Opinión

Si tomamos como referencia los temores que un sector de la derecha tenía respecto de la inminencia de un discurso radical, estatizante, expropiador y autoritario, el mensaje presidencial suena a lecho de rosas y a moderación económica y política.

Pero si descartamos las paranoias imberbes de nuestra poco ilustrada derecha nacional, lo cierto es que, más allá de las empáticas invocaciones históricas de arranque del discurso, que resuenan positivamente o deberían hacerlo en esta fecha bicentenaria, hemos asistido a una puesta en escena que no augura buenos tiempos para el país.

En materia económica, anuncios como los de retomar la actividad empresarial absoluta de Petroperú, otorgarle al Banco de la Nación función competitiva en el sector financiero o meter al Estado como socio -inclusive mayoritario- en proyectos de inversión minera, etc., no es una buena noticia, ni siquiera desde el punto de vista de una política económica de izquierda moderna. Son antiguallas ideológicas que solo traerán ineficiencia, corrupción y resultados contraproducentes.

Lo más grave, sin embargo, es su terca insistencia en la Asamblea Constituyente, con la cual, obviamente, sí pretende transformar por completo el modelo económico y convertirlo en un esquema estatista y controlista (si no, ¿para qué lo quiere cambiar?).

Al menos reculó en la idea original de ir por el camino del referéndum directo, lo cual hubiera sido un manotazo anticonstitucional, y ha decidido ir por el Congreso, como corresponde, pero hay que estar alertas respecto de la estrategia gubernativa para lograr su cometido.

¿Se va a quedar satisfecho Castillo con presentar una propuesta de reforma constitucional del artículo 206, someterla al Congreso y aceptar democráticamente dicha decisión, así sea contraria a sus deseos? El Legislativo seguramente le dirá que no es viable y ni siquiera obtendrá los 66 votos que necesitaría para luego ir a un referéndum que consolide la reforma. ¿Allí quedará la cosa?

Si así fuera, santo y bueno. El Primer Mandatario podrá decir que lo intentó y que no pudo, y se dedicará a gobernar con medianía nuestra economía y ojalá con eficiencia los sectores Salud y Educación, que son sobre los que más expectativa ciudadana hay (esperemos que el gabinete entrante esté a la altura de ese desafío).

Pero todo este esquema saltaría por los aires si Castillo, por ejemplo, decide hacer cuestión de confianza respecto del proyecto de reforma, provocando una colisión de poderes que podría llevar a la disolución del Congreso y estrenar un periodo de absoluta incertidumbre.

Las bancadas de centroderecha democráticas deberían saber, en esa perspectiva, a qué atenerse. Lo primero, no votar la propuesta y consultar al Tribunal Constitucional si procede esa cuestión de confianza sobre una reforma de la Carta Magna. Si el TC lo permitiese, pues igual votar a conciencia y rechazar semejante empotrada política, aún a riesgo de perder la curul y propiciar una nueva elección congresal.

Y de darse el caso, en esos comicios corresponderá nuevamente dar la batalla política. Todo lo que sea necesario se deberá hacer para impedir que el actual gobierno nos lleve a la deriva estatista y autoritaria que tantos ejemplos funestos tiene en la región y cuya posibilidad pende como una espada de Damocles sobre el país mientras Castillo no renuncie a la peregrina idea de refundar constitucionalmente la República.

UNO

Pelo ensortijado, bigote frondoso a lo mexicano y cara pintada (para darle mayor expresividad a su performance). Este Frontman ochentero miró a la multitud y se lanzó a cantar a capella. Lo insólito, fue que no empezó cantando uno de sus hits. Entonó el Himno Nacional. Nos quedamos cojudos, mis amigos y el que suscribe. Y eso es difícil. Porque, cuando tienes veinticinco años, crees tener todas las respuestas. Eran las 4pm y Frágil, empezaba su actuación de esa manera. En aquellos lejanos noventa, aun la Feria del Hogar, era lugar de encuentro para los que deseaban encontrarse con el Evangelio del Rock Peruano.

DOS

“¿Quién es el ángel guardián que descorre su capa cuando yo duermo?
¿Cuándo mi espíritu vuela cómo no me caigo yo en un infierno?
¿Cómo camino descalzo donde solo hay piedras incandescentes?
¿Dónde quedan las cadenas que me atan al mundo y quién las tiene?”

 Pastas Pepas y Otros Postres – 1981

La garúa miserable del invierno limeño de 1981. Enfundado en mi uniforme color gris-rata, camisa blanca y pelo corto. Junto con mis compañeros de Secundaria nos juntaban, a las 7:00 am en punto, para cantar el Himno Nacional y saludar a la bandera. Religiosamente todos los lunes. Creo que era uno de los momentos que más detestábamos. Mis hermanos y yo habíamos descubierto el 74 el Rock, y lo cobijamos sin contemplaciones. En especial, el rock británico.

