Opinión

Cuando Pedro Francke asumió la cartera del MEF el sábado pasado, no sólo apostó por las causas justas con la astucia y velocidad que corresponden, sino que juramentó en compromiso con el Buen Vivir. No es un detalle menor para quienes buscan cambios profundos, y da pie a una urgente conversación que el gobierno nos debe, sobre la filosofía económica que ofrece a los peruanos: ¿cuál es la utopía que ahora perseguimos y a través de qué medios queremos llegar a ella? ¿Cuáles son los nuevos valores que nos llevarán al desarrollo en las próximas décadas? Lo tendrá muy fácil el golpismo empresarial y sus militantes si no se ofrecen enunciados sólidos que justifiquen las decisiones siempre polémicas que tomará este gobierno. No hay, además, transformación posible si el sentido común capitalista y eurocéntrico no empieza a ceder su lugar a una conciencia más progresista.

Es claro que tenemos elementos para abrir esta imprescindible reflexión pública. El fracaso del capitalismo subdesarrollado y subordinado por el que apostamos hace 200 años está a la vista de todos: 80% o más de precariedad degradante y unos cuantos miles de millonarios (este orden viene desde 1535), rezago exponencial y degenerativo frente a las economías desarrolladas, tendencia cíclica a las crisis sistémicas, Estado estructuralmente incapacitado y centralista, insalubridad masiva, exclusividad para la buena educación y los servicios básicos, fragmentación social y territorial con alta conflictividad, depredación de nuestra riqueza natural, y la lista puede ser interminable si nos ponemos exhaustivos. Como se ve, sobra material para evidenciar en plazas y medios el fracaso del modelo económico liberal, y para advertir que su real objetivo fue siempre garantizar la acumulación millonaria de las potencias occidentales y nuestras élites corruptas, no el progreso de todos. A partir de esta realidad, que debería ser sublevante, hay que empezar la tarea de promover una convincente narrativa económica, porque es condición necesaria para que la presidencia de Pedro Castillo no sea sólo señal bicentenaria, sino energía inicial de verdadero cambio.

Los peruanos deben saber – sería ideal que por medio de su presidente  – que más que una reactivación (con importantes límites sistémicos en nuestro modelo), se está intentando desactivar un proyecto de subordinación económica que lleva siglos, y que es inviable en el Perú y en el mundo – incluso si no fuera tan corrupto y criminal -, porque promueve una cultura de ilimitado individualismo competitivo, lo que imposibilita todo acuerdo colectivo de responsabilidades, insumo ineludible para el inicio de cualquier apuesta material. El liberalismo económico tiende inconteniblemente a la gran concentración de riqueza, lo que está en frontal contradicción con el libre mercado que nos recomiendan sus pocos favorecidos. La regulación es un mito en los países pobres, que son la mayoría del planeta. Que va a presionar el Estado peruano a uno de sus conglomerados empresariales, si son dueños de bancos, proyectos mineros, universidades, negocios alimentarios masivos, farmacias, medios de comunicación, inmobiliarias y otros. ¿Cómo una autoridad de gobierno va a ser capaz de regular a los grupos peruano-extranjeros que financian ilegalmente sus campañas políticas, mientras aprovechan la ocasión para lavar millones exorbitantes? Más bien se asocian con ellos para delinquir, como todos sabemos. Obviamente, bajo este orden económico la democracia no es más que un derecho al pataleo con ritual de sufragio, y una institucionalidad pública permanentemente vulnerada por el gran capital, acostumbrado a decidir las políticas económicas gane o pierda elecciones.

También es necesario explicar a los peruanos, sobre todo a sus élites urbanas más informadas, que la globalización por sí sola no nos conviene, porque nos sujeta – con préstamos, chantaje diplomático y corrupción – a un orden primario-exportador que concentra riqueza para una pocos y eleva precariedades mayoritarias, además de ser altamente turbulento debido a su dependencia de la bonanza exterior. No hay país que haya salido adelante con esta receta. Ni los avanzados, que han hecho sustitución de importaciones y fomento para asegurar que sus empresarios evolucionen y puedan penetrar el mundo con productos de calidad superior, ni los rezagados, que no tienen futuro en un sistema gobernado por corporaciones mafiosas que imponen una división internacional del trabajo que nos subdesarrolla. Qué ganamos en este bloque de imperios transnacionales y gobernantes tele-dirigidos, que además de explotarnos degeneran nuestras economías para alimentar su voracidad acumulativa.

Frente a ello, y si efectivamente el Buen Vivir o Sumac Kawsay es la principal fuente del pensamiento económico del actual gobierno, tendría que empezar a informarse que la nueva premisa para las decisiones económicas y geopolíticas a tomar es la reciprocidad, entre seres vivos y con la naturaleza. Esto es entender que todos tenemos intereses personales y ánimo de preminencia, pero eso no puede pulverizar lo que es indispensable: nuestra necesidad física y emocional del otro, y del contexto físico-natural que nos garantiza la vida. Estamos ante una mirada donde no cabe la individualidad que acumula indefinidamente para excluir o excluirse, porque eso lleva al abuso por parte de los beneficiados, y deteriora la cultura del dar y recibir – deber y derecho, libertad y sujeción-, que es la mecánica conectiva de las redes de convivencia de las que dependemos. Es innegable que este esquema tolera sólo un máximo de diferencia socio-económica – de riqueza y de carencias -, pero está muy lejos de ser la caricatura de uniformizar y adocenar a todo el mundo desde un centro vertical, y de la desinteligencia de eliminar el mérito como principal asignador de recursos en mercados realmente libres. Y está más distante, todavía, de la expropiación compulsiva e irresponsable. Se trata, más bien, de incluir a todos en una red colectiva que nos garantice los mínimos materiales, y de lograr que la energía del emprendimiento y la competitividad no sólo nazca del utilitarismo (que quiere recibir mucho y no dar proporcionalmente), sino también del compromiso racional con el colectivo y el equilibrio ecológico, y de la búsqueda espiritual de cada ser humano. La felicidad no es un consumo exclusivo ni una explosión permanente, es una paz interior que nace de la certidumbre con respecto a la calidad de vida, de la comunión con el entorno y de la sabiduría.

