Opinión

Irene Salvador y las mujeres de “La Masacre de Huacho”.

Las primeras décadas del siglo XX, tuvieron especial importancia en la historia del movimiento obrero peruano, pues son los años en los que confluyen las grandes reivindicaciones por los derechos de los y las trabajadoras. Este momento convulsionado por huelgas y movilizaciones, tiene como uno de sus grandes hitos, el derecho a la jornada laboral de ocho horas de trabajo, obtenido en 1919.

Esta victoria, sin embargo, fue producto de sostenidas huelgas en años previos, una de ellas, fue la huelga de Huacho en la que pierden la vida un grupo de mujeres, reconocidas como las primeras mártires del movimiento de trabajadores.

A inicios del 1900, las haciendas en Huacho, estuvieron caracterizadas por contar con trabajadores que, a la vez de jornaleros, eran pequeños propietarios de tierras. Esto significó que las mujeres tuvieran que participar activamente de las actividades agrícolas para cubrir las dobles jornadas necesarias, para cubrir el trabajo en sus tierras y las de las haaciendas.

Cabe señalar que, además de las labores del campo y las tareas domésticas, las mujeres también trabajaron como placeras o seroneras, comercializando su propia producción en el mercado de abastos.

La primera huelga de trabajadores agrícolas de Huacho se lleva a cabo en 1916, entre su pliego de demandas estaba la reducción de las horas de trabajo de 10 a 8 horas y el aumento de salario. Las exigencias de los jornaleros fueron aceptadas a cambio del cese del paro. Lamentablemente, los dueños de las haciendas no cumplieron ninguno de los acuerdos producto de la negociación.

Es así que el 7 de junio del 1917 se retoma la huelga en Huacho en la que las mujeres agricultoras y seroneras tendrían un rol protagónico. El 11 de junio y por decisión de la Sociedad Unión Jornaleros de Huacho se dio inicio a la Huelga de Placeras. Irene Salvador, dirigenta visible, organiza el cierre del mercado de abastos. De acuerdo a lo señalado por el Diario El Tiempo del 12 de junio de 1917, “esto se realizó para ejercer presión por medio del desabastecimiento de alimentos e influir en la terminación de la huelga”.

Otra labor importante que ejercieron las mujeres, fue gracias a su desplazamiento constantemente del campo a la ciudad en su labor de comerciantes. Durante la huelga, ellas se encargaron de recolectar las donaciones de las Sociedades Obreras y de los pequeños comerciantes de la ciudad, para garantizar el sostenimiento de la olla común.

El 14 de junio de 1917 se dio lugar lo que se conoce como La Masacre de Huacho. Ese día, debía llevarse a cabo una negociación entre los hacendados y los huelguistas, teniendo como mediador al subprefecto. Las mujeres, lideradas por Irene Salvador, se movilizaron en dirección a la subprefectura para exigir una intervención justa y pronta solución al conflicto, que para entonces ya llevaba varios días.

Las mujeres son reprimidas por aproximadamente 300 gendarmes armados. La dirigente Irene Salvador, solicita que le sea permitido entrevistarse con el subprefecto y ante la negativa se producen forcejeos y enfrentamientos.

Las fuerzas del orden, en clara posición de ventaja y abuso de poder, hacen uso de armas de fuego y bayonetas, una de ellas atraviesa en el pecho a Irene Salvador y seguidamente a la dirigenta Manuela Chaflojo, posteriormente, van cayendo muertas y heridas más seroneras.

El Diario El Tiempo del 16 de Junio de 1917 publicó la relación de nombres de las trabajadoras muertas en el enfrentamiento: “Luz Díaz (bala en el pecho), Margarita Estupiñan ( bala en el pecho), Isabel Rosadio (bala en el vientre), María liecho (atravesada por un bayenotazo), Jesús Muñoz (bala en el pecho), Micaela Estupiñan (bala en la cabeza), Ruperta Montes (atravesada por un bayenotazo)”.

María Jesús Alvarado, intelectual y activista por los derechos de las mujeres, levantó su voz de protesta y escribió en distintos periódicos anarcosindicalistas sobre la participación y masacre de las mujeres en la huelga de Huacho.

Señaló lo siguiente: “Mientras en la capital se respetaba el derecho de los huelguistas varones, fuesen justos o exagerados en sus reclamaciones, a un paso de la ciudad se mataban a las mujeres que por primera vez elevaban su voz al capitalismo, pidiéndole un trozo más de pan para acallar el hambre…”

Tenemos una gran deuda con la memoria de las mártires de la masacre de Huacho, su sacrificio ha quedado en el olvido, y tanto sus nombres como sus imágenes se han ido borrando con el tiempo.

No las olvidemos y sigamos su ejemplo, pues es gracias a estas valientes mujeres que hoy en día nosotros y nosotras tenemos condiciones laborales más dignas.

Sin luchas no hay victorias.

¡ Feliz día de las y los trabajadores !

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1 de mayo, Día del trabajo, Irene Salvador

Hubo un tiempo en que escuchar radio o ver videoclips en televisión era garantía de sano entretenimiento, aprendizajes múltiples y buena música, interpretada con creatividad y talento. Pensaba en esto a propósito del cuarenta aniversario de Business as usual, álbum debut de Men At Work, lanzado en 1981, a través del sello discográfico Columbia Records.

El quinteto formado en 1978 en Melbourne se convirtió en uno de los animadores de los nacientes ochentas, con un estilo fresco y divertido que no por eso dejaba de ser interesante y agudo, en medio de una escena que iba recomponiendo sus propuestas y valores estéticos, tras la asonada punk británica y el rock norteamericano para estadios. En solo dos años, esta banda lanzó producciones que hasta hoy forman parte de la programación emocional de nuestros recuerdos, y que ayudaron a definir el espíritu de aquella década, como Billy Idol, Cyndi Lauper y Culture Club.

