Opinión

Barcelona es una tumba y París es una fiesta. Las dos ciudades son el centro de la noticia mundial. Un solo jugador de fútbol es capaz de conmocionar al mundo entero. Una sola persona carga en su mochila todo un mundo futbolístico, que se soporta casi a través suyo. Hace quince años. Y ha sido azulgrana, pero a partir de ahora será solo azul. Y bailará, de seguro, el mismo ritmo con el balón.

Pero Barcelona no es una tumba porque París haya podido más. Barcelona se hundió sola. Chocaron el proyecto futbolístico más grande de la historia del deporte, uno que supieron labrar de a pocos, desde muy pequeño. A un proyecto al que tuvieron que hacer crecer, literalmente. Porque a ese jugador estrella le faltaba estatura y alimentación para explotar su talento. Y lo hicieron triunfar.

Lionel Messi es el más grande de la historia, sin dudas, en tanto a números se refiere. El único trofeo que ha competido y no ha ganado es el Mundial, aunque ha sido subcampeón, nada menos, y mejor jugador del mismo. Messi personifica el triunfo, el logro, la cima deportiva. Rompió todos los récords. Es, además, según dicen, una buena persona, un buen compañero. Se abraza con todos y sonríe.

Pero Messi tenía, sobre todo, un costo. Como todo jugador, en realidad. El fútbol es un deporte y un mercado. Los jugadores son valorizados y comercializados entre clubes, que son realmente empresas. Algunas súper privadas, corporaciones enteras o partes de conglomerados económicos. Otros son organizaciones comunales pequeñas, pero que participan en el mismo juego, el de la compra y venta.

En el 2016, Lionel Messi tenía un valor de 180 millones de euros. Su ficha comercial tenía ese costo, el valor más alto en el deporte, si querías adquirírselo al Barcelona. El mismo valor que tenía Neymar en el mismo equipo y en el mismo año. La otra gran figura, Luis Suárez, costaba 90 millones. Hacía poco que el equipo había ganado su última Champions y se encontraba, aún, en la cima del mundo futbolístico.

Imagínese entonces usted que Messi concluía su carrera siempre jugando para el club de sus amores, compitiendo hasta el final con ellos al más alto nivel. Era la consecuencia lógica de una carrera brillante, en una sola casa, en una relación de amor inquebrantable. Además alzaba la mística del Barcelona por todo lo alto: más que un club, una casa. Ningún hincha del fútbol podría imaginarse otro desenlace. 

Cómo así entonces este equipo en la cima del éxito, pierde hoy algunos años después a su más grande figura, el multi campeón de todo, el goleador que pudo hacer más de cuarenta goles por temporada sostenidamente, por una transferencia que equivale a cero euros, y sin mayor capacidad de retención. Incluso a pesar de que el jugador aceptó bajar el 50% de su sueldo, y estaba dispuesto a cooperar con todas las negociaciones.

Y cómo así, además, el Barcelona, a pocos días de empezar la temporada, no puede inscribir en la plantilla por un problema de sueldos a sus dos nuevas contrataciones que deben llenar el vacío de Messi: Agüero y Depay. O como así el equipo no logra un título hace varías temporadas, no compite en las instancias finales de la Champions, y no brinda nuevas figuras hace varias temporadas.

Pues, la respuesta está en el dinero mismo. El fútbol es un deporte donde las decisiones financieras pesan tanto o más que las deportivas. En el mejor de los casos, deben estar siempre alineadas. Antes de la pandemia, Barcelona metió otro récord: superó mil millones de dólares en ganancias. Pero la deuda actual asciende a mil cuatrocientos millones de dólares. Y ya no tienen la mega estrella que aseguraba un despunte económico altísimo.

Todo ello tiene cola. Precisamente, en el 2016, todavía en la cumbre, Barcelona ganó su cuarta Champions en diez ediciones. Era el rey absoluto de Europa. Y lo hacía sin gastar demasiado, porque venía de años generando futbolistas desde sus propias canteras. Como Messi, Alba, Xavi, Iniesta, Busquets, y tantos otros que servían como suplentes útiles permitiendo comprar a los mejores jugadores del mundo.. Hasta que llegó Bartomeu y las compras compulsivas de una nueva dirigencia. La época oscura del club. 

