Opinión

No es un “golpe blando” lo que se propone. No estamos ante un escenario de “lawfare” o judicialización de la política para desprenderse de los adversarios, como enajenadamente sostienen algunos voceros políticos y mediáticos de la izquierda, hipotecados a la tentación del poder cercano o cegados por su odio a la derecha.

Lo que tenemos al frente es un desafío de profilaxis moral del poder palaciego y legislativo para iniciar un proceso de reconstitución democrática, no con los mismos de siempre, sino con nuevos liderazgos, que ya asoman, y que prometen una mejoría sustantiva del proscenio político peruano, tan deteriorado por la izquierda, centro y derecha corruptas que nos han gobernado los últimos lustros.

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Congreso, Los niños

Se pasa luego a señalar las características de esta “cultura particular”, de este sistema institucional violador de derechos humanos fundamentales, donde el tema sexual también está presente pero de manera marginal. De este modo se describe el entorno que hizo posibles los abusos físicos, psicológicos e incluso sexuales. Pero este informe aborda también algunos temas que luego serían omitidos posteriormente por los voceros del Sodalicio y los expertos internacionales convocados posteriormente: la falta de libertad en el discernimiento vocacional, la obligación impuesta de hacer estudios de teología y filosofía y no lo que uno deseaba, la ausencia de transparencia en las comunicaciones, la explotación económica, el clasismo basado sobre la procedencia social y económica, el racismo y la esclavitud moderna.

Evidentemente, este informe no le gustó nada a la cúpula del Sodalicio, y mientras lo elogiaban en público pero lo vituperaban internamente, anunciaron que se había convocado una segunda comisión para reparar a las víctimas, conformada por el irlandés Ian Elliott y las estadounidenses Kathleen McChesney y Monica Applewhite, que al final evacuaron dos informes, a saber, “Abusos Perpetrados por el Sr. Luis Fernando Figari y el Abuso Sexual a Menores por parte de Ex Sodálites” y “Abusos Perpetrados por Sodálites y Respuesta del SCV a las Acusaciones de Abuso”.

Ya los títulos nos indican por dónde va la cosa. El tema central será el “abuso sexual a menores”, lo cual ayudará a desviar la atención de los otros abusos, considerados de reducida importancia aun cuando sus efectos puedan ser tan o mas dañinos que un abuso sexual. Asimismo, el grupo de adultos jóvenes que sufrieron abuso sexual pasa también a estar detrás de bambalinas.

Resulta sintomático que en el informe de la Comisión de Ética la palabra “sexual” —en singular o plural— figure sólo 5 veces, mientras que en los informes de los expertos aparece 74 veces. El título también es sospechoso cuando sólo se habla de “Ex Sodálites” como perpetradores. Se le ve el fustán a la intención de dar a entender que no habría actualmente ningún abusador sexual en el Sodalicio, salvo Figari, que ha sido apartado de la vida comunitaria, y otros tres, cuyos nombres no se mencionan pero que aparecen como si estuvieran rehabilitados. «…uno dejó la vida comunitaria, uno ha sido retirado de todo apostolado y del contacto con personas vulnerables, y uno realiza apostolado de manera restringida». No se sabe con certeza quiénes son, no han sido denunciados ni canónicamente ni ante la justicia civil, pero eso no parece importar ante la circunstancia de que se llega a la conclusión de que los abusos sexuales serían cosa del pasado y que el problema ya estaría resuelto del todo.

Esto se hace evidente en el título del segundo informe, donde se detalla la “heroica” y “ejemplar” respuesta del Sodalicio ante los abusos sexuales y otros tipos de abusos (físicos y psicológicos), sumándose a los abusadores sexuales otros once abusadores no sexuales, no identificados con nombre y apellido, de los cuales se especifica que dos ya han abandonado el Sodalicio y «de los nueve infractores que todavía son miembros del SCV, los cuatro que eran superiores o formadores han sido retirados de esos puestos, y los otros cinco nunca ocuparon esos puestos». En fin, asunto solucionado, sin que haya habido ninguna denuncia ante la justicia civil por parte del Sodalicio, ni mucho menos una denuncia canónica.

