Opinión

Ver provocación o rompimiento de protocolo en la histórica chacchada de coca que el premier Bellido practicó en el congreso hace una semana es no conocer o desconsiderar la parte infame de la historia del país. Qué ejercicio de libertad no es rebelde en el ninguneo, qué manifestación cultural alterna no rompe protocolos en la homogeneidad provinciana del occidente más conservador. Ciertamente aquí hay un gesto político, que responde a un contenido que no estuvo en el discurso de pedido de confianza – por razones obvias -, pero que ha sido varias veces manifestado como voluntad de la bancada oficialista: eliminar la erradicación de la hoja de coca como eje central de la política antidrogas.

La criminalización de la hoja de coca, y el compromiso de erradicación que el Estado peruano tiene desde la década de 1960, es otro de los asesinatos culturales que occidente le ha infligido al mundo andino-amazónico, un etnocidio a todas luces. La hoja de coca no es droga y no tendría que estar en la lista de estupefacientes ilegales de la ONU, tampoco lo es la cocaína (uno de sus muchos componentes). Sí lo es el clorohidrato de cocaína, porque es psicoactivo, produce adicción y es nocivo, lo que en ningún escenario puede decirse de la hoja de coca. Pero, además, la cocaína es sólo un insumo en medio de muchos productos químicos que conforman la droga. Para producir un gramo de la droga en polvo se necesita extraer cocaína de 100 kg de hoja de coca. Es decir, en un gramo de clorohidrato de cocaína, menos de una centésima parte es cocaína que proviene de hojas de coca. Sin embargo, a éstas se les persigue, no a los otros insumos. Es algo así como prohibir la uvas para evitar la alcoholización con vino. O proscribir el tabaco – planta maestra también – por la alta letalidad de los cigarros. Y pasa todo lo contrario: se venden con publicidad que advierte el crimen. Obviamente, los campesinos de la selva latinoamericana son un perseguido geopolítico mucho más débil y silenciable que los poderosos empresarios cigarreros del mundo.

La gran desgracia de la hoja de coca, en realidad, fue encontrarse con el desarrollo de la ciencia química en la segunda mitad del siglo XIX. Esta estudió el producto, ubicó a la cocaína y la aíslo, para así poder mezclar el activo natural con elementos sintéticos y vender masivamente sus beneficios. Hubo toda una industria de medicamentos, anestésicos locales, golosinas, licores y afines que aprovecharon las virtudes de la hoja de coca, desde el último cuarto del siglo XIX. El hallazgo clorohidrato de cocaína es hijo disfuncional y destructivo de este momento histórica, que es urbano y propia de la segunda revolución industrial, y ajeno al escenario agrícola donde se cultiva y consume la hoja de coca desde miles de años atrás. Así, en el primer cuarto del siglo XX, cuando ya han confirmado el potencial adictivo y destructivo que podía tener la cocaína con ciertas mezclas, empiezan a prohibirla. Y luego terminan obligándonos al suicidio cultural de la erradicación. No reprimen ni desconocen derechos en su territorio, donde está la gran y mayor demanda, sino aquí, en regiones en las que no se tiene responsabilidad frente a su problema social con las adicciones graves.

Y cuando arriba digo que se comete etnocidio con la erradicación, no soy otra cosa que descriptivo . La hoja de coca es central en nuestro mundo andino desde hace más de 4 mil años, y sigue viva en por lo menos la mitad del territorio peruano y entre 6 millones de sus habitantes. Es parte nuclear de rituales y ceremonias – muchas propias del quehacer agrícola cotidiano – pues abre los sentidos, incentiva la meditación y conecta con la naturaleza, a la que se quiere transmitir mensajes y atender, para reforzar su fertilidad. La hoja de coda también es caja chica y moneda de cambio. Y no sólo es el más grande energético natural y sin contraindicaciones que ha descubierto el mundo, sino que es un gran cohesivo social, y un símbolo de apertura y confianza entre quienes la chacchan juntos. Fumigarla indiscriminadamente no es más que otra mecánica aniquilamiento cultural en su contra, aunque esta vez con un pretexto de seguridad. No es la primera vez que la hoja de coca es perseguida, ya sucedió durante la colonia, cuando el mal salvaje que nos subordinó la vinculó con sus propios miedos y culpas, o lo que llamó demonio. Al final terminó consumiéndola y registrándola como especie botánica, pues la cantidad de beneficios que posee es innegable.

Prácticamente todo el siglo XX ha sido testigo de un silenciamiento de las muchas virtudes que posee la hoja de coca, lo que hace muy favorable su eventual masificación. La planta tiene una enorme variedad de cualidades medicinales, inabarcables en este espacio. Es tranquilizante y ligeramente antidepresiva, es desinflamante y cicratizante, es digestiva, es oxigenante para el cerebro (se piensa más y mejor), es regenerativa para la descalcificación ósea, está vinculada a la longevidad saludable, y la lista es larga. Todo esto sin causar ningún efecto negativo: se puede chacchar toda la cantidad de hoja de coca que se desee, no es una adictiva ni hace daño. Al contrario: el país podría dar un importante salto productivo si se hiciera cotidiano el consumo de hoja de coca, porque cada uno de nosotros mejoraría en todo sentido, y tendría más energía e inteligencia para crear soluciones.

