Opinión

Hoy se cumplen 66 años desde que se reconoció el derecho a voto de la mujer peruana alfabetizada, gracias a la lucha de María Jesús Alvarado Rivera, Zoila Aurora Cáceres, Ángela Ramos Relayze, Magda Portal, y muchas otras mujeres cuyos aportes a nuestra sociedad usualmente pasan desapercibidos.

Sin duda, este hito marca uno de los logros más relevantes en el largo camino hacia la igualdad de derechos de las mujeres, pero al mismo tiempo nos invita a reflexionar sobre cuánto hemos avanzado en dicho camino en estas casi 7 décadas.

42 años después del reconocimiento del voto a las mujeres con capacidad de leer y escribir, las mujeres podíamos elegir y ser elegidas, pero esto último no ocurría realmente. Así, se introdujo una nueva institución en la política peruana: el sistema de cuotas. Un concepto, con vocación temporal, que buscaba lograr la equidad en la representación. En las primeras elecciones en las que se aplicó la cuota de 25% de mujeres en las listas parlamentarias, la representación femenina pasó de 10.8% a 20%.

Sin embargo, la cuota por sí sola no rindió los resultados esperados. Si bien la cantidad de candidatas aumentó, ello no se tradujo en la cantidad de autoridades femeninas electas. Por ello, en las últimas elecciones se implementó la paridad y alternancia, una institución que además de asegurar la participación, también establecía reglas para la asignación de las posiciones de las mujeres en las listas electorales. Mediante esta institución, las listas parlamentarias son presentadas de manera intercalada por hombres y mujeres. Como resultado de la aplicación de este nuevo concepto, las últimas elecciones resultaron en un 38% de representación femenina.

El camino para lograr una representación que nos permita estar en todos los lugares donde se toman las decisiones, parafraseando a Ruth Bader Ginsburg, es largo y no tiene los incentivos suficientes. Ejemplos sobran del maltrato y acoso que sufren las mujeres políticamente expuestas por el único y exclusivo hecho de ser mujeres.

Recientemente los medios mostraron la agresión verbal sufrida por una Congresista de la República por parte nada menos que del Presidente del Consejo de Ministros. Esta situación ha suscitado diversas reacciones. Por un lado, algunos condenamos este hecho. No obstante otras personas han pretendido  justificar  al agresor con argumentos falaces relacionados con su lejanía a la capital, o incluso han negado la afectación de la víctima haciendo referencia a su tendencia política. 

El hecho de que  no haya una condena unánime, y que sigan existiendo  excusas o justificaciones para este tipo de situaciones, particularmente a una autoridad política nos hace notar lo lejos que nos encontramos de la igualdad que buscamos. La lucha por la igualdad de los derechos no es una de carácter ideológico, la equidad solo se alcanza cuando incluye a todas las mujeres.

Han pasado 66 años desde que el primer grupo de mujeres obtuvo el reconocimiento de su derecho al voto. ¿Cuánto tiempo más tendrá que pasar para que podamos celebrar una igualdad real en nuestra sociedad?

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derechos, mujeres, pcm, Voto

Mejora en sus niveles de aprobación el presidente Castillo, según la última encuesta de CPI. Su aprobación pasa de 40% a 43.5% y su desaprobación cae de 47.7% a 43.5%. No obstante, sigue siendo una aprobación baja respecto de lo habitual en gestiones que recién se estrenan.

Donde claramente no ha mejorado el gobierno es en materia de la gestión de su gabinete ministerial. Un alicaído 15.7% dice tenerle mucha confianza al gabinete Bellido, 45.7% poca confianza y un 31.9% ninguna confianza.

Respecto de si deben cambiarse algunos ministros con nombre propio, el resultado es devastador: 53.3% cree que Bellido debe ser cambiado; 48% Iber Maraví (Trabajo); 36.9% Ciro Gálvez (Cultura); 35% Juan Carrasco (Interior); 34.6% Juan Silva (Transportes); y 36.1% Walter Ayala (Defensa).

Queda claro que el problema político mayor que el régimen exhibe pasa por la conformación de su gabinete ministerial, donde, políticamente hablando, lo que se aprecia es una batalla campal entre los ministros castillistas y los ministros cerronistas.

Castillo, como líder sindical, cree que puede mecer al país albergando posturas tan encontradas y dejando en suspenso la toma de decisiones (por ejemplo, respecto del titular de Trabajo), y en ese trance la ciudadanía ve crecer el descontento y el gobierno pierde legitimidad.

No es viable un gobierno con tres fuerzas que tiran cada uno para su lado. Entre al ala magisterial vinculada al Movadef, el radicalismo refundacional de Vladimir Cerrón, y el espíritu tecnocrático de la izquierda más moderada, se genera un zafarrancho indigerible que no permite desplegar políticas públicas eficaces e incidentes.

