Opinión

[Música Maestro] Un clásico del rock en español que nadie conoce en Perú

Durante la última semana de agosto, comenzó a rondarme en YouTube un video de aproximadamente once minutos y medio titulado “Porsuigieco: histórico reencuentro a 50 años de su único disco” pero, por cuestiones diversas, no encontraba el tiempo para verlo con la atención que merecía tamaño acontecimiento. Y, como siempre ante esta clase de situaciones, me sentí integrante de una minoría cada vez más pequeña de personas capaces de reaccionar ante una noticia de este calibre.

Seguro muy poca gente, pensando en las inmensas muchedumbres que conforman esa abstracción llamada “público en general”, si acaso se lo encontraran por un accidente del algoritmo, podría reconocer la importancia de ese título, de presencia fija en las listas de reproducción de consumidores compulsivos de música como quien esto escribe. Pero, lamentablemente, a muchas personas de mi generación, incluso aquellas que se declaran fans del rock en español, la frase tampoco les dirá nada.

Ocurre que, para un sector muy extenso de público de este país, hombres y mujeres que tienen actualmente entre 40 y 60 años, el “rockas” -como algunos disc-jockeys de la época solían comprimir “rock en castellano”- comenzó recién en la década de 1980. La generación anterior, adolescentes durante el gobierno militar, poseedora de una vasta cultura musical que se cernía de contrabando en medio de las prohibiciones hacia todo aquello que fuera “extranjerizante”, fracasó en su intento de trasladar ese bagaje a los más jóvenes.

Por eso, una vez recuperada la democracia, solo comenzó a escucharse lo más notorio de aquel pasado oculto -los Beatles, los Stones, el pop-rock anglosajón- mientras que los grandes despliegues de talento que se vivieron en países como España, México y, especialmente, Argentina, se convirtieron en placer de minorías y, poco a poco, fueron desapareciendo de los radares del gran público y de las emisoras de música popular que se dieron a la tarea de segregar estilos hasta el punto de instalar la falsa creencia de que el rock era exclusivamente en inglés, mientras que el castellano era solo para baladas, boleros, salsas y sus correspondientes derivados.

PorSuiGieco reunió a cinco de los “padres fundadores” del rock argentino, acompañados por once inquietos y talentosos instrumentistas, todos entre los 16 y los 25 años. La aventura lanzada hace cinco décadas está siendo celebrada con una reedición de lujo y es titular de bandera en los medios argentinos más importantes. La noticia hincha el corazón de gusto, por la expectativa que produce escuchar este material remasterizado. Y también de sana envidia, tanto por el nivel artístico de Argentina en esos años como por la existencia de instituciones dispuestas a invertir tiempo, recursos tecnológicos y presupuesto para recuperar esas grabaciones aunque no tengan, parafraseando a Frank Zappa, ningún potencial comercial.

Buenos Aires, capital del rock en castellano

Desde los años sesenta, el pop-rock hecho en Argentina se perfilaba ya como el mejor de la región. Mientras los mexicanos se especializaban en traducir al castellano éxitos de Elvis Presley o Little Richard y los españoles producían toda una generación de brillantes baladistas -intérpretes y compositores- cuyo influjo se extendió a toda Hispanoamérica durante las tres décadas siguientes, en el país del tango fue creciendo una efervescente escena rockera sobre la base de artistas muy activos entre 1965 y 1968 como Sandro o el rosarino Litto Nebbia -al frente de su banda Los Gatos- que, para la segunda mitad de la década siguiente, era ya un universo profundo con una cofradía de creadores de alto nivel en todas las variantes derivadas del rocanrol.

Los desarrollos musicales de artistas como Luis Alberto Spinetta, primero con Almendra y, posteriormente, con Pescado Rabioso; y Charly García, al frente de Sui Generis, fueron la punta de un iceberg que guardaba muchas otras sorpresas: desde el blues guitarrero de Norberto “Pappo” Napolitano hasta el folk psicodélico de Pastoral, hubo una explosión de expresiones que se cruzaban unas con otras, un entramado artístico en constante competencia y colaboración, donde confluían folkloristas y experimentadores, trovadores y rocanroleros.

Nombres menos conocidos pero igual de importantes en esta evolución sonora fueron Manal, Billy Bond y La Pesada, Espíritu, Crucis, Alas, Arco Iris -de Gustavo Santaolalla-, Pedro y Pablo -los del imprescindible himno de protesta La marcha de la bronca (1970)-, Moris, Miguel Abuelo, entre muchos otros que compartían públicos con artistas menos ligados a la rebeldía rockera como La Joven Guardia, Palito Ortega, Leo Dan o exponentes de la canción social en clave de folklore como Mercedes Sosa, Atahualpa Yupanqui o Facundo Cabral, extremadamente populares y que congregaban tanto a los jóvenes como a sus padres.

La gestación de PorSuiGieco

Para el bienio 1974-1975, esa luminosa escena gaucha estaba atravesando por una crisis, pero no por falta de creatividad sino por exceso de la misma. Mientras Luis Alberto “El Flaco” Spinetta reaparecía con dos sorprendentes álbumes de jazz-rock –Invisible (1974) y Durazno sangrando (1975)-, Charly García y Nito Mestre se despedían de su fervoroso público adolescente con dos conciertos a casa llena -30,000 espectadores por show- en el coliseo Luna Park, el 5 de septiembre de 1975, un hecho que quedó inmortalizado en dos discos y una película titulados Adiós Sui Generis.

Esa despedida había comenzado el año anterior, con su polémico tercer LP, Pequeñas anécdotas de las instituciones. La hiperactiva mente de Charly ya andaba pensando en volcar su obsesión con bandas como Genesis, Emerson Lake & Palmer y Yes en un grupo nuevo. Sin embargo, su alma de trovador lo llevó a reunir a su pareja y tres amigos para componer música que sintonizara con el sentimiento hippie y sirviera para crear momentos de intimidad acústica, pero con filo rockero.

En junio de 1974, el nuevo quinteto salió de gira por varios locales de Buenos Aires. El nombre original de este proyecto fue PorSuiGieco y su Banda de Avestruces Domadas, una combinación de elementos silábicos de los nombres de sus integrantes -Raúl (Por)chetto -en ese momento famoso por su álbum debut, Cristo Rock (1972), en el que había tocado piano García-, (Sui) Generis y León (Gieco)- y una parodia de La Banda de los Caballos Cansados, nombre del grupo que acompañaba a Gieco, quien ya tenía dos discos publicados. Cerraba la formación la cantante y pintora María Rosa Yorio, entonces pareja de Charly y madre de su primer hijo, Migue García.

La idea original consistía en hacer conciertos acústicos donde predominaran guitarras, pianos, flautas y armonías vocales. Sin embargo, el éxito de los recitales los convenció de grabar un álbum completo, con otros músicos de apoyo. Así, el sonido del grupo se amplió, mostrando tanto los aspectos suaves y pueriles del primer Sui Generis como sus últimas ideas progresivas, así como la onda esotérica de Porchetto y el estilo dylanesco de Gieco. Las doce canciones del álbum se grabaron entre mayo y junio de 1975 en los históricos Estudios Phonalex, con Jorge Álvarez en la producción. El LP, llamado simplemente PorSuiGieco, fue lanzado bajo el sello Music Hall en marzo de 1976, dos semanas antes de que la Junta Militar de Jorge Videla depusiera a la presidenta María Isabel “Isabelita” Martínez, tercera y última esposa de Juan Domingo Perón.

Todos los gritos fuertes nacen de la soledad…

Las canciones de PorSuiGieco poseen una atmósfera de espiritualidad y compromiso natural con la música, una actitud trovadoresca que venía inscrita en el ADN artístico de sus integrantes, que se refleja en letras surreales, románticas y de crítica social que aportan esencialmente Charly García y León Gieco, con cuatro firmadas por cada uno. Porchetto contribuye con dos temas mientras que Nito estrena su primera composición personal. En medio, una humorada tecnológica, Burbujas musicales, treinta segundos de una pastilla efervescentes mientras se disuelve en agua.

El álbum -cuya importancia inspiró en los noventa uno de los personajes del extravagante cómico Diego Capusotto, un hombre que vive estancado en la música antigua, “El Porsuigieco”- arranca con La mamá de Jimmy, blues-rock escrito por Gieco con la participación de dos futuros integrantes de La Máquina de Hacer Pájaros -el siguiente grupo de Charly-, José Luis Fernández (bajo) y Óscar Moro (batería) y el riff matador de Pino Marrone, entonces miembro de Crucis. Sigue la dulce Fusia, de Nito Mestre, donde un muchacho de 16 años llamado Leo Sujatovich que en los ochenta se haría integrante de Spinetta Jade, coloca finos arpegios de piano en este tema que podría haber entrado al primer disco de Sui Generis, Vida (1972).

Luego, León Gieco ataca de nuevo con Viejo, solo y borracho, una de sus composiciones más queridas, a la que pertenece la frase de este subtítulo. Posteriormente, el autor de Solo le pido a Dios nos vuelve a mostrar su estilo en otros dos clásicos de la música popular argentina, Todos los caballos blancos -que ya había presentado en su álbum debut, en 1973-, aquí en una versión más coral; y La colina de la vida, tema que muchos jóvenes noventeros descubrieron en la versión que hiciera el cuarteto punk Attaque 77 en su álbum de covers Otras canciones (1998).

Quiero saber dónde morir…

La voz lánguida y aguda de Raúl Porchetto, muy similar a la de Spinetta, destaca en los dos temas firmados por él, la acústica Mujer del bosque -con la armónica de Gieco en el medio- y la mini suite progresiva Las puertas de Acuario, de marchante intermedio, interesantes armonías vocales y afilados solos de Charly García en teclados -fuertemente influenciados por el estilo líquido de Don Preston en The Mothers Of Invention-, unidos a la virtuosa guitarra de Gustavo Bazterrica -después en La Máquina de Hacer Pájaros y, más adelante, miembro fundamental de Los Abuelos de la Nada. En ambas participan Frank Ojstersek (bajo) y Horacio Josebachvilli (batería), sección rítmica de Reino de Munt, banda que entonces lideraban Porchetto -recordado aquí por su éxito de 1986 Bailando en la vereda– y un joven tecladista, Alejandro Lerner.

Uno de los puntos más altos del disco es la canción Tu alma te mira hoy, letra del poeta Mario Piégari y música de Charly, cercana al soft-rock de bandas como Ambrosia, Seals & Crofts o Steely Dan con uso de frescas percusiones, además del sutil trabajo de guitarras acústicas y teclados. La voz suave y rotunda de María Rosa Yorio brilla en Quiero ver, quiero ser, quiero entrar. Charly y María Rosa eran pareja en ese tiempo, una química reflejada en el intenso diálogo de voz y piano de esta romántica y profunda melodía de nostalgia por un amor que termina.