Pero ese año sucedió lo impensado. Visualizando una noche,  la caja boba, descubrimos a Frágil. Nos quedamos anonadados con su video, y el hecho que cantaban en castellano. Pegó de inmediato y la canción matriz estuvo entre las más requeridas. Andrés, era el vocalista y compositor, y en que se fijaban todas las miradas. Rock progresivo, que fagocitaron de grupos ingleses setenteros como Yes, una letra subyugante y extravagantemente poética; armaba el puzzle ideal. Frágil se sumaba a nuestro Playlist ochentero.

TRES

“Nació producto de esta inmensidad
Siniestra sociedad
Engendro extraño pero muy normal
Echó a saltar y dijo ya no hay más
Camino sin razón
Es casi como toda destrucción”

Inquietudes – 1990

  • Hola soy….y deseo conversar con vos. Soy fanático de Frágil. ¿Sería posible?
  • Claro, vente el sábado al mediodía. Toma nota de mi dirección….

Era la mañana de un día primaveral de 1991. Salí temprano de casa (vivía en el culo del mundo) y llegué a Barranco a la hora acordada. Toqué la puerta y atendió una mujer joven, sumamente agraciada.

  • Ahora sale, espéralo un momento. Toma asiento.

Era una de esas casas de la Lima antigua. Al rato salió fresquísimo. Me di cuenta que recién se levantaba.

  • Vamos me dijo. Y lo seguí.

Fuimos a un restaurante del pintoresco barrio. Charlamos de todo un poco, mientras devoramos unos sándwiches de pollo. Me habló de sus influencias (Beatles, Yes, Peter Gabriel) del porqué dejó el grupo y se fue a México a mediados de los ochenta. Su vida en los EE.UU, o la vez que dio un examen en la UNI siendo adolescente. Le pregunté por la letra de sus canciones y justo había traído copias de dichas letras, y me las cedió sin reservas. Su carisma era evidente y hablaba sin poses ni divismos. Cuando miré mi reloj, me di cuenta que habíamos estado charlando cerca de 2 horas. Fue una animada tertulia.

CUATRO

Creo que mucha gente equivoca el concepto de patriotismo. Considera que gustar de la música criolla o ponerte en el pecho la escarapela, te hace más peruano. No lo creo así. Enorgullecerse de su patria es un proceso, que incluso puede tomarte toda la vida. En 1981 tenía 15 años y era un típico adolescente reinseguro. Ahora escuchar un grupo de rock tan bueno, ayudó mi autoestima. Aunque parezca mentira. Saber que se podía hacer buena música en nuestro idioma y en el país. En 1990 sacó el álbum “Serranio” que incluía canciones como Huarmi (mezclaba rock sinfónico con folcklore), entre otros hits, que transmitía la inolvidable Radio Doble Nueve.

A finales de los ochenta, había aprendido amar mi país. Lo descubrí. Recorrí gran parte de la geografía: conviví con la gente de los Andes, los olvidados, los de a pie y también con los mesócratas. Ergo, empecé apreciar nuestra música criolla.

Aquella tarde en la Feria del Hogar sentí (mejor dicho) sentimos, los jóvenes ahí congregados, que el Himno era nuestro. Lo cantamos a todo pulmón. Lo sentimos como propio. Tenía 25 años.

Era un 28 de julio de 1991.

Hoy se conmemoran doscientos años de independencia de la corona española y el nacimiento de la República. No hay mucho motivo de celebración. El sueño republicano sigue siendo una utopía y en esa perspectiva han sido escasos los momentos positivos de nuestra historia nacional en los dos siglos acontecidos.

Mientras no logremos consolidar el capitalismo liberal y lo acompañemos de la construcción de un Estado moderno y eficiente, el republicanismo será una utopía, una impostura, una ficción precaria.

Apenas se ha rozado ese círculo virtuoso en algunas fases de nuestra historia, quizás cuando la República Aristocrática o con el fujimorismo económico y la transición democrática de los últimos 30 años. Y no son, siquiera, momentos ejemplares de construcción de un ideario liberal sino a lo sumo momentos de entronización de modelos proempresariales.

Que aún así se haya logrado cifras importantes de crecimiento económico, reducción de la pobreza y de las desigualdades solo nos debería llevar a soñar lo que podría haber ocurrido si detrás de tales proyectos hubiese existido una voluntad económica y política realmente liberal.

Por eso, el país nos acaba de dar un cachetazo antiestablishment en esta elección bicentenaria. Por eso, a pesar de que nunca antes en nuestra historia republicana las regiones del país han gozado de tantos recursos, han sido las provincias andinas las que han desplegado un voto antilimeño potente y casi absoluto.