El hecho de que todos estos efectos favorables en términos de salud y calidad de vida no tengan consecuencias adversas, hace que la hoja de coca tenga un enorme potencial industrial, que el Estado debería aprovechar muchos más. En este momento, a través de la empresa pública ENACO (que en teoría es el monopolio estatal para la producción y distribución de la hoja de coca), y de un número recudido de micro y medianas empresas, se industrializan decenas de productos cocaleros en territorio peruano (alimentos, bebidas, dulces, otros), pero estamos muy lejos de optimizar todo el potencial a la mano. Bien promovida, podría conformarse una enorme industria peruana – e incluso pan-andina – de la hoja de coca, la que podría conquistar el mundo y conformar un gran mercado interno. Quién no querría comprar productos que mejoren el bienestar biológico y emotivo. ENACO debería ser empoderada para empadronar a los agricultores y evidenciar donde está la siembra ilícita. Y promover patrones de mercado como empresa pública con posición de dominio, por lo menos hasta que la industria florezca plenamente. No se necesita un monopolio estatal en la producción y la distribución de hoja de coca. Este no sólo es permanentemente burlado por los traficantes de estupefacientes (hay mucho mejores estrategias), sino que impide la libre competencia necesaria para conformar una industria a gran escala.

Industrializar la hoja de coca en el Perú también podría ser una oportunidad para empezar a promover un nuevo patrón de industrialización alimentaria, de fuente pre-hispánica, que necesitará el mundo muy pronto: se produce a escala para masificar la calidad de vida, no para reproducir las enfermedades degenerativas. El negocio procede cuando mejora la condición humana y el hábitat comunitario, no cuando los deteriora. Obviamente los imperios del mundo piensan a la inversa: no quieren que tengamos ventajas comparativas y ni que exportemos valor agregado, no quieren que a los consumidores peruanos lleguen valores vinculados a la alimentación inteligente y sostenible. Ya se ha dicho en este espacio que acumulan a partir de nuestro rezago creciente.

Finalmente, es bastante obvio que la política basada en la erradicación de la hoja de coca no es solución para el narcotráfico. El Estado no tiene capacidad para controlar tan complicadas y hasta inaccesibles zonas de la selva donde se cultiva la hoja de coca. Y ésta – siempre generosa – no es exigente en cuanto a la calidad de tierra donde la hacen brotar, además de no tener plagas destructivas y ofrecer varias cosechas al año a partir de una sola siembra. De ahí que hasta hoy la política de erradicación tenga resultados tan pobres frente al tráfico de drogas ilegales. El Perú lleva seis décadas en este camino, y el narcotráfico ha demostrado muchas veces que está en lo más alto del poder político, en operatividad siamesa con la corrupción. De más está decir que el tráfico de estupefacientes agudiza nuestro subdesarrollo y reduce nuestras muy escasas posibilidades de superarlo. En realidad lo necesita, pues el atraso económico es sinónimo de Estado débil y capturable, que es lo que buscan la mafia y el sicariato para apoderarse de regiones enteras por medio de la violencia y el terror.

No creo que la persecución policial y la represión sean un camino viable para solucionar el problema del narcotráfico, que es el de las adicciones graves si lo miramos desde la demanda. La realidad nos dicen que hay cada vez más cultivos ilegales y que el precio del clorohidrato de cocaína para consumo sigue bajando. Creo que hoy sería mucho más potente una permanente campaña informativa mundial, que transparente todo el conocimiento existente sobre esta droga ilegal (y otras), que solucione miedos innecesarios y estigmatizadores, y que advierta con seriedad académica sobre los peligros. Y si esto es así, el problema del narcotráfico tendría como única y más eficiente salida legalizar la producción y el consumo del estupefaciente. Pero ése es un dilema que deben enfrentar los países más poderosos del mundo, porque sólo ellos están en capacidad de generar el consenso internacional necesario que requieren las políticas antidrogas, y porque son los principales afectados por los problemas de adicción. En cuanto al combate al narcotráfico en nuestro país, al que no tenemos por qué dejar de apoyar, se le debe atacar persiguiendo al resto de los insumos de la cadena productiva del clorohidrato de cocaína y la pasta básica (kerosene, trata de personas, armas, sintéticos intermedios, autoridades políticas, servidores públicos, militares), no a la hoja de coca, que es una planta maestra de grandes capacidades energéticas, y que es central en la cosmovisión y el orden social de la cultura andina.

