Opinión

¿Creen ustedes que el 90% de peruanos que estima que en el Perú gobiernan unos pocos en beneficio de ellos mismos, va a tender, naturalmente, a votar por un candidato del statu quo? Somos, en ese sentido el país de Latinoamérica con la peor percepción de equidad social y económica.

Tendría que surgir un candidato de derecha lo suficientemente disruptivo para lograr que esa percepción sea soslayada por otras razones. De lo contrario, la izquierda radical, que denuncia sistemáticamente el “régimen neoliberal”, se la llevará al galope.

El establishment peruano, sin embargo, en lugar de andar pensando en cómo presentar una opción electoral disidente del modelo, que lo modernice o reverdezca -mejor dicho-, se regodea en la urgencia de que el Congreso legisle para impedir que Antauro Humala pueda postular. Allí coloca todas sus expectativas creyendo que así resuelve el problema y que, ¡zas!, la gente va a votar por la centroderecha en automático, porque no le queda otra.

A quien escribe le parecen diez veces más potentes que Antauro como candidatos Guido Bellido o Guillermo Bermejo. Son más articulados y no tienen tantos anticuerpos como el etnocacerista. En una segunda vuelta, Keiko Fujimori le puede ganar a Antauro. Con Bellido o Bermejo pierde sin lugar a dudas.

La centroderecha no está midiendo a cabalidad el embalse de furia popular que despierta el statu quo, que ya no se centra solo en el sur andino sino en todo el país. Ni siquiera la inseguridad ciudadana, que debiera despertar simpatías por opciones derechistas de mano dura lo está haciendo, sumando más bien fuego al descontento general con el establishment en el que insertan a todo candidato de centro y de derecha.

No pinta bien el panorama electoral para el 2026. La coalición Ejecutivo-Legislativo ha corroído desde sus bases las opciones de centroderecha y va a ser muy difícil que un candidato surgido de ese lado del espectro ideológico rompa las resistencias que se le antepondrán. Tendrá que contratar a un genio del marketing para lograrlo.

Tags:

antauro, elecciones 2026

Una labor crucial de los medios de comunicación, sobre todo los masivos, es organizar debates programáticos sobre los principales problemas del país (inseguridad, crisis económica, corrupción, etc.) convocando a los partidos que aspiran a llegar al poder el 2026 a que expongan sus planes al respecto.

En lugar de dedicarse al pueril y banal juego de llevar candidatos a programas de espectáculos a que improvisen bailes o a hacer el ridículo cocinando, contando chistes, participando de concursos improcedentes, que los obliguen a debatir, con buena producción televisiva, un intercambio de contenidos sobre los temas mencionados.

¿Cómo va a reformar la policía, la Fiscalía y el Poder Judicial? ¿Cómo va a resolver la carencia de establecimientos penitenciarios? ¿De dónde va sacar la plata? ¿Piensa efectuar una purga policial, como se hizo en otros países? ¿El plan Bukele la parece adecuado? ¿Cómo combatir las economías ilegales? ¿Le parece adecuada la estructura de los serenazgos?

¿Qué piensa hacer con Petroperú y Sedapal? ¿Cómo piensa activar los proyectos mineros congelados por los conflictos sociales? ¿Evalúa una reforma tributaria que elimine tantas exoneraciones, por ejemplo a los casinos? ¿Cómo piensa reducir la informalidad laboral? ¿Tocará la trama de la regionalización y la distribución de recursos que conlleva?

Con un buen panel de periodistas, escenografía adecuada, formato ágil y periodístico, programas de ese tipo pueden pegar, inclusive, en el rating, y, sobre todo, aportarán a la cultura cívica del electorado, que se acercará a las urnas con un poco más de conciencia política.

El 2026 no puede repetirse la ruleta rusa que fueron las elecciones del 2021, donde al final, el peor de los candidatos, el más improvisado -como demostró luego en el poder- fue el que triunfó, con las consecuencias devastadoras que hasta hoy pagamos. Los medios de comunicación grandes tienen una grandísima cuota de responsabilidad en evitar que ello vuelva a suceder.

Que de una vez vayan desnudando la improvisación y no que esperen a última hora para desplegar campañas de demolición que terminan siendo inútiles cuando ya la ola ciudadana tomó cierto sentido a favor de un outsider radical.

¿Se imaginan lo que pasaría si el 2026 llega al poder un candidato ubicado en el lugar ideológico correcto, pero que no ha preparado un plan de gobierno detallado sobre lo que debe hacer frente al sinfín de problemas que aquejan al país? Pues los problemas se lo tragarán en pocas semanas, la desilusión campeará, la oposición se encabritará y volveremos a la crisis política permanente en la que estamos embarcados en los últimos lustros.

