Opinión

Hoy el primer gabinete del gobierno del presidente Castillo acudirá al Congreso en busca de la confianza. Este acto implica que la palabra de la representación nacional interpela al ejecutivo con la finalidad de que éste dé fianza, es decir, garantía, de que se cumplirá con  lo ofrecido. Esto es lo que se podría esperar en una situación normal de sana convivencia política.

Pero, estamos en una situación en la que el gobierno acude al congreso bajo amenaza. Una oposición que ha querido desde el primer día socavar la gobernabilidad y doblegar a la alternativa de cambio por la que el pueblo peruano votó no otorgará esa confianza sin antes no intentar una y otra vez que se haga lo que ella quiere. El encono, el resentimiento y la imposibilidad de aceptar la voluntad popular han colocado a nuestra derecha, incluso la más progresista, en las antípodas de los modales democráticos preparando lo que a todas luces es un golpe parlamentario.

En este enfrentamiento el único que pierde es un pueblo que mira desde su esfuerzo diario por sobrevivir cómo los políticos siguen enfrentados  y sin poder solucionar los problemas que los aquejan en su cotidianidad. Un gobierno que no puede dedicarse a trabajar porque vive al tanto de los ataques, zancadillas y amenazas de una derecha que no comprende que perdió la elección y ahora debe dar paso a que una nueva manera y estilo de gobierno se instituya.

Ninguna sociedad puede establecer lazos mínimos de convivencia sin la necesaria confianza que debe haber entre quienes la integran. Una sociedad de la desconfianza es una sociedad destinada a desaparecer. Lamentablemente, el escenario político de los últimos meses en el Perú se ha vuelto uno en el que parece predominar la desconfianza. Mientras ésta persista no habrá posibilidad para el diálogo y terminaremos destruyéndonos los unos a los otros.

Los arrebatos de uno y otro lado han perdido toda mesura y sabemos que si ella no es posible lograr una convivencia sana. Sabido es que la política se constituye en un espacio de confrontación y lucha por el poder, pero sobre la base de acuerdos mínimos de quienes persiguen el bien común y no sólo el bien de uno de los grupos en conflicto.

Lo más racional, fuera del cálculo político, sería que se otorgue la confianza al gabinete y a partir de ello poder evaluar el accionar de cada ministro y solicitar el cambio de aquellos que no cumplan con lo ofrecido por ellos mismos. Pero, descalificar a priori o por decisiones o declaraciones anteriores al ejercicio del cargo, son majaderías que el gobierno no debería permitir. Un funcionario público deber ser evaluado y juzgado por el ejercicio de su función y no por otros motivos. En ese sentido, la elaboración de listas de ministros que deberían dejar el cargo si siquiera tener el tiempo para mostrar su trabajo es un despropósito.

Como nos enseñó Gadamer: “El arte de comprender consiste, seguramente y ante todo, en el arte de escuchar. Sin embargo, a ello hay que añadir la posibilidad de que el otro pueda tener razón. El otro de entrada se encuentra en una mala situación si ambos lados no sienten eso […] Siempre que se quiera comprender a otro o una cosa, debemos preguntarnos cuál será la pregunta respecto a la cual esta o aquella manifestación lingüística constituirá la respuesta. Hasta que no llego a este punto, no he comprendido absolutamente nada”. Es pues necesario saber escuchar para llegar a comprender y para eso se debe estar dispuesto a aceptar que podemos estar equivocados. Aceptar que el otro puede tener razón es el esfuerzo más grande que exige la comprensión y por tato la confianza, pues sólo puedo confiar en lo que puedo comprender.

Por ello se hace imprescindible que hoy ambos poderes del estado estén dispuestos a dejarse escuchar e interpelar. Que ambos depongan sus diferencias en bien de aquellos que cifraron sus esperanzas en una vida y un país mejor. Si de verdad es cierto que todos los que mañana estarán en el Congreso quieren lo mejor para el Perú entonces tienen el imperativo de escucharse y empezar a trabajar no para intereses particulares sino para todos.