Antes de gira es otra genial pieza de Charly García, de letra melancólica y sentimental. Musicalmente parece tres canciones en una, pues tiene una primera parte acústica que recuerda a otras canciones de su catálogo como Seminare (Serú Girán, 1978), Alto en la torre (single de Sui Generis de 1975) y Tribulaciones, lamento y ocaso de un tonto rey imaginario, o no (Confesiones de invierno, 1973). Sigue una breve sección coral para finalmente dar el salto hacia una coda instrumental en la que brillan con luz propia Charly en los teclados y el bajista Alfredo Toth, ex integrante de Los Gatos que, en los ochenta, se convirtió en la “T” de G.I.T.

La cereza del pastel en PorSuiGieco es El fantasma de Canterville, tema bluesero que, en la línea de las canciones escritas por Charly para Pequeñas anécdotas de las instituciones, contiene varios dardos hacia la situación política argentina, los convencionalismos sociales y la crisis que se estaba gestando durante los últimos meses del tercer peronismo.

Aunque García la había pensado para cedérsela a León Gieco, la estrenó en los conciertos finales del Luna Park, como quedó evidenciado en la película de 1976. Sin embargo, esa toma en vivo no fue incluida en los vinilos Adiós Sui Generis, por lo que la versión de PorSuiGieco fue la primera grabación oficial de esta canción, cuyo título es una referencia directa al cuento de Oscar Wilde publicado en 1887. Gieco volvió a grabarla en su quinto LP, lanzado dos meses después.

En 1996, en el CD Adiós Sui Generis III que recopila canciones nunca antes escuchadas de esos conciertos, todos escuchamos por primera vez aquella versión en vivo en que Charly la presenta como “una canción que habla de la pálida, loco…”, en alusión al personaje que ha muerto “muchas veces acribillado en la ciudad”. Un clásico de letra e intención plenamente vigentes en el mundo actual. En la edición original de PorSuiGieco, El fantasma de Canterville no fue mencionada en el listado de canciones para evitar la censura, por lo que se le considera el primer “hidden track” de la historia del rock en nuestro idioma.

El valioso trabajo del INAMU

El Instituto Nacional de la Música-INAMU es una entidad público-privada creada en Argentina en el año 2013 que recibe, al amparo de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA), un porcentaje del impuesto que pagan todos los operadores de medios de comunicación y publicitarios para promover actividades de conservación, difusión y producción de artes televisivas, radiales, teatrales y musicales.

En el caso del INAMU, uno de sus logros más notables fue la recuperación del catálogo discográfico del sello Music Hall y sus filiales Sazam y TK, consistente en más de 2,500 grabaciones, que se encontraban almacenadas y sin poder usarse tras el cierre de estas compañías administradas por la sociedad anónima Sicamericana, en quiebra desde 1993. Desde la recuperación legal, el 2016, el INAMU ha promovido la reedición, remasterizada y mejorada, de discos clásicos del pop-rock argentino, como los dos primeros álbumes de Serú Girán -Serú Girán (1978) y La grasa de las capitales (1979)-, los siete álbumes de Pappo’s Blues, lanzados entre 1971 y 1978, entre otros.

En esa línea, el 28 de julio de este año, el INAMU convocó a Charly García (73), Nito Mestre (73), León Gieco (73), Raúl Porchetto (75) y María Rosa Yorio (70) para escuchar juntos la reedición de PorSuiGieco, en los estudios Crazy Diamond. Este relanzamiento es en vinilo y CD, incluye versiones remezcladas de El fantasma de Canterville y La mamá de Jimmy, un folleto especialmente diseñado para la ocasión, entrevistas y fotografías inéditas. El video de YouTube con imágenes del emotivo reencuentro fue publicado el 14 de agosto y tiene ya más de 230 mil reproducciones.

[ENTRE BRUJAS] La intervención de Dina Boluarte en la Asamblea General de las Naciones Unidas ha dejado más sombras que luces. Su discurso, presentado en la cuna de los derechos humanos, no solo los desconoce: los distorsiona y los ataca de manera burda.

Boluarte habló de discursos de odio, de totalitarismos y de falsos relatos que —según ella— destruyen la democracia. En otro contexto, podría sonar convincente. Pero escuchar estas palabras de una presidenta que ha pactado con sectores xenófobos, machistas y racistas, y que tolera la impunidad del crimen organizado, solo revela un cinismo difícil de digerir.

En su narrativa, las protestas ciudadanas no son expresiones legítimas de descontento: son obra de “terroristas” y “extremistas”. Con esa etiqueta, le resulta fácil criminalizar la protesta y acallar voces críticas, especialmente en las regiones históricamente marginadas.

La igualdad de género es otra piedra en su zapato. Por eso ha tejido alianzas con los sectores más fundamentalistas del país, buscando desmontar avances y desconocer la evidencia científica que cuestiona la exclusión estructural. Promueve enfoque únicamente “familista”,  en el que las mujeres dejan de ser sujetas de derechos para convertirse en meras piezas funcionales de un modelo conservador.

Aunque no lo dijo en voz alta, su concepto de “ideologías de odio” parece englobar a la propia igualdad de género. Y lo expresó nada menos que en la sede de la ONU, institución que ha puesto la igualdad como principio universal y que consagra, en el ODS 5, la meta de empoderar a mujeres y niñas. La paradoja raya en lo insultante.

El cinismo fue más allá cuando defendió la Ley de Amnistía. No se esperaba que la reconozca como lo que es: un atentado contra los derechos humanos y una afrenta a las víctimas; pero se atrevió legitimar a quienes cometieron crímenes de lesa humanidad y que nada tuvieron que ver con la lucha contra el terrorismo. Nadie niega que esta si fue una ideología de odio y violencia que arrasó el país, pero ampararse en esto para desplegar horror no puede ser justificado.

Boluarte así justificó lo injustificable.

Pero lo más sorprendente fue escucharla proclamarse defensora de la democracia, asegurando que en el Perú existe Estado de derecho y separación de poderes. La realidad desmiente sus palabras: un Tribunal Constitucional sin independencia, una Defensoría sin liderazgo autónomo, una Junta Nacional de Justicia intervenida, una Fiscalía bajo presión y un Congreso aliado incondicional del Ejecutivo. El colapso democrático comienza cuando los poderes del Estado dejan de ser contrapesos, y en el Perú eso ya es una realidad.

Boluarte también habló de la necesidad de reformar a la ONU para “adaptarla a los tiempos actuales”. ¿Se refiere a los tiempos de autoritarismo y discursos de odio? , ¿A los tiempos en que se criminaliza a migrantes, mujeres y defensores de derechos? Una verdadera reforma solo puede partir del respeto a los principios fundacionales de la organización, no de su claudicación frente a las fuerzas que buscan socavarlos.

En su discurso, dedicó apenas unas frases a las mujeres y niñas. Lo justo para la foto, para la ovación diplomática. Detrás de las palabras vacías se esconde una política concreta: retroceder en derechos, debilitar la igualdad y reducir la agenda de género a un eslogan sin contenido.

El discurso en la ONU fue una muestra clara de que el autoritarismo no siempre se presenta con gritos y uniformes; a veces llega disfrazado de “defensa de la democracia”.

[Música Maestro] Genio oculto de la música brasileña

¿Cómo es que un músico catalogado como “genio” pueda ser tan desconocido para las masas? Esta pregunta, más que retórica, es la confirmación de lo mal que andamos, desde hace décadas, en difusión de cultura musical, tanto popular como académica, incluso frente a otras artes masivas como la literatura o el cine, en las que el esnobismo por lo “culturoso” a veces logra permearse por partes iguales entre quienes se reclaman como conocedores, los verdaderos expertos y las enormes muchedumbres que llenan ferias del libro y festivales fílmicos en plan de consumidores, usuarios irreflexivos y/o seguidores de tendencias.

En ese sentido, Hermeto Pascoal, el extravagante e impredecible compositor y multi-instrumentista brasileño, “O Bruxo” –“El Brujo” en portugués- es, desde varios puntos de vista, un artista de culto. Si quisiéramos hacer una analogía, solo para graficar la situación, podríamos decir que si Caetano Veloso es Mario Vargas Llosa entonces Hermeto Pascoal es Carlos Castaneda, elusivo y arcano, reverenciado por quienes van siempre más allá de lo convencional, reconocido solo por círculos cada vez más pequeños de músicos y amantes de la música en estado puro.

Totalmente al margen de los reflectores, la figura de Pascoal -inconfundible, misteriosa, chocante- destaca precisamente por eso, por su firme vocación por el exilio mediático, disponible solo para quienes lo busquen de manera deliberada, ya sea por curiosidad momentánea o interés genuino. Ningún recuento de la MPB lo incluye en sus listados, porque lo suyo era más que eso. Incluso cuando se habla de músicos brasileños asociados al jazz, el primer nombre aceptado por el mainstream es el de Milton Nascimento -con justos argumentos, por cierto- mientras que el de Hermeto Pascoal no aparece, ni por asomo. En otras palabras, no esperen un capítulo de Sonidos del Mundo dedicado al brujo albino y sus inclasificables discos.

Sin embargo, en los radares más especializados sí está, como Heitor Villa-Lobos (1887-1959) o Baden Powell (1937-2000), cultores de música orquestal, jazz y guitarras acústicas, también ajenos al membrete que acoge a otros grandes artistas como Chico Buarque, Antonio Carlos Jobim o Sérgio Mendes. Hermeto Pascoal, conocido por todos los músicos serios brasileños y admirado por las estrellas fundamentales del jazz mundial, es un perfecto desconocido para los grandes públicos. Ese genio oculto, a quien Miles Davis consideró “el músico más impresionante del mundo” falleció, la semana pasada, en un hospital de Rio de Janeiro, a los 89 años.

Música y natureza: Un universo sonoro

Si algo caracteriza a la amplia discografía de Pascoal es la independencia creativa. Desde sus primeras apariciones en grupos como Quarteto Novo o Sambrasa Trio, entre 1965 y 1968, junto con su gran amigo, el percusionista Airto Moreira, hasta Pra você, Ilza (2024), álbum que grabó en memoria de su querida y eterna compañera, Ilza da Silva, con quien estuvo casado durante 46 años hasta la muerte de ella, en el 2000, sus composiciones son como ver las piezas revueltas de un rompecabezas sin armar, un desafiante amontonamiento de notas y progresiones que, por espacios largos, no tienen nada que ver con el Brasil y, aun así, siguen sonando brasileñas.

Estamos hablando de un alguien que era incapaz de concebir la música como algo separado de las corrientes del río y las bandadas de pájaros tropicales, de su propia respiración, de los latidos de su corazón. Una de las primeras cosas que los no iniciados encontrarán en YouTube, si lo buscan, será una secuencia del documental Sinfonia do Alto Ribeira (Ricardo Lua, 1985) en que él y sus músicos están medio cuerpo sumergidos en una laguna de la región Iporanga, en Sao Paulo, golpeando el agua, haciendo gárgaras y burbujas, soplando botellas de distintos tamaños y flautas, en una creación espontánea que terminó llamándose Música da lagoa. Al final de la sesión acuática dice, socarrón: “… no tiene sentido gastar plata en sintetizadores”.