Yo, como elector, exigiré un plan rápido de acción frente a la inseguridad ciudadana, lo que incluye desde política policial, fiscal, judicial y penitenciaria; reclamaré por una política económica que inmediatamente rompa las cadenas de la sobrerregulación económica que han destazado el modelo económico de los 90 (lo que incluye el arreglo de la trabazón minera existente y el arreglo de la informalidad, sobre todo la minera y la laboral); demandaré un plan anticorrupción inmediato, que acabe con este mal que destruye toda política pública que se pretenda desplegar y junto con ello exigiré que se reforme el sistema de regionalización, cuna del mayor antro de inmoralidad del país, como son los gobiernos regionales y locales.

Y todo esto y mucho más, no de uno en uno, paulatinamente, sino a la vez, en simultáneo, con una maquinaria tecnocrática y política capaz de reformar al país desde su raíz.

Si no se hace así, estamos reventados. Por más correcta que sea la ubicación ideológica del candidato ganador, los gravísimos problemas que afronta el país lo absorberán y lo conducirán al marasmo o a la impotencia. Y de ello se aprovecharán los beneficiarios del statu quo (la clase política tradicional, las economías ilegales, las mafias económicas, etc.).

El Perú transita por una situación en la que su potencial es enorme, las condiciones externas son favorables, así que si se hacen las cosas bien, los resultados positivos no tardarán en hacerse sentir y fortalecer el plan de gobierno referido, con el consecuente apoyo popular, generando el círculo virtuoso que todo gobierno desea: buenas políticas públicas y respaldo ciudadano.

La del estribo: qué reconfortante y placentero releer los escritos periodísticos de Mario Vargas Llosa, compilados por Alfaguara. El país de las mil caras. Escritos sobre el Perú. Obra periodística II, es el título del libro en el que la buena prosa de nuestro Nóbel va acompañada de premonitoria lucidez sobre los grandes problemas nacionales.

[Música Maestro] Los melómanos del mundo lo sabemos perfectamente. Nada más divertido, escapista y nerd que pasar horas discutiendo quién fue qué en la historia de la música popular. Esta práctica, que también se da en los universos del cómic, la literatura o el cine, nos pone delante de dicotomías que generan discusiones eternas cuya característica común es su imposibilidad de arribar a respuestas o conclusiones cerradas. Son ejercicios retóricos y comparativos que, muy a menudo, trascienden los aspectos objetivos -popularidad, influencia, éxito comercial- para sumergirse en la más descarnada subjetividad, lo cual garantiza toda clase de apasionamientos y hasta agresiones, sobre todo en los predios siempre reduccionistas, simplones y excesivamente abiertos de las redes sociales.

Por supuesto que aquí no vamos a llegar eso, sino todo lo contrario. Cada vez que se plantean esta clase de “versus” lo que debe movernos es el afán de revisar trayectorias, puntos de vista, apreciaciones, todas válidas si tienen buenos argumentos, sin caer en la desautorización o en el irrespeto a las opiniones contrarias, salvo que provengan de la desinformación, la ignorancia o el mero afán por dar la contra. Además, no siempre se trata de dicotomías antagonistas, sino que se puede llegar a consensos porque, como en otras áreas del conocimiento humano, lo que comienza como un intercambio de conceptos opuestos puede acabar en fructíferos acuerdos que nos permitan entender y disfrutar mejor a los artistas sometidos a estos debates. 

Puede parecer un tema superficial y hasta inútil -me imagino que muchos están pensando ya en aquello de que “no es bueno comparar”-, eso de andar analizando artistas, épocas o incluso periodos de un mismo grupo o solista para determinar las razones que motivaron sus títulos, desempeños comerciales, fervorosos fanatismos o permanencias en el tiempo y si son o no justificados. Pero, en lo personal, prefiero diez mil veces discutir sobre estas cuestiones que sobre las declaraciones cínicas y/o cantinflescas de políticos impresentables -presidentas, ministros, congresistas y demás-, periodistas y líderes de opinión que se venden al poder, candidatos mentirosos o cómicos de estercolero con popularidades y fortunas gruesas y mal habidas. Es más edificante, entretenido y, en esta oportunidad, me sirve para recordar algunas de las batallas más interesantemente vacías que he escuchado. Y en las que he participado, más de una vez.

Empecemos con la más conocida de todas. ¿Los Beatles o los Stones? Desde siempre, la prensa especializada instaló en el público la (falsa) idea de que existía una rivalidad entre los de Liverpool y los de Londres. Así, polarizaron a sus primeras audiencias poniendo como base el aspecto y la actitud de unos y otros. Mientras que The Rolling Stones eran “los chicos malos” -desaliñados, con sus uniformes jaloneados, con canciones que hablaban de peleas callejeras y diversos niveles de promiscuidad-, The Beatles iban siempre correctamente vestidos, peinados y cantándole al amor y la amistad. 