Como siempre, las causas que explican el abuso histórico se mezclan y confunden. Hay mucho de desconocimiento y eurocentrismo aquí, sobre todo entre las autoridades y las élites, pero sin duda gran parte del asunto tiene que ver con las bases militares que el Estado norteamericano posee en las zonas cocaleras peruanas, donde accede a los recursos mundialmente estratégicos que están en nuestra Amazonía (agua, maderas, diversidad e inmensidad genética, conocimientos ancestrales), lo que le da capacidad para construir control geopolítico sobre ellos, a futuro. Todo bajo el pretexto de la ineficiente, y culturalmente criminal, política de erradicación de la hoja de coca. No es excesivo sospechar que el interés yanqui está en dejar que las cosas sigan como hasta hoy en todos sus extremos, se sabe que el Estado norteamericano está penetrado por el narcotráfico. Y tampoco es desproporcionado decir que la chacchada de Guido Bellido en el congreso no fue beligerante, sino justiciera, desarrollista y nacionalista.

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Guido bellido, Hoja de coca

Muchas expresiones de la violencia de género contra las mujeres se encuentran naturalizadas, una de ellas es la violencia verbal, la violencia sexual y sobre todo el acoso. Tras años de luchas intensas de las feministas y de las defensoras de derechos, no se ha logrado subvertir esta situación; sin embargo, si se ha logrado colocar la preocupación en la agenda pública y política.

Ante diferentes episodios de violencia, las feministas y defensoras de derechos siempre hemos expresado nuestro rechazo e indignación, independientemente del matiz político de quiénes fueron agredidas y de los agresores. La violencia de género se ha rechazado de forma permanente, por principio y no dudo que este es el camino correcto y coherente.

Diversas feministas e instituciones se han pronunciado rechazando los hechos de violencia sexista y acoso denunciados en un medio de comunicación por la congresista Patricia Chirinos; se ha exigido investigación y sanción al premier como corresponde, empezando por separarlo inmediatamente del gabinete.

Desde mucho antes se sabe y se ha denunciado la actitud misógina y homofóbica del primer ministro, siendo los hechos narrados por la congresista un suceso inaceptable y que confirma su perfil contrario a los derechos de las mujeres y la igualdad.

De otro lado, no podemos negar el contexto de polarización política que se vive, la oposición al gobierno ha sido permanente, filtrándose discursos autoritarios y manifestaciones racistas cotidianamente. En este contexto, los hechos serán – evidentemente aprovechados por la oposición- pero además por sectores que poco o nada les importa la violencia contra las mujeres, pero que hoy se indignan no porque se han vuelto sensibles a la problemática sino por intereses políticos que van más allá del hecho concreto y del premier.

Creo es importante tener claridad, la conducta, perfil y antecedentes de Guido Bellido lo hacen una persona nefasta para el gabinete, su renuncia debió darse hace mucho. Su actitud misógina, homofóbica, así como su falta de garantías democráticas han sido evidenciadas desde muchas defensoras y – no hay duda- que la actual agresión contra la congresista es repudiable. No obstante, utilizar este contexto en contra del gobierno y de otros ministros/as como la actual Ministra de la Mujer, evidencia que las intenciones son otras y ello desdibuja la lucha contra la violencia hacia las mujeres.

La violencia machista se rechaza, debe ser sancionada venga de donde venga, en cualquier contexto político, sin importar quién fue la agredida y quién fue el agresor; pues no estamos hablando de un problema individual sino colectivo y estructural. Rechacemos la violencia, si, absolutamente, así también rechacemos la utilización de la misma con fines políticos. Aquellos sectores que hoy se indignan con los hechos, si bien tienen mucha razón, deberán ser coherentes y ojalá defiendan el derecho de las mujeres a no sufrir violencia desde la propuesta y aprobación de normas para la igualdad de género. Finalmente, la coherencia es importante.

 

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Guido bellido, Patricia Chirinos, Violencia de género

El guión es de antología. Corren rumores ayer de la renuncia de Iber Maraví al Ministerio de Trabajo. Sudaca consigue una entrevista exclusiva con el premier Bellido, quien confirma que le ha pedido la renuncia al titular del sector por consideraciones políticas. Se publica a las 6.20 pm.

A renglón seguido, el “patrón del mal”, Vladimir Cerrón, a las 7.21 pm., tuitea: “Decisión del premier Guido Bellido fortalece su liderazgo. Lo que no pudieron con la fuerza algunas bancadas, el premier lo hizo tras la confianza democráticamente delegada. Anunció además, cambios en otros ministerios cuestionados”. Da a entender, pues, que la decisión está confirmada y la respalda, así sea a regañadientes.

Allí parecía zanjado el tema, pero luego sale el Premier, a las 9.54 pm., y escribe: “Aclaro, que si bien es cierto he recomendado la renuncia del ministro de Trabajo, eso no significa que él haya renunciado”.

Poco después, Iber Maraví declara que él no ha renunciado, sino que solo ha puesto su cargo a disposición del Presidente. Lo ratifica en un tuit a las 10.17 pm: “Acabo de poner a disposición del señor Presidente Pedro Castillo, mi cargo de ministro de Trabajo y Promoción del Empleo. No permitiré que los irracionales golpes de la ultraderecha y algunos medios de comunicación desestabilicen políticamente el gobierno del pueblo”.