Castillo tiene que mirar al centro. Allí está la clave de la gobernabilidad y de salida de la crisis. Bien lo ha dicho el expresidente Francisco Sagasti en excelente entrevista efectuada hoy por Patricia del Río, en Sudaca: se requiere un coro de centro que ecualice la radicalidad del gobierno enfrentada a la radicalidad de la oposición. El Primer Mandatario haría bien en tenerlo en cuenta. De él depende dar el primer paso para construir ese espacio común.

Castillo está en capacidad de construir un gabinete de centroizquierda que genere consensos inclusive con la derecha. Sería extraordinario. Lo penoso es ver la chatura de un gobernante que no parece ser consciente del inmenso desafío político que tiene entre manos. Gobernar al Perú era ya una tarea difícil antes de la crisis pandémica, económica y política. Hoy, hacerlo requiere mucha inteligencia y coraje para tomar decisiones, virtudes que no parece tener, lamentablemente, el ocupante de Palacio.

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Patricia del R, Presidente Castillo

En los años ochenta, aparecieron -durante el régimen democrático de Fernando Belaunde Terry- dos grupos terroristas que generaron zozobra al país, estos fueron Sendero Luminoso, liderado por Abimael Guzmán, y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), liderado por Victor Polay. 

Ambas agrupaciones, que hicieron mucho daño al país, en los noventas fueron desbaratados. Sobre Sendero Luminoso, que es la organización criminal al que le quiero dedicar estas líneas ahora para los que nos leen puedan apreciar quienes fueron, una vez capturado Abimael Guzmán Reynoso, se dividió en dos agrupaciones: Movimiento por la Amnistía y los Derechos Fundamentales (Movadef) y Proseguir. 

Desde su aparición, uno de los objetivos del Movadef es continuar su lucha terrorista bajo la aparición política en el escenario peruano. Han decidido, luego de la captura de Abimael Guzmán, continuar políticamente buscando la amnistía de lo que ellos denominan “presos políticos” a los terroristas hoy presos, entre los que figura Guzmán Reynoso (o camarada Gonzalo). Nada fácil por supuesto al inicio, pero con el pasar del tiempo (al infiltrarse en diversas organizaciones como el Sindicato de Profesores u otras organizaciones políticas regionales) han logrado reconstruir operadores políticos que les ha permitido tener presencia a través de protestas sociales. 

En el caso de los Proseguir, una vez capturado el líder terrorista y rompiendo con su la estructura tradicional de Sendero Luminoso, decidieron irse hacia el Valle del Río Apurímac, Ene y el Mantaro (VRAEM) y establecer alianza con los narcotraficantes para así tener financiamiento y continuar con lo que ellos denominan la “guerra popular”. Esa zona, que actualmente está como zona de emergencia, es un sector que ha financiado diversas organizaciones regionales con el fin de tener presencia en el escenario político y así generar las condiciones para su aparición posterior. 

Estas minorías activas presentadas, en un escenario de colapso de los partidos políticos y de preferencias electorales que no pasan del 20%, han tenido su encuentro, movilización y éxito electoral a través de la organización política llamada Perú Libre. A través del líder de este partido, Vladimir Cerrón (según estudios como el de Antezana) existen nexos con el narcoterrorismo del VRAEM. Y a través del actual presidente Pedro Castillo, existen nexos con el Movadef. Sino miremos el apoyo del Conare Sute (vinculado al Movadef) a la movilización que lideró Castillo en la huelga magisterial el 2017.  

Como podrá leer -estimado lector- en este éxito electoral que han tenido han confluido y ahora se encuentran gobernando. Eso nos debe advertir de las estrategias y tácticas que tienen estos grupos terroristas a lo largo del tiempo en el país y en lugares donde ha habido presencia terrorista. 

La situación es complicada, pero no difícil de superar. Para ello es necesario establecer alianzas en todos los frentes para desbaratar la narrativa que han construido y el objetivo político que tienen entre manos. La democracia que tanto nos ha costado construir debe ser defendida. Podrá estar en crisis, pero es la que genera capacidad de resolver civilizadamente los grandes problemas que tiene el país. A los 200 años de nuestra independencia, reflexiones sobre el tema y tomemos medidas los que creemos en las libertades.

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Movadef, sendero luminoso, VRAEM

Difícil definir la semana que pasó. Tal vez la mejor manera de hacerlo sería entender que los peores enemigos son los que están en casa. No se entiende como frente a una posición errática, poco orgánica, muy peleada, el oficialismo -que es más que el gobierno- decida ponerse tantas trabas y trazar una implosión desde su núcleo central. Va esta columna tratando de entender, desde lo que se conoce, qué se está cocinando hacia las próximas semanas.

El factor B

Después de haber obtenido la confianza en el Congreso, se podría prever que desde la PCM se trataría de articular algunos niveles de acercamiento político con los sectores que permitieron que se mantenga en el cargo. Ello no ocurrió, Por el contrario Bellido ha manejado un discurso que obvia esa necesidad de cercanía. Parece que realmente en sus cálculos hubiera preferido perder la confianza. El tema de género, levantado por él durante toda la semana (elegir para despacharse a sus anchas el programa de Belmont es una cerecita en un pastel bien amargo) le abrió una brecha mucho más amplia.

