Opinión

[LUZ ROJA] ¡ATENCIÓN a toda nuestra comunidad! Estamos emocionados de anunciar nuestro nuevo programa: “Luz Roja», conducido por el destacado periodista Juan Carlos Tafur.

Este proyecto está diseñado para analizar en profundidad la coyuntura y ofrecer un análisis claro y objetivo de la situación. No se pierdan el primer episodio donde exploraremos los acontecimientos más relevantes y daremos una perspectiva única sobre los temas que impactan a nuestra sociedad.

¡Compartan este mensaje para que más personas se unan a esta experiencia informativa!.

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Análisis, Juan Carlos Tafur, Luz Roja Programa

[PIE DERECHO] Parece que la tesis de la guerra ideológica, que un sector de la derecha radical considera fundamental en sus propósitos de enfrentar a la izquierda, lo tiene confundido a Javier Milei, quien le ha declarado la batalla al sector cultural de su país, Argentina, que durante décadas se ha distinguido por ser uno de los lugares que más apoyo ha brindado al mundo de las artes, con logros de excelencia en casi todas ellas.

Uno entendería que la prédica libertaria contra los beneficios sectoriales al mundo de la cultura sean parte de un andamiaje ideológico opuesto, en general, a toda intervención estatal en el circuito económico. Uno puede discrepar de ello, pero se podría entender. Lo que no cabe, dentro de su propia perspectiva lógica, es que se mantengan beneficios a ciertos sectores productivos y a la vez se arremeta, denunciando su privilegio sectorial, contra el mundo de la cultura.

Más parece resultado de una histórica fobia de ciertas élites por el pensamiento crítico y la contestación artística. Y particularmente, en la coyuntura actual, apunta a una ojeriza inexplicable de ciertas derechas hacia la cultura en general.

Se puede ser liberal y alentar el apoyo estatal a la cultura. El mundo de las artes debe ser entendido como el de una atmósfera de quehacer cívico. Alentarlo sería equivalente, en esa perspectiva, a la construcción de espacios públicos. Tiene el mismo resultado: la cohesión social y la activación de núcleos de integración.

Se puede y se debe abrir espacios para la participación de capitales privados en el quehacer cultural. Mientras más, mejor. Pero no puede soslayarse la necesidad de una política cultural de carácter público. Es indispensable, tanto como la existencia de una educación y salud públicas de calidad. Están casi en el mismo rango de importancia social.

Es una lástima que el pensamiento libertario, reivindicado por su propio fundador, Murray Rothbard, como una filosofía de izquierda, haya devenido en la costra ideológica de sectores conservadores, que aprecian casi todo pensamiento abstracto como “neomarxismo” o “marxismo cultural” y que consideran, por ende, que convertir al mundo de la cultura en un páramo es parte de la batalla ideológica que deben librar.

Ojalá fracase Milei en este propósito. Los buenos deseos que los sectores liberales le desean respecto del enderezamiento del desastre populista del peronismo, no se extienden a su afán destructivo de uno de los activos más valioso que puede exhibir la Argentina: su rica y variada vida cultural.

 

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Cultura Argentina, Fobia cultural, Javier Milei, pensamiento crítico


Carlos Prado Vigil
Socio Fundador – Grupo PRACDA

[HACIENDO EMPRESA]  Veamos, este año 2024 debe ser para muchos un año decisivo, donde nuestras decisiones financieras  serán determinantes para nuestros objetivos de la próxima década; bajo esta óptica queremos compartir un posible mapa de inversiones que tienen por objetivo alentar la independencia económica de las personas:

Sector inmobiliario: si bien es cierto, este sector ha sufrido muchos estragos en los pasados años post pandemia, dado que el escaso apoyo del sector financiero, este hecho genera hoy una gran oportunidad de desarrollo para las inversiones ya que este año entrará en recuperación, buscando financiación en banca paralela, abriendo así posibles inversiones para variado tamaño y perfil de inversionistas. Dató importante:  que la empresa idealmente tenga activos que respalden la inversión (suele ser el mismo terreno ) y que tengas confianza en los desarrolladores.