Después de la muerte de Brian Jones en 1969 y la separación de los Fab Four al año siguiente, la discusión se trasladó a la tenacidad de los creadores de clásicos como (I can’t get no) Satisfaction o Paint it black para mantenerse unidos, por lo menos su núcleo creativo, Mick Jagger y Keith Richards, con diversos cambios de personal -su último álbum es del año 2023-, frente a la imposibilidad de reunión de la banda de rock más influyente de la historia -así nuestro experto rollingstoniano local, Cucho Peñaloza, piense lo contrario-, algo que quedó sepultado para siempre cuando Mark David Chapman decidió asesinar a John Lennon aquel oscuro 8 de diciembre de 1980 en New York. Obviamente, nunca existió tal enemistad, pero siempre es interesante cuando conocedores de estos dos monstruos del rock intercambian sus pareceres sobre cuál de los dos es “el mejor”.

En la otra orilla del océano musical, nos acercamos a nuestras costas para recordar uno de los debates más acalorados en el ámbito de la música criolla. Me refiero al que enfrenta a Chabuca Granda (1920-1983) con Alicia Maguiña (1938-2020), para determinar el título de “la mejor compositora”. Y, en este caso, la pugna de egos sí fue real y está documentada largamente. Alicia, ocho años menor que Chabuca, escribió en una de sus primeras marineras –Dale, toma de 1961- que Granda parecía “una beata cantando en misa” para responder unas críticas según las cuales, para resumir, la autora de La flor de la canela consideraba que a la creadora de clásicos como Indio o Estampa limeña, le faltaba aprender. Ambas tienen amplios merecimientos, con creaciones e investigaciones que enriquecieron el acervo musical peruano, integrando sonidos de la costa con lo afroperuano y lo andino.

Otro ejemplo en cuanto a la música hecha en nuestro país se da cuando hablamos de pop-rock y sus derivados. ¿Comercial o subte? ¿Pedro Suárez Vértiz o Daniel F? ¿Líbido o Mar de Copas? Podría dedicarle una columna exclusivamente a este tema, porque además de las variables estrictamente artísticas o de preferencias del público, inevitablemente ingresan en este cuadro consideraciones de índole social como la procedencia de los grupos o solistas (de Lima o de provincias, del centro o de los conos, de La Noche o El Averno); o de naturaleza empresarial/política como los temores que siempre han tenido los medios ante intérpretes con mensajes incómodos o sonidos no muy amables. 

Por ejemplo, es imposible no hablar de clasismo/racismo cuando recordamos las peleas entre “pitupunks” y “misiopunks”, uno de los capítulos más ridículos de la magra historia de las vertientes extremas del rock peruano de los ochenta y que, en el fondo, encubre problemáticas más complejas que superan los intentos de autoafirmación de cada género o subgénero para decidir quién es más auténtico y establecen la oportunidad para discutir acerca de qué clase de ciudadano eres, algo que se viene haciendo desde hace tiempo en grupos y redes sociales afines al análisis y consumo de la multiforme telaraña de escenas que se desarrollan en el pop-rock nacional desde los años sesenta. Porque una cosa es preferir las canciones de Saicos, Narcosis o Dios Hastío y otra las de Río, Mar de Copas o We The Lion, ya sea durante el velasquismo, el alanato/fujimorato o en plena era de waykis y Rolex.

Si hablamos de salsa, también aparecen varias dicotomías sobre las cuales podríamos ocuparnos durante horas. ¿Qué orquesta es la mayor representante de la salsa dura? ¿El Gran Combo o La Sonora Ponceña? ¿Qué salsa es más popular, la colombiana o la portorriqueña? ¿Dónde nació el género, en Cuba o en Puerto Rico? -aquí la respuesta sería en ninguno de los dos países, porque la salsa, como tal, nació en los Estados Unidos, específicamente en New York. 

La madre de las discusiones en este terreno es la que pone frente a frente a dos antiguos amigos que hoy no pueden verse ni en pintura, Rubén Blades y Willie Colón. Entre 1977 y 1982, ambos crearon algunos de los mejores álbumes del sello Fania Records. Y, desde entonces, su relación se convirtió en una combinación de reencuentros y pleitos en juzgados. Esto dio material de primera para las tertulias acerca de quién merecía mayores reverencias, si el experto cantante y poeta urbano o el productor, arreglista y trombonista de voz esforzada y nasal. 

Pero hay otro de estos simpáticos “Celebrity Death Match” -recordando la sangrienta serie de animación cuadro-por-cuadro que la MTV transmitió entre 1998 y 2002 en que dos estrellas luchaban hasta la muerte- que involucra al panameño. Y es el que protagonizó, entre el 2014 y el 2019, con el trovador cubano Silvio Rodríguez. Por cierto, en este caso no hablamos de una discusión entre seguidores sobre quién es mejor, sino de una pugna ideológica entre ambos artistas. Silvio y Blades intercambiaron artículos desde sus blogs Segunda Cita y La Esquina, respectivamente, en los que aprovecharon la coyuntura de la crisis en Venezuela en ese momento -el chavismo, Nicolás Maduro, Guaidó, Capriles- para polemizar y filosofar, con mucho respeto y una altura digna de ellos mismos, sobre temas como la izquierda, la política, la sociedad, la revolución. De hecho, tras las últimas elecciones en el país llanero, los cantautores no se han dicho nada, aunque sus discusiones previas sí trataron de ser reactualizadas por “trolls, blogueros y call-centers del dictador Maduro”, como ha denunciado en sus redes el compositor de Pedro Navaja. Pero aquí no hay discusión que vaga. Ambos son extraordinarios.

