Opinión

Luego de la aplicación del indulto otorgado por PPK a Alberto Fujimori ordenada por el Tribunal Constitucional, no quedaba dudas que, por un lado, la izquierda iba a tratar de regresarlo a la cárcel, y que, por el otro, su presencia en libertad iba a influir, de algún modo, en la política local.

Fujimori, al principio cauto, se dio varios baños de popularidad en sus visitas a la Reniec y a la Sunat para hacer trámites personales, los cuales empezaron a alimentar ese bichito político que estuvo dormido durante su encierro, pero que comenzó a despertar al sentir los vientos de la libertad y el cariño de compatriotas de todas las edades.

Hace pocos días, Fujimori, entrevistado de paso por un periodista, comenzó a enmarcar la posición de lo que él llamo “fujimorismo”, haciendo una sutil diferencia con el partido Fuerza Popular, en la cual fija, cual jefe, la visión de llegar al 2026, que sugiere un apoyo tácito de gobernabilidad al régimen de la presidenta Dina Boluarte.

La jalada de pelos y gritos de la izquierda ante la supuesta evidencia de un cogobierno de Fuerza Popular y Dina Boluarte no solamente fueron exagerados, sino que otorgan, además, un poder sobre natural a ese partido que cuenta con 24 congresistas de los 130, es decir, menos del 19% y lejos de incluso, una mayoría simple.

Lo que sí es evidente es que la mayoría del congreso está pensando en la gobernabilidad de corto plazo para poder llegar a las elecciones sin una nueva vacancia o renuncia presidencial que acelerarían este proceso sin haberse realizado ninguna de las reformas políticas necesarias, como la bicameralidad, la eliminación del voto de confianza a los nuevos gabinetes, la acotación de la vacancia presidencial y de los causales de cierre del congreso, entre los más destacados.

La nueva incursión de Alberto Fujimori a la política plantea un escenario distinto hacia las elecciones del 2026.

De lo visto en sus apariciones, mantiene su carisma y empatía con buena parte de la población, lo cual puede ayudar a su hija Keiko, que digamos, no es Miss Simpatía.

Las teorías de cómo Alberto puede participar en el 2026 van desde una ilusa candidatura presidencial con Keiko de vicepresidente para dejarle el poder a los pocos meses, postular a un eventual Senado o, lo que suena más razonable, participar activamente en la campaña de Fuerza Popular para trasladar esa empatía a la muy probable candidata Keiko Fujimori. 

Claro que habrá que ver en cualquier escenario, si un hombre de edad avanzada como él y con condiciones de salud delicadas, podrá llegar al 2026 en condiciones de involucrarse de lleno a una campaña electoral.

Pero imaginemos que llega relativamente bien de salud y que apoya decididamente a Keiko en su campaña presidencial. A la fecha, tenemos 25 partidos políticos inscritos y con los que están pendientes, fácilmente podremos tener 35 en el partidor de abril 2026.

Si a esta realidad le sumamos los cacicazgos de nuestros líderes políticos que prefieren pasar a segunda vuelta con 7% antes que formar alianzas electorales, es altamente probable que Keiko Fujimori, pase al balotaje.

Keiko perdió las 2 últimas elecciones por 40,000 votos. Ante el desastre del gobierno comunista de Castillo y el apoyo carismático de Alberto Fujimori, es posible deducir que esa diferencia podría ser fácilmente revertida, sobre todo si enfrenta a un candidato de izquierda radical como Antauro Humala.

Se le haría más difícil a Keiko si compitiera en el balotaje contra una alianza “caviar” de centro-izquierda o una liberal de centro-derecha, pero a la fecha, la mayoría de nuestros caciques políticos no toman la iniciativa de las alianzas, aunque a lo lejos, se puede vislumbrar a Nieto con Marisol Perez-Tello, Daniel Olivares y ex morados en los esbozos de una futura unión, mientras que de la centro-derecha, salvo conversaciones entre bambalinas, no se ve humo blanco en el horizonte todavía.

El efecto de un Alberto Fujimori con buena salud, jugará, sin duda, un rol importante en la campaña electoral 2026 que ya comenzó. Sólo quedan 25 meses para la primera vuelta (abril 2026) y ya es tiempo que los líderes políticos implementen alianzas y comiencen a reclutar profesionales competentes y probos para formar alternativas de gobierno cuyo objetivo sea el bienestar de los peruanos, en especial, el de los más necesitados.

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efecto fujimori, Fujimori

Esta casita de cartón abre sus puertas leyendo el libro póstumo que se hiciera del minimalista y a su vez extraordinario escritor, Raymond Carver, ‘Si me necesitas, llámame’. Una colección de cuentos que da el sello final a un legado perdurable hasta el día de hoy. Por eso, la referencia de escritores de tallas tan grandes como Haruki Murakami, quien tradujera toda su obra en japonés. Y es que, el escritor nipón, al que siempre lo señalan como el próximo Nobel de literatura, mucho bebió del maestro como de otro beodo norteamericano, el romántico nostálgico de las letras, Scott Fitzgerald. 