En medio de semejante batahola, el Presidente, hasta el momento de escribirse esta columna, guarda silencio y no anuncia una decisión final. Ya de por sí no debió esperar un segundo para hacerlo. Cuando se conocieron las primeras denuncias periodísticas que vinculaban seriamente al ministro con el terrorismo, el Primer Mandatario debió haberlo sacado del gabinete, como hizo con el excanciller Héctor Béjar, por temas mucho menos graves. Pero no, ha esperado que el tema escale en una crisis política y hoy brilla por su ausencia.

Normalmente, el poder presidencial genera un efecto revitalizador en las personas que ocupan el cargo. Sea que saque lo mejor o lo peor de sí, tiene un efecto psíquico conocido. Empodera a las personas. Con Castillo no parece estar ocurriendo eso, sino el efecto contrario: parece haberlo pasmado y bloqueado. Hoy llegamos así a una situación en la que el gobernante no parece gobernar, el Presidente no parece presidir. El gobierno es un sainete, una mala comedia, un triste drama.

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Guido bellido, Iber Maraví, Vladimir Cerrón

Las mujeres no somos una minoría: somos la mitad de la población peruana. ¿Por qué no nos vemos representadas hoy en el gabinete Bellido? Algunas voces del partido de gobierno, así como de sus aliados, que hoy parecen incapaces de cuestionar a Perú Libre, han tratado de minimizar las críticas a este gabinete en términos de paridad, argumentando que este es un gabinete del pueblo, y que a diferencia de lo que pasa siempre, no se ha convocado a personajes de la élite limeña. Con estas justificaciones, no hacen más que insinuar que fuera de las elites y de Lima no hay mujeres preparadas para asumir los cargos ministeriales. Nada más falso.

En este artículo, menciono a 7 mujeres de izquierda o centro (ideología afín al gobierno) que, en mi opinión, están mejor preparadas que algunos de los hombres que hoy forman parte del gabinete Bellido.

  1. Mirtha Vásquez- Cajamarca: Política de izquierda, es abogada con más de 15 años de experiencia. Se desempeñó como presidenta del Congreso, mostrando capacidad de dialogo con las diversas bancadas, así como con el ejecutivo. Si bien tiene detractores, hay bastante consenso en que cumplió su rol con profesionalismo.
  2. Ruth Luque- Cusco: Actual Congresista de la República, Ruth es abogada y cuenta con una maestría en derecho penal y procesal. Se especializa en temas ambientales y de derechos humanos, habiendo trabajado en provincias altas del sur por más de 12 años. ¿Potencial candidata para el ministerio del ambiente?
  3. Magali Silva Velarde- Lima: Quien si fue convocado para formar parte del gabinete Bellido fue más bien el compañero de bancada de Ruth, Roberto Sanchez. Este es psicólogo de profesión, y a pesar de no contar con experiencia alguna en el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, se le otorgó el liderazgo de dicha cartera. ¿Por qué no considerar más bien a una mujer con experiencia en el tema? Magali Silva, por ejemplo, es licenciada en economía, ocupó diversos cargos gerenciales en el BCRP, fue Viceministra de Mype e Industria del Ministerio de la Producción, y lideró el Ministerio de Comercio Exterior durante la gestión de Humala, entre el 2013 y el 2016.
  4. Rosa Mavila- Ayacucho: Excongresista por Gana Perú, y ex candidata a la vicepresidencia por el partido humanista, Mavila ha sido Jefa de Asuntos Académicos en la Universidad Mayor de San Marcos, Procuradora de Asuntos Judiciales y Terrorismo en el Ministerio del Interior, y Presidenta del Consejo Nacional Penitenciario en el INPE y Secretaria General del Ministerio de Educación. Su CV está bastante más lleno que el de varios de los ministros actuales.
  5. Violeta Bermúdez- Lima: Esta semana, Verónika Mendoza declaró que, hasta ahora, una pequeña argolla limeña se rotaba los cargos ministeriales. ¿Se habrá olvidado de la primera ministra saliente, Violeta Bermúdez? Esta, abogada, feminista, y muy distante de la elite limeña, sale de una reciente gestión en la PCM de un gobierno con alta aprobación. Mal se haría en no tenerla en el radar para posibles gabinetes futuros.
  6. Rocío Silva Santiesteban- Lima: Nuestro actual ministro de cultura, Ciro Gálvez, cuenta con más de 10 investigaciones abiertas en el ministerio público. ¿Un gobierno de izquierda no pudo haber considerado, en su lugar, a una política afín, con amplia trayectoria cultural, más de 15 libros publicados, y varios concursos literarios ganados como Rocío Silva Santiesteban?
  7. Marisol Espinoza- Piura: Abogada y periodista, ha sido vicepresidenta de la república, y Congresista durante 3 periodos. Sin duda, tiene más experiencia trabajando para el Estado que la mitad del gabinete actual.