Es éste el pensamiento que da soporte lógico a políticas de re-equilibrio sistémico como el impuesto a la riqueza o la limitación al volumen de las herencias, que pueden ser descartadas en algunos contextos por su dificultad operativa, pero no por su lógica progresista, que es la de reducir (y a la larga desaparecer) las grandes concentraciones de dinero o capital que perturban el orden recíproco y sostenible; es decir, el bienestar general. También es parte de esta trama la transformación de la estructura productiva del país, por medio de políticas que contribuyan a escapar de la exportación de materia prima y a industrializarnos – así se empiece con bajos niveles de productividad -, para que se produzca con cada vez más valor agregado en el territorio y, como consecuencia de ello, se eleve el empleo de calidad, que no llega a más del 15% de la población. Es la única forma de lograr simetría económica e inclusión general.  Los sonoros programas sociales del MIDIS y otros sectores, que no cuentan siquiera con capacidad logística para realizar focalizaciones prolijas, no pasan de ser un apoyo puntual en la pobreza insuperable. Un estado de bienestar sería otro camino serio a considerar, pero no tenemos condiciones para ello, por incapacidad administrativa en el sector público y por falta de tributación debido al pobrísimo nivel de productividad del 95% de nuestras unidades productivas, que son micro-empresariales y están impedidas de mejorar bajo las condiciones del modelo vigente; que por cierto las originó y las reproduce.

La nueva política industrial tendría que reforzarse con otras medidas también nucleares, porque todo debe contribuir al nuevo tejido socio-económico que pretende el Buen Vivir. Por ejemplo, que la función del BCR no sólo sea de control de la estabilidad macro-económica, sino también de expansión del empleo, porque sino se apoya sólo a los grandes inversionistas y se olvida al resto, a quienes también se debe gobierno económico, y acaso mucho más. No es verdad que esto traería descalabros inflacionarios, eso depende de la habilidad que se tenga para tomar medidas oportunas y prudentes. En ese mismo camino, el BCR debería ser el primer promotor de la banca de fomento para créditos baratos dirigidos a pequeños productores, lo que fue recomendado por los expertos internacionales que la crearon en el primer cuarto del siglo XX. Hoy sucede al revés, cuál orden colonial: el BCR es aliado de los grandes bancos de nuestro oligopolio crediticio – asociados a los grandes conglomerados que dominan el país – , y de las AFP, que no han hecho otra cosa que estafarnos constitucionalmente y hacernos mucho más lejana la posibilidad de tener un buen sistema jubilatorio universal. Entre ellos hacen circular los millones que ganan a costa nuestra, para sus expansiones y salvatajes. Al 90% del país, y me quedo corto con la cifra, jamás le dan créditos para sus negocios, más bien los exprimen a cambio de servicios administrativos de los que casi no puede escapar. También la minería, que hoy vuelve a tener utilidades altísimas y fuera de todo contexto previo, debe ser conminada e incentivada a invertir en sectores de mayor valor agregado, o a promoverlo con sus ingresos. Sí se acepta su muy importante inversión, pero sólo si ésta nos potencia en cantidad y calidad económica. No valen el precio de sacrificar nuestro desarrollo, tenemos con qué abastecernos sin ellos. Y en cuanto a los necesarios saltos de productividad por parte de nuestra muy precaria micro-empresarialidad, debemos empezar por promover – inocular – la cultura del cooperativismo emprendedor, increíblemente olvidada en nuestro subdesarrollo.

Como puede suponerse, el Buen Vivir entiende que no hay mejor camino para asegurarnos calidad de vida, sostenibilidad y competitividad mundial – sin degradarnos – que la agricultura. Pero no la del monocultivo en grandes concentraciones de territorio, que tiene los problemas macro-económicos intrínsecos a la exportación de materias primas, sino aquella que está en nuestras comunidades rurales, cuya mega-diversidad puede, por ejemplo, alimentarnos y optimizarnos nutricionalmente sin recurrir a la importación. A esa agricultura es a la que se debe apuntalar y dar valor agregado culturalmente funcional, porque esa actividad es la que nos garantizará el futuro, y porque ahí están el agua y los alimentos que pronto necesitará el mundo. Las ciudades colapsarán y  serán abandonadas, empezando por las grandes metrópolis. El futuro será ruralista y federativo, o no será.