Y fue gracias a Tess Gallagher, poeta y viuda de uno de los más grandes exponentes del realismo sucio, que tenemos este último alud del que supo ser el mejor cuentista de su época. Y que cuando llegara a tocar los primeros cristales de la fama, un cáncer de pulmón le despojara rápidamente del sendero de la vida como a sus lectores de muchas más obras, con apenas 50 años. Pero comencemos con su aparición en el mundo silencioso y sacrificado de la literatura. Y de esto se podría asimilar con su misma vida, y en que creciera en una familia muy pobre y con padre alcohólico, como su primer amor con 20 años él, y su compañera de 15, y que cuando ella cumpliera la edad en que lo conoció a Carver, 20, ya tener ambos dos hijos. O en los 70’s, cuando era profesor universitario, que emprende sus primeros relatos, llegando a la mitad de la década a tener reconocimientos con premios de notoriedad como el O. Henry, de relatos cortos. Pero del que se dice que en sí fue el que le tendió servido su estilo novedoso hoy reconocido, descarnado, parco, lacónico y exacto, es su famoso editor, Gordon Lish. Y es que con el tiempo se descubrió apuntes de corrección de una de sus obras más excelsas, ‘De qué hablamos cuando hablamos de amor’. Libro que ahonda por las turbulentas mareas existenciales con lo que abarca este sentimiento del que hasta el día de hoy no tiene respuesta, pero del que puede uno entenderlo al dejarnos enclaustrados en cantinas de mala muerte bebiendo por inacabables noches, escuchando las de Chacalón o de José Alfredo Jiménez. En sí, estos cuentos iban a tener el nombre de ‘Principiantes’, pero es por Gordon que cambia como mucho de aquellos textos, como sacando personajes o cambiando drásticamente la trama como los finales. Lo cierto es que tiempo después Carver se alejaría y haría dos de sus mejores libros: ‘Catedral’ y ‘Tres Rosas amarillas’, este último, que es sobre la muerte de su gran farol literario, Antón Chéjov. Y así desmarcándose completamente de la sombra de su editor.

Más allá de ser un insigne cuentista, también tuvo otra faceta aunque no muy conocida, y es como poeta. Del cual pude dar con dos grandes perlitas, para mi grata sorpresa, como ‘Lluvia’ o ‘Donde hayan vivido’, con estas conmovedoras letras que en reflejan puramente la esencia de su arte: ‘Fuera donde fuera,/ aquel día andaba por su propio pasado./ Dando puntapiés a jirones de recuerdos./ Mirando las ventanas que no hace mucho le habían pertenecido./ Trabajo, miseria y pocos cambios. / En aquella época vivían para sus deseos,/ decididos a ser invencibles. / Nada les detendría. / Al menos durante muchísimo tiempo. / En la habitación del motel aquella noche, de madrugada, abrió una cortina/. Vio nubes cubriendo la luna. / Se apoyó en el cristal. / Le traspasó un aire frío que puso la mano sobre su corazón./ Te amé, pensó. / Te he amado mucho./ Hasta que se me acabó el amor.

Esta casita de cartón cierra sus puertas con la felicidad de haber leído y escrito sobre uno de sus escritores favoritos de cabecera. Del que rememora mucho sus pasajes de juventud, y ahora entendiendo con el pasar de los años lo que sus personajes sufrían, es que el tiempo avanza y como la obra de Carver, no existe final, eternizada por sus cuentos imperecederos aún hoy, porque acaso la miseria, la esperanza muerta, el divorcio, el amor… son temas tan recurrentes en la vida de cada uno que nunca pierden su fulgor. El autor abrá muerto, pero si se lo necesita, se le puede ‘llamar’, y de la única manera que puede hacerlo un lector, es a través de sus obras, que traspasan el tiempo y la distancia, y he allí a su inacabable magia.

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escritores, raymond carver

En los últimos años, Ecuador pasó de ser uno de los destinos turísticos más importantes de la región a uno de los países más violentos. De acuerdo a la Oficina de Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (UNODC), la tasa de homicidios en Ecuador se cuadruplicó entre 2016 y 2022. A inicios de enero, el mundo se paralizó mientras un grupo de periodistas televisivos eran secuestrados en vivo por criminales encapuchados. Estos últimos portaban armas de fuego, granadas y, hasta botas, con sellos de las Fuerzas Armadas del Perú. El escalamiento progresivo de la violencia delictiva en ese país ha logrado que, en la actualidad, más de la mitad de los feminicidios en Ecuador se cometan en el contexto de enfrentamientos entre bandas criminales. 