Con todo lo malo que ese flanco abrió, tal vez lo peor del PCM sea no entender cuál es el factor de unidad que genera en su gabinete. Decidieron sacrificar a Béjar, lo cual ha hecho que Béjar pase a ser casi un opositor y nadie quiere ello, y pusieron a Maúrtua, dos personas tan opuestas en su visión de la relación con el exterior que solo confirma que hay sectores que a Castillo le importa poco. Pero también, aparentemente, lo decidieron con Maraví, solo que éste decidió que no se va. Pasando por encima de su jefe directo además. Si Bellido salía a decir que él ministro salía, el ministro salía a decir que no gracias, que se quedaba y que Castillo sabrá hasta cuándo. Ese manejo con impericia con un gabinete que se sostiene por inercia es exactamente la antítesis de la acción de un PCM. 

Pero mejor mostrar nuestro espíritu misógino conversando con Belmont que tener un gabinete sólido y consolidado. Como Cecilia Méndez comentaba en La República el domingo llama la atención también que todo se centre en Maraví cuando tenemos ministros mucho más cuestionados o que deberían serlo como el MTC por ejemplo.

No se trata de cuántos votos sacaron en primera vuelta, que es un argumento muy comentado por analistas para empujar a Castillo y a su gabinete a ceder frente a todos, sino de que son gobierno. El serlo implica gobernar. El gobierno se hace dentro de un sistema de control político permanente. Patear el tablero descoloca a quienes desde adentro sí están apostando por un manejo lógico. Perú Libre, bajo Castillo, no tiene el espacio político para que esa suerte de soberbia genere algún nivel de consenso. Sí, es cierto que Lima no es el Perú. Para tampoco se puede decir que los ratios de aprobación del gobierno afuera de la capital sean maravillosos, apenas son aprobatorios. Entonces es indispensable un espíritu distinto.

Entonces mientras Bellido se mantenga en el gabinete, la posibilidad de tener un manejo más productivo de la PCM será cercana a cero. ¿Por qué no pensar en cambiarlo?  Ese es un misterio sin resolver aún.

El silencio de Castillo

El presidente no habla. Cuando lo hace son discursos cortos, sobre lo que le quiere, llenos de frases comunes y sin sentido de la coyuntura. Parece que su gabinete de asesores no le revisa las cosas que va a decir o no tiene ninguna idea de cómo funciona el Estado y sus instituciones. La mención a una institución de control que quiere crear, sin considerar que describía a la Contraloría, lo exponen innecesariamente y genera un vacío sobre otros temas de los que no quiere hablar.

La intermediación en este país no se basa en voceros sino más bien en discursos de fuente directa. Si Castillo no quiere hablar, pierde un flanco que será rápidamente lleno con voladas, imprecisiones e interpretaciones de los distintos analistas y opositores. Lo que este columnista no entiende es cuánto tiempo tomará para modificar esto, si es que lo hará y cómo la falta de comunicación directa minará más la percepción en la gente.

El Congreso y la oposición

Si desde el Ejecutivo se transmite un mensaje de no entender bien lo que hacen, la imagen concreta de la oposición es que saben bien lo que están haciendo. Y todos los caminos llegan a la ciudad vacancia. Aunque suene de locos siquiera pensarlo, la vacancia ya es una realidad que construir no solo desde los discursos más a la derecha del espectro, sino desde el centro moderado. Las últimas columnas de Augusto Álvarez y de Juan Carlos Tafur, por ejemplo, ya sin pudor deslizan esa posibilidad. Hay poco de base en querer vacar al presidente y es más anecdótico hoy, pero ya se está sostenidamente manteniendo un discurso complejo sobre el tema.

El problema no es la validez del argumento (particularmente pienso que no lo es), sino que en lugar de dar pelea política de frente, se busca borrar una forma no tan extraña de llevar el gobierno. Temas que antes pasaban por denuncias periodísticas en anteriores gobiernos -no por eso aceptables- hoy se flamean como banderas para sacar al gobierno. Si desde el Ejecutivo se amenaza con cuestiones de confianza, desde la oposición se retruca con la vacancia. Al medio muchos nos preguntamos por qué.

Pero además de la manera más torpe, desde la oposición se anula la posibilidad de debate. Las marchas convocadas, dos por semana, el levantamiento de temas que jamás han sido relevantes para ellos -lo del género es trágicamente cómico-, el mostrarse hipersensibles con todo lo que se haga desde el gobierno, lo que termina haciendo es evitar generar la confrontación desde la opinión pública. Sólo importa atacar todo. Poca adhesión real se va a conseguir si se cuestiona todo. Y lo relevante se va a diluir en un mar de nadas.

El confundir la crítica y el control político con la burla y la deslegitimación desde la oposición no contribuyen a ver las deficiencias en un gobierno que también se empeña en mostrarnos sus límites. Menudo escenario nos espera el futuro cercano. De pronóstico difícil. Pero también existe la certeza de que nada bueno va a salir de esto.