Las mujeres que menciono seguramente no son las únicas. Quizás a quienes leen este artículo se les ocurran más y mejores nombres. Mi objetivo no es abogar por personas particulares, sino evidenciar que en todo el Perú existen mujeres de ideología afín al gobierno de turno, largamente más preparadas para dirigir un ministerio que muchos de los hombres a los cuales hoy se les ha dado la oportunidad. No es que no haya mujeres de izquierda o centro preparadas para asumir ministerios importantes; es que no se las convocó.

A la izquierda progresista: exijan hoy con la misma fuerza al presidente Castillo lo que en su momento les exigieron a sus adversarios. A la izquierda conservadora: Avísenos cuando la revolución incluya a las mujeres.

*Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor y pueden no coincidir con las de las organizaciones a las cuales pertenece.

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feminismo, Gobierno, Guido bellido

Si las marchas meritoriamente organizadas por el empresario Erasmo Wong, en contra de la amenazante deriva antidemocrática del gobierno, no amplían su convocatoria, van a terminar pareciéndose a los blanquecinos mítines del Movimiento Libertad o a los corsos miraflorinos que antaño el hombre de empresa organizaba.

Es preciso, por ejemplo, convocar a Hernando de Soto, quien luego de algunos devaneos inexplicables ha terminado por definirse de manera clara e inteligente frente al régimen dominado por Vladimir Cerrón y ha entendido que la beligerancia opositora es el mejor camino si, en el fondo, aún fuera posible reconducir a Pedro Castillo.

Debe participar él y sus congresistas en los mítines por la democracia. Y ampliar su convocatoria a los movimientos sociales con los cuales tiene relación, por ejemplo la federación nacional de ronderos y comités de autodefensa con la que se ha reunido hace pocos días en Ayacucho y cuyo presidente ha expresado claramente su rechazo al proyecto cerronista.

Tienen que estar los congresistas más representativos de la resistencia al oficialismo. Roberto Chiabra, los morados, el fujimorismo, etc. La protesta callejera -importantísima en esta coyuntura- debe involucrar a mayores protagonistas que los de la Coordinadora Republicana, la mayoría de cuyos integrantes, sea dicho, están desgastados o no tienen mayor arraigo ni capacidad de convocatoria. Se les agradece los servicios prestados, pero no es solo con ellos que se va a lograr contener las pulsiones colectivistas del régimen.

Debe teñirse, además, de choledad organizada la calle opositora. Debe estar presente el Sutep, quien ya soporta la embestida de un gobierno que quiere imponer a toda costa al profesorado filosenderista del Fenate, en desmedro del gremio histórico del magisterio nacional. Llame usted Erasmo Wong a Lucio Castro, secretario general del Sutep, quien seguramente gustoso aceptará la invitación si entiende que se trata de una convocatoria amplia y no solo de la ultraderecha.

Reconvoque a Keiko Fujimori, pero dele, pues, el papel protagónico que su participación en la segunda vuelta y su peso congresal ameritan. No pretenda usted meter una agenda encubierta de lanzar a Rafael López Aliaga como líder de la oposición en desmedro de ella, que si persiste en ese afán, va a fracasar en su loable propósito de mantener el activismo callejero al tope.

Frente a la claudicación congresal, la calle movilizada recupera su protagonismo, pero no puede derivar en una algarada sectaria, contraria a su propia convocatoria.

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Hernando De Soto, Keiko Fujimori

El día viernes el Congreso la República otorgó al gabinete presidido por el cuestionado Guido Bellido la cuestión de confianza. Confianza endeble, dado que fueron 73 votos a favor de 130 congresistas.

Al viejo estilo asambleísta, que pude apreciar cuando estudiante universitario en San Marcos, el Primer Ministro -y sus camaradas- incitaron a llevar el debate al parlamento sobre las formas (léase el quechua cusqueño que usó en un primero momento el representante del Ejecutivo) y no sobre la cuestión de fondo, cómo es que se va a conseguir inversión para reactivar la economía del país y cómo va a conseguir infraestructura necesaria y vacunas para combatir la pandemia que aun nos asola.

El día de la cuestión de confianza, fue preocupante lo señalado por el ministro de Economía, Pedro Francke, al decir que -en estos momentos- el Estado cuenta con recursos exiguos para llevar adelante reformas. Ese debe ser, en adelante, un tema que la oposición debe levantar públicamente para proponer medidas necesarias más allá que la recaudación tributaria. Se debe plantear medidas urgentes sobre cómo ampliar la base tributaria, sobre cómo pasar a los informales a la formalidad. Poner al país -en el tema económico- en estado de emergencia y hacer algo al respecto.

Ese camino, seguido de algunas reformas necesarias en el parlamento, en la que establezcan candados constitucionales para la llamada cuestión de confianza (evitando así cualquier intentona del extremismo por llevar al país hacia una constituyente innecesaria) pueden generar que el Ejecutivo no se desvíe del cauce democrático. Estemos atento a las declaraciones posteriores a la prensa que dio Guido Bellido, en la que sostuvo que si el Congreso no deja trabajar al Ejecutivo insistirán con llevar adelante nuevamente otra cuestión de confianza.