A todo este derrotero progresista se oponen las grandes economías extranjeras que invierten aquí (corporaciones y Estados, juntos), en alianza con los conglomerados locales. Se aferran al modelo primario-exportador que los tiene de rentistas millonarios hace siglos, a costa de generaciones enteras que padecen el subdesarrollo. No ganamos nada en bloques internacionales que defienden este orden, opuesto al modelo de desarrollo que nos conviene. Son nuestros vecinos pan-andinos, Ecuador y Bolivia, los socios históricos y naturales con que contamos, así como todo pueblo que decida escapar de la tiranía del capitalismo global – y de su velo consumista liberal – para plegarse al Buen Vivir regional y mundial. Con dichos vecinos sí podríamos tener las relaciones internacionales recíprocas que nuestra dignidad merece, con acuerdos de mutuo progreso. Por eso, el ideal de una economía latinoamericana para el desarrollo sostenible de nuestras naciones es uno de los sueños más caros del progresismo pachamámico.

No se llega fácil al equilibrio estable de este desarrollo, menos tras 200 años de fracaso económico y estafa social, en gran parte explicados por la herencia y las terribles consecuencias del periodo virreinal. Hay una brecha económica inmanejable que nos separa de las grandes potencias, además de circunstancias históricas radicalmente distintas: colonizaron y desde entonces han optimizado los varios siglos de riqueza explotadora que tuvieron. Luego han seguido implementando políticas de similar finalidad, aunque más discretas. El Buen Vivir no aspira a esa realidad económica, pues como se sabe está en crisis mundial y aquí nunca ha dejado nada, pero sí necesitamos un nivel de productividad que nos permita el volumen y la calidad suficiente de bienes para lograr calidad de vida en el modelo. Y resulta que también estamos muy lejos de ese grado de competitividad, a décadas de trabajo organizado. De ahí que la única opción realista para transitar el largo trote pendiente es apelar, nuevamente, a la reciprocidad, sumada a una buena relación con la austeridad (googleen Gandhi y su sociedad del bien de todos), hasta que se puedan alcanzar los niveles productivos buscado. En ese lapso, lo único que debería llevarnos a sacrificar autonomía económica es que no se puedan solventar los pocos derechos sociales que el Estado garantiza hoy (a ellos se le debería sumar una pensión universal mínima, que cabe en el presupuesto). Sólo en ese desequilibrio habría que retroceder y calibrar de nuevo nuestra relación económica con el mundo – hacer un poco de lo que ellos quieren -, pero nunca cambiando la premisa de reciprocidad y sostenibilidad que nos guía. Es lo que intenta la Bolivia que fundó Evo Morales, por poner un ejemplo cercano.

Por último, y para cerrar este texto que no busca sino despertares, es muy importante que el Buen Vivir peruano sea un verdadero progresismo pachamámico, y no un conservadurismo milenario. Una prédica consecuente con el naturalismo contingente y la espiritualidad inclusiva de su fuente ancestral, y por eso abierto a la diversidad y al aprendizaje de lo conveniente. Una sabiduría de gobierno que se abre completamente a la participación ciudadana para optimizar el empinado camino de regeneración económica que tenemos por delante. Un discurso consciente de que el mercado es una dinámica estructural en el orden social – fuente de progreso cuando es verdaderamente libre -, y sensible al hecho innegable de nuestra occidentalidad republicana, cuya emocionalidad ha interiorizado las libertades civiles y las instituciones democráticas de fuente europea, así sea de grado según geografía.

Se dice fácil y estamos lejos, no se debe mentir al respecto. Pero no tenemos otro camino para perseguir las causas justas y el bienestar general, y para construir un país donde la libertad y la igualdad operen en equilibrio virtuoso. Sin duda estamos avanzando – más allá de lo que pueda pasar con el gobierno actual – pero el tejido inicial sólo se hará consistente cuando su sentido común y sus sueños de progreso empiecen a instalarse en las cabezas de más peruanos.

Si Castillo no deslinda de Cerrón, pronto sus propias bases populares se alejarán del respaldo que hasta el momento le vienen brindando. Según la última encuesta del IEP, el 39% de los sectores DE tiene esperanza en el gobierno de Castillo y un 21% siente confianza. Por regiones, en el sur y oriente 42% siente confianza.

Respecto de la aprobación al Presidente -la medición se ha efectuado antes de que asumiera el mando- el índice global es de 52.5%, pero crece en sectores DE a 60% y en zonas rurales a 68%.

Pero en lo que casi todos coinciden es en apreciar negativamente la presencia de Vladimir Cerrón en el gobierno. Un 85% está en contra. Y en el sector DE es adverso el 81% y en los sectores rurales el 77%.

En estos días del flamante gobierno se ha visto con nitidez la sobrepresencia del cacique de Junín en la designación del gabinete y en la de mandos medios de la administración pública. Casi todos los nombrados son cerronistas. Y por si fuera poco, ha impuesto como vocero de la bancada de Perú Libre a su propio hermano, Waldemar.

De hecho, los dos finalistas de la segunda vuelta iban a tener problemas sociales de conflictividad. En el caso de Keiko Fujimori, por discordancia ideológica de los sectores populares con su defensa del modelo económico. En el caso de Castillo por la eventualidad de sobre expectativas frustradas por una mala gestión. Ambos tenían la sombra de protestas como las sucedidas en Chile o en Colombia, al menor error político.

Se está allanando el camino para que prontamente ocurra ello, acicateado por los groseros despropósitos políticos del régimen, que, al parecer, no está en afán de enmendar. De seguir así, pronto veremos a las calles movilizadas no solo por la ultraderecha, sino por sectores sociales organizados que ya empiezan a manifestar su discordancia, por un lado, y por la propia ciudadanía general, que sin duda ve traicionada su confianza en el régimen por el papel protagónico que se le está dando a un personaje indeseado, como el señalado Vladimir Cerrón.