En resumen, nos parece difícil que con estos escenarios, la convivencia política y la estabilidad del país serán objetivamente temas con los que viviremos en los próximos meses. Estemos preparados.

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Congreso de la República, Lima, pcm, Pedro Castillo

Para nadie es una sorpresa que Chile no atraviesa, en la actualidad, por su mejor momento futbolístico. Así lo demuestra no solo su última presentación en la Copa América, sino también su problemático inicio en estas Eliminatorias. Pero, aún así, logró sumar en el ‘Rodrigo Paz Delgado’, una plaza en la que Ecuador había ganado todos sus partidos, con la excepción de la derrota ante Perú en la jornada ocho. 

Así, con un planteamiento que, en principio, se erigió sobre una intención conservadora, pero que, a medida del desarrollo —y la oposición del rival, su reorganización tras una expulsión—, mostró versatilidad y algunos momentos más propositivos, el resultado obtenido fue un empate a cero. Por  el aspecto simbólico, este empate puede significar —tomando en cuenta la dinámica y el carácter cambiante de este torneo— una reacción por parte del seleccionado que dirige Martín Lasarte que, vale decir, se estructura a partir de la presencia de sus ya reconocidos y experimentados jugadores, vigentes desde los procesos más exitosos en años previos. 

El primero de ellos, Claudio Bravo, cada vez que fue requerido, respondió con solvencia. Con cuatro decisivas intervenciones, el experimentado golero del Real Betis demostró no solo encontrarse en alto nivel, sino también el liderazgo que cumple en la escuadra chilena. De precisos servicios para conectar rápidos contraataques, mantiene una cualidad que es de las más valoradas en los guardametas para el fútbol contemporáneo. 

Gary Medel, por su parte, junto a Enzo Roco en la zaga central, cumplió, como la mayoría de las ocasiones, una sólida labor en la última línea chilena. Actuando como central por izquierda, el defensor del Bolonia estuvo acertado para los cruces y cubrir su espacio ante las incursiones por el sector derecho del veloz ataque del ‘Tri’. A pesar de la altura que ganaban de sus laterales —José Hurtado y Pervis Estupiñan— y las modificaciones ofensivas que realizó Gustavo Alfaro, el ataque ecuatoriano careció de profundidad, lo cual indica hasta qué punto hubo un buen desempeño de la última línea chilena, que tuvo aplicados a sus laterales Paulo Díaz y Sebastián Vegas. 

En la primera línea de mediocampistas, Charles Aránguiz, correctamente complementado por Claudio Baeza, no solo recuperó una considerable cantidad de balones —más de treinta—, sino que, además, preciso en los servicios, se incorporó al juego ofensivo. Y, jugando más adelantado, prácticamente libre, estuvo Arturo Vidal, quizá el jugador que, por su personalidad, transmita más —futbolísticamente— en su equipo. A pesar del notorio cansancio que mostró desde gran parte de la segunda mitad, el ‘King’ no dejó, nunca, de disputar cada balón, presionar, luchar en cada zona del campo e intentar todo lo posible en ataque, aunque sin la creación de alguna totalmente nítida.

De importantes participaciones en el Atlético Mineiro que acaba de llegar a las semifinales de la Copa Libertadores, pero ubicado como extremo por izquierda, Eduardo Vargas, ahora de nuevo en su rol como centrodelantero, comenzó con mucha movilidad y se le vio más productivo cuando se recogía para aguantar balones y sumarse al juego interior, pero terminó bien cercado por los centrales ecuatorianos. Lo mismo que Jean Meneses: inició más activo recostado por el sector izquierdo, pero fue diluyéndose en el segundo. No de casualidad, la ausencia de gol —hace cuatro partidos que no marca uno— se presenta como uno de los problemas más marcados de Chile, que, además, no cuenta con Alexis Sánchez y, en cuanto a sus ingresantes para suplir dicho déficit, esta vez no estuvieron finos. 

Evidentemente, el fútbol de selecciones y sus partidos tan juntos, ya no es un espacio en el cual se disponga de muchas sesiones de entrenamiento para ensayar y proponer variantes al modo del de clubes, aunque esto sea cada vez menos absoluto. No obstante, y, por ello mismo, más allá de cualquier otra consideración, resultados como este pueden representar un impulso importante, en términos emocionales y de convencimiento, para afrontar los siguientes cotejos. Apoyado en gran medida sobre el aporte que brinda cada uno de sus referentes, si Chile consigue establecer relaciones más dinámicas y ejecuta comportamientos más sorpresivos en su juego ofensivo en su próximo cotejo ante Colombia, podrá refrendar lo valedero de su empate en Quito. 

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Chile, Fútbol, Gary Medel

Queda más que claro que el shock capitalista que el Perú requería para salir de la crisis recesiva de la pandemia y que hubiera permitido remontar las adversidades en las cifras de empleo y pobreza rápidamente, solo va a ser una quimera en manos del menjunje de gobierno que tenemos.