Colin Hay (voz, guitarra), Ron Strykert (guitarra), Greg Ham (vientos, teclados), John Reese (bajo) y Jerry Speiser (batería) llegaron portando el estandarte australiano, como lo hicieron los Bee Gees en los sesenta o Little River Band en los setenta. El pop-rock producido en la tierra de los canguros no tiene un sonido propio pero condensa, en sus multiformes manifestaciones, su capacidad de adaptación y aprendizaje. Así, artistas tan diversos como Nick Cave & The Bad Seeds, Air Supply, Kylie Minogue, Crowded House, The Go-Betweens, Dead Can Dance o Tame Impala han mantenido a Australia en el radar mundial de los fanáticos de la buena música como un país pródigo en la formación de talentos capaces de competir, de igual a igual, con sus pares de EE.UU. y el Reino Unido.

Si INXS fue el grupo cosmopolita y fashion, Midnight Oil la conciencia social política y Ac/Dc la aplanadora rockera por excelencia, Men At Work representó la sensibilidad comercial y relajada de la new wave australiana, una alternativa divertida y ajustada a las coordenadas estilísticas de una década en que la imagen lo era todo. Con su sonido prístino y sus alocados e histriónicos videos, los hombres trabajando se pusieron a la vanguardia pero de manera ingeniosa, con un alto nivel de aceptación por parte de los nuevos públicos consumidores de MTV. Para cuando lanzaron su segundo LP, ya habían alcanzado el estatus de clásicos que los acompaña hasta ahora.

Podríamos definir el sonido y look de Men At Work como una mezcla del reggae-punk de The Police y la sofisticación de Roxy Music o Spandau Ballet. La voz aguda de Hay, a ratos similar a la de Sting; las guitarras reverberantes de Strykert y Hay; la sólida base rítmica de Speiser y Reese; y el amplio rango de acción de Ham; hicieron que sus canciones tuvieran, a contramano de las mencionadas influencias, una personalidad propia, reconocible de inmediato. Esa capacidad para hacerse notar, en una década tan rica en opciones y géneros, los colocó por encima de sus contemporáneos durante una breve y muy exitosa carrera discográfica, que los convirtió en orgullo de su país.

Down under es, desde luego, su canción más emblemática y recordada. Considerado un himno australiano moderno, por la forma tan sencilla que usa para definir elementos de su cultura, clima e idiosincrasia, el tema fue el single principal de Business as usual e incluso fue tocada en la clausura de los Juegos Olímpicos de Sydney, en el año 2000, por Hay y una alineación totalmente diferente de Men At Work, cuya formación original se había disuelto a mediados de los gloriosos ochenta. La línea de flauta que caracteriza a esta canción generó controversia por una acusación de plagio presentada en el año 2007, en la que se aseguró que el grupo había usado, sin autorización, la melodía de un antiguo tema infantil muy popular en Australia, titulado Kookaburra sits in the old gum tree (Kookaburra es el nombre de una pequeña ave de los bosques de Australia y Nueva Guinea). Al final de engorrosos cuestionamientos, el grupo tuvo que desembolsar una fuerte suma de dinero en regalías a los albaceas de la profesora de escuela Marion Sinclair, que había escrito originalmente la melodía en los años treinta.

Pero hay otras canciones notables en aquel LP de la carátula amarilla: Underground, Helpless automaton, Be good Johnny, I can see it in your eyes. Y, especialmente, Who can it be now?, un satírico ejercicio de crítica al sistema de cobranzas coactivas con el que la banda se dio a conocer. Todas estas canciones le aseguraron la posteridad a Men At Work y permitieron que el público aguardara con suma expectativa su segunda placa, la cual llegó en 1983, bajo el título de Cargo. Aun con Down under triunfando en las listas de éxitos de todo el mundo –fue #1 simultáneamente en EE.UU., Inglaterra, varios países europeos y latinoamericanos ese año- la banda colocó tres temas más en las radios: Dr. Heckyll & Mr. Jive (una graciosa alteración de la clásica novela gótica del siglo 19 del escocés R. L. Stevenson, El extraño caso del Dr. Jekyll & Mr. Hyde), It’s a mistake y No restrictions, con divertidos videos de alta rotación en los principales programas de la época, que privilegian una actitud burlesca, cómica, a mitad de camino entre Devo, The B-52’s y Talking Heads. Sin embargo, en Overkill mostraron una faceta melancólica, ligeramente oscura, diferente al festival de personajes desfachatados, videos infantiles y funny faces de sus singles previos. El tema se convertiría en uno de sus más grandes éxitos.

Lamentablemente, para su tercer y último disco oficial, Two hearts de 1985, los Men At Work ya había iniciado su prematuro descenso, con la salida de Speiser y Reese. Aunque hubo posteriores reuniones, esporádicas giras -como la que generó el disco en vivo Brazil, en 1996- y apariciones públicas –como la de las Olimpiadas de Sydney- el grupo desapareció formalmente de escena antes de iniciarse la década de los noventa.

En el siglo 21, el cantante y guitarrista Colin Hay dio un nuevo impulso a su carrera como integrante de la All-Starr Band, el proyecto liderado por el Beatle Ringo Starr, en el que reúne a destacados ex integrantes de grupos famosos de los setenta y ochenta. Paralelamente, lanzó varios álbumes como solista y permaneció de gira con diversas encarnaciones de Men At Work (incluso tocó en Lima, en el año 2006, en el María Angola). La muerte, en el año 2012, de Greg Ham, a los 58 años, acabó con las posibilidades de reunión de la banda original, siempre abiertas hasta entonces, a pesar del amargo alejamiento entre Hay y los demás, especialmente del co-fundador Ron Strykert, a quien incluso denunció por amenazarlo de muerte hace diez años.