Algunos años atrás, en uno de sus discos más celebrados, Slaves mass (Warner Brothers, 1977) incluyó para el tema-título a un cerdito, arrancándole gruñidos que acompañan a la misteriosa melodía en la que participan músicos de la talla de David Amaro (guitarra), Ron Carter (contrabajo), Airto Moreira (batería, percusiones), entre otros. Para ese álbum, Hermeto Pascoal ya era profundamente respetado por la comunidad mundial de jazz y no hacía más que sorprender con sus iconoclastas ideas musicales, en un tiempo con mucha competencia en ese terreno.

En el 2012, en el DVD Hermeto brincando de corpo e alma (Hermeto jugando con el cuerpo y el alma) figura un segmento llamado Mistérios do corpo, en el que el hombre, ya rumbo a los 80 años, aparece tumbado boca arriba con la camisa abierta palmoteando con energía y ritmos múltiples su enorme cuerpo albino, golpeándose la frente, haciendo sonar sus labios abriéndolos y cerrándolos compulsivamente, sobando su larga barba, produciendo música consigo mismo. En ese mismo documental, una selección de clips grabados en su estudio, Hermeto silba, aplaude, suspira, grita. Sus afanes para la investigación y la experimentación sonora no tenían límites.

Del aislamiento a la fama

Hermeto Pascoal, nacido en un lugar pobre y escondido llamado Arapiraca, alejado del Brasil más cosmopolita y turístico, en el estado nororiental de Alagoas, creció impedido de salir a jugar con sus amigos ni exponerse al sol, debido a su albinismo y una miopía estrábica que lo obligó a usar gruesos anteojos desde muy chico. La fragilidad de su condición llevó a sus padres a sobreprotegerlo, convirtiéndolo en un niño ensimismado e imaginativo.

“Siempre hacía las cosas para mí mismo” cuenta, ya convertido en leyenda, en una entrevista del 2022. En sus interminables tardes de aislamiento, el joven Hermeto practicó obsesivamente hasta dominar el acordeón de su papá. A mediados de los años cincuenta comenzó a tocar piano, guitarra y percusiones de todo tipo. Algún tiempo después se abocó a aprender un amplio rango de vientos, desde flautas y saxos en todos sus registros hasta la melódica, ese cruce de acordeón, armónica y piano que, como la kalimba y el xilófono, pasaron del ámbito educativo a la industria musical profesional. En todos se hizo experto ejecutante e improvisador.

Luego de varias mudanzas -de Alagoas a Recife, de Rio a Sao Paulo-, Pascoal comenzó a internarse en el circuito de músicos y arreglistas de la efervescente escena musical brasileña, colaborando con grandes artistas como Edu Lobo o Antonio Carlos Jobim. Acompañado del acordeonista Sivuca, fue posicionándose hasta que llegó, en 1967, la formación de Quarteto Novo, con quienes grabó un sorprendente disco de jazz y bossa nova. La banda estaba integrada por Hermeto Pascoal (piano, flauta), Heraldo do Monte (guitarra), Theo de Barros (bajo) y Airto Moreira (batería). Fue su amistad con este último la que dispararía su carrera internacional.

1970-1975: Primeros años en Estados Unidos

En 1967, Airto Moreira y su esposa, la vocalista Flora Purim -que ingresó al Quarteto Novo en su etapa final-, emigraron a los Estados Unidos para evitar al gobierno militar. A diferencia de la generación tropicalista, que decidió combatir la censura en casa, la pareja rehízo su vida insertándose en la escena del jazz norteamericano, trabajando para músicos como Stan Getz y Gil Evans, ávidos de incorporar el exotismo rítmico del Brasil a sus composiciones. En 1972, se unieron a Chick Corea, Stanley Clarke y Joe Farrell para grabar Return To Forever (1972) y Light as a feather (1973), los dos primeros álbumes de aquel renombrado grupo.

Al año siguiente, el matrimonio Moreira/Purim animaron a Pascoal a viajar a EE.UU., y lo llevaron ante la presencia de Miles Davis. El genial trompetista, después de escucharlo, lo invitó en 1970 a los estudios Columbia de New York, donde estaba trabajando con su propia banda, para grabar tres de sus composiciones –Selim, Little church y Nem um talvez– que vieron la luz en el álbum doble Live-Evil (1971). En aquellas sesiones, el brasileño tocó percusiones, batería y algo de piano eléctrico.

Previamente, había lanzado su debut oficial, Hermeto (Cobblestone/Muse, 1970), en estilo de big-band y bossa nova orquestada. De regreso en su país, publicó su segundo LP A música livre de Hermeto Pascoal (Sinter, 1973), en el que aparece una de sus melodías más versionadas, Bebé, y un cover de Asa branca, composición de Luiz Gonzaga de 1947, una tradicional pieza de baião, ritmo tradicional de la región oriental de Brasil. Después pasaron algunos años antes de su definitiva consagración, con el lanzamiento del álbum Slaves mass (1977).

1977-1979: Su mejor época

En ese disco, Hermeto Pascoal se pasea por el jazz, los ritmos brasileños, la fusión y la música de vanguardia con una solvencia asombrosa. Sus capacidades como compositor, improvisador y multi-instrumentista alcanzan aquí niveles insospechados, desde el homenaje al saxofonista Julian “Cannonball” Adderley -Cannon, con la flauta como protagonista- hasta Just listen (Escuta meu piano) -solo de piano- los espíritus convocados por “O Bruxo” trascienden lo local y se acercan al jazz-rock de Weather Report o Return To Forever en canciones como Mixing pot (Tacho) o los extensos jams Pica pau y Star trap.

Además, en este LP aparece Chorinho pra ele (Little cry for him), pieza tradicionalista con emocionantes disonancias y progresiones vertiginosas en un fondo de samba y forró que inspiró a toda una generación de compositores, intérpretes y arreglistas que, a lo largo de los años, han transcrito esta compleja y desafiante obra para guitarra acústica, piano, instrumentos de viento y ensambles de cámara.

Zabumbê-bum-á (Warner Brothers, 1978) sigue la línea del álbum anterior, con mayor presencia de ritmos brasileños en temas como São Jorge, Suite norte, sul, leste, oeste o Santo Antônio, mientras que en Susto, Rede o Pimenteira se desarrollan ideas de fusión que recogen lo que habían dejado de hacer los colosos del género, debido a los cambios en la industria musical. Pascoal, con ambos discos, se colocó a la vanguardia del jazz-rock y casi sin darse cuenta, contribuyó a que dicho estilo no desaparezca del radar de los melómanos del mundo.

Para cuando llegó al prestigioso Festival de Montreaux, con un grupo conformado íntegramente por músicos brasileños -Itiberê Zwarg (bajo), Jovino Santos Neto (piano, teclados), Cacau de Queiroz, Nivaldo Ornelas (saxofones, flautas), Pernambuco (percusión) y Realcino “Nenê” Lima Filho (batería), muchos de los cuales colaboraron con él hasta bien entrado el siglo XXI-, Hermeto Pascoal era ya una institución de la música vanguardista, capaz de conmover, sorprender y confundir a su público con sus extravagantes presentaciones.

Esa presentación fue editada en el LP Ao vivo Montreux Jazz Festival (1979), donde figura una composición plácida, delicada, atípica para sus estándares, que estrenó en dicho encuentro musical como homenaje a la ciudad suiza, Montreaux. En aquella ocasión, al finalizar su concierto, subió al escenario la legendaria Elis Regina e interpretó con él al piano dos clásicos de Jobim, Corcovado y Garota de Ipanema, además de una versión deconstruida de Asa branca. Pascoal calificó este encuentro espontáneo como un “auténtico regalo de Dios”.

Calendario de sonidos: El laboratorio de Hermeto

En los años ochenta, Pascoal, de enormes barbas y cabelleras blancas que lo hacen parecer un clon del rockero Leon Russell (1942-2016), fundó la Escuela Jabour, un recinto apartado de todo, ubicado en Rio de Janeiro, en el que prosiguió con sus exploraciones sonoras, ignorando las críticas de la prensa musical de su país que lo consideraba un «artista maldito».

Invitado permanente en los mejores festivales de jazz y música no convencional, el inquieto compositor continuó produciendo álbumes de calidad. Grabados en estudio y en concierto, estos discos constituyen un conglomerado de todas sus obsesiones musicales, desde los largos desarrollos de piano en clave de improvisación hasta sus vuelos de saxo, flauta y clarinete, pasando por toda clase de sonidos raros, en títulos como Cérebro magnético (1980), Hermeto Pascoal & Grupo (1982), el rarísimo Só não toca quem não quer (1987), entre otros.

De sus innumerables proyectos musicales, se destacó uno llamado Calendario do som (Calendario de sonido), 366 piezas compuestas a razón de una por día, entre 1995 y 1996. Aunque nunca las grabó, las partituras se publicaron como un libro. En el 2007 apareció en Argentina un colectivo llamado Banda Hermética -no confundir con Hermética, los metaleros, también argentinos, de Ricardo Iorio- que grabó doce de esas piezas en un álbum, Calendario de los sonidos, revelando un nuevo catálogo para la música brasileña. En mayo de este año apareció Janeiro, disco del joven pianista Uaná Barreto, con las 31 piezas del calendario correspondientes a enero.

Morir haciendo música

El documental Hermeto, campeão (Thomaz Farkas, 1991) es uno de los que mejor cubre el aspecto más personal e íntimo del músico, incluyendo una versión alucinante de una de las canciones de su disco Lagoa da Canoa, Município de Arapiraca (1984), dedicada a su esposa, Ilza na feijoada, un prodigio tocado por Hermeto en flauta, uno de sus instrumentos favoritos. Tras el fallecimiento de Ilza, con quien tuvo seis hijos, inició una colaboración musical y personal con la cantautora Alina Morena, que generó discos como Chimarrão com rapadura (2006) y Bodas de latão (2010).

En total, más de cuarenta álbumes -más de setenta si incluimos las colaboraciones con sus colegas, tanto brasileños como norteamericanos- para una discografía que siempre ofrece algo nuevo qué descubrir. El 2023, el brujo de la música brasileña recibió el grado de Doctor Honoris Causa de la prestigiosa escuela neoyorquina de Julliard, en una ceremonia especial, de manos de su director, el trompetista y director Wynton Marsalis.

Pascoal se mantuvo haciendo música hasta poco antes de su muerte. En su perfil oficial de Instagram se le puede ver subiendo a escenarios en silla de ruedas y liderando a su grupo. En esa misma red social, su familia publicó un poema, un mensaje al mundo escrito por él tras comprender que su final estaba cerca: “la música sostiene al mundo mientras la gente esté viva, es una fuente sin fin de alegría y placer… toquen y canten, mi gente, hasta la llegada del amanecer”.

[INFORME] No sólo Dina Boluarte está disfrutando de los viajes. Sudaca ha revisado los gastos de la Presidencia del Consejo de Ministros en 2025 que superan los cinco millones de soles sólo en pasajes. Además, varios ministros continúan viajando incluso a un país que la presidenta califica como “estado fallido”.

Esta semana, y pese a la nueva crisis que involucra a su premier y uno de sus ministros más cercanos, la presidenta Dina Boluarte dio a conocer su intención de realizar un nuevo viaje internacional que esta vez tendrá como destino Estados Unidos con motivo de la Asamblea General de la  Organización de las Naciones Unidas (ONU).