Inclusive, los esfuerzos de responsabilidad fiscal de Pedro Francke al mando del MEF chocarán con la absoluta falta de confianza de los inversionistas empresariales de todo tamaño, quienes, mientras dure el desmadre y además penda como espada de Damocles la posibilidad de una refundacional Asamblea Constituyente, no van a meter la mano al bolsillo para arriesgar sus capitales.

El propio Francke, quien ha pedido facultades legislativas en materia tributaria, chocará con una realidad fiscal en el sector minero distinta a la que él seguramente esperaba. Si pensaba que allí estaba la vaca lechera para todos sus males, se equivocó de cabo a rabo. Ya el sector minero, según un estudio del IPE, tiene una carga tributaria del orden del 47%, muy por encima de Canadá, Australia y Chile, directos competidores en el sector, siendo solo superados por México.

Quiere decir que casi la mitad de la utilidad minera se va al Estado. Es como si el gobierno fuera accionista, sin riesgo alguno, de la mitad de las acciones de las empresas mineras. Mucho más no les puede sacar, sin correr el riesgo de espantar a los potenciales inversionistas que hoy están a la espera de empezar a operar, en proyectos valorizados en varios miles de millones de dólares.

Antes que pensar en sobrecargar el sector minero, a lo que el gobierno debiera abocarse es a destrabar los proyectos entrampados o acelerar los que ya están en fase pronta de operaciones. Con ese aumento considerable de inversiones, obtendría mucho más que con una facilista sobrecarga impositiva.

Pero esto que vemos en el sector minero lo apreciamos en todos los ámbitos del Estado. Se ha extendido un ánimo antiprivado fatal para la economía. Una empresa privada ha ofrecido hace semanas toda su plataforma logística para desplegar un proceso de vacunación masivo a través de las farmacias y, pues, el presidente de EsSalud y el titular de Salud, ni bola. Seguramente, llenos de prejuicios contra el sector privado, se conducen a la parálisis.

Serán cinco años perdidos. El gobierno de Castillo será peor que la pandemia. Ni con Francke en el MEF o Velarde en el BCR se logrará mucho si se alberga senderistas en Palacio junto a radicales cerronistas, además en guerra cruenta entre ellos, y todo ello bajo la sombra del desgobierno de un Presidente incapaz.

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Asamblea Constituyente, Pedro Castillo, Pedro Francke, Perú

Pensaba escribir otra columna esta mañana. Una que continuase en la línea de plantear la reconciliación entre los peruanos habida cuenta de que el último proceso electoral, y la circunstancia inédita de un gobierno de izquierda liderado por un maestro-campesino, han visibilizado seculares antagonismos socioculturales y hasta étnicos, que desnudan lo poco que hemos avanzado, en doscientos años, en eso de construir una república de ciudadanos iguales.

Pero me topo con una de mis críticas más sustanciales a la izquierda potenciada exponencialmente. He señalado, en algunas columnas pasadas, que a los grupos terroristas y las FFAA no se les puede brindar un trato similar respecto de la guerra interna pues los primeros fueron sus iniciadores y, además de ello, sólo terroristas. Los segundos, en cambio, fueron defensores de la sociedad y el Estado, víctimas del terror y también violadores de derechos humanos en contra de la población, con lo cual el estatuto que define su participación en el conflicto es múltiple. 

Ahora nos encontramos con un dilema mayor. Gobierna la izquierda y, en principio está bien, digamos que me entusiasma. Esta es una gran oportunidad precisamente de reconciliar, de cimentar este país desde bases distintas, más justas, más equitativas, más inclusivas, más horizontales y pluriculturales. Pensé en una izquierda que tienda puentes, que no excluya a nadie, y cuando digo a nadie es nadie. 

Pero en lo que precisamente no pensaba es en Sendero Luminoso, ni en agudizar las contradicciones o continuar desde la política la guerra popular. Es verdad que del lado occidental de la sociedad – porque en nuestros imaginarios hay un “Perú Occidental”, o predominantemente occidental y otro “Andino”, aunque también hay mucho de por medio y de amazónico también – sólo se pensó el país desde Lima y se le piensa, inclusive hasta ahora, desde el Paláis Concert, o lugares muy cercanos a él. Y pensar lo andino nunca fue ir mucho más allá de imaginar sus bucólicos paisajes, con o sin seres humanos, como nos lo describe Víctor Vich en su esclarecedor El discurso sobre la sierra en el Perú (2010). 

Y así, en líneas generales, nos hemos gobernado doscientos años, salvo Velasco, con todos sus errores y exabruptos. Pero un gobierno andino, tan esperado, en un Palacio que, en efecto, no debería llamarse Pizarro por muchas razones que me valdrían otra nota, no puede ni debe verse como la oportunidad de un ajuste de cuentas histórico y mucho menos con Sendero entre bambalinas. Me han preocupado ya demasiado las pruebas de su presencia, las últimas presentadas por César Hildebrandt en su semanario.  