Una economía cabal de mercado liberal competitivo, sin prebendas ni argollas clasistas, una democracia republicana igualitaria y participativa más allá de los procesos electorales, y un Estado ecualizador de las oportunidades ciudadanas a través de unas dignas salud y educación pública, y provisión decente de seguridad y justicia, son las condiciones pendientes de realizar para el tercer siglo de nuestra vida como nación independiente.

Solo la conjunción de esos tres criterios (liberalismo, democracia republicana y buen Estado) hará factible sintonizar la sociedad nacida de la proclama libertadora de San Martín, con la herencia milenaria de los pueblos originarios, que han sido, por lo general, los grandes olvidados de todo proyecto republicano (para empezar, la Independencia no fue conquistada a plenitud por quienes sufrían la mayor opresión).

Al parecer, afrontaremos el inicio del tercer siglo transitando un paréntesis en esa gran apuesta pendiente y con el riesgo de retroceder globalmente si se plasma un proyecto antiliberal, autoritario y conservador. Hacemos votos porque el gobernante en funciones adquiera lucidez y su paso por Palacio no produzca una parálisis estructural y más bien, correctamente encaminado, contribuya a expresar y darle reconocimiento al pueblo que su origen humilde representa.

En todo caso, la fuerza de los hechos hará, confiamos en ello, que más temprano que tarde el país se vuelva a encontrar frente a la posibilidad de retomar el desafío pendiente de nuestra larga historia. Ojalá estemos a la altura de las exigencias cuando ello vuelva a ocurrir.

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Bicentenario, capitalismo

Bremen, Múnich y Hamburgo no son lo mismo para un peruano amante del fútbol que Berlín, Dortmund y Sttugart. Las tres primeras pertenecen a un conjunto especial, solo apto al reconocimiento de aquellos peruanos conectados a la coyuntura de la pelota. Para cualquier otro ser humano, incluso otro peruano, serían todas seis de las ciudades más grandes de Alemania. A lo mucho. Y ya.

En Alemania empiezan las tardes cuando en Perú empiezan los días. Por eso la Bundesliga es para el peruano un deporte mañanero. Y algunos despistados quizás no puedan distinguir cómo así los alemanes toman cerveza en las tribunas cuando es la hora del cafecito, el jugo y el cereal. Qué envidia, dicen muchos. Para otros, esas mañanas de Bundesliga, hace una década, tenían un sabor especial.

Claudio Pizarro era el delantero titular de un equipo alemán. El indiscutible. Siempre, cada domingo. Como lo sería hoy un Haaland o un Lewandowski. Paolo Guerrero hacía lo mismo algunos kilómetros más allá. Y hasta Jefferson Farfán fue, por algunas temporadas cercanas, un volante por derecha que se comparaba con un Sané o un Coman. Y todos eran, pues, bien peruanos. Orgullo nacional.

Vale la pena recordarlos hoy, un 28 de julio. Qué atacantes tenía el fútbol de Perú en el extranjero. Dejaron una huella imborrable en el fútbol alemán, aquel que es el más ganador de la historia de este deporte. Los tres, en niveles diferentes. Y cuánto significó para grandes y más aún jóvenes hinchas de fútbol peruano aquellas mañanas alemanas, con la música de Beethoven, por la pantalla de CMD y la narración de Luis Carrillo Pinto.

Gianluca Lapadula es eso para el fútbol peruano de hoy. Tarde, pero lo es. En tan solo pocos meses, con poca información y en medio de una pandemia. Aún habiendo pisado el Perú un par de veces, siempre con un presidente nuevo en el mando -misma situación que se repetirá en setiembre-. Se puede decir que Gianluca pone un presidente, así de importante es. A partir de la temporada que empieza en agosto, Lapadula es el Luke Skywalker peruano.

Ha vuelto entonces esa ilusión por ver si el delantero nacional de moda puede mojar las redes cada fin de semana en su club. Sin embargo, hay una interrogante que parece una duda existencial y que se sigue extendiendo a pesar de que ya acabó la Copa América y Lapadula ahora vale en el mercado de fichajes más de cuatro millones de euros. ¿En qué equipo va a jugar Gianluca?

Por segunda vez en dos años, Lapadula vio como su equipo descendió de categoría. En esta campaña mucho más activo y participante que en la anterior, con el Lecce. En el Benevento, que empezó con buen pie la temporada pero fue perdiendo ritmo, el peruano fue el nueve titular. Incluso lo siguió siendo cuando se consiguió el préstamo de joven delantero argentino, Adolfo Gaich, para probar suerte y superar la categoría. Ni un argentino salvó el destino final.