Regresando al mundo del rock, una de las discusiones más interesantes es la que suele reactivarse cada cierto tiempo entre fanáticos del grupo británico Genesis. ¿Qué etapa fue mejor? ¿con Peter Gabriel o con Phil Collins? Este es uno de los debates especializados más longevos en la evolución del rock. Como sabemos, entre 1970 y 1975, la banda tuvo a ambos en su formación: el primero al frente, como vocalista y maestro de ceremonias; el segundo al fondo, como baterista y corista ocasional. Sin embargo, cuando el hombre de los disfraces y las personalidades múltiples decidió apartarse para iniciar su camino en solitario en 1976, Collins tomó el micrófono. Poco a poco, el sonido de Genesis se fue alejando de las complejas historias y los arreglos musicales recargados para incorporar texturas menos densas y cercanas al pop de los ochenta, aunque siempre con un nivel de destreza instrumental superior al de las bandas promedio. 

Muchos seguidores adictos al prog-rock de la primera etapa acusaron a Phil Collins de haber pervertido el sonido de Genesis, haciéndolo “más comercial”. El hecho de que Collins comenzara en paralelo su exitosísima carrera como solista, con discos inspirados tanto en el art-pop como en el soul y el R&B, no hizo más que empeorar la opinión de los más recalcitrantes. Sin embargo, los álbumes que Genesis publicó entre 1976 y 1991 contienen composiciones de un alto nivel de inventiva que se intercalan con los temas más radialmente amigables, que hicieron de Genesis la banda progresiva que mejor logró acomodarse al estilo de pop-rock masivo de la década de los ochenta. Puede que no sean como Watcher of the skies (1972) o The cinema show (1973), pero canciones como Home by the sea (1983) o Domino (1986) se erigen como testimonios de su capacidad de creatividad y adaptación.

Hablando de rock argentino, por ejemplo, ¿Charly García o Luis Alberto Spinetta? Ambos son los padres fundadores del rock gaucho, sin duda alguna. El genio del bigote bicolor se hizo extremadamente reconocible por los grandes públicos no necesariamente expertos, luego de haber atravesado por diversas etapas -folk-rock, prog-rock, pop electrónico, funky, tango, pop-rock- mientras que el otro genio, el de las letras enigmáticas y la guitarra electrizante, jamás alcanzó la ansiada popularidad a pesar de haber sido determinante en el desarrollo del rock en nuestra lengua y las fusiones con el jazz y el folklore de su país. García (72) acaba de lanzar un interesante disco, La lógica del escorpión, después de años de silencios parciales y múltiples padecimientos de salud; mientras que “El Flaco” falleció a los 62 en el 2012, con una discografía alucinantemente diversa, retadora y masivamente desconocida. 

Otras dicotomías interesantes son: ¿Pedro Infante o Jorge Negrete? Mi padre, que en paz descanse, prefería al tenor académico, pero muchos otros confieren a Infante esa naturalidad cercana al pueblo de la que carecía el encopetado charro. En el post-punk, algo similar a lo de Genesis pasó con Joy Division que, tras el lamentable suicidio de su vocalista y líder, Ian Curtis (1956-1980), cambió la oscuridad de sus ritmos catatónicos por el brillo sintetizado de New Order. Hasta ahora se encienden las redes cuando se arma el debate sobre qué etapa prefieren sus seguidores. También en los ochenta, la rivalidad entre Morrissey (The Smiths) y Robert Smith (The Cure) se hizo legendaria entre círculos de conocedores. Y en cuanto a preferencias genéricas, de cuando en cuando uno encuentra sustanciosos intercambios de opiniones ante preguntas del tipo: ¿Qué prefieres, baladas en inglés (Air Supply, Elton John) o en español (José José, Camilo Sesto)? ¿Escuchar metal o punk? ¿Música clásica o jazz? ¿Beethoven o Mozart? Más allá de las respuestas obvias relacionadas a la subjetividad en cuanto a gustos musicales, es increíble la cantidad de información sobre idiosincrasias, personalidades, prejuicios y alcances intelectuales detrás de cada respuesta.

¿Madonna o Cyndi Lauper? Es una pregunta válida para todos aquellos amantes de los membretes. Hay quienes consideran que aquello de “Reina del Pop”, además de ser un evidente rótulo de raigambre publicitaria, se trata de una exageración tratándose de una artista que dedicó más de la mitad de su vida artística a los escándalos. Ciertamente, Madonna revolucionó el mundo del pop con sus frescas canciones y su irreverente imagen, especialmente entre 1983 y 1986. Pero desde entonces más han sido las controversias que los logros artísticos y, actualmente, a los 66 años cumplidos hace apenas un mes, sus inconsistencias van de la mano con su éxito monumental, como quedó demostrado en el concierto gratuito que ofreció recientemente en Brasil, donde incluso se atrevió a exponer a menores de edad a espectáculos para adultos. Mientras tanto, Cyndi Lauper (71), su némesis en aquellos años, hoy exhibe una carrera impecable que está llegando a su final con una espectacular gira de despedida. Y la divertida Girls just want to have fun representa mejor al espíritu adolescente inocente y libre de malicias que esos himnos al materialismo y la malentendida independencia femenina de Material girl o Like a virgin.