Como él, he rechazado la posibilidad de que el fujimorismo vuelva al poder en el Perú y lo volvería a hacer por razones que tampoco expondré en estas líneas, porque es momento de construir nuevos espacios para el diálogo en el país. Los populismos de hoy, que son herederos de los totalitarismos de ayer, utilizan las etiquetas ideológicas como calificativos peyorativos que les endilgan a los adversarios. Por eso hay que crear al menos un lugar, o un conjunto de lugares seguros, donde impere el debate, y se discuta la república, bien entendida. 

Al punto: un contrato social, el primero, entre las fuerzas políticas y sociales del país, desde la izquierda hasta la derecha, debe partir de la premisa de que ni Sendero ni Movadef pueden formar parte del gobierno. Ningún proyecto de izquierda puede construirse sobre esas bases porque se coloca, de inmediato, al margen de nuestro sentido común, de nuestra legitimidad, y por consiguiente no se sostiene, téngase presente. 

 

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Izquierda, Movadef, sendero luminoso

El caso del premier Guido Bellido y su comentario impertinente a la congresista Patricia Chirinos ha vuelto a poner sobre el tapete el viejo problema del machismo estructural que corre en nuestras instituciones, incluso las más altas, como el propio Congreso de la República y el Poder Ejecutivo.

Tan condenable es la postura machista de Bellido (de comprobarse que la denuncia de la congresista Chirinos es completamente veraz) como el uso político que se viene haciendo de ella para echarse abajo el actual gabinete. Por mucho que Patricia Chirinos tenga un pasado político y personal cuestionable, eso no justifica en absoluto la prepotencia de un comentario como “solo falta que te violen” que le habría proferido el entonces solo congresista (todavía no premier) Bellido a la parlamentaria. Simplemente, no hay por dónde salvar ese comentario, de pésimo gusto, además.

Varias semanas después, y en el contexto del voto de confianza otorgado al gabinete Bellido, Chirinos lanzó la denuncia, lo cual huele a utilización política de una supuesta dignidad ofendida, muy funcional a la campaña de demolición que los partidos de derecha que votaron en contra de Bellido han emprendido para vacar al presidente Castillo desde el día uno. 

Es una pena que causas nobles y justas como la defensa de los derechos de las mujeres se vean oscurecidas por la disputa política actual. Eso solo desmerece las luchas que por décadas han librado hombres y mujeres por lograr la igualdad de género, aunque bien sabemos que esa igualdad de derechos y espacios solo se logrará con la igualdad económica, no solo de hombres y mujeres, sino de todos los grupos sociales.

El feminismo hegemónico o blanco, como también se le llama (soliviantado hoy por Chirinos y el partido de derecha al que pertenece), pierde esa perspectiva para privilegiar las luchas por puestos y cargos de poder dentro del mismo sistema que oprime a las mujeres, sobre todo a las mujeres indígenas y afrodescendientes.

Ya veremos hasta dónde llega esta nueva arremetida contra el gobierno de Castillo. 

PD sobre dos reacciones a mi columna de la semana pasada:

Parece que sin necesidad de mencionar nombres, dos poetas (uno varón, la otra mujer) del medio local se sintieron ofendidos cuando critiqué la centralista y comercialona lista de 60 invitados que el Ministerio de Cultura del gobierno de Sagasti dejó dispuesta para representar al Perú en la próxima Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Uno declaró sentirse “irritado”. La otra, “mezquineada”, según confesaron en largas notas de sus respectivos muros de Facebook. Curiosamente, ambas reacciones apuntan a defender a la última poeta, a quien yo había llamado “novel” y que tenía “un bachillerato en ciernes”, muy a propósito para subrayar su juventud, en contraste con el largo recorrido profesional y de publicaciones de tantos y tantas otras autoras nunca invitadas a una feria de este tipo. Sin embargo, con claras anteojeras, y jalando agua para sus molinos, ambos poetas interpretan que exijo cartones académicos como requisito para ser buen escritor. Solo en una mente estrecha y manipuladora podría caber esa lectura. Asimismo, resaltar el carácter independiente de las editoriales de la poeta y el esfuerzo y dedicación de esta a la escritura creativa parecería ser para ellos un mérito exclusivo, nuevamente en contraste con decenas y decenas de escritores que llevan muchos más años realizando el mismo esfuerzo y publicando con denodado sacrificio. Escribir literatura y crítica, y publicarla, no es nada fácil. Todos lo sabemos bien, pero no es algo único de ningún poeta en particular.

Tal como en el caso de la congresista Chirinos, los poetas quejosos instrumentalizan los lobbys feministas (que sí existen, y no son ninguna fantasía, sino una realidad que algunos machitos de izquierda, muy caballerosos, pretenden ocultar) para defender a rajatabla la lista de Sagasti, coincidiendo con la postura del derechista periódico Perú21, contra cuyas críticas al nuevo ministro Ciro Gálvez mi columna levantó la voz. Curiosa coincidencia de una izquierda oficialista y oenegera –metida hasta el tuétano en el Ministerio de Cultura anterior– con la reacción mediática y golpista. No por nada el poeta quejoso había llamado en abril al entonces candidato Pedro Castillo un “resentido” e “irracional”. Saquen sus conclusiones.