Lo que parece haber sido una salvaje explosión de la violencia criminal es, en realidad, el resultado de fenómenos y dinámicas que se han ido consolidando en la sociedad ecuatoriana durante los últimos años: un reposicionamiento del país andino como actor principal del narcotráfico mundial; una crisis carcelaria que ha permitido la expansión de las filas de las principales organizaciones criminales del país; y un conjunto de respuestas del Estado que se han dado entre el populismo punitivo, la mano dura y el efectismo. Y no, todavía no estamos hablando del Perú. 

La reciente encuesta publicada por la Consultoría Interdisciplinaria en Desarrollo, también conocida como CID Gallup, empresa dedicada a la realización de encuestas de opinión pública basada en Costa Rica da cuenta de un panorama alarmante: Ecuador y Perú son actualmente los dos países con mayor percepción de inseguridad en la región. En nuestro país, cuatro de cinco personas han percibido un incremento en el crimen durante los últimos meses. Por otro lado, otro estudio realizado por la misma encuestadora ubica al Perú empatado en el primer lugar —otra vez con Ecuador— por el porcentaje de hogares donde algún miembro ha sido víctima de un robo o asalto en el mismo periodo de tiempo: 47 %. Es decir, casi la mitad de la población ha sido víctima de un delito de estas características. 

No es necesario ser un experto para discernir que la situación va empeorando cada vez más en el Perú. Según datos de la Policía, entre el 2022 y el 2023, las denuncias por robos a nivel nacional aumentaron en un 70 %; en tanto que las denuncias por extorsión también incrementaron notoriamente en 44 % —y más de 100 % en 12 regiones del país. Mientras tanto, el Ejecutivo ha visto por conveniente declarar en emergencia a las provincias de Trujillo y Pataz, prohibir el ingreso a las tribunas de los principales equipos de futbol de la capital, y deslizar la posibilidad de que una exestrella del futbol nacional reciba protección especial por parte de la Policía para luego recular sobre su declaración inicial.  

Sin saberlo —o quizás, sin decirlo explícitamente—, el actual Gobierno y su displicencia están generando las condiciones para que el Bukele peruano arribe sobre una alfombra roja. Un Bukele peruano que, digno de las realidades paralelas de las que nos hemos vuelto expertos en recrear, sea probablemente un remedo más huachafo y, por supuesto, más peligroso. 

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Bukele, Ecuador

Existe actualmente en la mayoría de jóvenes peruanos y quizás en el mundo, (no lo sé), la idea de “ser sus propios jefes”. El mercado ha calado de tal manera en las mentalidades de los jóvenes, sobre todo, que hace que les resulte atractivo emprender con los entusiasmos propios de la edad, negocios que busquen ser innovadores, competitivos, y que en el corto tiempo les permita la holgura de vida de un empresario exitoso. El filtro de la realidad es fuerte y solo los más preparados y consientes de las dificultades podrían comenzar la estabilidad deseada de un negocio que se emprende con fe y dedicación. 

En el mundo urbano, la competitividad es muy fuerte y los emprendimientos son más focalizados a necesidades ya estandarizadas, pues los servicios y las atenciones son ya parte del normal consumismo de la sociedad actual. Los jóvenes comienzan a madurar la idea de fortalecerse con las oportunidades comerciales que van identificando, creando sólidas bases para su desarrollo y crecimiento económico; Las redes económicas y sociales siguen funcionando en la ciudad y es muy importante canalizar los esfuerzos de muchos jóvenes con necesidades económicas o con visiones de oportunidad empresariales, para consolidar sus emprendimientos. Es el momento de los emprendedores y el Estado ha dejado de verlo como una realidad palpable, minimizando su importancia. Hay muchos ejemplos que confirman esta afirmación, las familias emprendedoras, o los jóvenes emprendedores dejados de lado.

Sin embargo, yo sigo insistiendo en que además del mundo urbano que emprende, sin dejar de ser importante, no perdamos de vista al sector llamado rural, pues ahí se sienta las bases para que se comiencen a gestar emprendimientos innovadores que se convertirán más adelante, en propulsores de una economía que genere grandes procesos de cambio, y de esta forma pase a ser determinante en la generación de riqueza y empleo. Esto es clave pues, para impulsar dinamismo en cualquier economía. Es allí donde comienza a ser muy importante el interés por analizar las dinámicas de los emprendimientos y sus implicaciones, tomando en cuenta las estructuras que generan la producción y su desarrollo, dando pase a la innovación y el crecimiento de cualquier ciudad.

Si del mundo rural se trata, el Perú que con su diversa geografía es lugar de, en todo sentido, muchas particularidades, se alimenta de un fuerte componente que solo es entendido con el estudio de los componentes culturales y que en jóvenes rurales van asociados a la fuerza de la edad y a los entusiasmos regionales. Por ende, corresponde destacar como en las regiones se releva la importancia de identificar y considerar emprendimientos individuales, asociados o comunales, que valiéndose de las redes sociales estampan fuerza en los espacios que se van generando a nivel económico, y donde la competitividad es un elemento determinante para el desarrollo. Se abre así, camino a una alternativa propia donde se comienza a acuñar el termino de emprendimiento rural como una posibilidad latente y casi nueva, los llevados a liderarlo son los jóvenes rurales, quienes son hijos de la mentalidad del retorno, del ida y vuelta, del campo y ciudad, son los elegidos. 