“La señora presidenta se ha acostumbrado a salir mucho del país cuando aquí hay muchísimos problemas”, señaló el congresista fujimorista Arturo Alegría con respecto al pedido de la mandataria al Parlamento. Sin embargo, cuando la solicitud de Boluarte Zegarra se sometió a votación en el hemiciclo el resultado fue favorable a la presidenta.

Con este viaje a New York serán más de diez veces las oportunidades en las que Boluarte ha salido del territorio nacional por un periodo que en total suma más de cincuenta días. Sin embargo, la presidenta no es la única integrante del gobierno que viene disfrutando de giras internacionales. Sudaca ha revisado los viajes aprobados por la Presidencia del Consejo de Ministros que en el último tiempo ha enviado funcionarios a conocer diversos continentes.

VIAJES DE LA PCM

Si bien la atención, e indignación, se ha centrado en los viajes realizados por la presidenta Dina Boluarte y su cuestionable relevancia para los intereses del país, la lista de funcionarios que han podido salir del Perú con el aval del Ejecutivo es extensa y, además, expone grandes contradicciones entre las motivaciones de los viajes y resultados que el ciudadano de a pie puede percibir.

Mientras la situación de la minería en el Perú permanece con un futuro incierto debido a las amenazas por parte de la minería ilegal que le han costado la vida a varios trabajadores del sector formal, el ministro Jorge Montero Cornejo recibió el visto bueno para viajar a Inglaterra e Irlanda del Norte.

Aunque el gobierno no ha podido garantizar las condiciones mínimas de seguridad para el sector minero y el avance de la minería informal hasta recibe el respaldo de un sector del Congreso, el ministro Montero fue enviado para mostrar al Perú como “potencial destino de inversión financiera”.

Úrsula León Chempén, la ministra de Comercio Exterior y Turismo, es otra de las integrantes del gobierno que ha estado de viaje en este mes de septiembre. Aunque las principales noticias sobre el turismo durante las últimas semanas se centraron en la alarmante situación de Macchu Picchu que incluso ha llevado a que se ponga en peligro su estatus como Maravilla del Mundo, la ministra León utilizó estos días para viajar a España.

Paradójicamente, en medio de la crisis que se vive en territorio cusqueño y que reportó considerables pérdidas económicas, la ministra del sector turismo asistió a Madrid para hablar de “las oportunidades de inversión en infraestructura turística”. Por supuesto, este viaje significó un costo importante para su ministerio que estuvo cerca de los seis mil dólares por tres días.

CONOCIENDO AL ESTADO FALLIDO

Aunque en su último Mensaje a la Nación por 28 de julio, Dina Boluarte calificó a Bolivia como un país con un “estado fallido”, su gobierno parece estar muy interesado en disfrutar las festividades de dicho estado fallido. Por ello, durante el mes de agosto, la Presidencia del Consejo de Ministros autorizó al Walter Astudillo, ministro de Defensa, para que viaje a participar de la celebración del bicentenario de este país vecino.

La misión encargada al ministro Astudillo para ir a compartir con las celebraciones del gobierno boliviano, al que la presidenta Boluarte había descalificado semanas antes, le ha costado más de mil soles al Ministerio de Defensa por los tres días que el titular del sector se ausentó para festejar el bicentenario del país andino.

Fabricio Valencia, señalado como uno de los ministros más cercanos y defensores de Dina Boluarte, ha llevado a cabo una gestión con serios cuestionamientos en el Ministerio de Cultura. Sin embargo, esto no fue un impedimento para que la PCM le apruebe un viaje a Corea del Sur a finales del mes pasado y participe de un evento que fue presentado como un “diálogo de alto nivel sobre cultura”.

LA GRAN INVERSIÓN

Además de los viajes de la presidenta Dina Boluarte y sus ministros, la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) también ha realizado un considerable desembolso en favor de los pasajes para vuelos nacionales e internacionales de diversos funcionarios del gobierno. Sólo durante el pasado mes de agosto, la PCM emitió ocho órdenes de servicio a favor de LATAM Airlines por un monto que supera los S/. 151,353.

Pero, al revisar el monto que se acumula en los meses transcurridos durante este año 2025, la cifra que ha destinado la Presidencia del Consejo es de casi seis millones de soles en viajes nacionales e internacionales. En el año 2023, el monto fue de casi siete millones de soles mientras que en 2024 superó los ocho millones de soles.

Con la tendencia que se ha mostrado por parte de la PCM para autorizar viajes y a falta de más de tres meses para finalizar el año, la posibilidades de superar los más de ocho millones de soles en pasajes aéreos que se registró en 2024 son altas y con ello el 2025 se podría convertir en el año con mayor gasto en viajes por parte de la Presidencia del Consejo de Ministros desde que Dina Boluarte asumió la presidencia.

Reforzar los vínculos con naciones que pueden convertirse en aliados estratégicos y brindar una imagen atractiva para la inversión internacional son objetivos que todo gobierno debe tener en cuenta. Sin embargo, cuando la eficiencia del gobierno es imperceptible en el territorio nacional y las designaciones parecen condicionarse a la complicidad con el Ejecutivo en lugar de la experiencia en el sector, estos viajes parecen estar más cerca de tener fines turísticos que la búsqueda de beneficios para el país.

[CIUDADANO DE A PIE] “Elegimos a nuestros gobiernos por medio del voto. Los partidos proponen políticas y presentan candidatos, nosotros votamos según reglas predefinidas, se declara un ganador, este ocupa su cargo y el perdedor se va a su casa. Durante unos años nos gobiernan y luego tenemos la posibilidad de decidir si los renovamos en sus cargos, o bien, los echamos.” La frase, perteneciente al reconocido especialista en temas de democracia Adam Przeworski, resume la esencia del sistema democrático: elecciones periódicas, competencia entre partidos, reglas claras, alternancia en el poder y algo fundamental, la rendición de cuentas mediante el voto ciudadano, a la que todo gobierno en democracia debe someterse. Por desgracia, esta “normalidad democrática” (Mounk) no es propia de los países, que, como el nuestro, se encuentran en la categoría de “régimen híbrido”, caracterizado por un sistema político que combina elementos democráticos y autoritarios (The Economist). Es en este complicado marco que los peruanos acudiremos a votar el próximo 12 de abril, en unas elecciones, que, como bien ha señalado Juan De la Puente, tienen como problema central la posibilidad de reelección de este régimen que tiene “un pie en la legalidad y otro en la ilegalidad”, y al que bien haríamos, en calificar sin rodeos ni circunloquios, como el de una “crimilegalidad” (https://sudaca.pe/noticia/opinion/jorge-velasquez-2026-elecciones-en-tiempos-de-crimilegalidad/).

Mucho que perder

¿Por qué unos comicios “democráticos” serían deliberadamente manipulados por un gobierno, con la finalidad de mantener a toda costa el manejo del país? Debemos igualmente a Przeworski, una clara respuesta a esta interrogante: la razón fundamental, es que el fracaso electoral no sólo representaría una pérdida de privilegios, sino que podría resultar en una seria amenaza personal al patrimonio (en muchos casos malhabido) y a la libertad de quienes detentan el poder. Es entonces que, con tal de escapar de esta amenaza, recurrirán a todos los mecanismos posibles de manipulación, abuso, represión e intimidación, y si nada de esto funcionara al fraude.

Es de dominio público que no menos de 67 parlamentarios, la propia jefa de Estado y algunos de sus más notorios colaboradores, enfrentan o enfrentarán investigaciones por múltiples delitos, que van desde los consabidos corrupción, organización criminal, lavado de activos, enriquecimiento ilícito… hasta el de homicidio calificado. De que preocupar a los miembros del archiconocido “pacto mafioso” quienes, con la finalidad de asegurar su impunidad más allá del 28 de julio del 2026, buscan asegurar la victoria de sus candidatos en las próximas elecciones, valiéndose por el momento, de una serie artimañas legales que merecerían una nota especial.

Empoderamiento criminal 

La crimilegalidad extiende igualmente su manto protector sobre las actividades de los grupos delictivos organizados que operan en nuestro país. El pacto mafioso ha aprobado y promulgado una serie de leyes y reformas entre 2023 y 2025, que, según informes del Ministerio público, organizaciones internacionales como Human Rights Watch y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, debilitan nuestro sistema de justicia, obstaculizan investigaciones contra redes criminales y facilitan la impunidad en casos de extorsión y otros delitos. Como ejemplos podemos citar la ley 32138, que modifica de la ley contra el crimen organizado, excluyendo deliberadamente actividades como la minería ilegal y el proxenetismo; la ley 32326 de Extinción de Dominio, que impide al Estado recuperar bienes ilícitos de manera ágil en casos de lavado de activos, narcotráfico, minería ilegal y corrupción; y la ley 31990 sobre la Colaboración Eficaz que impone plazos rígidos que obstaculizan las investigaciones complejas*. Resulta pues evidente que tanto los miembros del pacto mafioso, como los capos de las grandes organizaciones criminales, comparten el mismo interés en asegurar el triunfo de candidatos que respondan a sus intereses.

Por las malas… o por las peores

Autoridades, expertos y diversas organizaciones, han planteado el riesgo de una intervención decisiva del crimen organizado en las elecciones generales que se avecinan, y según una encuesta reciente de Ipsos, el 71% de los peruanos considera probable que las campañas electorales sean financiadas por dinero proveniente de la minería ilegal.

Diez mil millones de dólares -cantidad aproximada de dinero generado anualmente por las economías ilegales y criminales- son infinitamente más que suficientes para financiar campañas, sobornar autoridades, crear redes de desinformación, infiltrar operadores en los partidos políticos, constituir bancadas propias en el Congreso y ¿quién sabe? ¡contar con un Presidente de la República totalmente afín!

Esta intervención mafiosa no tiene por qué limitarse al solo financiamiento electoral, sino puede incluir acciones más directas y expeditivas, como el amedrentamiento, la violencia física contra personas y colectivos, y llegado el caso, el homicidio de candidatos molestos (Luna).

Un Estado que no sirve, pero que les sirve

¿En qué tipo de acciones concretas deberíamos involucrarnos los peruanos para enfrentar este riesgo? La campaña #PorEstosNo, promovida por Rosa María Palacios, es un paso importante en la dirección correcta, pero enfrentarse a los enemigos de nuestra democracia y sus enormes recursos, requiere con urgencia una mejor organización y objetivos de mayor alcance.

En todo caso, deberíamos tener muy presente que una victoria en las urnas de los candidatos del pacto mafioso puede terminar siendo irreversible para nuestro país. La instauración definitiva de lo que los actuales poderes legislativo y ejecutivo representan: una flagrante incompetencia para resolver los problemas del Perú, acompañada de un Estado de derecho menguante y sometido a intereses criminales. Esta calamidad nacional significaría, asumiendo como propias las palabras de Yascha Mounk, que nuestra patria se habrá encarrilado por la senda de la injusticia perenne.

*Para una mejor comprensión de este entramado legal, seguir los análisis de Rosa María Palacios en La República resulta de suma utilidad.

