Debemos entonces seguir muy atentos y alertas a los errores de los políticos y exigir legalmente y proporcionalmente las correcciones necesarias y no caer en un pesimismo exagerado.
Debemos también, la sociedad civil, ser más responsables y procurar ser más activos en la generación de soluciones. Por ejemplo, las quejas con los nombramientos de los ministros y los principales cargos en la burocracia estatal son casi unánimes y justificadas, sin embargo la sociedad civil no ha sido capaz de proponer alternativas.
¿No puede el sector salud, a través de sus organizaciones civiles como los decanos de las universidades del sector junto con los representantes de gremios de médicos y enfermeras proponer una terna para el ministerio de salud? ¿No puede el sector educación o el sector economía hacer lo mismo?
Evidentemente esa es una prerrogativa y obligación del Presidente de la República, pero si este es incapaz de encontrar los candidatos adecuados, y son incapaces también de hacerlo los partidos políticos representados en el Congreso, la sociedad civil debiera organizarse y proponer mejores alternativas.
Es de esta manera, ordenada, legal e institucional que debemos superar nuestros conflictos. Así corregiremos a tiempo el problema de crecimiento que tenemos enfrente.
Apreciemos más lo que hemos logrado en tantos años de sacrificio y actuemos de manera responsable siguiendo el buen ejemplo de otros.