Las alternativas que se generan desde los emprendimientos rurales son muchas y van de la mano con el interés de muchos emprendedores que comienzan a identificar oportunidades de negocio en entornos alejados de las ciudades, y son los espacios rurales los que persiguen este fin, para ir adecuando su entorno a los cambios que el mercado presenta. No es una generalidad, pero son las mujeres rurales las que generan mayores posibilidades para emprender un negocio, vale decirlo rural. Es una tendencia no solo en el país sino en Latinoamérica o quizás el mundo. 

Habría mucho que decir, cuando se piensa en emprendimientos rurales, ya en muchos artículos lo he mencionado, se generaría cambios sociales, se afinaría las apuestas innovadoras, la competitividad regional sería saludable, en fin, los jóvenes rurales deben emprender, sabiendo que tienen como base su propia geografía y la diversidad de recursos que ello origina. Mercado hay, solo se espera que la mentalidad de ser sus propios jefes se consolide y se fortalezca en el campo con la m irada madura de emprender. Para ello, es necesario ir al campo para fortalecer esas capacidades innatas que la historia ha demostrado es real, sobre todo en los jóvenes del campo.

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Emprende, Emprendedor, emprendedor rural

El escenario político peruano siempre ha estado plagado de giros dramáticos, y pocas historias han sido tan tumultuosas como la saga del clan Fujimori. Desde el apogeo del poder del «líder histórico» Alberto Fujimori hasta las sucesivas derrotas en las elecciones presidenciales de su hija Keiko, este linaje ha protagonizado una serie de eventos que podrían competir con las tramas más intrincadas de la literatura política.

Uno de los últimos capítulos más saltantes en esta saga se desarrolló en torno a la libertad de Fujimori, condenado por una serie de delitos. Kenji, su menor hijo, se embarcó en una intensa campaña para lograr el indulto de su padre, utilizando diversos recursos y estrategias. Por lo tanto, no fue sorpresa que finalmente el presidente Pedro Pablo Kuczynski concediera el indulto a cambio de los votos de los congresistas “albertistas”, los cuales evitarían su eventual vacancia. Sin embargo, la alegría efímera de la liberación se convirtió en desilusión cuando el indulto fue declarado nulo, y Fujimori volvió a la cárcel. 

Mientras Kenji luchaba incansablemente por la libertad de su padre, su hermana Keiko permanecía en un segundo plano, sin hacer nada para apoyar la causa de su hermano. Peor aún, su actitud hostil hacia Kenji evidenció las divisiones en el seno político y familiar. Esta falta de apoyo por parte de Keiko hacia Kenji no solo sorprendió a muchos observadores políticos, sino que también generó preguntas sobre las verdaderas dinámicas familiares y políticas dentro del clan Fujimori y del movimiento fujimorista en general.

¿Cuál fue la razón detrás de la decisión de Keiko de mantenerse al margen y confrontar a su hermano? Es difícil precisarlo. No obstante, una razón plausible podría ser la rivalidad política y personal entre los hermanos. Keiko, en calidad de destacada figura del fujimorismo, habría podido percibir la campaña de Kenji como una amenaza a su propia posición de poder y liderazgo. Además, es factible que Keiko haya tenido divergencias estratégicas con la campaña de Kenji. Quizás consideró que la estrategia de Kenji para obtener el indulto de su padre no era la más efectiva o pudo haber expresado preocupaciones respecto a las implicaciones políticas a largo plazo de conceder dicho indulto.

La estrategia de confrontación con Kenji socavó la imagen de unidad y cohesión que el fujimorismo intentaba proyectar, exponiendo públicamente las divisiones internas y rivalidades dentro del clan Fujimori. En lugar de presentar una sola fuerza, la situación puso de manifiesto la existencia de dos sectores claramente definidos: uno liderado por Kenji y otro por Keiko.

La reciente declaración de Alberto Fujimori, en la que apoya sorprendentemente la permanencia de la presidenta Boluarte hasta el 2026, solo sirve para agregar más combustible al fuego de la intriga política. “El gobierno de la presidenta Dina Boluarte va a continuar hasta el 2026. Por lo menos, Fuerza Popular y el fujimorismo así lo han acordado”. La distinción entre Fuerza Popular y el fujimorismo no es gratuita. Esta ratifica la existencia de dos sectores diferenciados en el seno del fujimorismo y anuncia su regreso a la política. En este sentido, señaló que el fujimorismo postulará en las próximas elecciones presidenciales, aunque no confirmó que su hija Keiko fuese la candidata. ¿Cómo puede interpretarse la declaración de Fujimori? Las especulaciones están en pleno apogeo.

