Y esto sucede a cuadra y media de una sede policial, y que en aquel parque brillan en una ausencia poco justificable. Como a su vez, a pocas cuadras, donde se ofrecen hoteles que como discoteca albergan cuartos donde menores de edad hacen su “party”, siendo la entrada solo 10 soles en esas viejas casonas, bares y hoteles donde amanecer perdiendo la consciencia es de lo más, por triste que suene, común.
Otro modus operandi de muchos desalmados, es darles clonazepam. Si ya esos tragos “suben” rápidamente, añadir esas pastillas o invitarlas como si fueran “inofensivas”, para que “estén relajadas” hacen que muchas chicas hasta olviden qué hacen allí, poniéndolas en un estado de total inconsciencia. Hay hasta tipos que les doblan la edad, que podrían tranquilamente hasta ser sus profesores o sus padres por los años de diferencia, que cometen ese vil y asqueroso actuar con el fin de violarlas.
Hay plataformas donde se puede ver parte de este mundo, o el lado más “romántico” del loquerio como en TikTok o Facebook, donde se puede ver besos hasta entre ¡¡8 a más personas!! O del mismo sexo con naturalidad. Lo que resulta extraño es que ante hechos que atentan la integridad de los jóvenes y ante las muchas cámaras que vigilan como búhos en las noches que recuerdan el Gran Hermano de la clásica obra 1984 del gran escritor Indio, George Orwell, no se actué. Y es que esta nueva gestión municipal ha empezado con el pie izquierdo, hasta ahora lo único “bueno” que ha hecho es quejarse que le han dejado las arcas vacías, clásica verborrea que se emplea para endeudar países o capitales con préstamos que se pagan con intereses hasta en ¡¡un siglo!!, como lo hiciera Sagasti o implorar a los “santos” antes de actuar ante las urgencias que necesita imperiosamente la ciudadanía como con estas trágicas inundaciones. “Lima, potencia mundial” cada vez más pareciera ante tanta delincuencia y descontrol, “Lima, Sodoma mundial”. Esta Casita de Cartón cierra un ciclo con un profundo penar por la grave situación social que atravesamos como país.
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