En esa misma línea, durante años hemos aceptado que Michael Jackson (1958-2009) fue el indiscutible “Rey del Pop”, por su innegable talento como cantante y bailarín, sus dotes natas de entretenedor y una carrera exitosa y prolífica que inició muy precozmente, desde los 10 años, al frente de sus hermanos, The Jackson 5. Durante los años más potentes de su reinado (1983-1987), sin embargo, se levantó la polémica entre especialistas que empezaron a preguntarse si el verdadero genio de la música afroamericana moderna era él u otro artista, también vigente en esos años de brillo ochentero pop. 

A diferencia de Jackson, Prince (1958-2016) no inició su camino musical de niño, pero entre los 20 y 23 años lanzó cuatro discos en los que grabó absolutamente todos los instrumentos y todas las voces, a la manera de otros genios unipersonales como Mike Oldfield, Todd Rundgren o Paul McCartney. Extremadamente virtuoso en guitarra, bajo y teclados, Prince además cantaba y bailaba frenéticamente bien, lo cual lo convirtió en un artista sumamente respetado tanto en las escenas del rock, del soul y del pop. A pesar de todo eso, siempre fue eclipsado por la notoriedad de Michael Jackson y su importancia comenzó a apreciarse, en su verdadera dimensión, de manera muy tardía.

Y hablando de reyes. Es una verdad aceptada literalmente por el mundo entero, que Elvis Presley (1935-1977) es “El Rey del Rock”. Sin embargo, sin negar que tuvo mucha fama y que su imagen, sobre todo durante la primera etapa de su carrera, ayudó a posicionar el rock and roll primigenio como un género popular y exitoso, hay discusiones estimables respecto de si merece un título tan grande y rimbombante. 

Después de todo, Elvis no compuso ni uno solo de sus grandes éxitos, tocaba la guitarra acústica a un nivel bastante básico y combinó sus grabaciones musicales con una carrera paralela como actor de películas. Luego se fue al ejército y regresó convertido en una estrella de Las Vegas, un crooner de baladas jazz y country, alejado del concepto que sugiere el título nobiliario que todos reconocen como incuestionable. Por ello hay quienes se preguntan, con total validez, quién califica para hacerse de la corona rocanrolera. ¿Elvis o Chuck Berry (1926-2017)? ¿Elvis o Paul McCartney? Interesante tema de discusión, ¿o no?

  

Tags:

Baladas, Dicotomías, Música, pop-rock, rock clásico, Rock en Español

¿Puede interpretarse la negativa del Congreso a la realización del viaje presidencial a Nueva York como un síntoma de que se inicia ya la temporada de alejamiento del Legislativo y sus principales partidos, respecto de un gobierno absolutamente impopular y cuya cercanía podría suponerle un costo político a los que aparezcan como sus aliados?

Parece prematura esa interpretación. Quizás, inclusive, ilusoria, porque todo indica, más bien, que la alianza Ejecutivo Legislativo no se va a romper nunca, hasta julio del 2026, y que lo más que podría haber es amagos de querella.

El statu quo le permite, por el contrario, a partidos como Fuerza Popular o Alianza para el Progreso ejercer poder ejecutivo sin sufrir los costos de hacerlo. Vemos cómo en las encuestas Keiko Fujimori aparece primera con una intención de voto cercana al 10% (muy similar a la del 2021), o sea, daño no le está produciendo ser el principal sostén legislativo de Dina Boluarte.

Si el Congreso, en un arranque de severidad -y seriedad- decidiera vacar a una presidenta incapaz, mediocre y comprometida ya con temas peliagudos en términos de ética personal, tendría que asumir las riendas de Palacio y allí sí se produciría una hecatombe social que los arrastraría al hoyo del descrédito mayúsculo.

Como queda claro, ni al Ejecutivo ni al Legislativo les importa un rábano la impopularidad de la que gozan, menos aún cuando el país se ciñe a una relativa paz social (ojo con la huelga general del Sutep convocada a partir del 21 de octubre, que podrá cambiar ese proscenio de relativa tranquilidad pública).

La negativa del viaje ha sido un accidente, un claro llamado de atención a la excesiva frivolidad presidencial, pero no pasará de eso. No es el inicio de una escalada de confrontación entre ambos poderes del Estado. Seguirán viviendo apapachados mientras las calles y la ciudadanía lo permitan. El infame pacto de intereses que identifica a la alianza de la plaza de Armas con la plaza Bolívar seguirá en pie hasta que el pueblo, por uno u otro detonante, lo permita.