Para redondear el trabajo, los informes de los expertos internacionales intentan solapadamente desacreditar el informe de la Comisión de Ética, señalando que «la Comisión no llevó a cabo una investigación exhaustiva de todas las denuncias reportadas ni examinó la cultura actual del SCV». No sé qué informe habrán leído, pues lo que allí se describe es precisamente la cultura que ha tenido el Sodalicio hasta bien entrado el siglo XXI, la cual configuró un sistema institucional que permitió y favoreció abusos lesivos de derechos humanos fundamentales y su encubrimiento.

La comisión de los expertos internacionales opina distinto:

«La mayoría de los sodálites eran, y son, personas piadosas, con un carácter bueno y moral, atraídos por el Evangelio y los aspectos positivos de la cultura del SCV. Estos sodálites inspiraron y sirvieron como modelos y directores espirituales para los jóvenes, los aspirantes y sus compañeros sodálites. No fue, entonces, la cultura del SCV la que causó que los agresores cometieran actos de abuso, pero hubo autoridades o sodálites mayores que permitieron o alentaron abusos físicos y psicológicos. Para muchos, Figari personificó la cultura del SCV y fue considerado como un icono, y trataba a la gente de maneras que fueron frecuentemente copiadas luego por compañeros y subordinados».

Más aún, los expertos piensan que la cultura actual del Sodalicio no es la misma que la de tiempos pasados:

«La cultura del SCV ha evolucionado de manera positiva en la última década, especialmente después de que Figari renunció como Superior General. El énfasis en ser un “soldado” o impresionar a la jerarquía católica ya no se manifiesta en los trabajos cotidianos y obras apostólicas del instituto. Los cambios son más evidentes en los procesos de discernimiento y formación».

¿Nos quieren dar a entender que durante casi cuatro décadas el Sodalicio tuvo una cultura donde se desarrollaron abusos y que desde la renuncia de Figari como Superior General en el año 2010 hasta la publicación de estos informes en febrero de 2017 el Sodalicio ha pasado raudamente a tener otra cultura institucional, como la rana del cuento que de un momento a otro pasa de ser un animal desagradable y repugnante a un príncipe rebosante de virtudes y amor? A otro perro con ese hueso.

Por otra parte, los informes de los expertos internacionales indican que la Comisión de Ética invitó «a las personas que creían que habían sido abusadas por miembros del SCV a presentarse y divulgar confidencialmente su experiencia» y que su informe final es una simple sinopsis de testimonios de personas «que se consideraban víctimas». Que la Comisión de Ética, tras deliberaciones y arduo análisis, y luego de escuchar a la contraparte sodálite, haya validado esos testimonios, poniéndolo por escrito en los informes personales que se le entregó a cada una de las víctimas reconocidas, le valió un carajo tanto a los expertos internacionales, contratados y debidamente remunerados, como al Sodalicio mismo.

Ambos informes de los expertos internacionales suman en total 65 páginas, pero si quitamos las portadas, la carta introductoria de Alessandro Moroni, los perfiles de los tres expertos, la descripción de la metodología aplicada, las recomendaciones y los apéndices, nos quedan 36 páginas, de las cuales ocho se dedican enteramente a Luis Fernando Figari. y otras cuatro a Germán Doig, Virgilio Levaggi, Jeffery Daniels y Daniel Murguía. Esto es importante, pues cuando el informe intente explicar por qué ocurrieron los abusos, se incidirá en la influencia que tuvieron Figari y Doig en la cultura institucional. En otras palabras, serían estas “manzanas podridas” las causas del problema, y una vez separadas, el Sodalicio pudo recomponerse y convertirse en una instituciónsana. Esta conclusión, que incide sólo en la responsabilidad personal de unos cuantos sodálites como causantes de abusos, se opone a la descripción de todo un sistema de abusos que hizo la Comisión de Ética, descripción que el Sodalicio consideraría hasta ahora como inexacta y alejada de la verdad.