Actualmente, el presidente Pedro Castillo sabe que no cuenta con respaldo ciudadano para una intentona asambleísta, pero -por medio de gasto público con los recursos exiguos que tiene el erario público- puede generar las condiciones para ello. La opinión pública y la oposición social y política deben tomar las medidas necesarias para evitar que la polarización nos encamine hacia ese objetivo que tienen los proyectos populistas, como el de que preside Vladimir Cerrón.

Me reafirmo nuevamente en que es necesario estar atentos al claro objetivo que tiene el Ejecutivo. Lo han dicho desde campaña y lo ejecutarán por medio de estrategias ideológicas o improvisadas. Estemos atento a eso y que el Congreso tome las medidas necesarias para evitar ello.

A esto agregaría que la oposición política participe en los espacios subnacionales para que los años que nos queda de gobierno de Perú Libre no sea nefasto para la economía de los peruanos.

En estos días le prestamos mucha atención a las tensiones que el Poder Ejecutivo genera con un gabinete que obtuvo la confianza en un Parlamento que podemos llamar hostil. También a los movimientos que desde el Poder Judicial y el Ministerio de Justicia se realizan con distintos actores: Montesinos fue movilizado de la Base Naval a Ancón II en un proceso que ha activado las más disparatadas reacciones y que supone que es el inicio del proceso de liberación e Abimael Guzmán (es en tono de broma, por si me lee de forma adusta); y la Fiscalía ha intervenido no solo los locales partidarios del partido de gobierno sino de su líder Vladimir Cerrón por el caso de los Dinámicos del Centro.

En este panorama hay un elemento que pasamos por alto y es que el nuevo Congreso ya empezó funciones. Mejor dicho, ya se presentaron muchos con la visita del gabinete Bellido y otros y otras decidieron hacer su propia performance: la presidenta del Legislativo Alva haciendo un desplante al presidente del Perú Castillo, después de una reunión en la que ni siquiera quiso posar junto a él en la foto protocolar; la congresista Roselli Amuruz que decidió unificar su cumpleaños con la reactivación económica del país dándole trabajo a mozos, DJs y sastres en su conocida celebración; o el congresista Guerra García señalando mediante un lapsus linguae que afirmaba que su partido no tiene moral.

Nada nuevo bajo el sol, Congreso normal, suele ser así. Pero así como hay una presentación y sustentación de planes del gabinete, debería existir lo mismo del Congreso para poder conocer cuáles serán sus principales líneas o áreas de trabajo durante los siguientes cinco años (sí, son cinco aunque un temblor de pánico haya recorrido su organismo).

Como este espacio quiere ser útil, le preguntamos a nuestros seguidores de Twitter cuáles serían las iniciativas legislativas que les gustaría ver en este período y este es el resultado. Obtuvimos más de 300 respuestas de carácter referencial. Pero las consideramos valiosas y creemos que es una forma en que los congresistas puedan tener un canal de representación basado en expectativas ciudadanas. Que no todos usan Twitter es cierto, pero el canal es lo de menos. Creo que este país ganaría más si podemos conocer qué es lo que la gente realmente quiere que su Congreso trabaje.

Dividimos las respuestas por los distintos ejes en los que los participantes de esta espontánea encuesta ubicaron sus propuestas. Así, el eje más relevante era uno que engloba los temas básicos de la situación actual: economía, salud y educación. Casi en igualdad de cantidad de respuestas, estos tres elementos llevaron una buena cantidad de respuestas. ¿Qué se pedía con exactitud?

En economía el primer pedido tenía que ver con temas tributarios. La pregunta subyacente era cómo hacer para que los que más tengan tributen más. Con “los que más tengan” nos referimos en general a la gran empresa mencionada por muchos de los seguidores. El tono general era legislar para evitar los subterfugios legales que puedan permitir que estas grandes empresas encuentren el marco normativo para no pagar impuestos. Que paguen lo justo, pero que paguen.

El otro punto sobre temas tributarios que me pareció sumamente interesante es cómo hacer que los impuestos realmente generen un impacto en el que tributa. La idea es: la clase media, media alta, no ve un impacto real en el pago de los impuestos: no usa los colegios del Estado, ni se atiende en la red de salud pública, no llega a incorporar lo publico dentro de su marco de necesidades. Pero que pasaría si con esos impuestos hay un mejor acceso para sus hijos a la educación universitaria a través de becas. Si es que lo que se paga por impuestos genera una rentabilidad adicional a su fondo de jubilación. Si su contribución impositiva es “premiada” de alguna manera. ¿No podría generarse una mejor actitud hacia los impuestos y su cumplimiento? Se puede intentar.

Además de lo tributario, los que respondieron nuestra inquietud señalaron que el otro aspecto económico central tenía que ver con la protección del dinero de las personas. Algunos radicales hacia a la izquierda mediante congelamiento de ahorros de dólares; otros hacia la derecha, buscando cero límites a las posibilidades de qué hacer con su dinero. Lo que está al medio, más allá de la forma, es cómo tener medidas que protejan nuestros capitales. Más allá del modelo.