Durante el 2019, Colin Hay armó una nueva versión de Men At Work, acompañado de una banda de músicos de sesión de Los Angeles, la mayoría de ascendencia latinoamericana, entre los que destaca la multi-instrumentista Scheila González (saxos, flautas, teclados, percusiones, guitarras), conocida para los fans de Frank Zappa por su trabajo junto a Dweezil, hijo del legendario guitarrista. La cantante peruana de fusión y ritmos latinos Cecilia Noël, radicada en EE.UU. y casada con Hay desde el 2002, también formó parte de ese relanzamiento que incluyó algunas presentaciones antes de la llegada del COVID-19.

En 1983, Men At Work fue el primer grupo australiano en obtener el Premio Grammy a Mejor Artista Nuevo, categoría en la que compitió con otros pesados de la new wave –The Human League, Stray Cats, Asia- que son hoy considerados clásicos, cuarenta años después. Me pregunto, escuchando sus canciones y recordando aquellos tiempos en que niños y adolescentes éramos expuestos a sonidos más agradables y mejor concebidos que los soporíferos bostezos de Billie Eilish o los escarceos porno-style de Megan Thee Stallion, las dos últimas ganadoras de tan desprestigiado trofeo… ¿Qué provocó este encanallamiento de la industria musical? ¿Alguien se acordará de ellas o sus competidoras el 2061?

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Melómano, Música, New wave

Keiko Fujimori recorta la distancia con Pedro Castillo, según encuesta de Datum. De los 15 puntos que le llevaba en la medición anterior, ahora se reduce a 10. De seguir la tendencia, lo alcanza en dos semanas.

Datos interesantes de la encuesta es que el mayor crecimiento de la candidata de Fuerza Popular se da en los sectores D y E. En el D crece de 20% a 33% y en el E, de 21% a 27%. Crece, además, de manera significativa en Lima, pasando de 34% a 50%. Otro dato relevante es la reducción de los blancos/viciados e indecisos. Los blancos/ viciados pasan de 15 a 11% y los indecisos de 18 a 11%.

Confirma, en todo caso, que la tendencia es a que se acerquen y la final termine siendo muy ajustada, una final de fotografía. En términos de marketing electoral viene funcionando, aparentemente, la estrategia del keikismo, de zanjar la cancha entre la peruanidad y el comunismo, que habría podido contrapesar la de pobres versus ricos del candidato de Perú Libre, que era muy potente.

A la estrategia de Keiko contribuye la no estrategia de Pedro Castillo, quien ha decidido rehuir las definiciones programáticas y el contacto con los entrevistadores de prensa. Ello, más el affaire del debate, de hecho le generan un perjuicio y lo muestran como un candidato huérfano y huidizo, a pesar que desde el otro lado -el keikismo-, fuera de la buena designación de Luis Carranza como vocero económico, la verdad es que los otros “cuadros técnicos” mostrados (Lozada, Moyano, Juárez, etc.), no es que aporten mucho (más bien, restan).

El problema de Castillo es que está atrapado en su radicalidad. No puede dejarla de lado porque perdería el núcleo duro de su votación y se diluiría el talante antiestablishment que es el que la ha permitido empezar esta segunda vuelta tan arriba (la sumatoria de los votos de los candidatos derechistas en la primera vuelta -López Aliaga, De Soto, Acuña, Forsyth y Beingolea- más bien deberían haber colocado a Keiko allí).

No hay nichos impermeables detrás de cada candidato. Esa es la principal conclusión de esta y otras encuestas. El tablero se va a seguir moviendo. La partida de ajedrez aún no ha concluido.

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Debate, Encuesta

Una de las reediciones más esperadas de los últimos años es Historia de un deicidio, el libro que Vargas Llosa dedicara en 1971 a examinar con gozo y rigor la obra narrativa conocida hasta entonces de Gabriel García Márquez, aunque la parte más significativa de este estudio es una lectura de la potencia fundacional, realista y alegórica de Cien años de soledad (1967), sin duda, su libro crucial. Una enemistad nunca resuelta hizo que Vargas Llosa decidiera no autorizar reediciones de este libro, excepción hecha para sus Obras completas en Galaxia Gutemberg, una edición ciertamente impecable, pero muy costosa.

Cincuenta años después, Historia de un deicidio reaparece en edición masiva. Vargas Llosa ha escrito memorables ensayos literarios, dotados de una meticulosidad poco común y, en más de un caso, de indudable brillo. Carta de batalla por Tirant Lo Blanc (1969), La orgía perpetua (1975), La verdad de las mentiras (1990) o El viaje a la ficción (2008) son cuatro ejemplos del ejercicio de un lector lúcido y apasionado. Mención aparte para La utopía arcaica (1996), el libro sobre Arguedas que despertó enconos, aun a pesar de su adhesión a Los ríos profundos, su gran novela.

La lectura de Vargas Llosa no está guiada por principios teóricos rígidos, se basa sobre todo en un íntimo diálogo con el propio texto. Sus armas provienen de la mejor tradición estilística (la de Martí de Ricquer) y apela a una metodología que se aproxima en varios sentidos al close reading, a esa búsqueda, en el propio texto, de la contradicción, los principios estructurales de la obra, sus componentes históricos y universales. A eso se suma la pasión propia de un lector que encuentra en el texto un espejo en el que se reflejan también sus obsesiones. Esa regla es la que domina claramente la mirada vargasllosiana en los textos de otros, donde se descubre a sí mismo.

¿Y qué ve Vargas Llosa en García Márquez? Principalmente el poder de la ficción en las formas que el propio escritor practica: la capacidad de crear mundos verbales autónomos y que funcionen con una sólida coherencia interna; la ansiedad por emular a dios y acaso superarlo (de ahí el deicidio) traduciendo el mito de la creación del universo en el trabajo con las palabras; las obsesiones y demonios del propio escritor (algo tan caramente romántico) y un elemento que marcó la etapa inicial del boom: la idea de crear novelas “totales”, que se atrevieran a competir con la mismísima realidad en su avidez constructiva.