Sector Agricultura: La agricultura se encuentra en un momento importantísimo, dado que después de haber enfrentado al fenómeno del niño por 2 años consecutivos, seguimos al pie del cañón y liderando en exportaciones frente a varios  países, eso nos ha hecho más sólidos por lo que al día de hoy, invertir en campos de cultivo, negocios de acopio y exportación , o cualquier arista del sector, se ha vuelto altamente atractivo ya que no baja el nivel de producción y de consumo.

Tecnología : nuevamente la pandemia contribuyó nos a desarrollar mucho el sector, dado que nos hemos visto retados a implementar mejoras para nuestro trabajo remoto, nuestras necesidades han generado muchos start ups enfocadas en el hogar; consideramos, que el sector seguirá creciendo naturalmente ya que todos buscamos  cómo mejorar nuestra calidad de vida apoyados en la tecnología.

Consideramos que estos tres  sectores tienen un papel prioritario en el desarrollo económico de nuestro país en el presente año.

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Auge agrícola, Independencia económica, Inversiones 2024, Resurgimiento inmobiliario

[PIE DERECHO]  Nuevamente ha reaparecido el fantasma de la xenofobia en el país, a propósito de los sucesos de Ecuador y su vinculación con bandas criminales extranjeras. Las voces que claman por el cierre de fronteras y la expulsión de los venezolanos ya se hacen sentir y han escalado al ámbito político, por lo que, seguramente, será insumo de la campaña electoral del 2026.

En esa medida, será necesario reiterar hasta el cansancio la contundencia de los datos de la realidad para contrarrestar esta ola de opinión pública basada en la desinformación. No es verdad que del millón y medio de venezolanos que ha venido a estas tierras, la mayoría sea delincuencial. No lo debe ser ni una mínima parte, la misma proporción que seguramente existe entre la población peruana y sus grupos criminales.

Por el contrario, la mayoría de migrantes son gente de paz que ha llegado huyendo de las miserias políticas y económicas del régimen de Maduro. Y que, como suele suceder con las olas migratorias, luego del shock inicial por su masividad, terminan generando inmensos beneficios sociales, culturales y económicos al país recipiente de ese flujo.

Hay que saludar la venida de compatriotas venezolanos, vecinos de la patria grande. Y darles la bienvenida, como a la postre (porque al comienzo fueron mano de obra esclavizada) se hizo con la migración china, japonesa o africana, y que hoy tantos beneficios brindan a la riqueza cultural del país.

En este tema, el Perú ha demostrado una sapiencia social que no han tenido, hasta ahora, las naciones europeas, que a sus migrantes los han encerrado prácticamente en ghettos, apartándolos del flujo cívico normal, y quejándose luego de por qué no adoptan los patrones culturales del país que los ha acogido. Eso pasa, inclusive, en naciones supuestamente modernas e inclusivas, como las nórdicas, que hoy tienen un serio problema de marginalidad social producto de malas políticas inmigratorias.

En el Perú, los venezolanos se han integrado perfectamente al tejido social. Están por todo el territorio nacional, laborando en diversas actividades y poco a poco asentándose y prosperando, sin generar la pérdida de empleo de los peruanos, que suele ser el fundamento demagógico que en muchas latitudes se utiliza para aborrecer a los migrantes. Ojalá no eche raíces la primitiva xenofobia que algunos líderes políticos tratan de inculcar en sus seguidores. Sería una desgracia sumar ella, al deplorable racismo y clasismo que subsisten en nuestra sociedad.