De hecho, las recomendaciones de la Comisión de Ética —que fueron ignoradas en su mayoría o cumplidas sólo parcialmente— eran más concretas y contundentes que las farragosas y vagas recomendaciones hechas por los tres expertos internacionales, algunas de ellas tan inútiles como «dar capacitación específica a los formadores, candidatos y formandos sobre la prevención de abuso sexual y los maltratos en el apostolado, los colegios y los servicios solidarios», es decir, en áreas donde no se cometió ningún abuso relevante, pues los abusos denunciados ocurrieron principalmente dentro de las comunidades sodálites, los centros de formación y en domicilios particulares. Además, es de hacer notar que estas recomendaciones se ven muy bonitas en el papel, pero también habrían sido incumplidas de manera masiva por el Sodalicio.

En resumen, la metodología del informe de los tres expertos internacionales parece haber sido darle prioridad al tema de abusos sexuales de menores —siendo que este tema es marginal dentro de la problemática global del Sodalicio—, desviar la atención de otro tipo de abusos que fueron igual de dañinos y mucho más frecuentes en la institución, cargar la responsabilidad exclusivamente sobre los abusadores sexuales sin mencionar en absoluto ni las causas sistémicas ni tampoco a quienes encubrieron esos abusos, y finalmente relegar todos los hechos a un pasado que ya habría sido superado.

De este modo, el abuso sexual de menores le habría servido al Sodalicio como cortina de humo para no tener que abordar los problemas centrales de su institución, una organización sectaria con un sistema que vulnera derechos fundamentales de las personas y termina dañándolas de por vida.

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abuso sexual, Sodalicio

Lo que correspondería, de inmediato, en verdad, en el caso de Castillo, es procesar una vacancia por incapacidad moral. Sobre ella ya no hay duda posible y solo el interés pecuniario de algunos o la ceguera ideológica de otros, puede hacer que ello no se vea con absoluta claridad. Nos gobierna, según todos los indicios mostrados, un corrupto de marca mayor y el Legislativo debería proceder a sacarlo en las siguientes horas de Palacio.

Pero como, lamentablemente, el Parlamento está infectado de “niños” y “topos”, que han vendido su voto por prebendas (porque no hay pacto político detrás, no nos vengan con tonterías), el camino a seguir tendrá que ser, salvo sorpresa inesperada, el engorroso trámite de la denuncia constitucional bien fundamentada por la valiente Fiscal de la Nación. O por angas o por mangas, el Atila chotano debe dejar el poder lo antes posible.

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Pedro Castillo, Vacancia

Los perros del paraíso, en cambio, parece ceñirse más a los patrones de una novela histórica convencional –aunque cuestiona y a veces ignora la historia canónica sobre el tema– desarrollando de esta forma un relato lineal y que nos hace ver, desde el inicio, el férreo convencimiento de Colón respecto de su empresa, las intrigas palaciegas, los requiebros de diversos personajillos que merodean la corte de los reyes católicos e incluso se desliza la posibilidad de un lance entre el almirante y la reina Isabel.

La novela se divide en cuatro partes, correspondientes a los elementos presentes en la cosmovisión de los nativos americanos: aire, fugo, agua y tierra. Su propósito es sin duda desmitificador, la novela no parece desear tanto establecer verdades inamovibles sobre la conquista como sí invitar a repensarla. Su lenguaje, que llamaré “poco argentino” es decididamente barroco, algo no muy frecuente entre novelistas rioplatenses, hecha la excepción de Mujica Láinez.

Ambas novelas tienen en común inscribirse en un proyecto que desde la ficción revisa los hechos históricos y trata de colocarlos a una dimensión creativa, es verdad, pero también plenamente crítica. Quizá el valor de estas narraciones no es el mismo que puede tener una fuente histórica, de acuerdo, pero sus retratos suelen ser poderosos y convincentes y eso no es poco decir. Captar el espíritu de una época, trazar las oscuras líneas que conforman el temperamento de un personaje como Colón, así como resaltar sus luces, son retos que a mi parecer cumple mejor una novela que un texto de historia, sin desmerecer a nadie. Vale la pena internarse en las páginas de El arpa y la sombra y Los perros del paraíso. Si su visión de la historia no cambia, querido lector, al menos se enriquecerá.