Cito, sin más: “Cien años de soledad es una novela total sobre todo porque pone en práctica el utópico designio de todo suplantador de Dios: describir una realidad total, enfrentar a la realidad real una imagen que es su expresión y negación. Esa noción de totalidad, tan escurridiza y compleja, pero tan inseparable de la vocación del novelista, no solo define la grandeza de Cien años de soledad: da también su clave. Se trata de una novela total por su materia, en la medida en que describe un mundo cerrado, desde su nacimiento hasta su muerte y en todos los órdenes que lo componen (… y por su forma, ya que la escritura y la estructura tienen, como la materia que cuaja en ellas, una naturaleza exclusiva, irrepetible y autosuficiente” (p.478).

El libro se divide básicamente en dos capítulos: “La realidad real” y “La realidad ficticia”. El primero no deja de asombrarnos, en la medida en que revela las fuentes familiares de la imaginación de García Márquez, al punto de poder afirmar, sin caer en simplismos, que ya el niño Gabito había imaginado Macondo escuchando, detrás de la cortina, las historias de su abuelo y sus parientes, sus correrías en las guerras civiles, ese drama sin concesiones que es la historia colombiana.

“La realidad ficticia” ingresa, en cambio, en el terreno de la realización literaria, que es desmenuzada con detallismo de cirujano. Vargas Llosa examina los primeros libros de García Márquez: La hojarasca (1955), El coronel no tiene quien le escriba (1961), los cuentos de Los funerales de la mamá grande (1962) y La mala hora (1962), culminando con Cien años de soledad (1967), libros que establecen un gran sistema de vasos comunicantes, en la medida en que Cien años de soledad es la culminación estética de un mundo que venía construyéndose desde inicios de los años cincuenta en la “cocina” del escritor colombiano.

Por si fuera poco, además de este libro, que demuestra mantener intacto el poder de hechizar a lectores de hoy, aparece también un documento de primera mano para el buen entendimiento del boom, una importante compilación hecha por el acucioso Luis Rodríguez Pastor y que nos devuelve al auditorio de la UNI, un día de 1967, cuando García Márquez y Vargas Llosa sostuvieron un inolvidable diálogo. Dos soledades. Un diálogo sobre la novela en América Latina, incluye además un prólogo de Juan Gabriel Vásquez, una intervención de José Miguel Oviedo, los testimonios de Abelardo Sánchez León, Abelardo Oquendo y Ricardo González Vigil, además de las dos entrevistas concedidas por el colombiano en Lima, a cargo de Carlos Ortega y Alfonso La Torre. Cierra el volumen un conjunto de fotografías, algunas poco conocidas, relacionadas a este irrepetible encuentro. Deleite asegurado.

Historia e un deicidio - Mario Vargas Llosa
Mario Vargas Llosa: García Márquez, historia de un deicidio. Lima: Alfaguara, 2021.
Dos soledades-Gabriel García Márquez
Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa. Dos soledades. Un diálogo sobre la novela en América Latina. Edición de Luis Rodríguez Pastor. Lima: Alfaguara, 2021.

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Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa

El debate político se está reduciendo a terruqueo y susto por el lado keikista, y proclamas y consignas sin mayor contenido por el lado castillista. Un debate pobre, propio de extremos que no ven más allá de sus miedos o de sus demandas urgentes. El problema para unos y otros es que Keiko baja de sus promedios de 31% a 21%, y Castillo se estanca en 41%. El distanciamiento en intención de voto se da porque Fujimori baja, no porque Castillo suba. Y la distancia se incrementa – a costa de la candidata de Fuerza Popular – porque aumentan los blancos y en duda. 

En tal situación, Castillo – al parecer dormido en sus laureles – se mantiene atrincherado en sus posiciones duras, hasta ahora al menos. Mientras que el fujimorismo y sus aliados agudizan su estrategia de llamar “al lobo, al lobo”, de mil maneras, desbarrancando cada vez más su credibilidad. Pero también de manera peligrosa, porque como en el cuento, si de verdad aparece el lobo no les van a creer. Y podría aparecer, invocado por los mismos que ahora insisten exageradamente en que allí está. 

El aporte de alguien como López Aliaga a la campaña de Fujimori, y el de algunos militares duros, en este contexto, solo puede favorecer a los extremos. A ambos extremos, tanto al de la derecha dura y sus aliados del fundamentalismo religioso, ávidos por un enfrentamiento a veces racista, como al de la izquierda también fundamentalista, que esta vez tiene el rostro agazapado de Perú Libre. 

Dilemas del profesor Castillo

No debemos olvidar un detalle que no se suele mencionar. Pedro Castillo no es militante de Perú Libre, fue invitado a presidir la plancha presidencial para reemplazar a Vladimir Cerrón, condenado por la justicia y por ello prohibido de postular a cargo público. Y fue invitado sin otra pretensión que ayudar a Perú Libre a superar la valla electoral. El éxito electoral de Castillo no solo fue una sorpresa para la mayoría de los peruanos, también para aquellos que militan en Perú Libre que no estaba listo para este evento. Que es lo que explica que presentaran como plan de gobierno un documento del año pasado sin mayor relevancia con la idea de gobernar. 