La dupla Castillo-Cerrón está jugando con fuego y puede terminar incendiando la pradera en contra de ellos mismos. Los respaldos ciudadanos en el Perú no son incondicionales ni eternos. Haría bien el Ejecutivo en percatarse de ello antes de que sea demasiado tarde.

 

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Pedro Castillo, Vladimir Cerrón

La designación de Gino Bellido como Premier no sólo ha sido el primer gran error político del actual presidente, sino a la vez una decisión irresponsable con la gobernabilidad democrática, la paz, la igualdad y los derechos humanos.

Es preocupante y un pésimo inicio que el Primer Ministro no sea una persona con comprobada legitimidad y ética democrática. Un personaje con tan serios cuestionamientos, con una investigación en curso por apología al terrorismo, que ha promovido la discriminación hacia las mujeres y la población LGBTI, celebrado al patriarcado con total desparpajo de forma pública no debe estar en el Estado, mucho menos ser la mano derecha del presidente en la conducción del gobierno.

Más allá de las posturas políticas, de la brutal polarización que aún vivimos y la violencia racial que subyace en muchas resistencias al actual gobierno; no puede dejar se criticarse aquello que evidentemente está mal, resquebraja la confianza y genera mayor incertidumbre.

Tampoco puede dejar de evidenciarse que hay otros ministros con serios cuestionamientos, lo cual agrava el escenario: el titular del Ministerio de Transporte y Comunicaciones, Juan Francisco Silva, fue denunciado en el 2011 por violencia física y psicológica contra su ex conviviente; así como el titular del Ministerio del Ambiente, en el 2019, fue denunciado por violencia psicológica y hostigamiento. De igual forma, otros  representantes levantan preocupaciones que no deben ser obviadas por el Presidente.

Sin embargo, no todo es gris. El Gabinete también ha sido integrado por profesionales con una amplia legitimidad, comprobada actitud democrática y ética como la titular del sector Mujer y Poblaciones Vulnerables, Anahí Durand, el actual Canciller Héctor Béjar, el titular del MEF Pedro Francke y el Ministro de Justicia Aníbal Torres.  Personas que han sentado una posición clara de rechazo frontal a los autoritarismos,  defensa de la democracia, el estado de derecho, la igualdad y los derechos humanos. Esto se ha reflejado no sólo en su trayectoria profesional sino además en sus juramentos y discursos que han devuelto – de alguna manera – la esperanza a muchos/as.

Pedro Castillo puede cambiar al premier y reconstituir su Gabinete (sin olvidar la paridad);  manteniendo a las personas probas en sus mismas carteras, no hay nada que se lo impida. El presidente está a tiempo de enmendar y tomar un mejor camino.

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Guido bellido, Pedro Castillo, Pedro Francke

Perú le agradece al Granada CF. Si no fuera por aquel pequeño equipo español, el 2021 sería un año nefasto en transferencias de jugadores al exterior. Un año más no se vendió a nadie, casi, a algún proyecto importante en el extranjero. E incluso en este caso, solo fue posible porque se alinearon los planetas.

En Granada, una ciudad española medieval sumergida en el tiempo, ha pasado algo sin precedentes en cincuenta años de fútbol. Quizás motivado por el Coronavirus. En este fútbol de la nueva normalidad, el equipo Graná ha dejado de competir por el descenso, la sobrevivencia, o por la segunda y tercera división. Ante la sorpresa de propios y extraños, los Nazaríes hoy pelean la media tabla en Primera, nada menos. Un salto cuántico.

Al Granada se le conoce también como el Matagigantes, aunque nunca ganó nada ni mucho menos arrazó con los grandes. Este apodo, a modo de consuelo, se hizo popular en los setenta por algunos buenos partidos contra el Real Madrid. Pero suenan más a leyendas urbanas. Desde esa época y hasta el 2020, el Graná no competía por nada grande. Hoy, tras dos temporadas atípicas por la pandemia, el Matagigantes logró entrar por primera vez en su historia a un torneo europeo.

La gesta ocurrida hace un año fue llamada por los hinchas y la prensa como Los Héroes de la EuroGranada, nada menos.

Y compitieron. Los Héroes pasaron la fase de grupos y llegaron hasta Cuartos de Final. Ahí ya no fueron rival para el legendario Manchester United de Pogba y Cavani, subcampeón del torneo. Este año, aunque pelearon igual la media tabla, no se pudo repetir la gesta europea, comprobando lo anecdótico de su ocurrencia. Por ello quizás Nehuén Pérez y Jesús Vallejos, dos defensas centrales, dejaron el equipo. Y pues, se hizo un hueco atrás. 

Es raro que un equipo competitivo de España de pronto se quede sin defensas centrales y se interese por un jugador peruano. De hecho, la única vez que pasó fue Miguel Rebosio cuando fichó por el Zaragoza hace veinte años. Pero del lado de Luis Abram, hoy nuevo refuerzo del Granada, también hubo mucha fortuna. Primero, consiguió su pasaporte europeo. Este documento le permite competir de igual a igual con cualquier defensa por cupos en Europa.