En definitiva, ¿cuál será el futuro de Fuerza Popular y del fujimorismo? ¿Podrán superar sus divisiones y las confrontaciones? Solo el tiempo lo dirá. Pero una cosa es segura: la saga del fujimorismo aún tiene muchos capítulos por escribir, y ninguno de ellos parece estar exento de drama y sorpresas.

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Alberto Fujimori, Fujimorismo, Keiko Fujimori, Kenji Fujimori

Los envases ecológicos tienen un impacto ambiental menor que el de los convencionales ya que no provienen de derivados del petróleo y por ende, su fabricación y eliminación no incrementa la emisión de gases de efecto invernadero.

Entonces, si optamos -por ejemplo- por consumir tortas de una pastelería que utiliza empaques ecológicos, ¿ya hicimos nuestra parte? La respuesta es no y veremos por qué.Primero, entendamos la diferencia.

Empaques biodegradables

Un empaque biodegradable es aquel que puede descomponerse de forma natural y segura en el medio ambiente, gracias a la acción de microorganismos presentes en la naturaleza. A diferencia de los empaques convencionales que pueden persistir durante décadas o incluso siglos, los empaques biodegradables se desintegran en un período de tiempo mucho más corto.

Ahora, ¿se biodegradan realmente? Una publicación de National Geographic señaló que se han hecho estudios sobre bolsas biodegradables y que, tras permanecer enterradas por tres años,  las bolsas no se degradaron como se esperaba, es más, podían seguir siendo utilizadas para cargar hasta 2 kilos de productos. 

Lo anterior, podría deberse a un mal proceso de acopio de este tipo de materiales. En otras palabras, que no tuvieron un proceso de eliminación adecuado según el tipo de empaque biodegradable al que pertenecían. 

Empaques compostables

Los envases compostables son aquellos que se descomponen en un tiempo relativamente corto y se convierten en compost, es decir, en materia orgánica que puede utilizarse como abono para plantas. Estos envases se fabrican a partir de materiales renovables y no contaminantes, como el almidón de maíz, la celulosa o la caña de azúcar.

Para que los empaques compostables sean una alternativa sustentable es importante que sean desechados correctamente desde las casas y oficinas. Es decir, deben ser reconocidos, categorizados y separados de acuerdo con sus propiedades, como el cartón o papel, para que puedan ser compostados en instalaciones especializadas.

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ECOLOGÍA, empaques ecologicos

JOSE LUIS OLIVERA | Director de Unidad de Negocios 

En el cambiante panorama laboral actual, cada vez más personas están optando por el camino del trabajo independiente. Ya sea por elección personal o por necesidad, esta modalidad laboral ofrece una serie de ventajas y desventajas que vale la pena considerar antes de dar el salto. Desde el ámbito familiar hasta el económico, ser un trabajador independiente puede impactar diversos aspectos de la vida de una persona. Aquí exploraremos algunos de los puntos clave a tener en cuenta:

Ventajas:

Flexibilidad Horaria: Una de las mayores ventajas de ser un trabajador independiente es la capacidad de gestionar tu propio tiempo. Esto te permite adaptar tu horario laboral a tus necesidades familiares y personales, lo que puede mejorar significativamente tu calidad de vida.

Mayor Autonomía: Como trabajador independiente, tienes el control total sobre tus proyectos y decisiones laborales. Esto te permite seguir tus pasiones, tomar iniciativas y explorar nuevas oportunidades sin depender de un jefe o empresa.

Potencial de Ingresos: Aunque el camino del trabajo independiente puede ser desafiante al principio, ofrece un potencial de ingresos ilimitado. Con esfuerzo y dedicación, puedes incrementar tus ganancias y alcanzar un mayor éxito financiero a largo plazo.

Variedad de Proyectos: Trabajar de forma independiente te brinda la oportunidad de diversificar tus actividades laborales. Puedes trabajar en una amplia gama de proyectos que te apasionen y te permitan desarrollar tus habilidades de manera constante.

Desventajas:

Inestabilidad Laboral: Ser un trabajador independiente implica enfrentar períodos de inestabilidad laboral. Los flujos de trabajo pueden ser irregulares y es posible que enfrentes épocas de sequía en cuanto a proyectos y oportunidades laborales.

Responsabilidad Total: Como trabajador independiente, eres responsable de todos los aspectos de tu negocio, desde la contabilidad hasta la comercialización. Esto puede resultar abrumador para algunas personas y requerir un alto grado de disciplina y organización.

Falta de Beneficios: A diferencia de los empleados tradicionales, los trabajadores independientes no suelen tener acceso a beneficios como seguro de salud, vacaciones pagadas o jubilación. Esto puede representar un desafío a la hora de planificar a largo plazo y cuidar de tu bienestar financiero y personal.