Con la detención de Andrés Hurtado, Chibolín, su puesta a derecho, y su probable acogimiento a la colaboración eficaz, nos enteraremos una vez más de lo podrido que está el sistema institucional destinado justamente a combatir a la corrupción (policía, fiscales y jueces).

El caso Cuellos Blancos quedará corto si es verdad todo lo que se supone que se movía detrás de un operador mafioso camuflado bajo el disfraz de un animador de televisión dedicado a obras de bien social.

Y una vez más, tendremos que ponernos a revisar en detalle la urgencia de reformar un sistema corrupto desde la entraña, que amaña colaboraciones eficaces, disfraza resoluciones, persigue a adversarios políticos o mediáticos, abusa de su poder cuando le viene en gana, falsea documentos de intervención policial, manipula sentencias y demás.

Tendrá que ser una reforma bien diseñada, por supuesto, no el mamarracho parchado que ahora están perpetrando en el Congreso, pero de que debe hacerse no cabe duda alguna, lo que implica hacerlo desde la cabeza -la Junta Nacional de Justicia- hasta el juez o fiscal ubicado en la escala más baja.

Es verdad que se ha intentado muchas veces hacerlo, desde adentro y desde afuera, y todas han fracasado, pero ello, lejos de diluir la urgencia de hacerlo, acrecienta su perentoriedad. No es posible que vivamos en una democracia con un Estado de Derecho mediatizado, con policías corruptos, fiscales y jueces venales sin mayor preparación jurídica, pero con un poder gigantesco.

Hay muchos temas por exigir a los candidatos a la presidencia el 2026, desde la crisis económica, la inseguridad ciudadana y la lucha anticorrupción, pero dentro de esta última juega un rol crucial la reforma radical del sistema de justicia vigente. La supervivencia democrática futura depende de ello. El statu quo ya no da para más y lo ha probado hasta la saciedad con los desmadres judiciales que hemos apreciado en los últimos años.

Tags:

andres hurtado, Chibolín, Cuellos Blancos
[La Tana Zurda] Hablar de José Antonio Mazzotti (1961-2024) es definitivamente conversar de generosidad y de éxito, de inspiración, de constancia, de disciplina y entereza, de lealtad y de amor hacia la humanidad, hacia lo correcto y no solamente lo justo, hacia la oportunidad ofrecida a cualquiera que de alguna manera lo alcanzaba.

Su liderazgo tanto a nivel intelectual y académico, así como gestor cultural, como representante de no sólo una generación sino la referencia emblemática de conocer desde el Inca Garcilaso tan bien como si lo hubiera conocido en persona hasta poetas que daban sus pininos y que él apadrinaba. Su conocimiento de lo colonial trascendía a todo nivel y esfera, podía estar hablando de la última teoría literaria o corriente filosófica y también saber sobre el estado de ciertas lenguas nativas que estaban en peligro de desaparición en el último rincón de nuestra Amazonas.

Su iniciativa para organizar eventos y congresos era inagotable, nos motivaba y
nosotros por supuesto íbamos, cuánto aprendizaje, cuánta pasión, cuánto amor por las letras. Su activismo era contagiante y seguíamos en la batalla por una descolonización de pensamiento, y siempre buscando la manera para que hubiera más equidad.
Su poesía estaba llena de erotismo, de imágenes globales que evocan temas universales, imágenes que dialogaban con diferentes padres literarios desde la gran influencia de Vallejo, hasta el mismo Arguedas, de quien los mitos los adaptaba y creaba mundos llenos de magia.

Esa dedicación por la cultura peruana, esa entrega por llevarla a todo el mundo –
América, Europa, Asía, en fin- Incansable en cuanto a su ritmo por culminar proyectos y por seguir ofreciendo una imagen mucho más rica de nuestro Perú. Su labor no solamente como padre intelectual, sino como gran poeta y por supuesto por su activismo y gestión José Antonio Mazzotti fue un gran embajador.

Escribió más de 100 artículos académicos, libros de crítica que lo situaron como

una eminencia del Inca Garcilaso y de todo lo que lo podía relacionarse con la Colonia. Hizo documentales y llevó al Inca a todos lados. En cuanto a la crítica sobre poesía realizó los estudios más agudos y referentes que existen en la actualidad.

Asimismo, como poeta, perteneció a la Generación del 80. Obtuvo reconocimiento nacional e internacional desde muy temprana edad. Con sus 11 poemarios publicados: Poemas no recogidos en libro (1981), Fierro curvo (órbita poética) (1985), Castillo de popa (1988), El libro de las auroras boreales (1994), Señora de la Noche (1998), Declinaciones latinas (1999), Sakra Boccata, 28 poemas (2006), Las flores del Mall (2009), Apu Kalypso / palabras de la bruma (2015), Nawa Isko Iki / cantos amazónicos (2020) y Poemas posthumanos (2020-2021); Mazzotti nos deja una vasta obra lírica para poder ahondar en una realidad áspera e indigente que busca desunir a la humanidad. Mazzotti mediante sus poemas, trata de hacernos pensar en un mundo idílico donde la humanidad se protege en lugar de vivir en un ámbito hostil. Su obra trasciende temas universales y profundiza en la humanidad. Impregnada su lírica, bajo un halo erótico, crea imágenes sugerentes que rompen barreras y cuestionan presupuestos establecidos.

