista.

Si a ello le sumamos la permanente crisis institucional -hoy detonada con el terremoto de la Fiscalía de la Nación-, la crisis económica, y la crisis social expresada en la inseguridad ciudadana, ¿puede alguien dudar de que el terreno está abonado para el surgimiento, apabullante, de un candidato disruptivo, abiertamente antiestablishment?

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Candidato Disruptivo, Crisis Democrática, desaprobación, Encuestas

[TIEMPO DE MILLENIALS] Entre una botella de plástico y otra de vidrio, ¿Cuál crees que contamina más? A lo largo de este post hablaremos sobre estos dos materiales para saber cuál de los dos es más perjudicial para el medio ambiente

Sin embargo, es necesario entender dos conceptos importantes: el ciclo de vida de un producto y la unidad funcional.

El ciclo de vida de un producto

El ciclo de vida del producto ofrece una manera de hacer un seguimiento del recorrido de un producto de principio a fin. Revisemos el ciclo tomando como ejemplo una botella:

  1. Comienza con la extracción de los materiales, de la naturaleza, para su fabricación.
  2. La producción de la botella.
  3. Transporte de la botella a la tienda, supermercado, etc.
  4. Terminado el contenido de la botella, la disposición de esta: reciclaje o basura.

El análisis de ciclo de vida estudia los materiales y la energía que se utilizan en cada fase del proceso. Cuantifica también las emisiones de cada fase y el daño que hacen al medioambiente.

Unidad funcional

La unidad funcional es una unidad cuantitativa que nos va a permitir comparar dos o más sistemas de productos. Es una forma de analizar qué elemento es más sostenible.

Para nuestro ejemplo, utilizaremos una botella de 500 ml. Así, la unidad funcional es la cantidad de vidrio o plástico que necesitamos para envasar 500 ml de agua en la botella.

¿Qué es mejor para el medio ambiente?

Resulta mejor para el medio ambiente la cantidad de emisiones de CO2 en cada fase de su ciclo de vida, siendo menos mejor. Así:

  1. El vidrio está hecho en su mayoría de sílice, que constituye el 59% de la corteza terrestre.
  2. La extracción de arena de sílice para fabricar vidrio puede tener efectos dañinos en el medio ambiente y la salud de los trabajadores.
  3. El vidrio requiere temperaturas más altas que el plástico y el aluminio para fundirse.
  4. Las materias primas para fabricar vidrio virgen también liberan gases de efecto invernadero durante el proceso de fusión, lo que aumenta su huella ambiental.
  5. Según la Agencia Internacional de Energía, la industria de envases y planchas planas de vidrio emiten más de 60 megatoneladas de CO2 al año.
  6. El vidrio no es tan práctico como el plástico, su transporte es más caro debido a su peso y la necesidad de embalaje adecuado para evitar roturas.

Sin embargo, no es correcto suponer que el vidrio es más sostenible simplemente porque sea infinitamente reciclable. Esto no quiere decir que el plástico sea la solución al problema ambiental, sino que, en comparación con el vidrio, el plástico es menos perjudicial para el medio ambiente.

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Ciclo de vida del producto, contaminación, impacto ambiental, Vidrio Plástico

[PIE DERECHO] La situación de entrampamiento que ha generado la crisis de la Fiscalía de la Nación, al descubrirse el trasiego de votos parlamentarios a cambio de impunidad para un grueso número de congresistas, la decisión de Patricia Benavides de no renunciar, la imposibilidad de la Junta Nacional de Justicia de removerla, la implicación del Ejecutivo en el “juego de tronos” puesto de manifiesto detrás de las broncas internas del Ministerio Público, solo se va a resolver con una salida política, más allá de lo legal.

El tejido institucional del país está colapsado, el descrédito ciudadano de prácticamente todas las instituciones vigentes es enorme, la democracia se ha convertido en una quimera formal, la crisis política destruye la confianza empresarial para invertir, no hay salida a la crisis económica mientras ello perdure, el país se desangra con una pésima gestión ejecutiva del gobierno, en suma, una coalición de factores que lo único que permiten avizorar es que la situación va camino a empeorar.

Y el riesgo mayor es que esa pendiente de deterioro nos conduzca a unas próximas elecciones generales en las que el ciudadano vote con el hígado, repitiendo la debacle del 2021, en las que un candidato funesto, como Pedro Castillo, terminó de presidente, con los resultados consabidos. Al paso que vamos, si se mantiene el gobierno de Dina Boluarte hasta el 2026, el escenario va a ser peor.

Hoy más que nunca recobra sentido resetear el escenario. Y eso pasa por adelantar las elecciones generales, tanto presidenciales como congresales. Ello no resuelve la crisis institucional del Ministerio Público, de la Defensoría del Pueblo ni de la Junta Nacional de Justicia, pero abre un escenario bajo el cual, todos esos problemas pueden ser afrontados por una clase política nueva y no con la deleznable que hoy nos rige.

Lo más expeditivo sería que la presidenta Boluarte, consciente de sus limitaciones, renuncie y precipite un adelanto de elecciones, pero queda claro que ella está muy lejos de evaluar siquiera esa salida. Bueno, pues, que el Congreso, ampayado en triquiñuelas ilícitas, tome consciencia de la magnitud de la crisis y proceda a la vacancia presidencial por el tema de los muertos en las protestas, que más allá de la torpe maniobra de la fiscal Benavides, sí es un asunto que golpea la línea de flotación del régimen.

Y que sea un nuevo Congreso el que limpie la cancha y reconstruya la institucionalidad dañada del país. No se avizora otra salida a la crisis institucional del Perú. Podría irnos peor, sin duda, es un riesgo, pero al menos sabemos, a ciencia cierta, que si seguimos como estamos, vamos camino al abismo.

 

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