Benevento se fue a segunda y Lapadula ha sido puesto en opción de compra. Las manos del club italiano están abiertas para recibir una oferta adecuada. Puede que sea la primera vez en toda su historia que un club tan pequeño como ese reciba en millones una transferencia por un jugador. Nunca han valido tanto en su planilla. Se trata de un equipo modesto que acaba de vivir tan solo su segunda temporada en primera división. 

Y existe esta situación, en realidad, gracias a la selección peruana. En cualquier otro contexto, un jugador como Lapadula sería un costo perdido para el Benevento. No quedaría de otra que, a sus 31 años, perseverar en el equipo, jugar la Serie B y luchar por volver a primera. Quizás venderlo por poco a otro club que pelee el descenso en la Serie A. A Lapadula los apenas ocho goles de la temporada no le alcanzaron para hacerse ver como el diferente de un equipo fracasado. 

Pero pasó el milagro. En un mes, Lapadula es un héroe peruano, tiene más prensa que nunca, quizás más que cualquier otro delantero del fútbol italiano, en realidad. Es ídolo de un país futbolístico, y es la esperanza titular indiscutible de una selección que intentará llegar a un Mundial por segunda vez consecutiva. Vale decir que esto solo ha ocurrido una vez (Argentina 78 y España 82) en noventa años. 

Entonces, ¿Dónde va a jugar Lapadula? El Benevento prefiere venderlo, quizás intentar extender la sesión de Gaich (que intentará buscarse un mejor futuro tras jugar Tokio 2020 con Argentina) o traer a otro delantero más barato para reforzarse. Ya lo dijo el gerente deportivo del club, Foggia. Si hay ofertas, se evaluarán en beneficio del equipo.

Los rumores empezaron por el fútbol italiano. Parecía que el Torino quería regresar a un hijo prodigo a su ciudad natal. Lapadula nació en Turín e hizo divisiones inferiores en la Juventus. Pero en el Torino hay un jugador leyenda con la camiseta nueve que es titular indiscutible hace más de seis temporadas, y ahora también titular de la selección italiana. Solo sería una opción comprar a Lapadula si Andrea Belotti es vendido, lo cual no parece muy realista. Además, el equipo del toro está forrado de delanteros: Simone Zaza, el español Iago Falque y el paraguayo Antonio Sanabria.

Luego llegó una misiva desde Turquía: el Trabzonspor podría estar interesado en Lapadula. El técnico del club ordenó seguir al delantero. Pero el Presidente del equipo turco ya aclaró no conocer nada sobre este jugador. Así de directo, sin anestesia. También se habló del Mónaco de Francia, un equipo que ya tiene dos nueves en su lista: el capitán del equipo Wissam Ben Yedder y el alemán Kevin Volland. Algunos entusiastas lo han querido poner en la lista del Leicester de la Premier League, el feudo de un don nadie como Jamie Vardy. Pero al día de hoy, en una semana, estos ya se volvieron viejos rumores. 

En las últimas horas se habla del interés del Celtic de Glasgow, Escocia. Se trata de una liga de fútbol de tan solo doce equipos, muy histórica y de gran fanaticada, pero de poca trascendencia. Es un fútbol lento y antiguo. De hecho, el Celtic está apunto de quedar fuera de la Champions League en segunda ronda preliminar en manos de un club noruego. La titularidad de Lapadula tampoco estaría garantizada en este equipo, cuyo nueve es una leyenda del club, Leigh Griffiths; acaban de comprar dos jóvenes promesas, Liel Abada y Kyogo Furuhashi; y lleva tres temporada saliendo goleador del equipo un tal Odsonne Édouard. 

Listo, no se sabe dónde jugará Lapadula la próxima temporada y parece que la novela tiene para rato. ¿Alguno de esos nombres de equipos suenan tan interesantes como sonaron Bremen, Hamburgo o Munich? Que no hayan tantas expectativas. Cuando Farfán, Pizarro o Guerrero fueron adquiridos, tenían toda la carrera por delante y fueron comprados por clubes que pasaban por una gran condición económica. Mucho se dice que Guerrero y Farfán fueron grandes apuestas históricas en lo económico por el Hamburgo y el Schalke 04. 

En este 2021, Lapadula no va a ser contratado por una cifra récord. Eso ya lo vivió en el 2015, cuando se debatía si vendría a jugar por Perú y acababa de salir campeón de la Serie B con el Pescara. Gareca lo fue a visitar, pero ante el coqueteo y el sueño de la selección italiana, dijo que no. ¡Cómo hubiera sido si el gladiador se ponía la nueve y nos llevaba a Rusia! Esa es historia vieja. En ese entonces, lo compró el poderoso Milan y luego el Genoa. Con esas dos compras, que significaron un total de veinte millones de euros, se volvió el jugador peruano por el que se ha pagado en el mercado de fichajes. 