Su profesionalismo y sobre todo su personalidad, su manera de llegar a tantas
personas y de poder hacer conexiones con tantas personalidades, hicieron que las redes sociales se inunden de agradecimiento y solidaridad al escuchar la terrible noticia de su fallecimiento. El sábado pasado, 14 de setiembre, más de treinta voces se juntaron para rendirle homenaje a José Antonio Mazzotti a través de la página de La Huaca es poesía. Esas voces que pertenecen a poetas, académicos y críticos se juntaron y compartieron los poemas de nuestro Mazzotti creando una maratón de su poesía y para que así su voz siga escuchándose en todos los confines del universo.

Finalmente, quiero compartir un emotivo texto poético del profesor y poeta Raúl
Bueno quien leyó en la ceremonia que se realizó el pasado sábado en la Capilla Goddard de la Universidad de Tufts, donde José Antonio trabajaba. El texto de
Raúl Bueno crea un diálogo con el emblemático poema de “Yegua es la hembra del caballo” de Mazzotti publicado en su primer libro. A continuación, el poema de Bueno:

Pradera de caballos y palabras
O el retorno a la semilla de la lengua

“Yegua es la hembra del caballo”, J. A. Mazzotti In memoriam

Llega un nuevo corcel a la pradera de caballos trae su electrizada crin al viento
de aromas y de símbolos lleno.

Se enerva la manada.
Se estorban sus relinchos, se abren
las lunas de los ojos
–es un intruso, dicen
asegurar las yeguas y potrillos–.
Se colman sus ollares de inquietantes efluvios

–la ardiente adrenalina–
y truena en remolino la cascada que ya fustiga tréboles
el delicioso gras del paraíso
las grandes hierbabuenas.

Alguien lo reconoce ¡era de aquí!
¡es nuestro! vuelve el hermano ausente.
Se lo habían llevado galaxias
de rebosantes signos, pulsantes contenidos

facultad de palabras cabalgando palabras
enhebrando señales, curvando alegorías hasta volverlas objetos de mirar:

¡Oh, la divina metalengua!

Vuelve a lo suyo, a sus pastos de juventud
a su lengua inicial nunca perdida, esto es
a su impronunciable mujer de varias letras
ciento veintiocho reglas a trizar y rehacer
y dieciocho mil palabras todavía preñadas de futuro. Vuelve a recomenzarlo todo.

Oye tú, yegua/lengua, es para ti:
alista tus enjambres de miel y de sentido
que regresa tu macho parlador
el de las frases raras para tus distraídos oídos el que un día dijera lo que ahora ya entiendes: vámonos yegua a fecundar poesía.

Entonces, ahora y para siempre
un hato reintegrado de caballos jubilosos desborda la pradera
en hálitos de luz, serrín de estrellas sobre un timbal de gras
que acompasan relinchos
y poemas.

Brillante texto del profesor Raúl Bueno, el cual abre un diálogo con imágenes intensas equinas sobre la creación misma del lenguaje.

Sigamos el legado de Mazzotti, difundiendo las letras peruanas, llevando la cultura a todos lados y sobre todo cultivando el gran trabajo que él inició, buscar la inclusión de todas las lenguas y de todas las culturas, sigamos intencionalmente su gran trabajo académico, creativo y cultural.

Raúl Bueno

-José Antonio Mazzotti, ¡PRESENTE! -José Antonio Mazzotti, ¡PRESENTE! -José Antonio Mazzotti, ¡PRESENTE!

Tags:

Mazzotti, poesía peruana, Raúl Bueno

La presidenta Dina Boluarte ha querido estrenar un discurso populista a consecuencia de la negativa del Congreso a autorizarle un viaje a la Asamblea General de la ONU. Así, y no es la primera vez que lo hace, ha hablado de malos peruanos que se dedican a obstruir la marcha del gobierno.

Patético amago de populismo. El populismo era normalmente entendido por los liberales como cualquier plan heterodoxo en economía. Al final, ha predominado la visión de que es una fórmula política que busca crear una confrontación con una élite o un grupo social y lanza toda su artillería en contra de aquellos para galvanizar cierto apoyo popular.

Personalmente pienso que es necesaria una dosis de populismo en países como el Perú para que sea gobernable. Pero, obviamente, estamos hablando de gobiernos que quieren desplegar políticas de Estado confrontacionales o controversiales, no un viajecito a Nueva York, lo cual dice mucho de la diluida densidad política de nuestra primera mandataria.