[EL CORAZON DE LAS TINIEBLAS] La aprobación presidencial y la del congreso no pasan del 3%. Estos niveles constituyen un récord en América Latina. Sin embargo, la baja aprobación de nuestros gobernantes no se manifiesta en las calles, a través de grandes estallidos de protesta. Pero estamos en el siglo XXI: las corrientes de opinión y los centros de decisión no se generan como hace 30 años.

Bastó una mediana protesta juvenil en las calles, pero nutrida en las redes sociales, para que los partidos políticos que impulsaron la onerosa ley de Las AFPs diesen marcha atrás, quitasen el cuerpo, súbitamente pasasen a criticarla y a proponer su modificación y hasta su derogatoria. La conclusión se cae de madura: puede que las fuerzas políticas que nos gobiernan no le teman a la calle -veremos qué pasa este fin de semana- pero sí le temen a la opinión pública, sí le temen al voto, y le temerán más conforme se aproximen más las próximas justas electorales de 2026.

Desde algunos sectores políticos se ha dicho que la cuestión por resolver el próximo año no trata de derechas vs izquierdas, sino de decentes vs. indecentes. La dicotomía no podría ser más maniquea pero es muy posible -tras varias legislaturas aprobando leyes a favor del crimen, a favor de lobbies legales e ilegales y en contra del bien común -esto es del bolsillo de la gran mayoría de peruanos- que grandes masas busquen en abril del próximo año a aquel candidato o partido que finalmente defienda sus intereses.

#Porestosno es una campaña hasta ahora bastante exitosa pero que, al final de cuentas, no garantiza mucho. El problema: hay otras variables en juego. Un número importante de peruanos votará sí o sí por la agenda conservadora, que es una agenda mundial vinculada a las posturas políticas e ideológicas de Donald Trump, Javier Milei, el partido Vox y el recientemente asesinado activista Charlie Kirk. En el Perú, el apadrinado parece ser Rafael López Aliaga. Sin embargo, la también conservadora Keiko Fujimori cuenta con el voto del núcleo duro fujimorista y ante la singular dispersión generada por 39 candidatos a la presidencia es muy probable que uno de los dos pase a segunda vuelta. Tal vez ambos, lo que garantizaría la continuidad del actual orden de cosas el próximo quinquenio.

Al otro extremo, el de los llamados “decentes”, y coloco las comillas como clara advertencia de que estoy refiriendo una mirada de sentido común política y no una conclusión científica. Aunque sus enemigos tildan a Martín Vizcarra desde corrupto hasta genocida, lo cierto es que un sector importante del electorado peruano -la primera minoría- lo sigue porque entiende que enfrentó al sector que hoy gobierna en contra de los grandes intereses nacionales y populares. Martín no será candidato, al menos al estado de cosas el día de hoy, pero sí podría serlo su hermano Mario y parece claro que sí le endosará parte de su votación. ¿Le alcanzaría para la segunda vuelta? El programa de Vizcarra o de El Perú primero nunca estuvo muy claro, se sitúa en la centro derecha y su apuesta política siempre fue el populismo, la aplicación de medidas a favor de las mayorías como la obligación a las farmacéuticas a ofrecer medicamentos genéricos y su propio carisma personal.

Seguidamente tenemos a Alfonso López Chau, candidato del novel partido AHORA NACIÓN. Los ahoranacionistas representan lo contrario a los vizcarristas. Son un partido de jóvenes liderados por un hombre mayor, profesional y académico, son un partido claramente definido como de centro izquierda democrática y que viene desarrollando un programa entorno a la idea original de la socialdemocracia popular. La apuesta parece pertinente pues vivimos tiempos globales de cambios ideológicos en los que se busca alternativas más sociales, tanto a los excesos del neoliberalismo como a la polarización protagonizada por conservadores y progresistas enconados en la batalla cultural. La propuesta de AHORA NACIÓN no descarta la posibilidad de una Nueva Constitución pero se inclina más por una opción gradualista.

AHORA NACIÓN apuesta por la recuperación del Estado para ponerlo al servicio de las grandes mayorías a través de su modernización y ofrece empoderar a las regiones vinculándolas con los mercados mundiales. El partido cuenta con cuadros técnicos importantes y podría constituirse en la opción seria en medio de tanta improvisación. Distinto es que un electorado acostumbrado al populismo y el clientelismo sepa identificar una opción con estas características. Ahí radica el gran desafío.

Al extremo de la izquierda, Guillermo Bermejo se perfila como candidato de Nuevo Perú, el partido de Verónica Mendoza, al que se  suma el suyo propio: Voces del Pueblo. Bermejo tiene carisma y ductilidad ante cámaras. Es ameno y podría  revertir la imagen de izquierdista radical de la que viene precedido así como de algunas acusaciones que lo vinculan con sectores de MOVADEF. El programa de NP propone una nueva Constitución, la modificación sustancial del capítulo económico de la actual y la priorización de agendas culturales, la defensa poblaciones vulnerables y pueblos originarios.

Entre el centroizquierdista Alfonso López Chau, el centroderechista Mario Vizcarra y el izquierdista Guillermo Bermejo podría encontrarse el otro candidato que pase a segunda vuelta pero es preciso señalar que es muy distinto representar para los electores la tan anhelada alternativa de cambio y de decencia, que llegar efectivamente a serlo. El maniqueísmo derecha-malo vs izquierda-bueno representa ya muy poco en el imaginario de los peruanos y menos tras la muy cuestionada y desastrosa gestión municipal de Susana Villarán.

¿Quiénes son los indignados? Indignados podríamos ser todos o casi todos. Distinto es establecer qué bolsones electorales estarían dispuestos a votar por una opción de cambio real. En primer lugar tenemos al siempre rebelde sur peruano que sin duda abrazará una de las tres opciones antes mencionada o repartirá sus preferencias entre ellas. Luego tenemos el nada despreciable electorado del expresidente Pedro Castillo cuyo gobierno, casi patético y con visibles indicios de corrupción, no justifica una carcelería con evidentes matices políticos. Los jóvenes, sin duda alguna, serán una fuerza en sí misma, probablemente la más consciente y la del voto más reflexivo y, por último, las clases medias intelectuales -caviares que les llaman algunos- que apostarán también por una de las opciones que apunten a salir de la peripatética situación en la que nos encontramos.

Ante nosotros una carrera de obstáculos. El primero colocar en segunda vuelta a uno de los candidatos que podría representar un cambio real en la conducción del país. El segundo: que efectivamente gane la segunda vuelta.  Y el tercero: que realmente encarne un gobierno de decencia, de recuperación de las instituciones del Estado para ponerlas al servicio del país y del bienestar y desarrollo de todos los peruanos.

[MÚSICA MAESTRO] Una semana triste

La pasada fue una semana particularmente luctuosa, tanto a nivel nacional como internacional. Desde un joven periodista peruano, recientemente redimido con el oficio al punto de ser considerado por el nefasto poder actual como uno de los más incómodos, hasta un nonagenario diseñador italiano cuyo apellido es una marca, sinónimo tanto de distinción y lujo como de engaño y montaje, la muerte les pasó “como un fuerte vendaval” -Fito Páez dixit- dejando a sus seguidores con la inevitable pesadumbre que produce el paso “al otro barrio”.

En la música también sonaron notas tristes esos días. Primero fue Mark Volman, extraordinario cantante norteamericano miembro original de The Turtles, un sexteto de pop beatlesco que se hizo inmortal con el éxito de 1967, Happy together y luego se convirtió, junto con su compañero Howard Kaylan, en el dúo de pop-rock humorístico Flo & Eddie, integrantes de The Mothers Of Invention entre 1970 y 1972 que se reinventaron luego como personalidades de la radio y televisión gringas. Su muerte se produjo a los 78 años, de demencia, el viernes 5 de septiembre.

Al día siguiente falleció de un agresivo cáncer a la sangre con el que luchaba desde hacía una década el extraordinario pianista Rick Davies (81), fundador y columna vertebral de Supertramp, grupo británico cuyas melodías perfectas, inteligente rebeldía y aspecto discreto los convirtió, en plena era de extravertidos dioses de la guitarra, rompe hoteles y depredadores de groupies, en adalides de una contracultura con identidad propia, capaces de hacer pop-rock cuestionador, virtuoso y accesible a todo tipo de público sin sacrificar calidad ni elegancia.

Rick Davies, un líder de perfil bajo

“Conocí a Rick durante 52 años, dio forma a mi vida en muchas maneras, sobre todo musicalmente. Es el mejor músico que he conocido” escribió en su Instagram John Helliwell (80), saxofonista, tecladista y vocalista en Supertramp desde el lanzamiento de Crime of the century (1974), el disco que les abrió definitivamente las puertas del éxito. Helliwell, un carismático showman, de expresión sarcástica y voz hiperaguda que presentaba las canciones en pausado y perfecto francés en aquel disco doble en vivo que todos hemos escuchado más de una vez, era también parte vital de ese sonido refinado. En lo personal, su amistad adquirió otro nivel cuando Davies le pidió, en 1977, que fuera su padrino de bodas.

Su voz era grave y su gesto, adusto. En la mitología que se creó alrededor de Supertramp, Rick Davies era el malhumorado y difícil de tratar. Sin embargo, los testimonios que han comenzado a salir tras el deceso en su casa de New York nos descubren lo que más o menos intuíamos desde que alcanzamos la comprensión de que, a diferencia del piano que dominaba como una extensión de su propio cuerpo, no todo es blanco-y-negro en las relaciones humanas. Su fuerza de carácter era el motor que permitía al quinteto seguir adelante a pesar de sus propios altibajos emocionales.

La complicidad musical que desarrolló con el compositor, vocalista, guitarrista y pianista Roger Hodgson se vio también perjudicada por esas oscilaciones anímicas. Aunque, para todos los efectos, Supertramp fue siempre una entidad colectiva, resultado del sólido engranaje de sus partes, para nadie era un secreto que la simbiosis entre ambos era la generadora de esa sencilla y a la vez sofisticada, compleja genialidad. Pero, cuando se trataba de liderar al grupo humano, Rick Davies era, desde su intencional perfil bajo, quien llevaba la voz cantante.

El sonido vigente de Supertramp

Aunque se les suele asociar al concepto “rock de los ochenta”, la discografía básica de Supertramp pertenece a la década anterior. Ocurre que, en nuestro país, muchas de las canciones más conocidas del grupo comenzaron a difundirse a partir del éxito de la versión en vivo de Dreamer, contenida en el mencionado álbum doble Paris (1980) y lanzada originalmente seis años antes.

Algo parecido pasó con el clásico de The Kinks, Lola, cuya versión en vivo incluida en One for the road (1980), fue fija en la programación de radios ochenteras. Actualmente, muchas personas todavía piensan que pertenece a esa década, a pesar de que la grabación original en estudio está en el álbum conceptual Lola versus Powerman and the Moneygoround, Part One (1970), el octavo de la banda de los hermanos Dave y Ray Davies quienes, por cierto, no son parientes de Rick.