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confianza, Gabinete Bellido, Pedro Castillo

De acuerdo a lo que se ha podido apreciar en las últimas horas la pugna interna en el gobierno, entre cerronistas y moderados, ha sido ganada por el ala radical. Salvo sorpresas de último momento, el gabinete Bellido -el gabinete de Cerrón- se presentará incólume ante el Congreso mañana jueves a pedir la cuestión de confianza.

Así, se van agotando y acotando las posibilidades, en principio remotas, de que Castillo, empoderado por el cargo presidencial, entendiese que podía marcar su propia cancha y establecer un régimen alejado de los dictados de Perú Libre.

Lo ocurrido tiene graves implicancias para el país democrático. Porque si esa alianza Castillo-Cerrón se consolida, lo que vendrá será, pronto, el intento de forzar la convocatoria a una Asamblea Constituyente corporativista y refundacional de la República, para lo cual desplegará una paulatina estrategia de confrontación en la búsqueda de acumular fuerzas. Será el Congreso, serán los medios de comunicación, serán las grandes empresas, etc., los enemigos serán elegidos en función del objetivo final de llevar al país a una deriva populista y autoritaria claramente antidemocrática.

Las posibilidades de un gobierno de izquierda moderada se reducen y la única forma de impedir que el proyecto maximalista del casticerronismo prospere, pasa por el nivel de contención que desde el Congreso, desde la prensa y desde las calles se ejerza contra ese proyecto.

Particularmente, creo que el Congreso no debería darle la confianza a un gabinete impresentable desde la cabeza, como es el que lidera Guido Bellido. Es principista y democráticamente inaceptable que el Legislativo le tienda un manto de aprobación a semejante despropósito.

Solo se entendería que le otorgue la confianza si lo hace por un cálculo estratégico de acumulación de fuerzas, que requiriese, entre otras cosas, modificar constitucionalmente las cuestiones de confianza y nombrar a los nuevos magistrados del Tribunal Constitucional, de modo de estar mejor guarecido en caso escale un conflicto mayor entre el Ejecutivo y el Legislativo.

Pero que pierda cuidado el Parlamento que ese conflicto va a venir de todas maneras. El gobierno necesita desesperadamente recuperar niveles de popularidad y no le va a bastar con regalar bonos o dictar medidas económicas populistas. Va a requerir de la confrontación que probadamente lo beneficiará (apréndase de las experiencias regionales acontecidas en Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Bolivia o Argentina).

Lo cierto es que hoy más que nunca hay que estar alertas. Se ha reconfirmado un pacto antidemocrático entre el presidente Castillo y el radical Vladimir Cerrón. No darse cuenta de lo que eso implica, revelaría una torpeza política gigantesca.

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Guido bellido, Pedro Castillo, Vladimir Cerrón

El 21 de agosto se organizó en Lima una marcha en la que madres y padres de familia reclamaron el retorno a clases semipresenciales. Consideran que las clases a distancia afectan la salud mental de niñas, niños y adolescentes al no poder convivir en grupos de su misma de su edad. Durante la protesta señalaron que gimnasios, casinos, restaurantes pueden operar, pero no la escuela. De acuerdo con la información de Unesco, Perú está dentro de una reducida decena de países que no ha retomado las clases presenciales.

El pedido señalado no es uno académico. La pandemia también nos ha llevado a repensar el rol de los colegios en nuestras vidas, a reparar en que son los lugares donde aprendemos a convivir fuera del hogar, con sus propias relaciones de poder, reglas de conducta y costumbres afectivas. En algunas ocasiones las familias están de acuerdo con la cultura que desarrollan sus hijas e hijos en el colegio, pero así como hay brechas y deficiencias académicas, también hay brechas en temas de discriminación. Los estudios que el Ministerio de Cultura comparte en la plataforma Alerta contra el Racismo dan cuenta de cómo no hablar castellano, ser afroperuano, ser mujer o la condición de pobreza son estigmas comunes en las escuelas de todo el país.

Las relaciones de poder entre docentes, estudiantes y personal administrativo también conducen a situaciones de violación de la libertad sexual y de indiferencia frente a ellas en algunas escuelas. Por ejemplo, se sabe que solo la mitad de los 112 denunciados el año pasado fueron reasignados en puestos administrativos para proteger a la comunidad estudiantil mientras se llevaron a cabo las investigaciones, pero se desconoce en qué estado se encuentran. De muy pocas denuncias se cuenta con información actualizada. Ya Defensoría del Pueblo ha llamado la atención al Minedu por el descuidado manejo de la plataforma para el monitoreo de expedientes.