Lo otro que hizo Abram fue esperar que su contrato en Vélez Sarsfield caducara para no necesitar pagarle al club argentino por una transferencia. Incluso le tuvo que hacer frente a la presión de los hinchas y la directiva, ante las amenazas de incomodarlo y no dejarlo jugar si no renovaba. Así, el Granada evita pagar seis millones o más por un defensa, algo que nunca ha pasado. En toda su historia, el club español solo ha invertido esa cantidad en un delantero, el goleador colombiano Luis Suárez, precisamente para jugar la Europa League. Y ha sido su fichaje más costoso.

Luis Abram está ya lejos de ser una sorpresa. Más aún, llega a España para ganar un lugar de titular indiscutible, como el año pasado hizo Tapia. Debe ser la apuesta del técnico Roberto Moreno para acompañar al portugués Domingos Duarte, un central valorizado en doce millones de euros, de gran portento físico, anticipación y salida. Más bien, Abram debe quitarle el puesto a Germán Sánchez, un veterano referente del equipo. A sus 34 años, la prensa local ya lo distingue como un jugador decaído y cercano al retiro.

La segunda movida interesante del fútbol peruano en el extranjero es Advíncula. El lateral regresa a Sudamérica. Boca Juniors ha pagado dos millones de euros al Rayo Vallecano, hasta el momento la cifra más alta pagada para un jugador peruano en esta temporada de fichajes. Un sencillo en el fútbol internacional. Y aquí también se generó un hueco: se acaban de ir de Boca dos laterales derechos experimentados como Leonardo Jara y Julio Buffarini. Lucho pinta como titular.

Para Advíncula el camino se abrió y la decisión fue fácil. Dejar España donde iba a pelear el descenso y el puesto de titular, o por jugársela a sus 31 años en ser titular y referente del universo Boca, el mundo futbolístico más importante de América. Y en el equipo de Buenos Aires lo esperaban con los brazos abiertos, con un técnico que conoce el fútbol peruano y Carlos Zambrano como compañero. 

Paro de contar. Hasta el momento no se confirma del todo el pase de Sergio Peña al histórico Malmö FF de Suecia. Sin embargo, parece ya una realidad. En Suecia lo recibiría el técnico y legendario goleador danés, Jon Dahl Tomasson, para tratar de convertirlo en el diez del equipo. Pero seguro va a pelear el puesto. El Malmö FF compite en una liga pequeña, siempre sale campeón y sus jugadores son los mejores del país. 

Por suerte, los suecos están cerca de entrar a la Champions League. Le ganaron hoy al Rangers y están a un partido de jugar la fase de grupos más competitiva del mundo esta temporada. Y Peña, que ya debería ser un titular indiscutible en el Perú de Gareca, se puede convertir en uno de los muy pocos jugadores peruanos en competir a ese nivel, por una fortuna comparable con sacarse la Tinka. Sí, de descender en la liga holandesa a jugar la Champions, así como lo lee. 

A Wilder Cartagena lo chotearon de Turquía y tuvo que dejar Godoy Cruz igual para tentar volverse millonario en Emiratos Árabes Unidos. Aunque Carrillo haya demostrado que jugar en el Oriente Medio no es sinónimo de descender el nivel futbolístico, Cartagena se va a un fútbol donde la sombra de Jefferson Farfán sigue dando vueltas: ahí es donde casi entierra su carrera, en el Al-Jazira. 

La pequeña lista se está por acabar. El otro jugador peruano que se ha mudado a Europa es Kluiverth Aguilar. A sus 18 años, por fin llegó a Inglaterra para cumplir el contrato del Manchester City, pero ha sido rápidamente enviado al Lommel de la segunda división de Bélgica. Para tener más minutos. Este es un club casi filial del poderoso City. Ahí juega, por ejemplo, Diego Rosa, una joven promesa del fútbol de Brasil y del propio City. Aguilar, que tiene las condiciones para triunfar, empieza de esta manera un largo camino. 

Y, al final de la lista, un peruano formado en el fútbol español. Alessandro Burlamaqui a sus 19 años ha conseguido un contrato en el equipo filial del Valencia de España. El contrato es por tres años, y se espera que el volante pueda lucir su fútbol y tentar por una plaza en el primer equipo. Aunque en el equipo de Cheryshev, Wass, Soler y Musah eso suene a una hazaña titánica o monumental. 

Mientras tanto, al Perú aún llegan los rumores imposibles y nunca confirmados de jugadores vendidos a las mejores ligas del mundo. Como el de la promesa del Cantolao, Yuriel Celi, que la prensa local ya estuvo vendiendo al Sheffield United de Inglaterra. Así y todo, la única esperanza para levantar nuestro mercado futbolístico al mundo es Gianluca Lapadula, de quién aún no se sabe dónde jugará esta temporada. Ante tanto vacío, se espera esa buena noticia. ¿Llegará?

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Gianluca Lapadula, Granada, Luis Abram

El problema político generado por el gabinete Bellido no es porque sea de izquierda, mucho menos porque sea de origen provinciano o popular (la quimera narrativa victimizatoria que quiere imponer cierta izquierda al respecto es deshonesta).

Esa composición social del gobierno de Castillo estaba descontada. Las elecciones de este año las ha ganado la izquierda y nadie debería esperar la humalización de Castillo, menos aún luego del trauma histórico que para la izquierda supuso la radical conversión del exmandatario nacionalista.

El problema político radica en la precariedad funcional de buena cantidad de ministros, y la falta de idoneidad moral del Premier, por su ambigüedad frente al terrorismo, los coletazos que alberga respecto del castrismo dictatorial, su implicancia en el caso Los Dinámicos del Centro, y su florido rosario de declaraciones homofóbicas y misóginas. Simplemente no está calificado para el cargo.