Poco después, Neymar fue vendido al PSG y Mbappé fue ignorado por el club, habiendo sido ofrecido primero a ellos. Y en cambio ficharon a Ousmane Dembelé por 105 millones (la mitad de lo recaudado por Neymar en un solo jugador). Desde esa época, Mbappé ha anotado 81 goles en 108 partidos con su club, además de ser titular de Francia campeona del mundo. Dembelé, su suplente en Francia, ha anotado 27 goles en 81 partidos, la mayoría de suplente. 

Seis meses después llegó Coutinho por 160 millones, un volante que ha pasado desapercibido en Barcelona y tuvo que ser cedido al Bayern Munich una temporada. Poco juego y lesiones. También se compró a Frenkie de Jong por 78 millones, cuando su representante dijo que el Ajax hubiera aceptado la mitad. La dirigencia gastó en tres años mil millones de euros en fichajes. Pero “cada año éramos un poco peores”, diría Gerard Piqué.

Todo esto sin contar haber dejado ir a Suárez gratis a un rival directo que ganó La Liga con él la última temporada. Hoy, Barcelona no puede vender a sus mayores gastos en plantilla: Griezmann, Dembelé, Coutinho y Umtiti. Jugadores que ya han demostrado no poder darle logros al club. Y los gastos en plantilla superan lo permitido por una Liga que no ha cedido ante la precisión y ha respetado sus barreras. Así, el azulgrana se alista para una temporada que parece garantizar tocar el fondo de la tabla.

Messi jugará en el rival francés en un precio de regalo, y se mueve con todo su arsenal de popularidad a una liga menor que puede despegar con su presencia. Todo ese mundo futbolístico detrás suyo. Y con Neymar, Di María, Mbappé, Icardi, Paredes, Draxler, Donnarumma, Verrati, Sergio Ramos, Wijnaldum, Marquinhos, Kimpembe, Hakimi y Kurzawa… Parece ya un rival invencible. Y parece poder darle la bienvenida, por fín, a la orejona en Paris. 

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Barcelona, Lionel Messi, París

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Guido bellido, Pedro Castillo, Vladimir Cerrón

Son lamentables las disputas tontas dentro de Renovación Popular. No interesa ya a estas alturas discernir las responsabilidades, pero queda claro que el vocero de la bancada, el almirante Jorge Montoya, no es precisamente un dechado de tolerancia y buenas maneras.

En cualquier caso, la buena noticia es que los tres renunciantes han recalado en Avanza País, una agrupación más liberal y democrática que la de Renovación Popular, que representa a la extrema derecha autoritaria del país.

Decimos esto porque más allá de diferencias claras, lo que en estos momentos necesita el país es una férrea unidad entre todas las fuerzas de centro y derecha para hacerle frente al despropósito mayúsculo que muestra el casticerronismo. Salvo excepciones, el gabinete ministerial es un espanto de impericia e improvisación, además de cuoteo político descarado.

Nada bueno augura la gestión de un tipo taimado como Guido Bellido de Premier, involucrado ahora en una nueva investigación fiscal, esta vez por lavado de activos. En modo de aterrizaje suave, la estrategia del gobierno es arrasar con todas las barreras de contención. Con la misma perspectiva estratégica hay que responder.

La mediocridad clama al cielo y es intolerable en un país con tantos problemas como el Perú, pero, por último, democráticamente hablando, es y debe ser tolerada por respeto a los votantes de esta opción política, por más advertencias que se hicieron durante la campaña.

Pero lo que es inaceptable es que bajo el disfraz de la moderación económica se pretenda construir un proyecto radical y autoritario, que pasa por la convocatoria a una Asamblea Constituyente corporativista, que supondría el fin de la democracia representativa reinante en el país los últimos 20 años ininterrumpidamente.