Aislamiento Profesional: Para algunas personas, sociabilizar a diario con otras es necesario. Trabajar de forma independiente puede ser solitario en comparación con un entorno de oficina. La falta de compañeros de trabajo y colaboradores puede afectar tu bienestar emocional y tu motivación a largo plazo.

Recomendaciones para el Éxito:

Establece Metas Claras: Define tus objetivos profesionales y personales para tener una guía clara de lo que quieres lograr como trabajador independiente.

Cultiva una Red de Apoyo: Busca la compañía de otros profesionales independientes y participa en comunidades y grupos de interés relacionados con tu área de trabajo. Esto te ayudará a sentirte conectado y a compartir experiencias y recursos con colegas afines.

Desarrolla Habilidades de Autogestión: Aprende a administrar tu tiempo de manera efectiva, establece límites claros entre el trabajo y la vida personal, y prioriza tus tareas según su importancia y urgencia.

Diversifica tus Fuentes de Ingresos: No dependas de un solo cliente o proyecto. Busca diversificar tus fuentes de ingresos y mantener una cartera variada de clientes y oportunidades laborales.

Invierte en tu Desarrollo Profesional: Dedica tiempo y recursos a seguir aprendiendo y mejorando tus habilidades profesionales. Mantente al tanto de las tendencias y novedades en tu campo y busca oportunidades de crecimiento y capacitación constante.

En resumen, ser un trabajador independiente puede ofrecer una serie de ventajas significativas, pero también conlleva desafíos únicos que deben abordarse con cuidado y planificación. Con una combinación adecuada de habilidades, recursos y determinación, puedes encontrar el éxito y la satisfacción en tu carrera como profesional independiente.

“A ti, la torre; y porque no salgas de ella nunca, hasta morir has de estar allí con guardas; que el traidor no es menester siendo la traición pasada” 

(Pedro Calderón de la Barca, La Vida Es Sueño)

Siempre que se habla del controversial Eudocio Ravines, importante político del siglo XX, se resalta que fue un tránsfuga que se pasó del comunismo al anticomunismo. Empeora el relato que junto a José Carlos Mariátegui haya militado en el Partido Socialista del Perú fundado en 1928. Su cercanía con el amauta y fundar seguidamente el Partido Comunista del Perú en 1930 agravan el pecado de su posterior vinculación con la oligarquía en la década de los cuarenta. 

En lo que casi nadie repara es en que la militancia política de Ravines comenzó en el APRA, de la que también fue fundador. Haya de la Torre lo consideraba su hombre de confianza pero en febrero de 1927, en las sobremesas del Congreso Antimperialista de Bruselas, Ravines es captado por la Comintern(1) y se convierte en su agente. A su turno, Haya rompió con la IC a mediados de ese año.

Ravines nunca le confesó a Haya que se había vuelto agente soviético. Al contrario, le hizo creer que seguía militando en el APRA. Por ello conmueve leer las cartas que este le escribe confiado, contándole que iba a iniciar una revolución en el Perú al margen de la IC. Haya no sabía que le estaba mostrando sus cartas al enemigo. 

Ya durante la polémica con Mariátegui, Víctor Raúl sigue creyendo en la fidelidad de Ravines. En la intimidad de la correspondencia ataca duramente al amauta y alude su precaria salud. Por estas expresiones fue muy criticado por la izquierda debido a que Ravines entregó las cartas nada menos que a Mariátegui y cincuenta años después fueron publicadas por el recordado historiador Alberto Flores Galindo. 

Han pasado cien años de la felonía de Ravines contra Haya pero a nadie le importa. Al contrario, se le valora positivamente pues, al fin y al cabo, apoyó a Mariátegui. La traición de Ravines solo se cuestiona cuando abandona el comunismo para servir a la oligarquía.   

Haya, Mariátegui, Ravines: narrativas historiográficas

La realidad no puede ser distinta a su narración, mucho más si se trata del pasado. Entonces la realidad no existe: solo existen relatos que dan cuenta de ella. En su trayectoria, Haya presenta más elementos discutibles que Mariátegui porque la vida del amauta se apagó temprano el 16 de abril de 1930 en plena efervescencia de su socialismo heterodoxo, cosmopolita y a la vez local. Haya siguió su camino hasta 1979, abandonó el marxismo en 1931, y de allí transitó por varias etapas que, según la lectura de la izquierda, constituyen una claudicación a su ideología primigenia. 

En este relato, escrito por “los vencedores”, la izquierda triunfó largamente sobre el APRA. La versión más difundida sobre la trayectoria de Haya y su partido la escribieron sus rivales políticos. Por eso mismo, Eudocio Ravines es un traidor frente al comunismo pero no frente a Haya y su partido. 