Y a ello se suma su filiación fanática a la lógica política de Vladimir Cerrón. Bellido es más leal a Cerrón que a Castillo, y ya el secretario general de Perú Libre ha anticipado que la estrategia del régimen pasa por disolver el Congreso e imponer de facto una nueva elección congresal que conduzca a una Asamblea Constituyente de naturaleza corporativista y abiertamente antidemocrática.

Por ello se han encendido las saludables alertas preventivas en la oposición. Que en ella anden agazapados golpistas de reciente data, no le resta legitimidad a una justificada preocupación por la línea radical y autoritaria por la que parece haber optado inicialmente el presidente Castillo.

Hacemos votos porque el Primer Mandatario rectifique democráticamente el grosero error cometido y que reconduzca a su gobierno por la senda de una izquierda democrática, que no avasalle los cauces constitucionales ni los poderes del Estado, tal como lo anticipó en su mensaje de Fiestas Patrias ante el Congreso.

Como está planteado, el gabinete Bellido es una clara provocación y sugiere un derrotero político que buscará disolver el Legislativo. Bajo esa perspectiva, sería muy tonta la oposición parlamentaria si se dejase conducir como rebaño a un matadero sin reaccionar utilizando los mecanismos constitucionales y democráticos a su alcance, que van desde una temprana interpelación al Premier, una negatoria de la confianza al gabinete y si, luego de ello, el Ejecutivo insiste en la colisión absurda e irracional, saber que tiene a la vacancia como recurso extremo, pero válido para detener arrestos autoritarios, radicales y antidemocráticos.

 

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Guido bellido, Pedro Castillo, Vladimir Cerrón

Si bien hubo partidos que apoyaron las movilizaciones de noviembre, o políticos que participaron en ellas, estos no fueron los organizadores de las marchas. No existió nunca un estrado donde personajes políticos aparecieran a dar discursos, e incluso cuando Verónika Mendoza intentó participar de la marcha en la plaza de armas del Cusco, la población la obligó a retirarse, exigiendo que no tratara de capitalizar una protesta que no era política, sino ciudadana (pueden encontrar el video en YouTube).

¿Podría pasar algo similar ahora? Todo parece indicar que sí. Según la última encuesta del IEP, el 85% de peruanos está en desacuerdo con que el sentenciado por corrupción, Vladimir Cerrón, participe en el gobierno de Pedro Castillo. La designación del gabinete liderado por Guido Bellido ha generado rechazo tanto en los sectores de centro que apostaron por Castillo como el mal menor, como incluso en algunos sectores congruentes de la izquierda progresista.

¿Qué se necesita entonces para que las marchas en favor de la democracia sean, esta vez, también multitudinarias? En mi opinión, la clave está en despolitizarlas. Hoy probablemente tengamos a muchos ciudadanos de derecha conservadora, liberal, centro e incluso izquierda, que estarían dispuestos a marchar por un objetivo en común: la caída de este gabinete de izquierda conservadora, y más adelante, para hacerle frente a un atentado contra la democracia. Sin embargo, mientras estas marchas estén lideradas por políticos de un solo lado del espectro ideológico, no serán masivas. Los ciudadanos perciben que participar en estas implica dar su apoyo a algún partido político, o que atrás de las marchas hay personajes buscando capitalizarlas.

Quienes hoy organizan las marchas, parecen no darse cuenta de que, al insistir con la narrativa del fraude, incluir elementos racistas, clasistas, o atacar a otros sectores del espectro ideológico, podrían terminar teniendo un resultado contrario al deseado. Los ciudadanos podrían percibir que si bien lo que ocurre hoy en palacio es muy malo, la opción en calles es aún peor, y se vuelvan más resistentes a apoyar a algún tipo de oposición.

Todo parece apuntar a que se vienen tiempos difíciles para la democracia peruana. A todos los que creemos en ella, nos conviene tener un frente ciudadano de oposición sólido y transversal a las preferencias políticas. El único requisito debería ser querer defender la democracia.

Se buscan, urgentemente: líderes apolíticos que lideren un frente ciudadano para proteger la democracia.

*Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor y pueden no coincidir con las de las organizaciones a las cuales pertenece.

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Guido bellido, Pedro Castillo, Verónika Mendoza, Vladimir Cerrón

La Coordinadora Republica y allegados, o Erasmo Wong y sus mítines no pueden ser ni la única ni la principal barrera de contención contra la eventualidad de un arresto radical y autoritario del gobierno de Pedro Castillo.

Se necesita una gran movilización nacional, que incluya no solo a la derecha sino también, en principal medida, al centro político del país. Se requiere, además, de la presencia de organizaciones sociales o gremiales, sobrando decir que el trabajo político destinado a brindarle legitimidad a la causa democrática debe pasar por un trabajo intenso en todas las zonas altoandinas donde Castillo arrasó en la segunda vuelta.

Ya el partido Morado ha anunciado que no le dará la confianza al gabinete Bellido. Ya la Federación Departamental de Trabajadores de Arequipa ha dicho que se movilizará si Castillo no rectifica la designación de su Premier. Ya el poderoso Sutep ha advertido del intento oficialista de quebrar el magisterio dándole rápido reconocimiento legal al segmento radical apadrinado por un ministro de Trabajo que ha sido vinculado al Movadef.