Pero también hay una demanda que es común -en mi timeline- y es la abrumadora cantidad de menciones orientadas a la liberación de los fondos de AFP. Realmente se abrió una caja de Pandora en el Congreso anterior, que ha calado en un sector muy importante de la población que siente que el discurso de “es mi dinero y yo estoy en condiciones de hacer lo que quiera con él” es el correcto. Particularmente no estamos de acuerdo con esta posición, pero el efecto que tiene es bastante extendido.

En temas de educación, la vuelta a las clases presenciales es la idea más relevante que se presenta. Con ella, la vacunación docente urgente y prioritaria y la evaluación de la vacunación de menores en edad escolar. A nivel legislativo se espera que se pueda ayudar dando marcos normativos para que el regreso a clases sea lo más seguro posible.

Pero hay una reflexión subyacente que es muy valiosa y que se pregunta cómo hacer para recuperar estos dos años que los niños han perdido de manera presencial. No existe claridad en cuanto qué es lo que el Congreso puede ofrecer o hacer, pero sí la demanda explícita de recuperación que se hace sentir.

En cuanto a salud, se percibe que tenemos un sistema que ha colapsado y por lo tanto se propone modificarlo. ¿Cómo? No se tiene claridad tampoco. Pero algunas pistas van por: tener un solo sistema de salud público a nivel nacional; una autoridad autónoma de salud nacional encargada de la reorganización; sistemas público-privados, etc. Es decir, generar menos burocracia, más atención y de mayor calidad. A costo de impuestos, ligando el primer tema con este.

Asimismo, en temas de salud la vacunación y la prevención en pandemias se vuelven temas de suma importancia. Reglas para promover la vacunación y beneficios o castigos civiles para los no vacunados son los más pedidos.

Así como economía, salud y educación son los temas urgentes que debe tocar el Congreso, la corrupción es el cuarto en importancia.  Pero de eso hablaremos en una siguiente entrega.

Es muy importante que se entienda que este es un resumen de respuestas dadas a algunas cuentas de Twitter. Por lo tanto es un universo restringido. Pero es un ejercicio valioso por el cual hemos preguntado a las personas qué quieren que SU Congreso haga. Y la gente ha respondido. Con temas en común. ¿Por qué no hacerlo por canales más oficiosos? ¿Por qué el Congreso no toma en cuenta esos intereses reales y deja de pensar que los conocen?

A ver si el centro, que claudicó en la cuestión de confianza, extendiéndosela sin ninguna condición al peor gabinete ministerial conformado en nuestra historia republicana, escala su chato nivel de estrategia política, le hace un upgrade, y convierte una traición a sus electores en una oportunidad positiva para el país.

El presidente Castillo estuvo a punto de romper con el cerronismo. Así ocurrió en una reunión de la que Sudaca dio cuenta (http://ow.ly/4pK130rSs6M) y que luego ha sido confirmada por el titular de Justicia, presente en ella. Si no fuera por el lamentable papel de Verónika Mendoza a favor de Cerrón, probablemente hoy estaríamos frente a un gabinete recompuesto, con Castillo fuera de Perú Libre y con el camino a la moderación sin Constituyente en curso. Mendoza, por cierto, nunca más tendrá autoridad moral para arrogarse la voz y el rostro de una izquierda moderna y moderada.

El centro puede ayudar a que ese tránsito presidencial ocurra, tendiéndole un puente de plata y haciéndole ver que si rompe con Cerrón y éste lo amenaza con disponer de sus congresistas para hacerle una oposición brutal que conduzca a su vacancia, los votos del centro estarán allí para ayudarle a superar el impasse.

Pero eso pasa porque los líderes de Acción Popular, básicamente Lescano, quien controla la mayoría de su bancada, César Acuña, José Luna Gálvez y quien lleve la voz cantante de Somos Perú, se apresten a reunirse con el propio Presidente y no con el impresentable de Bellido, y le hagan saber explícitamente de ese potencial acuerdo.

La posibilidad de que Castillo entienda que el camino de la radicalización, su consecuente confrontación, el intervencionismo antiempresarial y el devastador impacto de una Asamblea Constituyente, no solo destruirían al país sino a su propio gobierno, es factible. Va a depender en gran medida de que la oposición sea capaz de tenderle una alternativa, que, de paso, corrija moralmente la claudicación de haberle brindado la confianza al gabinete Bellido sin ninguna condición política previa.

El Perú, bajo esa perspectiva, podría tomar otro rumbo, infinitamente más llevadero y tolerable que aquel que el exgobernador de Junín le ha puesto al frente al profesor chotano. Nadie tiene investidura para exigirle a Castillo que se convierta en un Humala II y haga del suyo un gobierno de derecha, pero sí corresponde anhelar que asuma que es perfectamente posible hacer un gobierno de izquierda, inclusivo y transformador del país, sin necesidad de caer en la paporreta leninista que el inflamado sentenciado por corrupción, Vladimir Cerrón, cree que está en potestad de imponerle al país y al propio Presidente.