Con suerte, Lapadula irá a un club que pelee el descenso de la Serie A italiana. Si se pone aventurero, podría probar suerte en una liga menor europea. Aunque quizás suene mejor seguir siendo la carta gol del Benevento, aunque sea jugar la Serie B. Es una liga que conoce, de la cuál ha sido goleador, y es un equipo que necesita un héroe la próxima temporada. La prioridad tiene una línea clara: que sea titular, figura del equipo y pueda llegar con confianza a las eliminatorias. Que no se olvide, faltan doce finales. 

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Benevento, Gianluca Lapadula

Hoy, día en el que empezamos a celebrar el bicentenario de nuestra independencia y de la audaz decisión de convertirnos en una república democrática, aún tenemos deudas que saldar causadas por la informalidad, el racismo, la corrupción y la violencia. Pero quizá haya llegado el momento de librarnos del pasado, de independizarnos nuevamente, salvo que en esta ocasión será desligarnos de los grupos económicos aprovechados de esos males que extendieron sus intereses desde la capital y gobiernos regionales hasta el Congreso de la República, el Poder Judicial y los medios de comunicación nacional.

Resguardarnos de esos males y arrojarlos al pasado nos proyecta inevitablemente hacia el futuro. Y quienes lo protagonizarán serán las niñas, niños y adolescentes que han llevado una extraña formación escolar este año y el pasado debido a que la restricción social para protegerlos de la pandemia los separó de la escuela, a unos menos, a otros por completo; serán aquellas y aquellos jóvenes a quienes el insuficiente sistema de salud los dejó sin abuelas, sin padres, sin madres, sin hermanos; serán los herederos de familias a las que el sistema económico tiene pendiendo del hilo de un bono que se les cobrará cuando en el futuro deban pagarlo con sus impuestos, si es que tienen trabajo.

Una nueva república debería asegurarles que sus madres y padres podrán recuperar, incluso mejorar, su salud y trabajo. Porque tendrán acceso a un sistema de salud integral, tanto física como mental, con una atención primaria intercultural de buena calidad. Porque el Estado acordará en diversos sectores públicos y privados la creación de puestos de trabajo y prácticas productivas sostenibles en el tiempo para sus madres y padres, asegurará que todos sus derechos laborales sean reconocidos y que puedan acceder a una vivienda digna y caliente.

Debería ofrecerles la nueva república una escuela que los forme con los mejores profesores del país enviados especialmente para que recuperen los años perdidos por la pandemia, y en caso la vida y su familia sean duros con ellas, con ellos, debería abrirles la escuela, la universidad y los centros comunales como espacio de ayuda, acogida e incluso de refugio contra las diferentes violencias que la nueva república de seguro erradicará.

Debería dejar en el pasado, como mala práctica de esa vieja república ineficiente, la evasión de impuestos a las empresas, sobre todo de las más grandes y con mayor razón trasnacionales, y empezar a cobrar los impuestos para que las arcas del Estado cuenten con los fondos necesarios para solventar la educación, el trabajo, la salud y la educación que se merecen. Los pactos de la nueva república serían públicos y transparentes, pues se establecerían con empresas formalizadas y respetuosas de las normas para proteger nuestras tierras, nuestras vidas y nuestra agua.

Indudablemente, esta nueva república que nuestras niñas, nuestros jóvenes deberían protagonizar, contaría con un Estado eficiente, moderno y bien organizado, donde los puestos no son premios, sino grandes retos para buenos profesionales dispuestos a hacerse cargo. Los partidos políticos contarían con una legislación contra la corrupción y a favor de una auténtica democracia representativa. Y podrían votar con seguridad, pues gracias a sus buenos representantes parlamentarios y su excelente legislación electoral, ningún partido sería capaz de exponer información falsa o mentiras descaradas para sembrarles miedo y aprovecharse del engaño. Pero como la tentación es grande, sería una juventud con la formación necesaria para que al verse engañados pudieran denunciar el delito y defender el sistema político que respetan.

Como toda nueva república, tendrá enemigos, pero esa nueva generación sabrá identificar de inmediato a quienes se opongan a que nuestras leyes y servicios puedan responder las diversas necesidades de todo el Perú, y ya no, como en la vieja república, a los privilegios de la capital y otras zonas de la costa donde se acomodan para desde ahí continuar evadiendo impuestos y monopolizando sectores productivos, repartiéndose cargos para saquear los fondos públicos.