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Colón, Crítica, ficción, Historia

Este es el mundo que Pedro Castillo nos quiere imponer y en el cual no queremos vivir. Por ello es imprescindible defender el actuar de la Fiscalía de la Nación que ha mostrado profesionalismo, entereza y determinación en conseguir los elementos probatorios suficientes para presentar una denuncia constitucional contra el presidente y varios de sus allegados ante el Congreso.
La Fiscal Benavides ya rajó el cascarón con tremendo picotazo que ha remecido a todo el gallinero presidencial.
Corresponde ahora a nuestro Congreso tomar la posta con honor, con patriotismo, con deber cívico y terminar de romper ese nefasto cascarón de realidad alterna y mafiosa, de podredumbre y oscurantismo, para librarnos de una vez y constitucionalmente, de este nefasto Mundo para Pedrus.

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Castillo, Congreso, corrupción, Fiscalía

Asimismo, durante las últimas dos décadas se otorgaron al menos cuatro concesiones de hidrocarburos a diversos operadores, las cuales realizaron varios trabajos en la zona (extensiones de líneas sísmicas, sobrevuelos, campamentos temporales y fijos, lo que implicó, en su momento, una logística intensa en la zona y talleres y visitas por parte de funcionarios del Estado). Los lotes son el 125, 121, 67 y 39. Los dos últimos continúan en operación.

Frente a todo ello, se esperaría una ministra que no guarde perfil bajo para conservar el puesto, sino una titular de pliego que se faje porque en su sector haya una dinámica de inversiones que nos ayude a salir del letargo recesivo que se avecina en el mundo.

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Minen, ministra

TRES

Recuerdo que mi pensión estaba en el Mercado del pueblo. La comida no era buena; muy por el contrario, enfermé. Sin embargo, la que nos atendía era miembro de la Iglesia y se esforzaba por cobijarnos lo mejor posible. Su cuñado era el líder de aquel lugar. Piurano típico: abierto, querendón y lleno de anécdotas de futbol. Había practicado futbol profesional, en los años setenta. 

Nuestro cuarto, estaba en una lúgubre casa, y era, exactamente, un altillo de madera (que crujía a cada paso que dábamos). Todos los días, temprano, escuchábamos los gritos y discusiones de los hijos pequeños del dueño, ya que la cocina estaba debajo de nosotros.

Al salir a trabajar por las polvorientas calles, tronaba la música, a todo volumen, del hijo dilecto de la ciudad: Chapulín el Dulce. Líder de una agrupación de música chicha, muy popular entre la gente del lugar, que comenzaba a conquistar Lima. Como amante del rock, tenía que bancarme las voces desafinadas del grupo cumbiero. No había caso.

Lo mejor de todo era, mientras regresábamos a casa, observar el atardecer. Esto es, la caída del sol y el cielo fosforescente. Era un espectáculo impagable. Venia de una ciudad llena de nubes grisáceas y garua intermitente. Ahora, el empíreo azulado y el verdor nos cobijaba en todo momento. 

El almuerzo, generalmente, era con los miembros y la comida mejoró ostensiblemente. La interacción, con los mismos, era gratificante. En los países que he visitado, siempre he visto mucha predisposición a la hospitalidad, especialmente, en la gente del interior.

A los tres meses, me cambiaron de compañero. Vino un chiquito, natural de Chimbote. Si el primero era un caso serio; éste, lo superó con creces. Era un loco de remate. Al cuarto mes, nos trasladaron a otro pueblito, llamado San Jerónimo, que se hallaba a unos 40 minutos de Huancayo. Al poco tiempo, a Dios gracias, me cambiaron al orate y vino José Montalván un arequipeño inolvidable. Congeniamos al instante. Teníamos los mismos gustos musicales, de joda y mujeres. Era jovial e intrépido. Preparábamos nuestras charlas con tesón y las perfeccionamos. 