No puede arredrar a los activistas de esta causa la votación en las regiones andinas pro Castillo. En Ayacucho, donde Castillo obtuvo más del 82% de los votos válidos en la segunda vuelta, en verdad, si se toma en cuenta los electores hábiles totales, el excandidato de Perú Libre logró convencer al 56.37% del electorado ayacuchano. En Cotabamba, el distrito del que proviene el Presidente, éste obtuvo el 95.21% de los votos válidos en segunda vuelta, pero si se considera a todos los electores hábiles, es decir a la ciudadanía plena del lugar, en verdad alcanzó a seducir al 58.72% de la población local.

Hay, pues, posibilidad y necesidad de convocar a la mayor cantidad de actores políticos y sociales, de Lima y el resto de regiones del Perú, para asentar una base de legitimidad a los pasos políticos que corresponderá dar si Castillo insiste en el despropósito de este gabinete radical.

Desde una eventual interpelación al Premier, hasta el uso extremo de la vacancia como munición defensiva si el Ejecutivo quiere disolver el Congreso e imponer de facto una Asamblea Constituyente, pasando por la negatoria de la confianza al gabinete Bellido en el Parlamento, las fuerzas de contención de un proyecto que pinta como radical y autoritario van a precisar de apoyo social y no solo partidario o congresal, en un esfuerzo donde todas las voces suman y ninguna resta.

 

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Erasmo Wong, Federación Departamental de Trabajadores de Arequipa, Partido morado

Este fin de semana que pasó tuve el gusto de presentar el libro que lleva el título de mi columna de hoy, del joven historiador piurano Aleixis Paiba en la Feria del libro de Miraflores. Importante texto en la que se compilan 7 ensayos que van desde la conquista, pasando por el virreinato peruano y sus vicisitudes, un análisis de la ciudad de Lima en el siglo XIX, Pumacahua, la guerra con Chile, el fujimorismo y sus consecuencias en los años noventa hasta la crisis de los partidos políticos que actualmente vivimos.

Como sostuve en la presentación, el texto engloba tres temas importantes. Sobre el título, como sostiene Karl Popper en “La lógica de las Ciencias Sociales”, todo investigador -por su naturaleza- alberga diversas motivaciones y valoraciones, pero es a través de los hechos o evidencias que nos aproximamos a la verdad u objetividad. Así podemos entender lo que nos plantea Aleixis Paiba en sus ensayos. Aproximaciones que pasan por análisis detallados de investigaciones previas alrededor del tema que trata. Los analiza, plantea dudas o complementaciones y concluye bajo la interpretación que les otorga.

Lo segundo es tratar de entender -desde el pasado- el concepto de peruanidad. El historiador Jorge Basadre -dada su experiencia de la ocupación chilena en Tacna-, cuando vivo, trató de construir una doctrina sobre el Perú, allí tenemos sus mayores legados: “Perú, problema y posibilidad” y “La promesa de la vida peruana” en la que nos describe notablemente el gran reto que tenemos -hasta el día de hoy- como es la consolidación de la idea una república de ciudadanos.

Consolidación que pasa por tratar de construir instituciones políticas, idea de nación, espacio público y diálogo constante. El país -de acuerdo a los 5 primeros ensayos del joven historiador piurano- plantea estas ideas. Adscribe en ella una ética que todo investigador social debe proponerse. Para poner un ejemplo: sobre el tema de la conquista, a contracorriente del sentido común difundido en las escuelas, los españoles al llegar al Perú no ganan por el tema del uso de caballos y armas de fuego, sino porque estos advirtieron que el imperio incaico se encontraba en un severo conflicto entre los liderazgos de Huáscar y Atahualpa y las etnias que otorgan lealtades a uno y otro. Pizarro y sus huestes aprovecharon esa situación y -a través de alianzas con los chachapoyas y huancas y otras etnias- pudieron derrotar a Atahualpa que se encontraba sitiado moral, política y militarmente. Paiba al explicar ello nos propone la composición del país y sus regiones y cómo hay que entenderlas hasta el día de hoy.

Finalmente, otro tema a resaltar del libro es el de testigo de época. A través de los dos últimos ensayos sobre el fujimorismo y la crisis de los partidos nos advierte las consecuencias sociales y políticas que se generó -desde los noventa- la cultura antipartidos y la proliferación de los llamados movimientos independientes. Los analiza, agrega su voz disonante y plantea algunas ideas sugerentes para poder plantear reformas necesarias a nuestra cultura política y sistema de partidos.

Un libro que nos invita a pensar en el Perú a sus doscientos años de independencia.

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Aleixis Paiba, Jorge Basadre, Karl Popper

Tres líderes de opinión han planteado sin ningún pudor en los últimos tres días la evaluación positiva que hacen a una probable vacancia del presidente Castillo. Cada uno en su columna o mediante entrevista. Juan Carlos Tafur, Rosa María Palacios y Alberto Vergara consideran que en sólo un par de días ya se vio lo suficiente de Castillo y por lo tanto procede la vacancia. Sin más.

¿El origen de esta sentencia? Se señala que es la nominación del gabinete Bellido, o más claramente, de Guido Bellido como premier. Su ambigüedad frente a algo tan sensible como Sendero Luminoso lo convierten en la justificación de una potencial vacancia. Aunque en realidad los principales argumentos que se plantean por los tres -y por varios más- influencers es que se trataría dela constatación del poder de Cerrón sobre el presidente Castillo. Esa comprobación colocaría a Castillo en una posición muy débil como presidente, optando por una estrategia de incendio que nos llevará rápidamente a hacerse del control del Congreso y por lo tanto se hace necesario vacarlo ya.