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desinformacion, diversidad, Integración social, migración venezolana, xenofobia

[EN LA ARENA] Los países de América Latina hemos tenido diversos tipos de relación a lo largo de los últimos dos siglos. Nos unimos para enfrentar a la corona española, pero luego surgieron conflictos entre nosotros por delimitar fronteras. Recordemos las guerras entre Estados Unidos y México, la creación de los países centro americanos o las disputas entre Perú y sus países vecinos, ni hablemos de Bolivia que terminó sin salida al mar. A la par que sucedían estos conflictos territoriales, también nos costaba muchísimo instaurar la democracia dentro de cada país. Las dictaduras fueron tantas, sean por la imposición de un solo partido o por golpe de estado militar que llegaron a ser un rasgo distintivo de un país latinoamericano. Incluso surgió una novela de la dictadura, que planteó como reto el intentar conocer la mente del dictador y la crueldad con la que sometía a sus enemigos.

Otro elemento que nos ha unido ha sido el control que Estados Unidos ejerció sobre nuestras economías, nuestra cultura y nuestras legislaciones a lo largo del siglo XX. De modo que Estados Unidos reemplazó a España como esa suerte de enemigo mayor al que le conviene fomentar grandes brechas económicas y educativas para mantener una mano de obra más que barata en cada país donde sus grandes empresarios invertían. En muchos casos los dictadores eran obra de su angurria.

Víctimas de persecuciones, muchos hombres y mujeres latinoamericanos se asilaban en países vecinos, para contar con el apoyo de un aparato estatal. Y así nos hermanaba el refugio político y la producción cultural que iba de la mano, plena de canciones, poemas y películas, develando el castigo de quienes luchaban por cambiar las condiciones de indigencia en la que se encontraban grandes sectores de todo el continente.

Cuando en la década del 70 funda Estados Unidos la dirección de Administración de Control de Drogas, la DEA, emergen la producción de cocaína y marihuana como productos comerciales que no sólo se consumirían dentro del continente, sino que se exportaría hacia un mercado global. El narcotráfico se impuso una década después como un nuevo vínculo que nos uniría de manera ilegal por razones de producción, comercialización y consumo.

Dictaduras van, carteles de narcotráfico vienen, con el arribo del modelo neoliberal, a fines del siglo pasado, parecía que ya no necesitarían dictaduras y otros sistemas ineficientes, provocadores de pobreza, lastres que impedían que la democracia y la riqueza florecieran en nuestros países, a quienes ya les había llegado el momento de trabajar entre sí. Mayores alianzas entre los países, mejores ganancias y con ello, la llegada del buen y democrático libre comercio. Pero este ideal no funcionó, la pobreza siguió creciendo, las dictaduras reaparecieron y la población empezó a migrar hacia los países vecinos en grandes cantidades sin histórica comparación. Siendo siempre Estados Unidos la meca, otros países también nos recibimos: peruanos fuimos a Chile y Argentina, centroamericanos a México o Venezolanos a Perú.

Con la migración, el narcotráfico y la necesidad de armas para cárteles y guerrillas, la trata de personas y otros crímenes se han vuelto actos cotidianos. Nuestro nuevo vínculo con Ecuador ha quedado clarísimo: abarca hasta miembros de las fuerzas armadas peruanas, quienes trafican armas para fortalecer a Los Choneros o Los Tiguerones, aliados de otros cárteles mexicanos, como el de Sinaloa, con muchísimo poder. Sus historias ya no se narran tanto en novelas, como en series, películas y en los programas de noticias. Su música ya no es la salsa reflexiva, la nueva trova o el rock en español (ese que desafiaba al compuesto en inglés), sino un ritmo reguetón que recrea las aventuras de jóvenes armados dispuestos a tomar canales de televisión, universidades, a quemar autos, a matar como en Guayaquil.

En eso devino la economía liberal e ilegal que hoy nos hermana. Esta en nuestras manos organizarnos, como continente, ponerle fin y dar comienzo a vínculos que nos ayuden a resolver realmente los retos de una población que ya no podemos dejar que continúe en manos de la pobreza y el horror.

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DEA, Ecuador, narcotráfico, Neoliberal

[PIE DERECHO]  Contra los rumores que arreciaron en los últimos días respecto de un inminente cambio de ministros que podía incluir al propio presidente del consejo de ministros, Alberto Otárola, este gabinete parece más sólido que nunca.