La del estribo: extraordinario el Club del Libro de Alonso Cueto. Va por su segunda sesión este sábado 18 de setiembre. La primera fue sobre la fenomenal Madame Bovary, de Gustave Flaubert (se entiende por qué Mario Vargas Llosa se enamoró de la protagonista) y esta segunda ocasión toca Cumbres Borrascosas de Emily Bronte. ¡Suscribirse vía Patreon!

Con ritmo de ranchera comenzamos esta columna dominguera para echar luz sobre el revuelo que ha causado la decisión del nuevo Ministro de Cultura, Ciro Gálvez, de modificar la lista de 60 invitados nacionales a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, México, que había dejado dispuesta el gobierno anterior. Ocurre que este año el Perú es el país invitado de honor a este importante acontecimiento cultural, editorial, comercial y mediático y por eso la necesidad de definir una lista de invitados ya ya.

La FIL Guadalajara, como coloquialmente se le conoce, se realizará del 27 de noviembre al 5 de diciembre de este año. Ya antes, el 2005, el Perú había sido el país invitado y el gobierno de Alejandro Toledo y sus burócratas culturales compusieron una lista numerosa con grandes altibajos, pero en la que predominaban los autores capitalinos ligados a algunas editoriales transnacionales. Los representantes del interior del país eran escasos.

Este año, bajo otro gobierno neoliberal como el de Francisco Sagasti, se compuso, justo hacia finales de julio y a punto de ocurrir el cambio de gobierno, la mencionada lista de 60 invitados, que se supone costarán, junto con el alquiler de locales y publicidad, la friolera de unos cuatro millones de soles.

La lista está dividida en tres rubros: 1) “programa literario” (con 40 invitados); 2) “expertos y académicos” (8 invitados), y; 3) profesionales (12 invitados). 

Cerca del 70% de ellos son limeños o viven en Lima hace mucho tiempo, habiendo solamente una autora quechuahablante.  (No contamos aquí a un famoso retablista ayacuchano, pues no se sabe bien qué hace dentro de una lista de escritores).

¿Dónde están, pues, los otros autores quechuahablantes, aimarahablantes, shipibohablantes y de las otras 45 lenguas originarias reconocidas por el propio estado? ¿Es que no tienen literatura? ¿Por qué, del total de 60 invitados, 58 son hispanohablantes, como si el Perú fuera un país culturalmente homogenizado por esa lengua?  

No hablemos ya de la procedencia regional. Con solo un 30% de provincianos, se ha dejado afuera a valiosos escritores de Cuzco, Arequipa, Piura, Lambayeque, Loreto, Ucayali, Puno y otras importantes zonas del país. Pienso, por ejemplo, en autores como Boris Espezúa, Leoncio Luque Cota, William Guillén Padilla, Domingo de Ramos, Gloria Cáceres, Isaac Huamán Manrique, Gloria Mendoza Borda, Fredy Roncalla, Juan Yufra, Carlos Sánchez Paz, Luis Nieto Degregori, Enrique Rosas Paravicino, Oscar Colchado y el chalaco Dante Castro. (Y dejo muchísimos más en el tintero). Nuestros escritores afincados en el extranjero son apenas representados por unos pocos nombres que para colmo ya han participado en otras ferias como invitados oficiales del estado peruano.

Sería muy largo analizar cada uno de los nombres y no quiero lastimar sensibilidades, pero encuentro autores de cómics y de libros patrocinados por Tiendas Wong, aparte de varios narradores “light” frente a una clamorosa minoría de poetas (entre los que, sorprendentemente, se encuentra alguna novel con apenas tres libros y un bachillerato en ciernes –aunque muy ligada a los lobbys feministas, eso sí– y varios poetas favorecidos consuetudinariamente por el propio MinCul con medallas, subvenciones y otros reconocimientos, como si solo las distinciones de esa cartera importaran).

En las listas de “expertos y académicos” y de “profesionales” encontramos una economista limeña que fue Ministra de Desarrollo, historiadores de distinto pelaje y varios personajes menores en el campo de la cultura. ¿Se justifica su presencia?

El gusto desinformado de la redacción de Perú21 ha defendido ayer, sábado 28, la lista del anterior ministro Alejandro Neyra, es decir, la lista del gobierno de Sagasti. En ella, como dije, son muchos los nombres que se repiten de ferias anteriores o están (o han estado) ligados laboralmente al estado. Con un nuevo gobierno de izquierda, es lógico que se busque visibilizar a autores y creadores de provincias y de las lenguas originarias, habladas por una cuarta parte de nuestra población y que son muestra de nuestra riquísima variedad lingüística. De ahí que la medida del ministro Ciro Gálvez tenga perfecto sentido si es que se quiere ser consecuente con la voluntad popular que eligió a este gobierno democráticamente.

Ya es hora, pues, de que se democratice el Ministerio de Cultura. Y ya estuvo bueno de repetir el mismo plato en estos eventos oficiales. 

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