Pedro Castillo, como ya es de público conocimiento, ha sido militante de Perú Posible durante doce años, hasta la extinción del registro de ese grupo político. Intentó, como ya conocemos, ser empresario, sin éxito, pero ese era su objetivo. Y también quiso ser alcalde, con el mismo grupo político. Proviene de una región de campesinos con tierras sobre todo ganaderas, no pobres por lo general pero tampoco ricos ni muy prósperos. La tradición de las rondas campesinas es propia de esas zonas y allí no prosperó el terrorismo porque no se lo permitieron esas mismas rondas. Castillo es también docente, como sabemos, dedicado a esa labor, su involucramiento con las rondas fue colaborativo y no integrado como sí fue el de su padre y otros familiares. Su tradición es, pues, rondera, campesina, sin dudas.

Como docente es sindicalista, muy activo en las luchas de su gremio, lo que lo llevó a ser la cabeza visible de una gran movilización de docentes que no solo se levantó contra el gobierno central, sino también contra la dirigencia del SUTEP (Sindicato Unitario de Trabajadores de la Educación del Perú), el sempiterno y poderoso gremio magisterial que dirige Patria Roja. Esa dirigencia del SUTEP era señalada por la movilización de docentes, que así se independizaban del sindicato mayor, de mal administrar la cooperativa del gremio, la Derrama Magisterial, y de colusión con los gobiernos. 

Se ha creado un mito acerca de este movimiento de maestros liderado por Castillo, que es también masivo, y que devino en la creación del FENATE (Federación Nacional de Trabajadores de la Educación). Suponer que el FENATE es “terrorista” equivale a decir que la gran mayoría de maestros son terroristas, lo que es un abuso. Así como Castillo militaba en Perú Posible, los maestros como cualquier conjunto de ciudadanos tienen tantas sensibilidades como las hay en el país. La unidad en un gremio, o en una lucha, solo los identifica con ese gremio y esa lucha. 

En un medio escrito que se considera el más antiguo e importante, un articulista usaba indistinta y tendenciosamente FENATE y CONARE (Comité Nacional de Reorientación de la Educación) como si fueran sinónimos. CONARE es un grupo muy minoritario que agita en lo que hoy es FENATE y tiene vínculos bastante claros con MOVADEF. Pero es, pues, un grupo minoritario que logra destacar en asambleas porque está bien organizado y sincroniza sus acciones y consignas como no puede hacerlo la más democrática, plural y dispersa FENATE, en la que se alojan. 

Durante la huelga de docentes que hizo conocido a Pedro Castillo, en 2019, algunas figuras cercanas a CONARE efectivamente rodearon a Castillo. No eran los únicos, pero estaban visiblemente presentes, lo que generó las acusaciones contra Castillo. Éste, sin embargo, se valía de todos los que le eran útiles en el momento, incluyendo la ya célebre alianza con el fujimorismo para enfrentar al ejecutivo.

Personalmente, tratando de cubrir la huelga magisterial de 2019, me cupo conversar con muchísimos maestros incómodos y disgustados por el intento de CONARE de acaparar espacios en la movilización. Y no era extraño que, cuando se identificaba a algún activista de ese grupo, se le hiciera de inmediato vacío y se le señalara casi como apestado.

Como anécdota, puede relatarse que Pedro Castillo tuvo un acercamiento con el Frente Amplio, aspiraba a ser candidato al congreso por el partido que preside Marco Arana. Pero, a pesar del apoyo a Castillo de muchos en ese partido, Marco Arana y sus allegados más cercanos se opusieron, y lo hicieron precisamente porque creyeron en las acusaciones forjadas por el pésimo servicio de inteligencia o la mala fe del entonces ministro Basombrío. Mala decisión de Arana que, por lo que vemos ahora, hubiera asegurado un congresista más a su agrupación política.

¿Qué liga a Castillo con Perú Libre? Nada. Solo la oportunidad de la candidatura. Ocurre simplemente que el pragmatismo maoísta de Perú Libre le permite, para avanzar en su larga marcha, presentar como candidato a alguien como Ricardo Belmont, o también a Pedro Castillo.

Perú Libre 

¿Qué es Perú Libre? Es un pequeño partido político de base regional, con presencia en Junín y departamentos vecinos, sobre todo. El núcleo original de PL era una agrupación local denominada Movimiento Político Regional Perú Libre, que había sido fundado por militantes remanentes de un viejo grupo escindido hacia la izquierda de Patria Roja, que se llamaba Puka Llajta (Pueblo Rojo o Patria Roja, en quechua).  

Puka Llajta, que había nacido en Puno y se extendió algo más, había intentado disputarle el espacio a Sendero Luminoso durante los 80. Perdieron la apuesta, pues Sendero Luminoso asesinó a sus principales cuadros. 

Es al concluir el conflicto, que algunos ex militantes, ya arrepentidos de su incursión anterior, crean en Junín el Movimiento Político Regional Perú Libre. Unidos aún por la ideología maoísta, es a este movimiento regional que se integran los padres de Vladimir Cerrón, Jaime Cerrón Palomino y su esposa Berta Rojas. Con el tiempo, la ascendencia de los esposos Cerrón Rojas y de sus allegados, les permitió tomar el timón del movimiento, e incluso hacer renunciar a los viejos fundadores. 

Al doctor Jaime Cerrón Palomino, que era catedrático y Vice-Rector Académico de la Universidad Nacional del Centro, muy respetado en Junín, se le señalaba también como ideólogo de Sendero Luminoso dentro de la Universidad del Centro. Fue asesinado de manera no esclarecida en 1990. Todo conduce a suponer que el crimen fue obra del Comando Rodrigo Franco, aquel brazo armado paramilitar generado durante el gobierno aprista.  

El movimiento regional, posteriormente, se uniría al Partido Libertario, este con registro nacional, fundado por Vladimir Cerrón, para fundar el partido Perú Libre, que es el que está detrás de la improvisada candidatura de Pedro Castillo, y que es fundamentalmente, un feudo familiar. Hay mucha movilización entre su militancia sobre todo de Junín y alguna otra región del centro, pero al timón siempre los mismos. Y así, sostuvo las candidaturas de Vladimir Cerrón al gobierno regional de Junín, de manera victoriosa, en dos ocasiones.  

