Felizmente, hoy existe la tecnología y tenemos la información en nuestras manos. Hoy podemos ver documentales, ver noticias, leer información sobre los hechos ocurridos en nuestra historia reciente. Esto complementa a estos museos o lugares de la memoria en cumplir con su fin informativo y educativo. Quienes se opongan a tener un espacio informado, es porque tienen miedo. Hoy en el 2023, ya no se pueden borrar los hechos. Ya sea porque los hemos vivido o porque tenemos los medios digitales, los ciudadanos tomamos decisiones. Actualmente la opinión pública no respalda ni al Ejecutivo ni al Legislativo. Vemos sus bajísimos niveles de aprobación, no será cerrando un museo o cambiando cursos en el currículo escolar que se mantendrán los poderes. Hemos aprendido como sociedad qué es lo que queremos para nosotros y los políticos actuales no nos representan.
Queremos escuchar la historia de Ana, de los sobrevivientes de Lucanamarca, así como escuchar los testimonios, revisar los juicios, leyes, decretos, así como ver los noticieros y leer los periódicos de los años 80 y 90. La censura solo demuestra que quieren borrar la historia. Hemos aprendido, lo hemos vivido. No dejemos que nos borren nuestra historia porque tenemos derecho a entender y elaborar el pasado para mirar el futuro.