Fujimori arremetió contra la partidocracia, Chávez contra la oligarquía venezolana, Milei lo hace contra la “casta” kirchnerista, Vizcarra lo hacía contra el fujiaprismo. ¿Contra quién combate Boluarte? Contra unos cuantos congresistas -porque la mayoría la apoya por alianzas non sanctas- que osaron negarle un permiso.

Boluarte no está emprendiendo ni una sola política pública que merezca fragor político. Lo suyo es la nada, la indolencia, la vacuidad absoluta. No tenemos gobierno y mucho menos un enemigo contra el que aquel deba arremeter.

Ya lo hemos dicho: después del de Castillo, éste es el peor gobierno que hemos tenido en los últimos lustros. Es incapaz de asumir responsabilidades mínimas de gobierno y se dedica a sobrevivir a cuenta de concesiones políticas pueriles a sus aliados principales, como Fuerza Popular y Alianza para el Progreso.

Confío en que no tarde la calle en reaccionar. Es de espanto la banalidad del gobierno y su impune soslayo de las preocupaciones esenciales de los ciudadanos de a pie: crisis económica, inseguridad y corrupción. Si no se pronuncia el activismo callejero, habremos sembrado un voto antisistema vigoroso para el 2026.

Ojalá el Congreso no reconsidere la votación que le negaba a la presidenta Boluarte el permiso para ausentarse del país para acudir a la Asamblea General de la ONU.

Demasiado viaje inútil en medio de una situación de absoluta ingobernabilidad nacional. Con el caso Petroperú arreglado desastrosamente, con incendios forestales que han arrasado y siguen haciéndolo con miles de hectáreas de bosques sin que el gobierno atine a nada, con la inseguridad ciudadana creciendo impunemente sin ningún control, con un Congreso desatado proponiendo leyes cada vez más antidemocráticas sin que el Ejecutivo imponga cierto criterio.

Dina Boluarte claramente no gobierna, pero el problema para ella es que está obligada constitucionalmente a hacerlo. No se puede escabullir de esa responsabilidad, como al parecer simbólicamente le representan psicológicamente estos viajes sin sentido.

Y está muy bien que el Congreso le ponga un alto a esa estancia vacacional permanente en la que parece hallarse la primera mandataria. Pocas veces se ha visto una gobernante tan frívola como la actual, carente de todo sentido de compromiso con los problemas nacionales confiada con que cuenta con el aval vergonzoso de bancadas como la de Fuerza Popular, a cambio de prebendas políticas.

Un “estáte quieto” a Palacio podría servir para enderezar la psique presidencial y a ver si se pone a pensar un poco más en las obligaciones que por su condición le corresponden y deja de vivir esta fiesta de inauguraciones irrelevantes y protocolos pomposos (los funerales de Alberto Fujimori parecieron diseñados para ella).

Nos va a costar muy caro esta indolencia presidencial. La furia popular sigue creciendo y si no explota socialmente lo va a hacer en el encuentro con las urnas, el 2026 o antes (si se alinean los astros de la protesta social y termina precozmente su mandato).

Los radicalismos desquiciados que ya vemos prodigarse, son hechura de la inutilidad gubernativa que sufrimos. Cada día que transitamos ese sendero, esos radicalismos se van engordando y asomándose con posibilidades electorales que luego lamentaremos, pero de los que no podremos sorprendernos.

Página 53 de 431 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50 51 52 53 54 55 56 57 58 59 60 61 62 63 64 65 66 67 68 69 70 71 72 73 74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 100 101 102 103 104 105 106 107 108 109 110 111 112 113 114 115 116 117 118 119 120 121 122 123 124 125 126 127 128 129 130 131 132 133 134 135 136 137 138 139 140 141 142 143 144 145 146 147 148 149 150 151 152 153 154 155 156 157 158 159 160 161 162 163 164 165 166 167 168 169 170 171 172 173 174 175 176 177 178 179 180 181 182 183 184 185 186 187 188 189 190 191 192 193 194 195 196 197 198 199 200 201 202 203 204 205 206 207 208 209 210 211 212 213 214 215 216 217 218 219 220 221 222 223 224 225 226 227 228 229 230 231 232 233 234 235 236 237 238 239 240 241 242 243 244 245 246 247 248 249 250 251 252 253 254 255 256 257 258 259 260 261 262 263 264 265 266 267 268 269 270 271 272 273 274 275 276 277 278 279 280 281 282 283 284 285 286 287 288 289 290 291 292 293 294 295 296 297 298 299 300 301 302 303 304 305 306 307 308 309 310 311 312 313 314 315 316 317 318 319 320 321 322 323 324 325 326 327 328 329 330 331 332 333 334 335 336 337 338 339 340 341 342 343 344 345 346 347 348 349 350 351 352 353 354 355 356 357 358 359 360 361 362 363 364 365 366 367 368 369 370 371 372 373 374 375 376 377 378 379 380 381 382 383 384 385 386 387 388 389 390 391 392 393 394 395 396 397 398 399 400 401 402 403 404 405 406 407 408 409 410 411 412 413 414 415 416 417 418 419 420 421 422 423 424 425 426 427 428 429 430 431
x