Como ocurre con otros artistas de esa época, el amplio repertorio de Supertramp ha quedado reducido a dos o tres temas de rotación fija y repetitiva, cotidiana, en las emisoras dedicadas al pop-rock en inglés. En realidad, la discografía de Supertramp se compone en total de 11 discos de larga duración en estudio y 6 en concierto, con Rick Davies presente como único miembro estable.

Además, en 1986 apareció su primera recopilación de grandes éxitos, The autobiography of Supertramp (1986), el LP de enigmática carátula que muestra a un hombre sin rostro leyéndose a sí mismo. En la era de los discos compactos esta fue reemplazada, sucesivamente, por otras dos selecciones: The very best of Supertramp (1990, de carátula blanca y su segunda parte, de portada negra, de 1992) y, ya en el siglo XXI, un CD doble titulado Retrospectacle: The anthology (2005).

Los primeros años

El camino musical de Supertramp comenzó cuando Rick Davies y Roger Hodgson se conocieron allá por 1969, tras un anuncio que Davies puso en una revista buscando “un guitarrista que toque rock progresivo”. Davies, amante del blues y el jazz, provenía de un pueblo de clase trabajadora llamado Swindon, al sur de Inglaterra y había adquirido experiencia como líder en The Joint y, luego, fue parte de la banda del cantautor irlandés Gilbert O’Sullivan, conocido por su single Alone again (Naturally) de 1971. Por su parte, Hodgson era un joven músico obsesionado con el pop y los temas espirituales que había crecido en otra ciudad sureña, Portsmouth, en una familia de profesionales acomodados que le dieron una educación privilegiada.

La primera configuración oficial del grupo fue Rick Davies (voz, piano), Roger Hodgson (voz, bajo), Keith Baker (batería) y Richard Palmer-James (voz, guitarras) y adoptó el nombre de Supertramp -aquí se les ve tocando una versión del clásico, All along the watchtower– tras leer la autobiografía de W. H. Davies, literato y vagabundo galés. Palmer-James escribió las letras de las primeras melodías compuestas por Davies y Hodgson, influenciadas por la onda prog-rock de entonces.

Poco después de su álbum debut, Palmer-James abandonó Supertramp para trabajar como letrista de King Crimson, en varios himnos del Rey Carmesí como Exiles (Larks tongues in aspic, 1973), The great deceiver (Starless & Bible black, 1974) o Starless (Red, 1974). Luego de reclutar al saxofonista David Winthrop, el dúo fundador se embarcó en la producción de su segundo LP, con una base rítmica nueva integrada por Kevin Currie (batería) y Frank Farrell (bajo), y Hodgson asumiendo el rol de guitarrista dejado por Palmer-James.

Supertramp (1970) e Indelibly stamped (1971), pasaron desapercibidos en la escena inglesa de prog-rock y psicodelia. Algunas canciones como Surely, Maybe I’m a beggar, Travelled o la extensa Try again contienen atisbos de lo que vendría, pero no logran redondear una propuesta contundente. En todo caso, sirvieron como tubo de ensayo para la explosión de creatividad que llegaría tres años después, en que realmente se inicia el sonido definitivo del grupo.

Entre el rock progresivo y el soft-rock

Crime of the century (1974) mostró una evolución tremenda en términos de desarrollo de ideas musicales y líricas. En un movimiento arriesgado, decidieron incorporar gruesas dosis de jazz a sus composiciones, además de dar mayor protagonismo a la combinación de sus voces -muchas veces jugando con los falsetes, al estilo de los Bee Gees- y a un instrumento que ambos dominaban, el piano y sus diversas variaciones. Así, la guitarra de Hodgson cedió espacio a los Wurlitzer, órganos Hammond B-3 y Fender Rhoads, en una propuesta única en el panorama rockero del momento, a mitad de camino entre el progresivo y el soft-rock.

Además, la pareja de compositores rearmó el grupo, con el ingreso de tres nuevos integrantes, el norteamericano Bob Siebenberg (batería), el escocés Dougie Thomson (bajo) y el británico John Helliwell (saxo, teclados, coros), consolidando la formación clásica de Supertramp. A partir de este momento, el grupo adquiere un nivel de sofisticación que no se limitaba al aspecto sonoro, sino a la adopción de una apariencia mesiánica, de ropas blancas, barbas tupidas y gestos misteriosos, lo que les dio cierto aire intelectual e incluso místico.

Canciones como School, Rudy, Dreamer o Hide in your shell apoyaron este nuevo concepto, con letras sensibles y discursivas, pero que eran de todo menos aburridas o forzadas. La primera, por ejemplo, con sus distintas secciones y su historia de inconformismo frente a lo convencional, es el primer gran logro artístico de Supertramp. Los álbumes siguientes -Crisis? What crisis? (1975) e Even in the quietest moments (1977), aportaron una combinación agradable de esos pianórganos en permanente y compulsivo staccato, voces contrapuestas y densas guitarras electroacústicas, con nuevos éxitos como Ain’t nobody but me o Give a little bit que mostraban las dos caras de la moneda. Por un lado, el romanticismo pop de Hodgson y por el otro la fibra rockera de Davies.

Para el sexto disco, Breakfast in America (1979), la banda desplegó lo mejor de sus poderes, en medio de una situación atípica en la historia del rock. Sus dos principales cabezas, en el pico de su creatividad, se las arreglaron para producir canciones que se instalaron para siempre en la memoria colectiva. Y lo hicieron casi sin dirigirse la palabra. “Somos muy distintos, pero nos queremos” comentaron en esa época.

Ese contraste de personalidades es lo que hacía funcionar a Supertramp. En 1978, un periodista de Melody Maker pasó tres días en el estudio mientras grababan y mezclaban el disco y, en su artículo, aseguró que nunca los vio conversar juntos más de cinco minutos y que solo intercambiaban cordiales «buenos días», «hasta mañana», como dos oficinistas que se saludan fríamente, casi por compromiso. Con sus diferencias también al tope, Roger y Rick no interactuaban mucho, haciendo concesiones solo para los conciertos y otros compromisos, con un profesionalismo que jamás permitió filtraciones hacia afuera. Viendo videos de esa época, nadie sería capaz de adivinar lo que ocurría.

En ese fabuloso álbum, en cuya carátula una risueña camarera de avión sostiene una bandeja de desayuno imitando la postura de la Estatua de la Libertad, mientras que al fondo, desde la ventana, se ve un parque formado de diversos objetos de cocina, una sátira no intencional al consumismo norteamericano, están sus himnos definitivos, The logical song, Goodbye stranger y Breakfast in America.

Las canciones de Rick Davies, éxitos subestimados

En todos los álbumes que grabaron entre 1970 y 1983, el 90% de temas aparecen firmados en conjunto por ambos, como ocurre con los Beatles. Sin embargo, también como Lennon y McCartney, Hodgson y Davies componían por separado de manera individual para luego trabajar juntos los acabados finales, detalles, efectos, letras, etcétera.

Las canciones más famosas de Supertramp pertenecen a Roger Hodgson, desde Dreamer (1974) y Give a little bit (1977) hasta las archiconocidas Breakfast in America, The logical song (1979) o temas menos difundidos, pero igual de buenos como Hide in your shell (1974), Sister Moonshine (1975), la filosófica Lord is it mine (1979) o el éxito It’s raining again, incluido en el último disco que hizo con la banda, … Famous last words… (1982).

Sin embargo, Rick Davies colocó su estilo como compositor y cantante en temas tan famosos e importantes en el repertorio del grupo como Bloody well right (1974) y su alucinante inicio al piano; la reflexiva balada From now on (1977), Ain’t nobody but me (1975) o ese prodigioso homenaje al doo-wop de los años cincuenta, My kind of lady (1982), cuyo divertido y evocador videoclip alegró nuestras tardes durante esa inolvidable década.

En todos ellos, desde los vuelos progresivos de Crime of the century o las insinuaciones latinas de Rudy (ambas de 1974) hasta los arranques blueseros de Oh darling o Casual conversations, la voz grave de Davies se impone como marca registrada e inconfundible de Supertramp tanto como el tono más agudo y nasal de Hodgson. Goodbye stranger, con sus cambios y filigranas instrumentales -la batería, el afilado solo de guitarra, los coros, los pianos-, resume su capacidad para construir historias de música y letra inolvidables. Un clásico por donde se le escuche.

Un legado difícil de quebrar

Roger Hodgson (75) renunció a Supertramp en 1983 y la mayoría creyó que era el final del grupo. Un par de años después, el álbum Brother where you bound (1985) colocó un par de temas en los rankings –Better days y Cannonball– y retornó a arenas progresivas con colaboraciones de David Gilmour (Pink Floyd) y Scott Gorham (Thin Lizzy) en el extenso tema-título. Luego, siguieron unos cuantos álbumes más, sin alcanzar el éxito comercial del periodo 1974-1979.

Aunque formalmente no volvieron a reunirse sobre el escenario, Rick Davies y Roger Hodgson tuvieron una última ocasión, acompañados por John Helliwell, para cantar Goodbye stranger y The logical song en un evento privado en Beverly Hills, en homenaje a Jerry Moss, uno de los fundadores de A&M Records, la casa discográfica que lanzó todas sus producciones musicales. Con los años, los músicos volvieron a hablarse, pero jamás pensaron en tocar juntos de nuevo.

Mientras Roger Hodgson -de quien no se ha publicado pronunciamiento alguno tras la muerte de su excompañero-, hizo algunos discos como solista, sin mayor repercusión comercial, pasó la temporada 2001-2002 como integrante de la All-Starr Band de Ringo Starr y armó su propio grupo para tocar por el mundo el famoso material que escribió para Supertramp, Rick Davies y los otros tres -Helliwell, Siebenberg y Thomson- siguieron hasta el 2012 aproximadamente, con un elenco rotativo de músicos de apoyo, concentrándose en mantener vivo el legado de Supertramp hasta el año 2015, en que anunció su retiro tras ser diagnosticado con el mieloma que terminó con su vida, dejando un vacío inmenso en el mundo de la música popular.

[EL DEDO EN LA LLAGA] Roma, 14 de abril de 1984. Luis Fernando Figari, fundador del Sodalicio de Vida Cristiana, pronuncia su “Catequesis sobre el amor” ante una multitud de jóvenes —en su mayoría vinculados al Camino Neocatecumenal— en la Basílica de San Pablo Extramuros. El día 12 de abril le había tocado el turno a Álvaro del Portillo, prelado del Opus Dei, y el día anterior, 13 de abril, Kiko Argüello, líder de los neocatecumenales, había hecho delirar de emoción a los jóvenes reunidos allí para participar del Jubileo de los Jóvenes, convocado por el Papa Juan Pablo II dentro del marco de las celebraciones del Año Santo de la Redención.

Así se dirigió Figari a su joven audiencia:

«El número que aquí vemos, con ser muchos, no es más que un puñado frente a los millones y millones de hombres jóvenes, de mujeres jóvenes, creyentes, anhelantes, que en todo el mundo vibran desde lo profundo de su corazón —desde ese cenáculo íntimo, interior, donde las cosas más importantes de la vida se experimentan—; jóvenes que vibran por compartir la experiencia fuerte, la experiencia intensa, la experiencia irradiante del Año de la Redención, vivido en el centro mismo de la cristiandad».