CUATRO

En 1987, los grandes grupos de los setenta estaban en plena retirada o en los últimos estertores: Pinfloyd, Queen, The Police, Dire Straits, entre otros. Dícese que las oportunidades en la vida se presentan una o dos veces máximo. Eso creyeron cuatro veinteañeros irlandeses cuando aceptaron presentarse en el Live AID, dos años atrás. Dicho festival fue el entierro o punto final de muchos rockeros. Pero también fue el envión, que otros esperaban ansiosamente. Entre ellos, U2.

La fascinación imperante de aquellos irlandeses por la Norteamérica poética y doliente -alejada del American Dream- fue fundamental. Ergo, eran culturalmente voraces. Aunado al viaje –inenarrable -de Bono a Centroamérica. La suma de todo esto, desembocó en esta Obra Maestra: Joshua Tree.

Se unió a Appetite For Destruction, Document, Kiss Me Kiss Me, Cloud Nine, Louder Than Bombs y Music for the Masses. 

– ¿Alguien duda que el 87 fue un gran año musical?

CINCO

Recuerdo perfectamente las Fiestas Patronales del lugar. Eran dos semanas de jolgorio, nadie laburó, el pueblo se entregó a la joda sin pausas. Se montaron tribunas en la Plaza del lugar para una corrida de toros, jineteada, payasos, etc. Tal era el descontrol, que una vez vi a una señora de edad, bien vestida y en estado etílico, bajar de la tribuna, ir detrás de la misma, agacharse y bajar su calzón, para mear sin pudor alguno. Me quedé de una pieza. 

Cuando todo andaba de maravillas, llegó mi cambio. Me apenó el hecho de dejar aquel lugar y a mi compi, con quien, hasta el día de hoy, guardo una amistad. Tomé el autobús en Huancayo, el cual iba a pasar por San Jerónimo, camino a Lima. Mientras mis pensamientos se debatían en mi nuevo destino, vi a través de la ventanilla, por última vez, aquel pueblito que me cobijó. De repente, reconocí a un grupo pequeño de miembros de la iglesia, esperando que pasé el bus, para darme el último adiós. Sonreí, mientras movía mi mano derecha. Nunca más volví a San Jerónimo, ni a Chupaca. 

SEIS

Fue el primer grupo de nuestra generación que tuvo un Éxito Descomunal. Dícese que –pasados los 25 años- uno debía hacer algo importante o trascendental. Y ellos lo hicieron. Imposible no sentirse identificados. La primera vez que escuché With or Without you fue una epifanía. Estaba en el fin del mundo, empero, esos 4 minutos y 56 segundos, la música me extasió y arropó. Olvidé donde estaba y me sumergí en la música. Imposible olvidarlo.  

Treintaicinco años después, estando en la sala de docentes de la Universidad Americana escribo esta columna. En tanto, escuchó (¿por millonésima vez?) el álbum en mención. Y siento que aún me estremece y conmueve en extremo. Como a todo amante de la buena música, ¿no?

Había nacido el Mito y se llamaba U2.

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Fascinacion, imperante

Se espera que el Poder Judicial dé la razón a los demandantes y se evite el debilitamiento de una institución y un cargo fundamental para el fortalecimiento de la democracia y la defensa de los derechos.

Es importante visibilizar y limitar el avance de sectores oscurantistas que intentan asirse de las instituciones del Estado para sentar las bases de una sociedad contraria al bienestar común. Los derechos de mujeres, pueblos indígenas, discriminados, periodistas; víctimas de la corrupción, de las violencias y de la ineficiencia del Estado, están en franco peligro.

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derechos de la mujer, Poder Judicial

Saludamos, en todo caso, la valiente y enjundiosa labor de la Fiscalía de la Nación y el equipo policial que la ha acompañado, para lograr acopiar el número suficiente de pruebas que ojalá nos permita librarnos de la plaga política, corrupta y mediocre, instalada en Palacio y que, de durar hasta el 2026, nos dejaría un país en escombros, con un Estado colapsado y la mayoría de instituciones destruidas. Está en manos del Congreso elevarse a la altura de las circunstancias y proceder a sacar a Pedro Castillo de un lugar al que nunca debió llegar.

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