La permanencia de un ministro tan endeble como Álex Contreras en el MEF -alfil de Otárola-, quien ha debido tragarse el sapo de Petroperú -su allanamiento a su salvataje financiero muestra cuán dúctil es el titular del jirón Junín y a qué está dispuesto con tal de mantener el fajín-, revela que el tablero del Premier sigue incólume y ha resistido el embate del sector boluartista.

Fue el titular del MIDIS, Julio Demartini, bajo el manto de la presidenta, quien, a pedido de la propia primera mandataria, organizó la velada con los economistas Luis Carranza y José Arista, que tanto escozor causó en el ministro Contreras y lo llevó a amagar una renuncia que luego fue amañada por las movidas del astuto y funcional Otárola. Hoy, Demartini sufre el hielo del Premier.

Las aguas parecen haber vuelto a su nivel, aunque ello genera un estado de cosas momentáneo, dada la precariedad del régimen. Una ventisca futura puede llevarse de encuentro al gabinete Otárola y su gestión ya está bajo el acecho de algunos lobbies empresariales que quieren poner a un Premier más funcional a sus intereses (allí, para variar, encabeza la lista de premierables, un inefable expremier aprista, quien se muere de ganas de volver a disfrutar las mieles y oros del poder político y sabe que por la vía electoral ello es imposible).

Lo cierto, en todo caso, más allá de este juego de intrigas e intentos de serruche, es que, de prosperar esta estabilidad mediocre, de la cual el único que se podrá congratular es el premier Otárola, más no el país, olvidémonos de una recuperación económica consistente con nuestras potencialidades y, lo que es más grave, descartemos que se construya una estrategia eficaz contra la delincuencia organizada que nos azota, a la sazón, los dos mayores problemas vigentes que como país enfrentamos.

No ocurrirá, al menos en el corto plazo, un upgrade político en el gobierno de Dina Boluarte. Seguirá funcionado de la misma manera como lo ha hecho en su poco más de un año de gestión. Mucha medianía y poca eficacia será el denominador común del periodo que se avecina. El Perú seguirá languideciendo al son de los apetitos de poder del establishment que ha dispuesto un Premier, más dado a la supervivencia que a la transformación ejecutiva de su entorno y la solución real de los problemas que afronta.

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Desafíos Económicos, Estabilidad gubernamental, gabinete Otárola, Intrigas políticas

[EL CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS]  Ya hace un tiempo, en mis clases, refiero como Conflicto Armado Interno y Lucha contra el terrorismo al luctuoso periodo en que SL y MRTA asolaron al país. Utilizo las dos denominaciones en simultáneo por respeto a las diferentes posturas que existen sobre aquella larga y dolorosa coyuntura.

Hoy, el Presidente Daniel Novoa, de derecha, le llama directamente Conflicto Armado Interno a la terrible situación que, súbitamente, se ha presentado en Ecuador, tras la fuga de dos cabecillas del narcotráfico (en total fugaron 39 reos de la cárcel de Ríobamba), la toma de un canal de televisión y de diferentes locales que cumplen diferentes funciones, pero que tienen en común ser lugares públicos, lo que ha motivado la toma de cientos de rehenes a manos de los grupos armados.

La expresión de Novoa puede resumirse con el siguiente parafraseo: las acciones de estos grupos son terroristas, por eso declaro el Conflicto Armado Interno. De esta manera, se valida lo que se ha señalado desde la CVR respecto de lo que sucedió en el Perú desde 1980 en adelante:  Conflicto Armado Interno, refiere un enfrentamiento que supera la delincuencia común, y que no es un Conflicto Internacional, pues este último implicaría el enfrentamiento entre dos Estados. De tal manera, CAI resultaría la denominación correcta para nuestro caso.