Quienes estuvimos allí presentes percibimos la emoción que embargaba a Figari al hallarse ante una multitud de jóvenes creyentes, a los cuáles en su mayoría él mismo nunca hubiera considerado aptos para formar parte del Sodalicio que él había fundado, una élite de jóvenes varones elegidos para vivir el ideal de ser mitad monjes, mitad soldados.

Pues cuando Figari y quienes formábamos parte de la delegación sodálite —unos diez miembros entre los cuales también se encontraban Germán Doig, Virgilio Levaggi y Alejandro Bermúdez— acudimos a Roma en ese momento, aún no existía el Movimiento de Vida Cristiana. El Sodalicio era solamente una asociación pía de fieles de derecho diocesano, con aspiración a ser mucho más que eso. Adicionalmente, habían grupos de jóvenes escolares varones, llamados Agrupaciones Marianas, que era donde el Sodalicio hacía su pesca de vocaciones. Una vez identificados aquellos jóvenes “buena voz” a los que había que “trabajar” para convencerlos de su vocación sodálite, el resto era desechado y no se le prestaba mayor atención. Prácticamente, eran considerados materia residual y se les dejaba librados a su suerte. Si venían a las misas dominicales de los sodálites en los setenta e inicios de los ochenta, se les toleraba, pero no se invertía ningún esfuerzo en mantener su lealtad al grupo.

Los esporádicos Convivios (congresos de estudiantes católicos de escuelas privadas para alumnos de clase media alta para arriba), realizados inicialmente en 1977 y 1978, y luego retomados a partir de 1983, tenían como finalidad la selección proselitista de muchachos para formar agrupaciones marianas, donde pescar nuevas “vocaciones” sodálites. No era otro el objetivo.

También existía la Asociación de María Inmaculada (AMI), destinada a las amigas de los sodálites y a las novias de aquellos sodálites que habían optado por una vocación matrimonial.

Eso era todo. Pues el Sodalicio era la niña de los ojos de Figari, donde se concentraban todos sus esfuerzos. Sin embargo, el número reducido de sodálites, ese puñado de jóvenes dispuestos a darlo todo por el endiosado fundador, no parecía satisfacer sus ansías megalomaníacas de verse aclamado por multitudes. Y algo debe haber cambiado en él después de ver esas multitudes de jóvenes de ambos sexos idolatrando a Kiko Argüello. Y más aun cuando al día siguiente, esos mismos jóvenes lo escucharon atentamente, lo aplaudieron, cantaron y celebraron su fe dentro del marco de una liturgia eucarística dominada por la simbología neocatecumenal.

Poco tiempo después de nuestro regreso a Lima, Figari —en el marco de una conferencia en el Colegio de los Sagrados Corazones de Belén (San Isidro, Lima)— planteó la idea de un movimiento que se guiaría por la espiritualidad sodálite, es decir, por la ideología espiritual que él había pergeñado, aunque sin las fuertes exigencias que se le imponían a los sodálites y con una participación más suelta y relajada.

Sin embargo, su idea de un movimiento no surgió como una inspiración del Espíritu Santo, sino más bien como una estrategia pragmática: quienes en las agrupaciones marianas no habían pasado la valla como para ser considerados “vocaciones sodálites”, podían seguir vinculados como miembros del movimiento, a mayor gloria de Figari. Asimismo, también estaba la idea de vincular a los padres de los sodálites y agrupados marianos, a fin de limar las asperezas en sus relaciones con ellos que, por lo general, fueron conflictivas. Pues en el Sodalicio se solía fomentar la enemistad de los “elegidos” hacia sus progenitores, a los cuales se veía como obstáculos para una entrega generosa al Plan De Dios. Así lo plasmó Figari por escrito en su Memoria 1979:

«…quiero sí referirme a un dolor que se clava en lo profundo del alma, y que con el correr del tiempo y nuestra mayor presencia apostólica, se hace más frecuente. Me refiero a la tragedia que constituye que muchos padres que se dicen cristianos pongan todo género de trabas en el crecimiento en la fe de sus hijos. […] Ese fenómeno lo vemos crecer en la misma medida que observamos el desarrollo de nuestros trabajos apostólicos. Duele porque no es un ataque que viene de fuera, sino de dentro. Un ataque, que a veces se torna cruel por su refinamiento y su sistematización, que causa daño a miembros de nuestra comunidad que desean entregarse cada vez más plenamente al Señor. Que hace tambalear a jóvenes que ven en Cristo el camino de liberación. Hemos sido testigos de hechos inenarrables que llevan a comprender por qué en nuestro medio se puede hablar de crisis de la familia. Aunque, quizá fuera mejor hablar de crisis de amor. Y, cuando el joven da muestras de acoger un llamado del Señor para entregar toda su vida a la Iglesia a través de Santa María, muchas veces esas agresiones a las que nos venimos refiriendo se tornan en furibundas reacciones en contra de la misma fe y hasta de Dios, sin abandonarse por ellos actitudes increíblemente coercitivas de parte de padres que dicen amar a sus hijos. Por ello digo que más que crisis de familia habría que hablar de crisis de amor. .[..] Aquellos quienes viven y sufren esta realidad dolorosa descrita deben tener confianza en los caminos de Dios, y permanecer siempre leales al llamado que el Señor les ha hecho llegar. Él les fortalecerá».

No se admitía la posibilidad de que fuera el Sodalicio mismo el que estuviera mal y hubiera dado motivo para esas actitudes de oposición por parte de los padres de familia. Esta situación de conflicto podría cambiar si había un movimiento que les ofreciera a esos padres y madres una vinculación a esa cosa en que estaban metidos sus hijos.

En 1985, al año siguiente, fue fundado oficialmente el Movimiento de Vida Cristiana (MVC), literalmente para recibir a los sobrantes de la pesca de vocaciones y mitigar los daños colaterales infligidos a padres de familia, que contemplaban como sus hijos eran absorbidos por una institución totalitaria y fanática. El Espíritu Santo no tuvo arte ni parte en esa decisión.

El 23 de marzo de 1994 el MVC fue reconocido por el Pontificio Consejo para los Laicos como asociación internacional de fieles de derecho pontificio. En ese entonces habría contado con unos 25,000 miembros y estaba presente en 21 países.

Sin embargo, décadas después, el 14 de abril de 2025, la Santa Sede, admitiendo la falta de carisma vocacional del MVC, lo suprimió definitivamente. La pregunta que nos hacemos es qué es lo que realmente se suprimió, considerando cómo estaba estructurado el movimiento.

Como señalaba una publicación del Pontificio Consejo para los Laicos del año 2006:

«Los miembros del MVC se vinculan a su misión apostólica a título personal o colectivo dando vida a comunidades, grupos, instituciones, asociaciones y servicios de varios tipos y con distintos fines […], cuyas actividades están dirigidas por un Consejo general de coordinación, constituido por el Coordinador general, el Asistente espiritual y el Secretario ejecutivo».

La vinculación de los emevecistas con el MVC nunca fue directa, sino que se hacía efectiva a través de la pertenencia a grupos, donde la membresía no era formal ni estaba documentada, mucho menos sujeta a normas y reglamentos oficiales. Además de las Agrupaciones Marianas y la Asociación de María Inmaculada (AMI), se constituyeron asociaciones y grupos como Solidaridad en Marcha, Acción Universitaria (para estudiantes universitarios), Familia de Nazaret (para parejas de esposos), Betania (para mujeres adultas), Emaús (para varones adultos), Simeón y Ana (para personas de edad avanzada) y otros más. Al suprimirse el MVC se eliminó el paraguas de derecho pontificio que cobijaba a estos grupos, pero éstos han seguido existiendo y actuando como si no hubiera pasado nada.

Por ejemplo, la Parroquia Nuestra Señora de la Reconciliación (Camacho, Lima), que sigue a cargo de sacerdotes que fueron integrantes del suprimido Sodalicio —el párroco Juan Carlos Rivva y el vicario parroquial Juan Pablo Rosado—, sigue ofreciendo a sus feligreses la participación en Agrupaciones Marianas (de jóvenes varones y mujeres por separado), Solidaridad en Marcha, Pan para mi Hermano y grupos de Betania, Emaús, Familia de Nazaret, Simeón y Ana.

Algo similar pasa en la parroquia Holy Name de Denver (Colorado, EE.UU.), a cargo del párroco Juan Fernando Sardi y del vicario parroquial Craig Kinneberg, ambos sacerdotes del suprimido Sodalicio. Allí se sigue ofreciendo la participación de jóvenes en los Marian Groups y en otras dos iniciativas nacidas del Christian Life Movement (CLM), la presencia en Estados Unidos del MVC, concretamente en Denver y Philadelphia. Me refiero a Creatio —que pretende liderar experiencias transformadoras que permitan a todas las personas, particularmente jóvenes, encontrarse con la belleza de la creación y del Creador, algo inspirado en los retiros DyN (Dios y Naturaleza) para adolescentes escolares que organizaba el Sodalicio en los años setenta e inicios de los ochenta— y a Christ in the City. una organización católica sin fines de lucro dedicada a formar misioneros, voluntarios y comunidades para conocer, amar y servir a los pobres, con un enfoque particular en las personas sin hogar. Según los formularios 990 —declaraciones de organización exenta de impuesto sobre la renta—, obligatorios en los Estados Unidos y que son de acceso público, los montos de dinero recibidos por Christ in the City —que se han incrementado a lo largo de los años hasta llegar a los 3,218,044 de dólares en 2024— se destinan en su mayoría a actividades de formación de los jóvenes misioneros, no a los pobres a los que supuestamente ayudan. Por lo tanto, además de ser una institución sospechosa de actividad proselitista por tener a tres sodálites expulsados en su staff directivo (Eduardo Regal, José Ambrozic y Alejandro Bermúdez), también despierta suspicacias que no se sepa quiénes son sus donantes y quiénes son aquellos a los que les pagan por servicios de formación y capacitación. Hasta es posible que haya un esquema de lavado de activos, lo cual no me extrañaría en entidades vinculadas al Sodalicio.

Otro ejemplo a destacar es Mission Brazil, en la diócesis de Petrópolis, que efectúa acciones que tienen como objetivo promover en los jóvenes el carácter evangelizador. Anteriormente se llamaba Mission MVC Brazil y su logo actual es una versión modificada del logo del MVC. Parece que la supresión del movimiento sólo tuvo el efecto de modificar ligeramente su nombre, pues su personal sigue siendo el mismo, los métodos y estrategias siguen siendo los mismos, su ideología espiritual no ha cambiado y hasta la dirección que indican (R. Figueira de Melo, 142 – Centro, Petrópolis – RJ, 25625-120) es la misma que tenía el Centro Pastoral do Movimento de Vida Cristã.

Y estos grupos siguen sosteniendo lo indicado en el comunicado del MVC que informa sobre su supresión:

«Guiados por la gracia del Espíritu Santo, continuemos siendo testigos del Evangelio, con corazones humildes y dispuestos a servir como apóstoles de la reconciliación. Como María, atesoremos en el corazón aquellos frutos auténticos de fe, servicio y apostolado que están vivos en nuestros corazones» (Comunicado Oficial – MVC, 14/04/2025).