Su discurso es totalmente marxista leninista maoísta, como se estilaba en los años 70 entre algunos grupos marxistas. Parecen aletargados en el tiempo, en una visión de la realidad que brota de los manuales y que resulta complicado entender cómo encaja con la vida en la que transcurren. Definitivamente, no son terroristas, pero sí complacientes con aquellos a los que declaran como compañeros equivocados. 

Esto significa que comparten la ideología, pero no la táctica que consideran no adecuada, al menos para la larga coyuntura. José Carlos Mariátegui es solo un adorno para esta versión del marxismo. Basta con escuchar a José Lora Cam, fallecido hace poco, ideólogo arequipeño del maoísmo más radical, que estuvo buen tiempo en Junín asesorando a funcionarios y militantes de Perú Libre durante la gestión de Cerrón, y del que hay abundantes vídeos en YouTube, para identificar este sesgo. 

Fue, precisamente, durante la estancia de Lora Cam en Junín, que surgió el impase entre Cerrón y el Ministerio de Educación, pues aquel intentaba implementar un diseño curricular prácticamente alternativo al del MINEDU, contraviniendo las normas que establecen que los gobiernos regionales aportan con componentes regionales al diseño curricular nacional pero no lo pueden contradecir, ni menos suplantar. De hecho, se imprimieron algunos manuales con lenguaje marxista que debieron ser retirados de circulación ante el escándalo suscitado.

Mencionemos aquí, al paso, las muchas acusaciones, alguna con sentencia firme, que recaen sobre Vladimir Cerrón, sus relaciones con Chinalco, la enorme empresa minera china y los compromisos que eso conlleva, para redondear en la idea de cierto maoísmo versión, precisamente, China a lo Deng Xiaoping, capaz de enfeudar al país, como hizo Rafael Correa en Ecuador, a ese imperialismo chino que no parece molestar tanto a algunos izquierdistas, como les molesta el norteamericano.  

Debilidad y superpoderes de Castillo

Está clarísimo que la altísima intención de voto del candidato Castillo, al igual que vimos que ocurre con la pluralidad de los profesores de la FENATE, no significa que de pronto tantos millones de peruanos se volvieron marxistas leninistas maoístas. Es decir, son los votos del docente, del campesino, del dirigente sindical Pedro Castillo, y para nada del minúsculo partido Perú Libre y sus sueños de opio maoístas. 

Me aventuré a declararlo y han coincidido varios: la votación de Castillo se parece a la de Fujimori en 1990 y su “un peruano como tú” del hombre con terno sencillo, parecido al bodeguero del barrio y su aura de japonés trabajador; y también a la de Toledo, el lustrabotas, campesino de origen también, con un rostro que era por sí solo un programa como se encargaba de explicitar él mismo; o el nacionalismo de Humala, lleno de banderas, patriotería y recuerdo del velasquismo que, guste a quien guste o no, sea cierto o falso, persiste en la memoria popular como un periodo venturoso. 

Ese voto identitario, sin embargo, no se ha depositado esta vez en un ingeniero taimado y ladino que podía calcular lo que iba a hacer y con quién; ni en un economista con experiencia de mundo que podía convocar a variados colaboradores y sabía lo que quería; ni en un ex militar capaz de renunciar a sus banderas para tomar otras con asegurado apoyo técnico; sino en un modesto maestro de una lejana provincia cajamarquina que no parece, hasta ahora, tener claro hacia dónde va. 

El problema con Castillo no es que sea comunista, chavista o el apelativo que se le quiera dar, el problema es que no parece tener consciencia de la enorme responsabilidad y capacidad técnica necesaria, que implica hacerse cargo del aparato de Estado de un país. Si su proyecto es socialista, comunista, o socialdemócrata, el que fuere, no se está dotando de los instrumentos para avanzar en tal o cual sentido y con la compañía indispensable que necesita. Y por eso pareciera, hasta ahora al menos, una comparsa triunfante e incontrolable, hacia algún abismo. 

Sostenida, eso sí, por una fuerza que ni repatriando todo el dinero que su padre se llevó, podría comprar Keiko Fujimori: al contrario del 5% que hace campaña anticomunista a ojos cerrados, y que considera a los maestros como de una profesión con escasa consideración – o, como decía Constantino Carvallo de los maestros de colegio particular, una prolongación del servicio doméstico –, en todos los pueblos del Perú, en cada comunidad de nuestro país, el docente es un personaje respetable, al que se escucha con atención. 

Y en esta etapa de la campaña, el viejo SUTEP ha hecho migas con la FENTAPE, y Patria Roja con el profesor Castillo. Y hoy, en cada rincón del país, en cada localidad, cientos de miles de activos militantes por la candidatura del hombre del sombrero, del campesino sin programa, a los que todos escuchan, se movilizan por él. Esos docentes que se movilizaron en 2019 por sus demandas, y los que no lo hicieron, hoy toman su revancha. Y, junto a millones más que sienten que – dígase lo que se diga – no van a perder nada, están mostrando su fuerza. 

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Pedro Castillo, Perú Libre

Uno entiende que entre los votantes de Verónika Mendoza termine por primar una identidad de izquierda y al final voten por Pedro Castillo. Lo vemos claramente, por ejemplo, en el caso de Patria Roja, archienemiga magisterial del sector castillista, pero que, sin embargo, ha expresado su respaldo al candidato de Perú Libre.

Pero que no se esmeren en desplegar piruetas argumentativas y defensas rocambolescas de su voto, porque claramente están optando por una opción autoritaria. Se están tragando un sapo con plena conciencia. Si sobre Keiko Fujimori existe el temor -bastante acotado, porque no tiene control del Congreso- de que cope las principales instituciones, de Castillo, de acuerdo a sus propias declaraciones, ya hay certezas.