Además, así lo refieren los Convenios de Ginebra de 1949 que son los que hasta hoy ofrecen al mundo un marco de denominaciones oficiales para los diversos enfrentamientos entre grupos armados. Los Convenios también hacen referencia al terrorismo, pero lo entienden más como un método de acción utilizado por uno o todos los bandos en conflicto. Grosso Modo, hay terrorismo cuando alguno o todos los contendientes validan que un sector o individuos de la población civil puedan ser utilizados como blanco, como parte de sus objetivos militares. También puede entenderse como la intención de sembrar el terror entre la población con las mismas finalidades.

Por supuesto que los Convenios de Ginebra condenan duramente el uso de prácticas terroristas, las que se encuentran absolutamente al margen del derecho de la guerra. En tal sentido, lo que podríamos decir que ocurrió en nuestro país fue un Conflicto Armado Interno y podríamos añadir que este se caracterizó, principalmente, por las acciones terroristas perpetradas por los grupos armados SL y MRTA.

El problema con esta definición es que, de acuerdo con los datos de CVR, el 30% de las víctimas civiles del CAI cayeron a manos de nuestras Fuerzas armadas o policiales, aunque también es verdad que estas, finalmente, fueron las que derrotaron a las bandas terroristas y pacificaron al país. Esta situación complica alcanzar una fórmula que complazca todas las posturas que existen al respecto.

En el pasado he escrito sobre la actuación de nuestras Fuerzas Armadas y Policiales en el CAI. He dicho que poseen un doble y hasta un triple estatuto. El de víctimas, porque lo fueron muchas veces, el de victimarios, porque esta situación también se produjo, y el de vencedores de las bandas terroristas y pacificadores del país.

En tal sentido, me parece que definir o darle un nombre a lo que aquí comenzó a acontecer desde 1980 en adelante puede resultar sencillo, pero también muy complicado. Es sencillo porque Conflicto Armado Interno es el nombre oficial que establece el derecho internacional para casos como el nuestro, pero es complicado porque dicha denominación no satisface a todos los sectores de la sociedad.

A nuestro parecer, la solución pasa por una descripción más bien amplia de la escena, es decir, señalar que en el Perú se produjo un Conflicto Armado Interno en el que las bandas terroristas SL y MRTA asolaron al país, siendo responsables, además, de la mayor parte de bajas civiles que el enfrentamiento produjo. Estas bandas fueron combatidas por las fuerzas armadas y policiales las que también dañaron a un sector de la población civil. Finalmente, las fuerzas armadas y policiales lograron vencen a las bandas terroristas y pacificaron al país.

Entiendo cabalmente que explicar no es lo mismo que nombrar, y que, además, existen sectores radicales, a ambos lados, que, de seguro, no estarán de acuerdo con la descripción propuesta. En todo caso, saber que existe una definición que intenta reflejar todo lo ocurrido, sin negar nada y en una sola oración, podría resultar tranquilizador y hasta cierto punto consensual si la sociedad conoce que dicha definición está impresa y se difunde, por ejemplo, en los manuales escolares del Estado, tanto como en aquellos divulgados por casas editoriales privadas.

En fin, me temo que esta discusión no va a terminar nunca, pero quizá sí resulte posible generar un contexto en el cual podamos conversar del tema sin necesidad de atacarnos, dividirnos, ni de levantar la voz, así maduraremos, aunque sea un poco, como sociedad. ¿Será posible?

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Análisis Histórico, conflicto armado interno, fuerzas armadas, Reflexiones, Terrorismo

[PIE DERECHO]  No estamos lejos de que en nuestro país ocurra algo parecido a lo que acontece en Ecuador, con la reciente asonada violenta del crimen organizado.

Tenemos todos los ingredientes para que algo así nos suceda: debilidad del Estado democrático, corrupción de las fuerzas del orden (tanto policiales como militares) y del sistema de justicia (Ministerio Público y Poder Judicial), eslabón de partida del narcotráfico, vientre de todas las mafias habidas y por haber (narcotráfico, minería ilegal, trata de personas, contrabando, tráfico de terrenos, etc.) y proliferación de bandas criminales que empiezan por delitos comunes y luego se engranan con los grupos criminales señalados.