Frente a esa amenaza, no caben vacilaciones ni querellas intestinas que bloqueen una acción común. Desde el Congreso, desde las calles y las organizaciones sociales se debe poner coto a tamaño despropósito. Ya hay, por ejemplo, una iniciativa de la bancada de Podemos para acotar las cuestiones de confianza. A ello debe seguir la elección de nuevos magistrados del Tribunal Constitucional. Y cuando el tema esté clarificado, arrinconar al gobierno si éste pretende salirse del carril democrático, teniendo la vacancia como munición extrema en caso sea necesario.

Centristas y derechistas deben actuar unificados en dicha tarea. Eventualmente sumar a algunos izquierdistas desencantados. Como ya hemos dicho, todo suma, nada resta. Hay que descartar la práctica infantil de pretender ajustes de cuentas absurdos en momentos en los que ello no corresponde y más bien divide los esfuerzos comunes.

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Casticerronismo, Guido bellido, Renovación popular

En el Perú existen personas que creen que la Organización Mundial de la Salud se ha asociado con el gobierno chino para conseguir que se apruebe la vacuna de Sinopharm, vacuna que en realidad sería no solo ineficaz sino perjudicial para la salud. La manera como varias personas se aferran a esta creencia clasifica bajo el rubro de teoría de la conspiración.

Para explicar qué es una teoría de la conspiración voy a usar la definición que la filósofa Giulia Napolitano presenta en su artículo ‘Teorías de la Conspiración y Aislamiento Evidencial’, que aparece en el libro La Epistemología de las Noticias Falsas, publicado hace unos meses por Oxford University Press.

Napolitano comienza aclarando un par de cosas. Primero, una conspiración ocurre cuando un conjunto de actores complota para conseguir una meta que los favorece, manteniendo ocultas sus intenciones. Segundo, no todas las teorías (es decir, las explicaciones) que plantean como hipótesis central la existencia de una conspiración merecen llamarse ‘teorías de la conspiración’. La diferencia tiene que ver con la actitud con la que aquellos que sostienen la teoría analizan la evidencia a favor o en contra. Es decir, la hipótesis de la conspiración puede manejarse de manera racional o de manera ‘conspiranoica’ (el criollismo es aporte mío).

Para Napolitano, una teoría de la conspiración propiamente dicha es aquella sostenida por alguien que es completamente impávido frente a la evidencia que desmiente dicha teoría. Es decir, alguien que ha conseguido aislar (insular) la teoría frente a cualquier posible evidencia contraria. Y, crucialmente, parte de la estrategia consiste en interpretar la evidencia contraria como si fuera evidencia a favor, porque supuestamente es parte del plan de los conspiradores crear dicha evidencia contraria con el fin de disuadir a aquellos que son capaces de ver las cosas como realmente son.

Podemos sacar dos ideas principales de la visión de Napolitano. Primero, llamar a algo teoría de la conspiración tiene siempre una connotación peyorativa. Una teoría que plantea la hipótesis de una conspiración no es necesariamente una teoría de la conspiración. Ser acerca de una conspiración es una condición necesaria, pero no suficiente, para calificar como teoría de la conspiración. Segundo, al llamar a algo ‘teoría de la conspiración’ estamos haciendo un juicio negativo sobre la actitud de aquellos que sostienen dichas hipótesis (los ‘conspiranoicos’). Dicha actitud consiste en ser completamente inmune a la evidencia contraria, e incluso interpretarla como si fuera evidencia a favor.

Apliquemos estas ideas al caso de Sinopharm. Si usted cree que el gobierno chino ha corrompido a la Organización Mundial de la Salud, y que eso explica por qué ‘una vacuna que no sirve’ fue aprobada, eso no necesariamente muestra que usted sea un conspiranoico. Pero si usted accede a los reportes de los numerosos estudios que prueban la efectividad de esta vacuna, y su conclusión es que los investigadores que han realizado dichos estudios, en Perú y otras partes del mundo, son parte del complot; y considera además que el hecho de que no se conozcan estudios que muestren la ineficacia de la vacuna de Sinopharm se debe a que el gobierno chino ha complotado con otros gobiernos a nivel mundial para reprimir dichos estudios, y que por lo tanto la ausencia misma de dichos estudios prueba que realmente existe una conspiración, entonces lo felicito: es usted un conspiranoico.