 

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Gabinete Bellido, Guido bellido, Patricia Chirinos

La demanda de nueva constitución, que parece ser el único punto de programa del presidente Castillo, no tendría por qué ser motivo de conflicto si se debatiera en los términos políticos normales, para los que existen cauces preestablecidos. Pueden avanzarse argumentos a favor y en contra, con seguridad acalorados, sobre el tema, pero así es el quehacer político. Y se gana o se pierde en la cancha, con todas las de la ley. 

Lo que no se debe hacer es colocar un tema propiamente político, incluso ideológico, por importante que sea, por encima del manejo de la agenda diaria, de las demandas urgentes de la población. De la gobernabilidad, en suma. 

En un texto muy conocido   el historiador Alberto Flores Galindo cita a Aristóteles que dice que: “la diferencia real entre democracia y oligarquía es pobreza y riqueza. Siempre que los hombres gobiernen en virtud de su riqueza, sean muchos o pocos, estaremos ante una oligarquía; y cuando los pobres gobiernan, estaremos ante una democracia.” Y concluye diciendo, a partir de la cita del estagirita, que “Democratizar el Perú significaría construir otro tipo de relaciones sociales y otra forma de organizar el poder. La democracia exige la revolución social.” Esa afirmación que suena subversiva, sobre todo en un país como el nuestro, no tendría por qué serlo. ¿Alguien puede negar que hay una agenda de exclusión y pobreza pendiente, aquella que, al hacerse cuerpo en la figura que representaba, como candidato, el profesor Pedro Castillo, lo llevó a la presidencia de la república?

Pero, esa revolución social no requiere de grandes movilizaciones, no se trata de tomar el palacio de invierno, ni de asambleas populares tipo soviets para concretarse. El presidente Castillo tiene, hasta que la población decida si quiere o no cambio de constitución, todo en las manos para realizar profundas transformaciones, muchas de las cuales ni siquiera requieren del amén del Congreso de la República. 

Atender las demandas de un electorado pendiente de sus decisiones para saldar aquella deuda histórica, en un contexto de minoría en el Congreso de la República, y una mayoría de la prensa opositora que no le va a perdonar ni cuándo estornuda, podría ser posible. Sin embargo, el señor presidente Pedro Castillo no está haciendo nada para alcanzar este objetivo que el destino puso a su alcance. Y él, y toda la izquierda que lo acompaña, están perdiendo una oportunidad histórica.   

Pedro Castillo, en suma, debiera estar resolviendo el dilema de iniciar el proceso de atender la deuda pendiente hacia una mayoría poblacional, con lo que, según Aristóteles, actuaría en democracia. Pero no es eso lo que está haciendo. 

 

Para Castillo no importa el ambiente

No voy a centrarme en la total ausencia de acciones políticas relevantes en todos los sectores, salvo la eficacia solitaria de Pedro Francke en el Ministerio de Economía. Quiero referirme a aquello en lo que, con toda razón y sin dudas, ya se ganó el rechazo y la animadversión de toda la comunidad ecologista y la duda e inquietud del pueblo indígena. 

El debate técnico entre los dos candidatos a segunda vuelta, ya fue anuncio de que para ninguno de los dos candidatos se trataba de tema relevante. El dúo Castillo/Cerrón es igual al fujimorismo en su desprecio por el cuidado del territorio. La señora Celeste no recuerdo qué, representante de Perú Libre en esa ocasión, tuvo una presentación vergonzosa. 

Lo que siguió, una vez en la presidencia, es que Pedro Castillo nombró como ministro del ambiente a un abogado, Rubén Ramírez Mateo, sin vinculación alguna con la agenda ambiental, y que además tiene el antecedente de ser abogado de invasores de terreno para vivienda en Lomo de Corvina, en Lima, que no solo no es terreno apto para edificar, sino que es zona de protección arqueológica. Ramírez es hombre de Cerrón que, no me cabe dudas, quiere usar ese ministerio para negociar –vaya uno a saber cuáles – condiciones con las mineras y otras empresas extractivas. 

Enseguida, desde ese ministerio a manos de tan inepta persona se objetó la promulgación de la ley, aprobada por el Congreso de la República anterior, que establecía la obligación de protección, descontaminación, remediación y recuperación de cuencas hidrográficas afectadas por daños ambientales, al tiempo que concedía derechos a los ríos, y para la que solo faltaba la firma del presidente de la república: Castillo la observó asesorado por el Ministerio del Ambiente, y pasó a archivo, y con eso afectó los intereses de millones de ese “pueblo” al que Castillo aludía tanto en sus discursos. 

Un ejemplo sobre cómo esto afecta, sobre un caso que leo en un post de denuncia de un amigo que trabaja en la zona. En Parinacochas, los pobladores del distrito Coronel Castañeda, al sur de Ayacucho, reclaman a la empresa minera Ares por la muerte de truchas en el río Suyamarca y la contaminación del valle Huancahuanca. Si el presidente Castillo hubiera promulgado esa ley que observó asesorado por el peón de Cerrón, los campesinos afectados tendrían un instrumento legal firme para su defensa. Pero no la tienen.