La vieja república, moribunda, con representantes en el congreso que prefieren el abuso del poder frente a la negociación democrática, con funcionarios ministeriales y regionales indiferentes y corruptos, defendida por jueces y fiscales sobornados, tiene un pacto vergonzoso que ha hecho de canales de televisión, radios y periódicos de alcance nacional, un gigantesco y apestoso megáfono, donde sin pudor alguno, se defiende esta cadavérica forma de gobierno  con acciones y discursos violentos y racistas que no sirven para nada: salvo, como en este contexto electoral, cuando consiguieron dotarnos del enemigo común que necesitaba el Perú entero para unirse y poco a poco aclarar acordar los pasos que tenemos que dar para cambiar. Esos pasos han hecho evidente que al menos sí contamos con una fundamental condición para esa nueva república: si pudimos combatir en estas elecciones sucias artimañas, si logramos detener a tantos incapaces, fue porque hemos conseguido implementar los pilares de una auténtica y firme democracia, la que ya podemos ofrecer a esta nueva generación.

28 de julio de 2021

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Bicentenario

Pedro Castillo es un gobernante chantajeado. Vladimir Cerrón, secretario general de Perú Libre, la agrupación que llevó a Castillo al poder, le ha advertido claramente que si se desvía de la ideología radical originaria del partido, éste lo corregirá (vaya uno a saber a qué se referirá Cerrón con el término “corregir”).

Cerrón controla al menos doce congresistas de la bancada de Perú Libre. Sin ellos, el gobierno se quedaría con 38 leales (25 de Perú Libre, 5 de Juntos por el Perú, 4 de Somos Perú, 3 morados y Héctor Valer), cifra que lo deja inerme frente a cualquier arresto de vacancia que la oposición pueda tener.

En verdad, si Castillo quería librarse de Cerrón debió hacerlo antes de la conformación de alianzas en el Congreso, de modo de poder haber ampliado su coalición a los congresistas de Acción Popular, Alianza para el Progreso o Podemos, que en principio le habían expresado buena disposición.

Hoy parece encontrarse atado de manos, aunque tiene una baraja disponible: que se dedique a hacer política y, actuando sobre la realidad consagrada del Congreso, lanzar mensajes acuerdistas con las mencionadas bancadas a cambio de librarse de la influencia radical de Cerrón.

Eso se va a confirmar en el mensaje de mañana ante el Parlamento y, sobre todo, en la designación del gabinete ministerial. Si Castillo cede al chantaje de Cerrón perderá soga y cabra porque lo más probable es que ni siquiera sus aliados eventuales (Somos Perú y los morados) se sumen a respaldar a un gabinete cerronista o a un régimen empeñado en desplegar una agenda radical y refundacional de la República, como pretende el cacique de Junín.

Ojalá Castillo agudice su inteligencia política y empoderado por el cargo que ocupa, entienda que el único camino político sostenible que le queda pasa por desplegar una opción moderada de izquierda alejada del catecismo anticuado y obtuso que le exige Cerrón de mala manera (¡anoche envió a sus huestes a hostigar al mandatario nada menos que a su domicilio!).

La convivencia con Cerrón resulta insostenible. El dirigente huancaíno ha planteado el tema como un todo o nada, poniendo a Castillo entre la espada y la pared, olvidando que éste es el gobernante elegido y quien cuenta con el mandato popular legítimo para dirigir las riendas del país. La altisonancia de Cerrón no puede ser tolerada por Castillo. Si cede a ella, su gestión nacería coja de gobernabilidad.

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Congreso, Pedro Castillo, Vladimir Cerrón

¿Qué puede esperarse de la oposición en el Congreso de la República? Hay un escenario posible que se puede construir a partir de la reciente alianza entre Acción Popular, Avanza País, Alianza Para el Progreso y Fuerza Popular en torno a la mesa directiva, su presidencia y conducción. Y es que, de acuerdo a las declaraciones del electo presidente después de la segunda vuelta electoral, Pedro Castillo tiene como primera medida el 28 de julio llevar adelante una Asamblea Constituyente.

Tengamos en cuenta que la política –según Maquiavelo- es la disputa del poder. Y que esa disputa del poder precisa en determinados momentos de negociación y confrontación. De acuerdo a esta premisa, podemos entender que el mensaje que enviaron desde las bancadas congresales en mención sea de firme oposición y de defensa de la Constitución Política vigente y del modelo económico.

En estos momentos, Pedro Castillo (que ganó aproximadamente por 44 mil votos) busca construir poder y legitimidad que no tiene, dado que el país se encuentra dividido. Y qué mejor para él que impulsar un referéndum en la que se convoque a una Asamblea Constituyente. Al estilo de su hoy aliado Martín Vizcarra, Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa, de ganar mediante este tipo de convocatoria ¿estaría abriendo un nuevo camino? Es incierto, pero hacia ello apuestan.