[Referencia: M. Giulia Napolitano, ‘Conspiracy Theories and Evidential Self-Insulations’, En: S. Bernecker, A. Flowerree, y T. Grundmann (Eds), The Epistemology of Fake News, Oxford University Press (2021). DOI: 10.1093/oso/9780198863977.003.0005]
* Manuel Barrantes es profesor de filosofía en California State University Sacramento. Su área de especialización es la filosofía de la ciencia, y sus áreas de competencia incluyen la ética de la tecnología y la filosofía de las matemáticas. Obtuvo su doctorado y maestría en filosofía en la Universidad de Virginia, y su bachillerato y licenciatura en la PUCP.

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Fake news, Organización Mundial de la Salud, Sinopharm

En el último reporte presentado por el BCRP en el mes de junio, hubo un tema que pasó desapercibido: se evidenció que el segmento donde más ha caído el empleo en el Perú es en el de mujeres jefas de hogar con hijos menores de 6 años, lo cual ha llevado a muchas de ellas a caer en la pobreza. Adicional a ello, en los hogares tradicionales, la pérdida del segundo ingreso familiar (el femenino) ha sido uno de los factores que ha golpeado económicamente a las familias peruanas durante la pandemia.

Esto responde en parte al hecho de que en el Perú, los colegios y centros de cuidado han estado cerrados, forzando a muchas mujeres (quienes asumen en mayor porcentaje el rol de cuidadoras) a quedarse en casa sin poder salir a trabajar. Esto ha reducido la participación laboral femenina y aumentado la brecha salarial entre hombres y mujeres.

El cierre de escuelas en Latinoamérica ha sido el más prolongado del mundo, siendo Perú uno de los pocos países donde aún no se tiene claro cuándo se regresará a clases en zonas urbanas. En este tiempo, las mujeres han asumido el cuidado de los hijos en mayor proporción que los hombres, principalmente en los hogares más pobres, con un aumento de hasta 40% de tiempo dedicado a las tareas del hogar.

Son pocos los hogares privilegiados que tienen la oportunidad de tener ayuda, ya sea por parte de un familiar o de una persona contratada: para la mayoría de mujeres con hijos pequeños, el cierre de escuelas significa una encrucijada entre salir a trabajar o cuidar a sus hijos. No en vano, según la última encuesta de DATUM, el 69% de los padres estaría de acuerdo con que sus hijos regresen a clases si los colegios cumplen con todos los protocolos sanitarios, sin embargo, este porcentaje va en aumento a medida que baja el nivel socioeconómico. Mientras que en el A/B, el 57% está a favor del retorno presencial, en el C hablamos del 62% y en los sectores D y E, el porcentaje es de 68% y 76%, respectivamente. En el ámbito rural, hablamos de un 80% a favor.

Aún no tenemos suficientes estudios que crucen las variables de cierre de colegios y el aumento de pobreza femenina. Solo indicios, como la mayor disminución del empleo adecuado entre las mujeres durante la pandemia, y la mayor tasa de desempleo femenino frente al masculino. Lo que sí queda claro, es que cada día que pasa y los colegios siguen cerrados, los grandes perdedores no son solo los niños, sino también las mujeres.

*Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor y pueden no coincidir con las de las organizaciones a las cuales pertenece.

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feminismo

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Pedro Castillo, Vladimir Cerrón

La encuesta de CPI corrobora el sentir general que se había expresado en la medición previa de Datum. Al gobierno le está yendo mal y no ocurre ello por la tozuda oposición o la “prensa obstruccionista”, como la ha calificado el Premier Bellido, sino por los groseros errores políticos cometidos por el presidente Castillo, los cuales parece empeñado en profundizar.

Un 47.7% desaprueba al gobierno y un 40% lo aprueba. Esta disparidad negativa no se ha visto antes en el arranque de ningún gobierno de los últimos cuarenta años (desde el retorno a la democracia luego de la dictadura militar).

A Bellido le va aún peor. Solo 21.1% aprueba su designación frente a un 62.4% que lo desaprueba. Se pregunta, además, por siete ministros: solo Pedro Francke (Economía y Finanzas) y Hernando Cevallos (Salud) tienen más aprobación que desaprobación. Salen jalados Dina Boluarte (Midis), Ciro Gálvez (Cultura), Héctor Béjar (Relaciones Exteriores), Walter Ayala (Defensa) e Iber Maraví (Trabajo).