El Perú no es un paraíso para las inversiones -dejó de serlo hace muchos años- sino para el delito. Cualquier organización criminal que se sienta perseguida con eficacia en su país de origen verá que la migración al nuestro le abrirá una oportunidad de oro para desarrollarse, como ya ha sucedido con el sanguinario Tren de Aragua venezolano.

Toca asumir la responsabilidad de conducir el proceso de prevención y control de la inseguridad ciudadana a un gobierno débil y mediocre. Corresponde entonces a la clase política en su conjunto y a la sociedad civil, apuntalar un proceso consensual de elaboración de una estrategia eficaz respecto del crecimiento exponencial del crimen organizado, que amenaza con llevarse de encuentro no solo la paz social sino el Estado democrático.

Estamos todos los peruanos de bien en el mismo bote, por encima de cualquier opinión discrepante o parecer divergente respecto de temas ideológicos o morales. El Perú está a punto de cruzar la línea, si acaso no lo hizo ya, y de convertirse en un Estado controlado por las mafias delictivas, un peligro equivalente al que afrontamos cuando sufrimos la asonada asesina del terrorismo de Sendero Luminoso y el MRTA y que en algún momento hizo temer que capturasen el poder.

Ya no se puede mirar de soslayo el problema. La ciudadanía, con sensibilidad frente a su cotidianeidad, ya lo identifica como el principal desvelo nacional, por encima de la crisis económica. Las calles, los negocios, la vida ciudadana en general están siendo sometidas por el delito y el hartazgo frente a ello, si no encuentra solución, va a encontrar alivio con propuestas populistas o autoritarias. Por ello, la urgencia de ponerle coto, democráticamente, dentro del estado de derecho, lo antes posible.

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crimen organizado, Estado democrático, Mafias delictivas, seguridad ciudadana

[PIE DERECHO]  El pedido de prisión preventiva de 18 meses contra el suboficial de la policía, Joe Erick Torres Lobón, por la muerte del ciudadano de 22 años, Rosalino Flores Valverde, quien murió a causa de una ráfaga de perdigones el pasado 11 de enero, en Cusco, durante la realización de las protestas contra el gobierno de Dina Boluarte, es ejemplar.

Primero, porque el fallo del juez va a contrapelo de los intentos institucionales de la propia policía, por encubrir al agente, modificando fechas y horarios de asistencia y entrega de armamento, para tratar de ocultar su participación en el crimen. Segundo, porque en la propia sentencia se advierte que “no fue un crimen aislado, sino una respuesta estatal desproporcionada. No solo fue afectada la vida, sino los derechos de las personas a manifestar su disconformidad”. De proceder con esta línea, habrá responsabilidades penales en el gobierno por lo sucedido.

Este hecho, inédito en el país, debería constituir un parteaguas respecto de las políticas represivas de protestas sociales. Tarde o temprano, este tipo de protestas volverá a ocurrir y se espera que las fuerzas del orden hayan aprendido que se debe responder a ellas dentro del marco constitucional.

La violencia debe ser reprimida y acarrear sanciones penales para sus gestores. Inclusive, el uso de las armas policiales debe ser autorizado en caso se ponga en riesgo la integridad vital de las propias fuerzas del orden o de la sociedad civil, pero nunca cuando se ejerce otro tipo de violencia, como toma de carreteras o puentes.

No hay pena de muerte contemplada en nuestro código penal contra la protesta social. La policía no puede, por ende, arrogarse esa función a su libre albedrío, ni siquiera cuando algo semejante, como se investiga, parece haber provenido de órdenes superiores, cuyo escalafón está aún por determinarse (Boluarte y Otárola no están exentos, a priori, de responsabilidad).

Rosalino Flores es una de las 49 personas fallecidas en las protestas y la violenta represión. Cada caso deberá merecer similar investigación judicial a la que ha conducido el juez Leodán Cristóbal Ayala, desde el Sexto Juzgado de Investigación Preparatoria de la Corte Suprema.

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Encubrimiento policial, Prision preventiva, Protestas Cusco, Rosalino flores
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