En los actuales tiempos, la política y la historia -aunque se relacionan gracias a la nueva historia política – han seguido cada una su camino. El historiador ya no se guía -o no debería- por su ideología como lo hacía en el siglo XX. Por ello es momento de revisar estas viejas narrativas que siguen presentando a Mariátegui como el bueno del cuento y a Haya como el malo, en un esquema maniqueo y epistemológicamente superado.  

Dentro de este esquema, la traición selectiva de Ravines requiere de urgente revisión porque los historiadores ya no establecemos quienes son los héroes y villanos del pasado. Además, es preciso no heredarle a las nuevas generaciones los sesgos ideológicos y antipatías de quienes todavía se guían por enfoques que se cayeron a pedazos junto con el muro de Berlín en 1989.  

1.- Comintern, Internacional e IC son sinónimos, refieren a la Internacional Comunista fundada en Rusia en 1919, cuya misión fue organizar y nuclear a todos los partidos comunistas del mundo. 

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Eudocio Ravines, Haya de la Torre, José Carlos Mariategui

Contrariamente a lo que opinan los creyentes ultraconservadores en su habitual ignorancia, esgrimida con atrevida fatuidad y petulancia, la Iglesia católica no ha sido siempre la misma a lo largo de la historia.

Es un hecho histórico que nunca ha sido un bloque monolítico, donde se hayan plasmado los enunciados de la fe cristiana de la misma manera y con el mismo sentido. A preguntas importantes se les ha dado respuestas distintas, sin que ello significara poner en duda la unidad eclesial. Lo que ha existido siempre es la convivencia mutua de diversos catolicismos, de diversas maneras de entender y vivir la tradición católica. 

También es un hecho que la Iglesia ha evolucionado —y muchas veces también involucionado—, de modo que lo que existe ahora —las actuales estructuras sociales de la Iglesia, con sus rituales y tradiciones— son producto de un perpetuo cambio y devenir a través de los siglos, sin que ello signifique que la plasmación actual sea la mejor. Más bien, nunca ha habido una plasmación perfecta o ideal de la Iglesia en ningún momento de la historia.

Tampoco ha habido una doctrina constante y libre de contradicciones, que se haya mantenido invariable a través de los siglos y que haya sido única, continua, y que pueda remontarse sin sombra de duda a las enseñanzas de Jesus y sus apóstoles en el siglo I.

Sobre estas bases construye Hubert Wolf, sacerdote católico alemán y renombrado historiador de la Iglesia, su libro “Cripta: Tradiciones silenciadas de la Iglesia católica” (“Krypta: Unterdrückte Traditionen der Kirchengeschichte”, C.H.Beck, München), publicado originalmente en el año 2015. En este fascinante escrito Wolf describe tradiciones antiguas de otros tiempos, muchas de las cuales si se vivieran en la actualidad, serían acusadas de prácticas progresistas por la estulticia conservadora. Tradiciones que han sido relegadas al olvido, pues su recuerdo incomodaría a muchos católicos, que creen que la Iglesia católica siempre ha sido sustancialmente como es en la actualidad.

Por ejemplo, dice el Código de Derecho Canónico que «el Sumo Pontífice nombra libremente a los Obispos» (c. 377 § 1). Esto no siempre ha sido así. Más aún, durante la mayor parte de la historia de la Iglesia esto no ha ocurrido En los primeros siglos el obispo era elegido por aclamación popular del pueblo creyente. Más adelante se añadieron dos factores: la elección de un obispo debía recibir la aprobación del clero de la diócesis, y los obispos de diócesis aledañas debían estar también de acuerdo, de modo que para la ordenación válida de un obispo, ésta debía ser impartidas por lo menos por tres obispos de diócesis vecinas. La evolución histórica llevaría a que luego fuera el cabildo catedralicio, conformado por clérigos eminentes de la diócesis, quien eligiera al obispo, práctica que se mantuvo hasta el siglo XIX, donde se iniciaría el cambio que eliminaría estos mecanismos democráticos en la elección de los obispos, cambio que se afianzaría definitivamente recién en el siglo XX. Como curiosidad, si se busca la palabra “democracia” en el Catecismo de la Iglesia Católica vigente en la actualidad, no se encontrará ni una sola mención del término. La democracia parece ser una mala palabra en los ámbitos eclesiásticos de la Iglesia católica.

También las condiciones para ser un obispo han variado a lo largo del tiempo, como se puede leer en la Primera Carta a Timoteo del apóstol Pablo, un escrito del siglo I, donde dice lo siguiente:

«Palabra fiel: “Si alguno anhela obispado, buena obra desea”. Pero es necesario que el obispo sea irreprochable, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; que no sea dado al vino ni amigo de peleas; que no sea codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); que no sea un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo» (1Tim 3,1-5).