Quiere desactivar el Tribunal Constitucional, el Congreso, la Defensoría del Pueblo, la Sunedu, tirarse abajo la reforma magisterial, desmontar el enfoque de género de las aulas escolares, tumbarse la autonomía del BCR, etc., etc. Y todo dicho por él y sus allegados directos, no inventado por sus enemigos o la prensa.

Solo a Hernando de Soto lo puede engañar declarando que no es comunista a la salida de una reunión sostenida entre ambos. Castillo representa una opción de extrema izquierda, marxista leninista, según su propio ideario, que como tal, tiene como propósito copar todos los espacios de poder existentes en la sociedad.

Cuando eso ocurra -porque ocurriría si Castillo llega al poder-que los verolovers no se hagan luego los desentendidos. En la ecuación democracia-autoritarismo, no hay superioridad moral o política de ninguno de los candidatos.

La conducta del fujimorismo en los 90, y la beligerancia y tozudez antidemocrática de la bancada keikista el último lustro dan pie a las sospechas que desde el centro y la derecha existen sobre la candidata de Fuerza Popular. Pero ese riesgo se acota enormemente porque no tiene la mayoría aplastante que tenía en el Congreso en el 2016 y hay, además, un explícito propósito de enmienda (aunque se entienda a quienes no le creen ni siquiera eso). Pero en todo caso, vale reiterar, sobre Castillo hay certezas, y sobre Keiko dudas.

La democracia formal, aquella que nos da cobijo, a pesar de la terrible crisis política del último lustro, corre el riesgo de saltar por los aires si prima la opción ideológica y política que representa Castillo. Bajo argucias legales se dará maña para convocar a una Asamblea Constituyente y luego hará lo propio con el modelo económico. Es un proyecto el suyo, no es una aventura de última hora. Estamos avisados.

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Keiko Fujimori, Pedro Castillo

El sol no tiene un sendero tan luminoso en los próximos días. Y ni lo tendrá si resulta ganador un Castillo Terrones.

Hoy tu plata vale menos que ayer, y mañana valdrá mucho menos todavía. ¿A qué se debe? A que el comunismo se asoma. A que Pedro Castillo Terrones causa terror a los inversionistas. A que un Vladimir Cerrón, la mano que mece la cuna de Perú Libre, ese exgobernador de Junín condenado por corrupción, tiene un cerro de ideas destructivas en su plan de gobierno. A que uno de los congresistas que ha dado el lapicito se llama Guillermo Bermejo, nada menos que un acusado de terrorismo que en mayo se sentará en el banquillo de una corte señalado de pertenecer a la banda dinamitera Sendero Luminoso.

 

¿Cómo no va a causar incertidumbre financiera ese lapicito si viene afilado y amenazante? ¡Ah!, pero comunistas, aspirantes a comunistas y confundidos activistas creen que la culpa del alza del dólar es del Banco Central de Reserva. Responsabilizan a Julio Velarde y su directorio. Arrugan la cara como Greta Thunberg haciendo hígado al ver que el sol no brilla más frente al dólar alucinando que se trata de una intromisión del BCR en la campaña electoral. No es así. El BCR ni siquiera ha decidido cambiar la tasa de interés de referencia, manteniéndola desde hace muchos meses en 0,25, lo que significa que está conservando una política monetaria expansiva. Es decir, consciente del contexto de pandemia y del año electoral, el BCR, al no variar estas cifras está favoreciendo la circulación de dinero en el mercado. Por eso, las pataletas de los comunistas no tienen sustento, son pura ignorancia o son los típicos berrinches que siempre hacen: culpan al sistema o al empresario cuando no quieren reconocer que es su propia presencia la que ahuyenta el progreso.

 

El BCR está haciendo su trabajo y diría que hasta un poco más de lo que le corresponde. En las últimas horas ha detenido la velocidad del alza del dólar causado por el miedo a Castillo, ha usado swaps cambiarios por 200 millones de soles a un año. Pero el dólar sigue subiendo. Se trata de un poquito de Castillo. Una cucharadita de comunismo afilado. Pedro Castillo, su corrupto Vladimir Cerrón, Guillermo Bermejo y su misterioso equipo técnico espantan las inversiones y, es lógico, las empresas no ponen a circular sus dólares. Pronto subirán los precios del pollo, del aceite, del petróleo y hasta del celular desde donde lees esta columna y no es culpa ni de la derecha ni del Banco Central de Reserva; sino del modelo comunista, leninista, marxistas, maoísta (y todo lo demás) que promete expropiar tu vida y el futuro libre. Tal vez lo sufras unos años hasta que encuentres una escapatoria del país, tú que puedes hacerlo, quienes no podrán serán los más pobres. Marca el lápiz nomás. Por lo visto y probado (hasta ahora con el alza histórica del dólar) el sol no tiene un camino tan provechoso en los próximos días. Y ni lo tendrá si resulta ganador un Castillo Terrones.

28 DE ABRIL DEL 2021

 

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Comunismo, Elecciones 2021

No hay camino más seguro para la derrota de Keiko Fujimori que ella y sus allegados hagan eco de los pánicos, histerias y prejuicios de los sectores altos de la sociedad peruana o de la extrema derecha aterrada con el resultado de las encuestas.

Campañas furibundamente racistas y clasistas en redes sociales, dispendio en paneles absurdos en la ciudad de Lima (habrá que suponer que no han provenido del equipo oficial del Keiko), solo contribuyen a reforzar el estereotipo positivo del gran candidato anti establishment que se tiene al frente, como es Pedro Castillo.