Por supuesto, la sombra de Vladimir Cerrón pende como un inmenso pasivo en el régimen. Un 58.1% considera que las decisiones del Presidente dependen del exgobernador regional y solo un 32.2% cree que Castillo decide con autonomía (me parece que acá hay un error de percepción: gobiernan de la mano, son interactivos, socios políticos, siameses, propulsores del “casticerronismo”). Pero la percepción popular es contundente: un 85.8% no está de acuerdo con la intervención de Cerrón en asuntos de gobierno.

La opción de Castillo por un formato de confrontación política y copamiento partidario del Estado le ha hecho mucho daño. Y no ha logrado compensarlo acudiendo a la moderación económica que representa el titular del MEF. Esa mixtura economía moderada/radicalismo político, solo parece indicar una estrategia dosificada de imposición del modelo radical que desembocaría en la Asamblea Constituyente, frente a lo cual, la presencia de Francke solo cumpliría un cometido temporal hasta que el gobierno se asiente y pueda desplegar su vena extrema a plenitud.

Por eso el 45.4% de la ciudadanía tiene poca confianza en el gobierno de Castillo y el 25.9% ninguna confianza (inclusive en la sierra centro-sur -su presunto bastión político-, el 43.9% tiene poca confianza y el 12% ninguna confianza).

Queda claro que Castillo corrige rápidamente los dislates políticos cometidos o pronto veremos un desmadre de tal envergadura que la posibilidad de recorte del mandato crecerá con apoyo popular (ya se ha visto en reciente informe de IDL-Reporteros y en otros, que ni siquiera la bancada oficialista parece sólida y se podría quebrar).

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CPI, Pedro Castillo, Vladimir Cerrón

El gabinete ministerial, encabezado por Guido Bellido de clara simpatía por el grupo terrorista Sendero Luminoso, genera ante la opinión pública una sensación de pesimismo frente a lo que se viene por estos tiempos complejos de crisis sanitaria y económica para el país.

Al respecto, si uno analiza la composición de cada ministerio, podemos apreciar que pocos cuentan con experiencia gubernamental y con una apertura clara hacia inversores para la atracción de capitales. Simbólicamente, representan a sectores que apoyaron al actual presidente, y que no tuvieron cargos de Estado importante. Hay docentes sindicalizados que están asumiendo cargos ministeriales que no les corresponde, porque no cuentan con ninguna experiencia sobre el tema, como por ejemplo el reciente nombramiento del ministro de Transportes o el nombramiento del experto en política social Héctor Béjar en Relaciones Exteriores.

Ni qué decir de la designación del presidente del Consejo de Ministros que, para el contexto de división en la que se encuentra el Perú, tendría que haber sido alguien convocante, pero no. El presidente electo designó a Guido Bellido, mostrando así una clara afrenta a la oposición política y social. Producto de dicha decisión, según la encuesta de CPI, Castillo tiene una desaprobación de 47% y una aprobación del 40%. Nada positivo para un gobierno que recién empieza.

Como escribí para mi columna en El Montonero el 21 de abril de este año, Pedro Castillo seguirá en el escenario de radicalización progresiva de su performance política y de confrontación contra la oposición hasta lograr generar las condiciones de una asamblea constituyente que cambie las reglas de juego a su favor, como lo hicieron en su momento Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa.

La designación táctica de Pedro Francke en el Ministerio de Economía no es más una pieza de ajedrez en este escenario. Táctica que pasa por generar ante los inversionistas un poco de tranquilidad.

Como señala Maquiavelo en “El Príncipe” para una estrategia de cambio en las reglas de juego es necesario mantener algunas costumbres para no desbaratar el objetivo a alcanzar. Pedro Castillo sabe que mientras genera las condiciones para un nuevo orden político (léase nueva Constitución) con gasto social que prometió el 28 de julio necesita por el momento que los grupos de poder tengan “calma”.