Según se puede constatar, el celibato obligatorio para los clérigos no se cuenta entre las tradiciones que se remontan a épocas antiguas, sino que comenzó a imponerse, muchas veces recurriendo a la violencia, a partir del siglo XI de la mano de Papas que provenían de órdenes monacales y que consideraban el ejercicio de la sexualidad como algo sucio e impuro.

No todos los Papas de la historia compartieron esa idea, habiendo una lista de Sumos Pontífices que se entregaron de manera disoluta a los placeres de la carne, entre los cuales destaca Juan XII (937-964), quien asumió el cargo en 955 y fue conocido como “el Papa Fornicario”. Se cuenta que murió de un martillazo en la cabeza, propinado por un marido que lo encontró en el lecho de su mujer. Incluso la pederastia tiene una larga data en la historia de la Iglesia, habiendo un Papa, Bonifacio VIII (1235-1303), conocido por tener esa práctica y a quien se le atribuye la siguiente frase: «el darse placer a uno mismo, con mujeres o con niños, es un pecado tan insignificante como frotarse las manos».

Eso nos lleva a la cuestión de si el Papa siempre tuvo la autoridad suprema absoluta que ostenta en la actualidad. Así como el cabildo catedralicio fue un contrapeso a la autoridad del obispo —de modo que éste no podía tomar las decisiones más importantes sin la anuencia de aquél—, de modo similar el colegio cardenalicio, a partir de la Edad Media, constituyó un contrapeso a la autoridad del Papa, de modo que éste sólo podía tomar decisiones importantes previa consulta con los cardenales, que debían dar su aprobación. Queda el antecedente del Concilio de Constanza (1414 a 1418) que dio fin al Cisma de Occidente, cuando tres Papas se arrogaban el derecho a ser el auténtico sucesor de la cátedra de San Pedro (Juan XXIII, Gregorio XII y Benedicto XIII) y donde los obispos reunidos destituyeron el primero, obligaron a renunciar al segundo y desconocieron la autoridad del tercero. La doctrina que se asumió entonces es que un concilio, por representar a a toda la Iglesia, estaba por encima de la autoridad del Papa.

Si bien en el siglo XIX el Papa Pío IX comenzó a restarle poder a los cardenales, haciendo que el Concilio Vaticano I proclamara la infalibilidad del Sumo Pontífice —es decir, la suya propia, en un evidente conflicto de intereses—, fue recién en el siglo XX que el Papa Pío XI tomó decisiones propias sin informar a los cardenales ni consultar con ellos. De esta manera, el absolutismo monárquico de la Santa Sede recién se afianza en época reciente, contradiciendo una larga tradición que postulaba algunos mecanismos democráticos y participativos en la conducción de la Iglesia católica.

Una de las cosas más interesantes que señala Hubert Wolf en su libro es la existencia de mujeres con potestades episcopales, entre ellas el nombramiento y destitución de párrocos, la concesión de licencias a sacerdotes para celebrar Misa y predicar, la convocación de sínodos diocesanos que ellas mismas presidían, la concesión de dispensas matrimoniales —por ejemplo, cuando dos primos querían casarse—, la presidencia de tribunales canónicos y, por consiguiente, la imposición de penas eclesiásticas. Se trataba de las abadesas de ciertas jurisdicciones eclesiásticas, que tenían esa autoridad debido a que en esa época podía haber obispos que no hubieran recibido la ordenación sacramental, pues se distinguía entre el ámbito jurisdiccional y el ámbito sacramental-litúrgico del ejercicio de las funciones episcopales. De modo que había obispos que tenían todos esos privilegios, pero que no podían impartir sacramentos ni celebrar una Misa, funciones que eran confiadas a sacerdotes que sí hubieran recibido el sacramento del orden sacerdotal. Lo mismo se aplicaba a algunas abadesas, como, por ejemplo, la abadesa de Las Huelgas (Burgos, España) que, como mujer, no podía confesar, decir una misa, ni predicar, pero era ella quien daba las licencias para que los sacerdotes realizaran estas funciones. No estaba sometida a ningún obispo y dependía directamente el Papa. A todo esto le puso punto final, en el siglo XIX, el Papa Pío IX, el primero que se hizo venerar en vida como representante de Cristo en la tierra, iniciando esa actitud fanática de muchos católicos conocida como papismo o papolatría.

Hubert Wolf menciona otras tradiciones ocultadas y acalladas, como el rol directivo que tuvieron no-clérigos —conocidos como laicos o seglares— en varios momentos del devenir histórico de la Iglesia, o la utopía de una Iglesia de los pobres, que encontró plasmación en varias comunidades de la Edad Media, no solamente entre los seguidores de Francisco de Asís.

En todo caso, Wolf cree que esta cripta de tradiciones silenciadas constituye un reservorio de ideas para efectuar una auténtica reforma de la Iglesia católica, una reforma que se presenta cada vez más como una auténtica necesidad a fin de evitar la palpable decadencia de está institución de dos mil años de antigüedad.

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