Sin ningún respeto por las víctimas, sin reconocer la afirmación de la Santa Sede de que carecen de carisma fundacional, sin autocrítica ni conciencia de sus propios métodos sectarios, sin un sentido correcto de lo que es pertenecer al Pueblo de Dios y construir Iglesia.

En resumen, si nunca hubo una pertenencia directa y formal de sus miembros al MVC, sino que ésta se hacía efectiva a través de la participación en uno de los tantos grupos que conformaban el movimiento, al ser suprimido éste, los grupos han seguido existiendo con la aquiescencia de algunos obispos cómplices y párrocos encubridores. Y se habrían convertido en refugio de muchos de aquellos que fueron miembros del Sodalicio hasta el final.

El MVC, que nació como un receptáculo de sobrantes de la caza de vocaciones del Sodalicio, se ha convertido ahora en el receptáculo de remanentes del Sodalicio. Y sigue siendo lo que fue desde un principio: un contenedor de residuos con barniz de espiritualidad pero de aroma indescriptible.

[EL CORAZON DE LAS TINIEBLAS] Tuve la suerte de llevar clases con Franklin Pease en la facultad de Historia de la PUCP. Comprendo que fue una suerte y un honor ahora que han pasado 30 años y que puedo entender muchas cosas que antes no. Franklin no era fácil, podía molestarse con facilidad. Si te acercabas a pregúntale o solicitarle algo te arriesgabas a una respuesta a voz en cuello, intimidaba.

Pero era Franklin, era maestro, y del maestro debes recoger su fruto, cada maestro tiene uno en particular y él lo tenía, y no era en absoluto baladí: con Franklin constatabas que te estabas haciendo historiador. Lo tuve en primer ciclo de facultad y apenas le entendía. Eso me desmoralizó, citaba autores como quien menciona ciudades en un juego de charadas, y yo pensaba que nunca iba a alcanzar un nivel igual o parecido. Luego me matriculé a otro curso con él, ya al final de mi carrera, y entonces sí le entendía todo, me sentí muy cómodo, me di cuenta de que ese historiador talentoso y consagrado tenía sentado en un pupitre de su aula a otro historiador, uno muy joven y por graduarse, lleno de ganas de seguir su camino, o, más aún, el suyo propio.

Franklin era conservador, era conservador con la historia, con la disciplina histórica y creo que eso estaba bien. La cuidaba, defendía sus fueros como un castillo medieval asediado. No gustaba mucho de la transdisciplinariedad, es verdad, consideraba que nuestra disciplina tenía métodos y teoría propios, los que eran suficientes para volcarnos a la aventura de traer el pasado al presente, a través de la intervención del historiador.

Esta nota no persigue la intención de discutir las posturas del maestro Franklin que nos dejó temprano, en 1999, cuando tenía todavía mucho por ofrecernos. Dejó sin embargo, como legado, decenas de obras escritas y miles de historiadores formados.

Pero junto al merecido homenaje al Maestro, esta nota trae consigo una inquietud y que atañe una cuestión que siempre ha ocupado y preocupado a los historiadores: la invasión del pasado por el presente. Ahora estamos en la ola MAGA “Has Estados Unidos Grande Otra Vez”, slogan que se remonta a los tiempos de Ronald Reagan pero que ha cobrado inusitada actualidad en la primera y, aún más, en la segunda administración de Donald Trump.

De hecho, bajo una mirada de rescate de los valores tradicionales americanos, el inefable mandatario ha sometido a revisión los contenidos de 8 salas del Instituto Smithsonian de Washington por considerar que difunde una historia de los Estados Unidos demasiado crítica con la institución de la esclavitud, con la suerte de los sectores menos favorecidos y que niega los logros y la excepcionalidad del país. Independientemente de la postura de Trump, atendible como todas, queda claro la intrusión de la política en asuntos que atañen la historia y la cultura.

En realidad, está cuestión es tan antigua como la civilización misma. Los jeroglifos egipcios narran una historia oficial de la gestión de los faraones desde la perspectiva del poder, pero también debería estar claro que corren tiempos en los que la historia y la cultura constituyen áreas del conocimiento que responden a desarrollos científicos que deberían ofrecer alguna autonomía frente a gobiernos y políticos que buscan trasladar al pasado batallas ideológicas que bajo ningún concepto deberían abandonar el tiempo presente y la proyección hacia el futuro.

En todo caso, otro tiempo los políticos acudían al pasado bajo la fórmula historia magistra vitae -maestra de vida- es decir, para extraer ejemplos de lo que debe y no debe hacerle. A un historiador la fórmula no le sonará muy científica pero a nadie le molestó ni le molesta mucho ese conocimiento de sentido común que no es solo de los políticos, es cotidiano.

Lo de hoy es diferente y MAGA tiene un precedente. En una publicación que hice en mis redes sobre el tema encontré comentarios inspiradores: woke del presente vs woke del pasado; presentismo woke vs pasadismo maga. Las cosas van por ahí.

En octubre de 2021 una estatua del libertador de Estados Unidos Thomas Jefferson fue retirada del ayuntamiento de New York por haber sido propietario de esclavos. Definitivamente, el desarrollo del movimiento Black Lives Matter, tras el infausto asesinato del ciudadano afroamericano George Floyd en Minneapolis, a manos de un agente policial blanco radicalizó la lucha por los derechos de los afrodescendientes. De esta manera,  fueron señalados personajes históricos -otrora prohombres de la patria- por haber poseído esclavos en tiempos en que dicha práctica se encontraba plenamente vigente y normalizada -no por ello era justa ni buena- al punto que solo se abolió tras la Guerra de Secesión en 1865, casi un siglo después de obtenida la independencia de las Trece Colonias de la Corona Británica del Rey Jorge III.

Según CNN, a noviembre de 2022, al menos 60 estatuas de Cristóbal Colón habían sido vandalizadas por quienes, siguiendo la teoría decolonial y otros desarrollos teóricos provenientes del progresismo radical, convirtieron al descubridor de América en símbolo de la expoliación, explotación y despojo de los pueblos originarios. La política fue más allá y llegó al nivel de los gobiernos. Hace poco tiempo AMLO y después Claudia Sheinbaum exigían y no con las mejores formas a la Corona Española disculparse con los pueblos originarios de México por el daño que les fue infligido en tiempos de la colonización. La Corona respondió con arrogancia colonialista: habría que estar agradecido con la civilización legada, ¡Vive Dios!, fin de la discusión.

Y bueno, me queda el debate latinoamericano: los conservas al ataque. Y no me refiero a los que quieren conservar la historia como un preciado bien, tal y como lo hacia el maestro Pease, sino a los conservadores de ahora, a los “MAGA” latinoamericanos alineados con Trump, con Milei y que han decidido iniciar la disputa del pasado en este hemisferio.

En México se han ido por el argumento, bastante básico, de que no hay que quejarse de la conquista española, porque los grupos étnicos precolombinos también se conquistaban entre sí, tan básica es la cosa que no me molestaré en responderla. En el Perú, un joven ingeniero remonta la peruanidad hasta antes de sus orígenes. Sustentándose en curiosas genealogías, sostiene que Río de la Plata y la Nueva Granada no se independizaron de España sino del Perú y de los peruanos, como si el virreinato peruano no le perteneciese entonces a España, como si dicho virreinato no hubiese estado liderado por el españolísimo y absolutamente eficaz virrey Don Fernando de Abascal. Entiende, dicho ingeniero, que los peruanos de entonces eran como los de ahora y que nos la pasábamos igual de entretenidos con el campeonato mundial del pan con Chicharrón toda vez que no iremos a la Copa del Mundo de Estados Unidos 2026.

Pero qué largo preámbulo. ¿Qué podemos sacar en concreto de todo esto? Lo primero: la batalla cultura es una pésima gestora del pasado y de la historia, y es una peor gestora de los bienes cultural y de su proyección hacia la sociedad.

Lo segundo, tenemos que recuperar el conservadurismo bien entendido del maestro Franklin Pease, que alguna vez, en una de sus brillantes sesiones, retrató a la historia como una abuelita muy delicada a la que había que tratar con mucho cuidado y no atropellarla con una guerra ideológica, por lo demás burda y obscena, como la que enfrenta a los presentistas wokes con los pasadistas magas.

Algunos sostienen la crisis del wokismo debido a la ola trumpista. La verdad, la premisa no me parece alentadora, como no me lo parece reemplazar un extremo por otro.

La semana pasada hablé de la socialdemocracia popular. Hasta ahora no es más que una idea, un camino de retorno a los valores democráticos del siglo XX pero por la ruta del siglo XXI. Nuestra sociedad amerita apreciar su historia y no sumirla en unos combates que representan la distorsión más abyecta de aquellos que una vez plantease el maestro Lucien Febvre.

Además, nuestra sociedad merece relacionarse con su legado cultural, patrimonial e histórico sin conflictuarse: comprendiendo, analizando y problematizando el daño, el dolor generado por  situaciones del pasado que no deben regresar, pero sabedora de que han terminado. Por su parte, las autoridades del presente deben preocuparse por que concluyan y terminen de aposentarse en el pretérito, si acaso no lo hubiesen hecho todavía.

Al maestro Franklin Pease García-Yrigoyen

p.d. Imagen: Estatua a Thomas Jefferson retirada del consistorio de New York por su pasado esclavista

Página 4 de 431 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50 51 52 53 54 55 56 57 58 59 60 61 62 63 64 65 66 67 68 69 70 71 72 73 74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 100 101 102 103 104 105 106 107 108 109 110 111 112 113 114 115 116 117 118 119 120 121 122 123 124 125 126 127 128 129 130 131 132 133 134 135 136 137 138 139 140 141 142 143 144 145 146 147 148 149 150 151 152 153 154 155 156 157 158 159 160 161 162 163 164 165 166 167 168 169 170 171 172 173 174 175 176 177 178 179 180 181 182 183 184 185 186 187 188 189 190 191 192 193 194 195 196 197 198 199 200 201 202 203 204 205 206 207 208 209 210 211 212 213 214 215 216 217 218 219 220 221 222 223 224 225 226 227 228 229 230 231 232 233 234 235 236 237 238 239 240 241 242 243 244 245 246 247 248 249 250 251 252 253 254 255 256 257 258 259 260 261 262 263 264 265 266 267 268 269 270 271 272 273 274 275 276 277 278 279 280 281 282 283 284 285 286 287 288 289 290 291 292 293 294 295 296 297 298 299 300 301 302 303 304 305 306 307 308 309 310 311 312 313 314 315 316 317 318 319 320 321 322 323 324 325 326 327 328 329 330 331 332 333 334 335 336 337 338 339 340 341 342 343 344 345 346 347 348 349 350 351 352 353 354 355 356 357 358 359 360 361 362 363 364 365 366 367 368 369 370 371 372 373 374 375 376 377 378 379 380 381 382 383 384 385 386 387 388 389 390 391 392 393 394 395 396 397 398 399 400 401 402 403 404 405 406 407 408 409 410 411 412 413 414 415 416 417 418 419 420 421 422 423 424 425 426 427 428 429 430 431
x