Los sectores que no han votado por él están avisados de una estrategia nada novedosa, pero que se olvida a veces. Los populismos y grupos de filiación marxista leninista tienen establecido estas estrategias en manuales políticos desde hace décadas. Tengamos en cuenta esta situación para así advertir posibles consecuencias de dar frutos estas estrategias del extremismo.

El país requiere sensatez y para ello la oposición política y social debe generar el resquebrajamiento de esas estrategias y plantear un acuerdo nacional de propuestas de reactivación económica (los comodities como el cobre subirá por largo tiempo) y reactivación sanitaria.

Pensar y hacer políticas públicas en el corto y mediano plazo.

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Asamblea Constituyente, Guido bellido, sendero luminoso

Bajo protocolos sanitarios y siguiendo gradualmente la reaparición de eventos sociales y culturales en formato presencial, el pasado jueves 5 de agosto se festejó por todo lo alto en Vallejo Librería-café de San Isidro la aparición de ARGUEDAS GLOBAL: INDIGENISMO EN EL NUEVO MILENIO, un volumen de ensayos que ofrecen perspectivas novedosas sobre el autor de Los ríos profundos, situándolo en un contexto contemporáneo y en función de los problemas actuales producidos por el modelo económico neoliberal.

Desde los testimonios de Carmen María Pinilla, quizá la mayor biógrafa de Arguedas, y del reconocido antropólogo Luis Millones Santa Gadea, pasando por las investigaciones de las críticas norteamericanas Tara Daly, Irina Feldman, Karen Spira, o las checas Tereza Halzuková y Anna Housková, o los peruanos Santiago López Maguiña, Daniela Dolorier y Cecilia Monteagudo, y muchos más de Chile, Cuba, España, Brasil y otros países, ARGUEDAS GLOBAL cumple con establecer una lectura múltiple y actualizada del gran escritor desde las corrientes críticas y teóricas del momento, sobre todo el llamado “giro decolonial”.

Como dice el editor del libro, José Antonio Mazzotti: “¿Por qué Arguedas mantiene su importancia y la acrecienta mientras avanza el ya no tan flamante milenio? Todo parecería indicar que, con la implantación y auge del sistema económico neoliberal desde la década de 1980 y la consiguiente (an)globalización de todos los ámbitos del quehacer social, la especificidad de las culturas originarias y locales habría perdido vigor y se encuentra en proceso de desvanecimiento. Esto puede ser cierto en determinados niveles de la producción cultural, como se constata, por ejemplo, en la alarmante desaparición de las lenguas originarias en América Latina, proceso que se inició con la invasión europea desde finales del siglo XV, pero que se ha acelerado en las últimas décadas precisamente debido a la mayor efectividad de las políticas extractivas y discriminatorias de los mal llamados estados ‘nacionales’ de la región. Sin embargo, muy lejos de abogar por un regreso al pasado (la quimérica ‘utopía arcaica’ que le achacó Mario Vargas Llosa), Arguedas sorprende por la versatilidad de su visión del mundo andino como un todo cambiante que, incluso, puede aportar vías de conocimiento y soluciones a problemas agudos que son consecuencia directa del modelo económico neoliberal, como la marginación de los pueblos originarios, el calentamiento global y la deforestación”.

Hace falta, pues, mirar con nuevos ojos la obra de nuestros autores mayores, pues todo indica que siguen teniendo cosas importantes que decir. Arguedas no ha muerto, sino todo lo contrario. Los que andan como muertos vivientes son aquellos políticos e intelectuales que apuestan por dictaduras corruptas y depredadoras.

El libro está dividido en cinco partes y contiene veinte artículos y un enjundioso prólogo escrito por el propio editor (Mazzotti), quien nos ofrece una visión esperanzadora en la obra arguediana. Los trabajos formaron parte de un simposio internacional realizado en Casa de las Américas, Cuba, en noviembre del 2019. Fue publicado por el Fondo Editorial de la Universidad César Vallejo, bajo la dirección de Joel Acuña, en convenio con la Asociación Internacional de Peruanistas y la Revista de Crítica Literaria Latinoamericana.

Sigamos leyendo a Arguedas, que aún tiene mucho que ofrecer. Este libro lo demuestra.

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Indigenismo, José Antonio Mazzotti, José María Arguedas
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