El proyecto de construcción de un ferrocarril desde una región del sur hasta la costa central del país, que tendría como punto de partida el “nodo minero” ubicado en el Cusco o en Apurímac para llegar hasta el puerto de Marcona en el Océano Pacífico, implica la participación de grandes empresas mineras como, por ejemplo, la china MMG que explota Las Bambas – comunidad con conflictos pendientes que el presidente del Consejo de Ministros dejó meciendo en el aire, como sabemos – y la Southern Perú sancionada y con funcionarios culpables de delitos ambientales. Esto subraya la voluntad de continuar con la lógica extractivista de los gobiernos anteriores. ¿Novedad para el “pueblo” ?: pues ninguna. 

Por lo que se refiere a la actividad extractiva petrolera, lo mismo. Las federaciones de Pueblos Afectados por las Actividades Extractivas (PAAE), conformados en gran parte por los pueblos indígenas del circuito petrolero loretano, con lotes como el 192 y el 64 en Datem de Marañón, el 8 de Trompeteros, el 95 en Bretaña, víctimas desde hace 50 años de la destrucción de su entorno y ellos mismos con poblaciones enteras envenenadas, familias diezmadas, recibieron el año 2020, vía DS N° 145-2020-PCM, o Plan de Cierre de Brechas un monto compensatorio que no cubre tantas décadas de devastación y desgracias, pero es igual un monto importante, de 6 mil millones de soles. Falta definir si va a un fideicomiso administrado localmente con fiscalización de los pueblos indígenas, como piden las federaciones indígenas, o se diluye entre los sectores del gobierno central que, como se sabe por experiencia, es la mejor manera de que no llegue nada o la mitad a los beneficiarios.  

Al renovar las conversaciones con los funcionarios del Estado, los dirigentes indígenas se han topado con personas que manifiestan una relación de hermandad e igualitarismo casi infantil, muy buena voluntad, pero nulo criterio, ningún conocimiento ni experiencia, la improvisación como regla. También se mata “sin querer queriendo”, por usar la fórmula del Chavo del ocho que, al menos, reconocía su falta. Quizá aprendan, pero ese aprendizaje puede tener un alto precio, quizá años de retraso. 

La vasta idea de “pueblo” va a llevar, además, al gobierno de Castillo por senderos oscuros, más precisamente. Según reveló Roberto Ochoa hace algunos meses, el entonces candidato Castillo, conocedor como no conocía el gobierno de la fuga por pandemia a las actividades ilegales de miles de personas, fue al corazón de Madre de Dios a organizar mítines sin mayores cuidados, que planteaban desde facilitar la extracción de oro fluvial, incluso en áreas prohibidas, hasta “paralizar los operativos que erradicaron la minería ilegal de zonas como La Pampa”. Con oferta semejante, como bien decía Ochoa, de cumplirse, se abriría la puerta para la “colonización de áreas naturales protegidas, la extracción ilegal de madera, la siembra de cocales, instalación de laboratorios de cocaína, la construcción de trochas carrozables y de aeropuertos clandestinos, entre otras perlas contaminantes y depredadoras.

Eso va en serio, los dirigentes de las federaciones indígenas del circuito petrolero, que tratan sobre sus problemas con los nuevos funcionarios estatales, los han escuchado, con aprehensión, hablar sin desparpajo del pueblo minero, maderero, cocalero, agricultor en la selva, al que hay que reconocer y apoyar para que realice su trabajo en la legalidad, es decir precisamente aquellas actividades que devastan Amazonía y constituyen una de las mayores amenazas para la sobrevivencia del bosque húmedo, y de los pueblos indígenas amazónicos. Pero también de bosques de neblina y bosques secos, hay que agregar. Las promesas de Castillo en Madre de Dios, iban en serio.

Iremos viendo sin mucha esperanza. Ya el mensaje del primer ministro ante el Congreso de la República, da una idea de hacia dónde va la cosa: aparte unas cuantas menciones sueltas, ni por azar una propuesta de política ambiental, en tiempos de urgencia climática. De ignorancia con respecto a qué se refirió el presidente de la república cuando habló de lucha contra la deforestación, en medio de un rosario de promesas: una sola mención a los bosques, y solo tangencial, una cita que quiso ser poética. Ni hablar del mar de Grau, sobre lo que tampoco hubo una línea, aparte de prometer pesca.

Queda claro, como dijeran en la Red Muqui, “que el gobierno de Pedro Castillo mantendrá una línea de continuidad en la política minera del país.” Es decir, de preferencia por los intereses de las empresas sobre los de las poblaciones, ni siquiera una promesa de trato equitativo. Y ello será en lo que se refiere a todas las actividades extractivas, hay que agregar: no solo minería, como ya vimos, incluyendo las peligrosísimas concesiones a cierto “pueblo” que debiera recibir alternativas a lo que hace, y no aliento depredador. 

En tiempos de urgencia climática, estas son noticias gravísimas. 

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Medio ambiente, Pedro Castillo, Vladimir Cerrón
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