Castillo tiene grandes debilidades personales y colectivas. Para hablar en términos futbolísticos, no tiene banca ni variantes de juego. Va ganando el partido, pero éste se le puede voltear si sigue evadiendo precisiones y contactos con la prensa más inquisitiva.

Hay zonas grises que revelan que su respaldo no es sólido. Está recibiendo votantes de derecha que naturalmente debieran haber migrado al keikismo, tiene respaldo antinatural en el sector AB, el grueso de su electorado no quiere un cambio radical de la Constitución, etc., etc.

De ello va a cosechar, sin duda, la candidata de Fuerza Popular. Pero para ello requiere inteligencia estratégica: convencer primero al propio electorado derechista, rebajar el antifujimorismo y también el antikeikismo (que tiene vida propia) y finalmente convencer a los sectores antisistema de la gran masa D y E que detestan todo lo que tenga que ver con el statu quo político y económico.

Pero esa finura de estrategia (¿cómo defender el modelo y a la vez ser antiestablishment?), pasa por algo más sutil que aquella basada en los miedos irracionales de un sector importante de la derecha peruana, de la cual haría bien Keiko Fujimori en apartarse.

Castillo no está dando muestras que querer cambiar. Hasta ahora lo que se ve es al candidato de Perú Libre estacionado y a la candidata de Fuerza Popular desplegando una estrategia gradual.

Quedan cinco semanas y media por delante. Nada está dicho definitivamente, a menos que los habituales artífices de las derrotas de los últimos lustros, la inefable derecha bruta y achorada, se logre enseñorear en los predios del keikismo. Si es así, mejor que le coloquen la banda de una vez a Castillo.

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DBA

Las mujeres en situación de violencia enfrentan una serie de barreras para acceder a la justicia, por ejemplo, las barreras de género, vinculadas con la permanencia de una serie de estereotipos que operan para que se descalifique a la víctima. Las barreras lingüísticas, culturales, geográficas y económicas; relacionadas con el limitado reconocimiento de la diversidad y casi nula adaptación intercultural de los servicios, la ausencia de intérpretes para la atención en lenguas originarias, el racismo, la lejanía de las instituciones estatales de parte del territorio nacional y la falta de autonomía económica. 

Sin embargo, existe una barrera poco visibilizada: el acoso judicial.  Esta es una estrategia común en agresores, quiénes en un claro despliegue de poder utilizan el sistema judicial para amedrentar a sus víctimas, amenazarlas, vulnerar su salud emocional, afectar su estabilidad económica y así perpetuar la impunidad. 

La Defensoría del Pueblo, a través de la Adjuntía para los derechos de la mujer, ha publicado su Informe Defensorial “Violencia contra las mujeres en forma de acoso judicial”, el cual, a partir del caso de Natalia Manso, detalla el calvario que tienen que vivir las mujeres afectadas por esta forma de hostigamiento, destacando el impacto de ello  en el derecho de las mujeres a acceder a la justicia y a vivir libres de violencia.

Según este reporte se entiende por acoso u hostigamiento judicial a una: “una especie de violencia psicológica y económica, que se configura con la indiscriminada utilización de los mecanismos legales de defensa, pero que tiene una finalidad distinta a la establecida en la ley, desnaturalizando así su esencia tuitiva.” (Defensoría del Pueblo 2021:5)

Natalia Manso, además de sufrir el incumplimiento del acuerdo conciliatorio de Antun Ucovich (ex pareja), tiene que enfrentar 18 procesos judiciales, 11 de los cuales han sido interpuestos por este, incluyendo 4 procesos por violencia psicológica sin fundamentos; utilizando para ello la Ley 30364, Ley contra la violencia hacia las mujeres y los integrantes del grupo familiar.

Es decir, las mujeres que denuncian hechos de violencia o se encuentran en algún proceso judicial ya sea de tenencia, alimentos o cualquier otro, son amenazadas y amedrentadas por sus agresores. Lo perverso de esto es que utilizan “mecanismos legales” y se amparan en la neutralidad de las leyes para seguir violentando; desnaturalizando así el principio de justicia y manipulando el sistema a su favor. 

Las víctimas pasan de ser denunciantes a denunciadas, lo que les genera angustia, inseguridad, mayor desconfianza en el Estado y el sistema de justicia, temor y un gran desgaste de tiempo y recursos que puede determinar no sólo el abandono de sus propias denuncias, sino además la perpetuación de la violencia.

Pero este no es el único caso, al Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán se han acercado víctimas de acoso sexual para reportar que sus agresores las amenazan o han denunciado por difamación.  Situaciones similares encontraremos en otras sobrevivientes de violencia física y tentativa de feminicidio, quienes con sorpresa toman conocimiento de denuncias hechas por sus agresores, las cuales – paradójicamente – suelen encontrar una mejor respuesta en el sistema. Es claro que necesitamos una justicia con enfoque de género. 

En efecto, una de las recomendaciones del Informe Defensorial es que se priorice el “fortalecimiento del Sistema Nacional de Justicia Especializado para la protección y sanción de la violencia contra las mujeres y los integrantes del grupo familiar, evitando la existencia de una multiplicidad de procesos vinculados a un mismo hecho” (Defensoría del Pueblo 2021: 16)

Finalmente, el acoso y hostigamiento judicial, que podríamos nombrar como el empapelamiento dirigido especialmente a las víctimas de violencia de género no son casos aislados; por lo que las autoridades deben encender las alarmas para prevenir que –  mediante la manipulación del sistema – se perpetúe la discriminación. 

 

1 Ver Informe Defensorial disponible en: 

https://www.defensoria.gob.pe/wp-content/uploads/2021/04/Informe-Final-Acoso-judicial-2.pdfhttps://www.defensoria.gob.pe/wp-content/uploads/2021/04/Informe-de-Adjunt%C3%ADa-Acoso-judicial.pdf

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Defensoría del Pueblo, Flora Tristán
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