Para impedir ese escenario, las bancadas políticas buscarán -ganada ya la mesa directiva del Congreso- negociar cierta agenda que tendrá como objetivo legitimar ante el país la reactivación económica y recuperación sanitaria bajo al actual Constitución. Recordemos que esta reciente alianza en el Congreso cuenta con representantes pertenecientes a las regiones del país. Eso les dará mayor margen de acción para la negociación y la confrontación.

Habrá algún opinólogo que sostendrá que la alianza recién formada se fragmentará a medida que pase el tiempo, dado que hace poco renunció a Renovación Popular uno de los congresistas electos por esta agrupación política. Puede ser, pero eso se tiene que verificar comparando a través del comportamiento de las bancada en el parlamento que se nos fue. De los congresistas electos ha habido muy poca salida de una bancada política para ir hacia otra. Ese fue el caso de Arlet Contreras. Ojo con ese dato.

La alianza parlamentaria recién formada tiene un gran activo: las movilizaciones masivas y constante de apoyo que tuvo Keiko Fujimori de varias organizaciones políticas. Algo que no se había visto desde 1987. Ello también les da posibilidad de mantener disciplinado a esta reciente alianza. Eso al 2026 sigue siendo un incentivo real para poder frenar cualquier tipo de arremetida improvisada o ideológica que pueda realizar el presidente electo Pedro Castillo.

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Asamblea Constituyente, Congreso de la República, Pedro Castillo

A mediados de los cincuentas, ya era claro para la comunidad científica que el tabaco perjudicaba la salud. Muchos estudios, incluyendo algunos financiados (y diligentemente ocultados) por las propias compañías de tabaco, mostraban una relación causal entre fumar o estar en contacto con un fumador, y contraer cáncer, sobre todo cáncer de pulmón. Las compañías de tabaco usaron sus recursos millonarios para promocionar el puñado de estudios que divergía del consenso. Por ejemplo, promocionaron el trabajo de un genetista que pensaba que todos los cánceres eran hereditarios. Era un outsider realmente convencido de que ni el tabaco ni ningún otro factor ambiental podría causar cáncer, pero su trabajo fue promocionado como si fuera “uno de los lados” de un supuesto debate que dividía a la comunidad científica. Técnicamente, esto no cae bajo la categoría de fraude científico. Por el contrario, la estrategia consistía en explotar la incertidumbre natural que acompaña a las conclusiones científicas para dar la impresión de que la actitud correcta era seguir esperando por más resultados antes de tomar medidas de salud pública contra el consumo del tabaco. La estrategia funcionó.  Tal como documentan Naomi Oreskes y Erik Conway en su libro Mercaderes de la Duda (publicado en el 2010), la idea de que no se sabía si el tabaco era dañino se mantuvo en el imaginario estadounidense, y mundial, hasta mediados de los noventa.

La llamada ‘estrategia del tabaco’ — generar la impresión de que existen fuertes dudas en la comunidad científica acerca de un tema, cuando en realidad lo que hay es un consenso casi generalizado– se ha aplicado, literalmente por las mismas personas, a varios otros temas, incluyendo el calentamiento global: explotan una condición normal del conocimiento científico (la ausencia de certezas absolutas) para manipular a la opinión pública, generando la impresión de que la actitud correcta es no tomar posición sobre algunos temas cruciales.

Algo parecido hemos experimentado en el Perú en los dos últimos meses. En vez de entrevistar a alguno de los muchos especialistas que podían dar muy buenas razones de por qué no había indicios de fraude, la prensa amiga (léase: lambiscona) del fujimorismo se limitó a entrevistar a unos cuantos que sí veían estos indicios (supongo que no todos mentían). Incluso se resaltó el único análisis real que podría llevar a pensar en la posibilidad de un fraude (el de Ragi Burhum), y no las decenas de análisis, también serios, que mostraban que no había razones para pensar en esta posibilidad, entre los que destaca el de Ipsos. Más allá de los errores del análisis de Burhum que ya han sido discutidos a profundidad, es un análisis honesto que simplemente diverge del consenso, y que debería discutirse académicamente. La prensa fujimorista destacó ese estudio como ‘una prueba más’ del fraude, y muchos ciudadanos comunes se dejaron impresionar: pues claro, si incluso los especialistas están divididos, deberíamos seguir esperando hasta que se aclare el tema. Es decir, ya que existe un estudio que me da la razón, y es el único que he leído, entonces hay esperar a que se investigue más. Así, la pereza intelectual se disfraza de ecuanimidad.