¿Es así? Pues desde este espacio tenemos muchos reparos con la ligereza con la que se plantea esta solución y trataremos de explicarlos. No para situarnos en la maniquea posición de oficialismo – oposición, sino porque creemos que este tipo de recursos solo traen más inestabilidad para el país. Que ya la traemos complicada.

Disclaimer: el autor no está feliz con el gabinete. Creo que es muy malo, salvo 5 excepciones: Francke, Durand, Cadillo, Torres y Carrasco; el resto no parecen tener las credenciales de competencia necesarias. Por el contrario, se tienen ministros en claro conflicto de interés en el MTC y el MINAM y con cuestionamientos muy importantes en Trabajo. Peor gabinete, difícil. Pero a la vez considero que hay caminos políticos que se tienen que activar y no pasar a la vacancia de esta manera.

“Cerrón busca acelerar su disolución agudizando las contradicciones. Ilusamente cree que en unas nuevas elecciones tendría mayoría absoluta en el Parlamento y ese absurdo lo comparte Castillo” señala enérgica Palacios en su columna semanal en La República. No es un argumento desconocido, es en realidad compartido por varios que en muy poco tiempo ya conocieron, ya entendieron todo y comprenden cuál es el curso inexorable de las cosas. Tal vez por eso Willax incorpora cada vez más el análisis político de connotados videntes nacionales. Total, es lo mismo.

Sin embargo, todo proceso siempre ofrece más variantes y alternativas y el análisis se queda plano si recurrimos en exclusiva al “créeme, así es”. ¿Que Cerrón trata de influir en el presidente del Perú? ¿Que busca llevar las riendas él? Pues la respuesta, a la luz de los hechos, parece ser obvia: sí. Pero no estaríamos discutiendo esto en casi ningún otro lugar del mundo, donde el presidente del partido oficialista quiere tener un peso propio e influencia en las decisiones de gobierno.

El problema, se especula, es que Cerrón no quiere quedarse en la política formal, quiere trazar un plan de acaparamiento del poder y lo empezó a ejecutar el 28 de julio, por lo que hay que vacarlo la primera semana de agosto. Vacancia porque ya sé qué pasará. Mejor cortar por lo sano. Un poco difícil de creer.

“A mí por lo menos me pareció que hay algunas pistas mentales que te llevan hacia un tipo de gobierno no democrático” considera Vergara en la buena entrevista que le hace Enrique Patriau en La República. Pistas mentales que se desarrollaron en dos días de gobierno y que nos auguran un futuro autoritario o -al menos- nada democrático.

Parece ser que lo que estamos haciendo en el fondo es no darnos cuenta de quién es el presidente, qué representa y hacia dónde va a legislar. Si se sale del marco legal, habrá que actuar en consecuencia. Pero si ejecuta acciones que le están permitidas, ¿por qué creer que tenemos el poder de borrarlo, hacer como que no existió y empezar de nuevo todo? Difícil respuesta, pero eso está claro en el planteamiento de Tafur en Sudaca Perú. “Si el Presidente, en abierto desacato del mandato popular y de la realidad política, cree que puede hacer y deshacer desde su cargo, pues tendrá que recibir el golpe político que se merece”. ¿Cuál es el desacato? ¿Quién puede interpretar el mandato popular? ¿qué se merece por ejercer la presidencia aunque no nos parezca? Difíciles respuestas como dijimos.

La vacancia presidencial no es un mecanismo cualquiera. Es, o debe ser, una activación de emergencia, cuando realmente no hay otro camino. No se puede tomar como parte de un chantaje político desde el Congreso hacia el Ejecutivo, generando una permanente navaja sobre el cuello del presidente. No tenemos memoria parece para recordar lo que eso le hace al país. Azuzar la vacancia es azuzar un golpe de Estado, solo que esta vez se considera que es válido. No creemos que lo sea. Consideramos que está, en la práctica, censurando la potestad de gobernar de un presidente, porque no nos gusta cómo lo hace. ¿Se ha hecho algo ilegal que amerite una vacancia? No. ¿Hay irregularidades y sorpresas desagradables en los nombramientos que pueden llevar a cuestionar la idoneidad de determinados ministros? Por montones. Pero eso no lleva a deshacernos del presidente.

Porque eso parece ser lo que realmente activa todo este mensaje. La necesidad de buscar el recurso para sacar del principal cargo del país a Castillo parece que se ha activado y no solo desde la derecha más recalcitrante. Sino más bien desde la centro derecha. O desde el análisis más superficial. No queremos dejar que Castillo ofrezca un estilo de gobierno y ya lo queremos vacar.

Estas ideas nos van a llevar a un nivel de conflicto inmanejable. Frente a eso, ahí sí, solo se lograrán activar las respuestas más autoritarias y violentas. Pero parece que eso no es tan importante como que Castillo no siga en el cargo.

Insistimos, creemos que el gabinete es muy malo y han puesto a cargo de distintos ministerios a gente con fundadas sospechas de falta de idoneidad. Como si fuera además el primer gobierno que lo hace. Pero de allí a la vacancia hay un trecho bien grande, tan grande como la palabra democracia. Cuidado con eso.

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Pedro Castillo, Vacancia, Vladimir Cerrón
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