Todo esto me hace recordar a ese gol de Ruidíaz a Brasil en la Copa América del 2016. Recuerdo que discutía con un amigo sobre si había sido con la mano o no. Él me mostró un video en el que el ángulo no permitía decidir si había sido con el brazo o el muslo. Yo le mostré una de las repeticiones en las que se veía claramente que el gol había sido con el brazo. “Bueno”, me dijo mi amigo, “es cuestión de perspectiva”.

* Manuel Barrantes es profesor de filosofía en California State University Sacramento. Su área de especialización es la filosofía de la ciencia, y sus áreas de competencia incluyen la ética de la tecnología y la filosofía de las matemáticas. Obtuvo su doctorado y maestría en filosofía en la Universidad de Virginia, y su bachillerato y licenciatura en la PUCP.

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estrategia del tabaco, Fraude, Mercaderes de la Duda

A un día de nuestro bicentenario, estamos lejos de ser el país con el que todos los peruanos soñamos, menos aún después de lo acontecido en los últimos 5 años. Han sido años plagados de escándalos de corrupción, actos antidemocráticos, mentiras, polarización, y, sobre todo, decepciones. No en vano, el 93.4% de la población no confía en los partidos políticos y el 91.2% no confía en el Congreso de la República (INEI Percepción Ciudadana 2020). Pero como dicen, no hay mal que por bien no venga.

No todo fue malo en estos últimos años. La última crisis política y los escándalos de corrupción marcaron el nacimiento de una nueva generación política, una generación en donde ser indiferente no está permitido. Como dice la canción “Así es mi raza, noble y humilde por tradición, pero es rebelde cuando coartan su libertad”. Qué cierta es esta letra, y representa bastante bien a esta nueva generación, que se atrevió a salir a las calles cuando consideraron que la democracia estaba siendo vulnerada, o la voluntad del pueblo no estaba siendo respetada. Y prueba de ello son las marchas de noviembre, y las marchas originadas tras la segunda vuelta.

Hoy los jóvenes queremos que nuestra voz sea escuchada, ya no somos simples observadores, y buscamos tener un rol más activo. Esto definitivamente es algo para destacar. Hemos sido los jóvenes quienes incluso hemos motivado nuevas agendas, sobre todo en temas ambientales, temas LGTIBQ, o hasta temas de salud pública como la “Ley 4 Patas”, en la que tuvo un rol participativo la asociación sin fines de lucro WUF, cuyos miembros son jóvenes entre 23 y 33 años, y que demuestra cómo nuestras acciones o deseos pueden derivar en una ley.

Los jóvenes somos el presente y el futuro. Somos el presente porque ya tenemos edad para involucrarnos activamente en la política, y el futuro porque seremos los próximos líderes. Por ello mismo, sobre nosotros recae una gran responsabilidad y tenemos muchos retos por superar para llevar al Perú a ser el país con el que todos soñamos.

El primer reto es el de la información. En los últimos meses, todos hemos sido testigos de cómo noticias falsas que buscan sembrar el miedo y el odio entre los peruanos se han estado difundiendo a través de redes sociales. Incluso, se utilizaron noticias verdaderas pero ocurridas en el pasado, como si se refirieran a la coyuntura por la que atravesaba el país; y medias verdades que causaron mucho daño. Es responsabilidad de todos los jóvenes, para ejercer una ciudadanía responsable, informarnos de manera adecuada, de diferentes fuentes de información confiables, y, sobre todo, de verificar la información que recibimos antes de reenviarla o de formar una opinión.

El segundo reto es involucrarse. Como dijo la historiadora Carmen McEvoy, “la movilización y la política de la calle no es suficiente (…), el siguiente nivel es la política activa.” No sorprende que hoy muchas personas con intenciones genuinas no quieran involucrarse en política, y se debe a la gran decepción que nos hemos llevado por el accionar de nuestros líderes políticos o la poca credibilidad en nuestras instituciones. Pero es hora de cambiar eso, es hora de que los jóvenes participemos en la política municipal o la de nuestra región. Es hora de que los jóvenes con un interés genuino por hacer del Perú el país con el que soñamos invadamos la política peruana.

El tercer reto es la unión. Los jóvenes debemos entender que todos buscamos lo mejor para el país, pero no siempre vamos a coincidir en qué es lo mejor. Es imposible pretender que todos pensemos igual, por ello la tolerancia, el respeto y la empatía deben ser valores fundamentales en todo joven del bicentenario. Solo así, y unidos podremos lograr construir una república de inclusión y dar origen a la política que queremos.

Es hoy jóvenes, es hoy. Luchemos juntos por nuestro país, hagamos realidad la letra de esta canción y cantémosla a todo pulmón “Tengo el orgullo de ser peruano y soy feliz, de haber nacido en esta hermosa tierra del sol…”

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