Pero también en muchas más ocasiones la escuela sirve como refugio de las diferentes violencias que se pueden vivir en el hogar o en el entorno cotidiano. Una de ellas, de la que podemos contar con claras evidencias, es el embarazo no deseado en niñas y adolescentes. Las cifras del año pasado sobre el incremento de embarazo no deseado en adolescentes crecieron 12%. Y el número de niñas que dieron a luz se triplicó. En lo que va de este año, ya se han registrado más de 16 mil quinientos partos de menores de 19 años en todo el país. 327 de esos partos, ha sido de niñas menores de 14 años, como indica el Ministerio de Salud. Muchas de estas niñas se habrían salvado de haber estado en la escuela o haber pedido ayuda a sus docentes o compañeras de clase. El Minedu, decidido ha conseguido que las escuelas encaren esta realidad el próximo año, a través de la implementación de la Educación Sexual Integral en sus aulas para prevenir los embarazos, pero también para enfrentar problemas como la violencia sexual, la homofobia y el acoso cibernético que pueden ocurrir dentro y fuera del colegio.

¿Podrán los colegios proteger a nuestras niñas y niños el próximo año? Porque el reto mayor será reintegrar estudiantes que abandonaron la escuela o aquellos que fracasaron. En las zonas rurales y marginales se han perdido dos años. Pero también en colegios de zonas urbanas de clase media un alto porcentaje de estudiantes no ha podido sostener la educación virtual debido al agotamiento producido. Las profesoras, los profesores además de aprender a cuidar a sus estudiantes en la parte emocional, tendrán que llevar a cabo adaptaciones curriculares individuales que serán un enorme reto. Para sostenerlos, la alianza Perú Debate 2021 ha convocado al Minedu, al Consejo Nacional de Educación y al Acuerdo Nacional para generar un pacto que ayude a establecer medidas de apoyo y cómo cumplirlas. La carga que tendrán el próximo año será ardua, pues una vez vacunados, también deberán prestar atención y cuidado a las medidas contra la COVID-19 de tal manera que la escuela cumpla de manera sostenida con los requisitos para el trabajo presencial.

Veamos cómo podremos sumarnos el próximo año para crear una nueva y mejor normalidad en las comunidades escolares de nuestro país, como nos comprometeremos a conseguir un buen cuidado a la salud integral, física y mental de estudiantes y docentes. Que sirva la reconstrucción para la tremenda mejora que necesita nuestra juventud para el futuro que la espera.

14 de agosto de 2021

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Colegios, Covid-19

Ricardo Gareca es un Dios para el Perú, pero sufre de algunos demonios internos. Es un todopoderoso con pesadillas que lo atormentan de noche. Ha construido un texto bíblico de cómo tomar decisiones al mando de la selección peruana. Parecen firmes siempre, y están avaladas por su éxito. Pero al parecer sus demonios han tomado gran control de sus santas escrituras. 

El primer mandamiento de San Gareca es que él primero es un ex jugador y luego un entrenador de fútbol. Ahí, la lealtad por la historia del jugador, el sentimiento de grupo y el entendimiento de la psicología individual del futbolista son lo más importante. Desde ese lugar ha protegido a Cueva tantos años, a pesar de los excesos. O ha elegido y sostenido a algunos jugadores con bajo rendimiento. 

Y con esa visión de ex jugador, Gareca ha dejado en claro en una entrevista con Liberman hace algunos días, que a algunos jugadores se les trata de una forma y otros, pues de otra. Algunos son dignos discípulos y otros a veces ya no tanto. A algunos se les puede exigir más y a otros, simplemente menos. Eso se da por sus condiciones personales, orígenes, contextos. Para cada quien, un trato distinto.

Este es el origen de los demonios del Tigre Gareca. La falta de una lógica clara en su elección y planteamiento. Entran o salen jugadores del equipo sin ninguna o con muy escasa explicación o justificación. El testamento según Gareca no mantiene una lógica constante. Están los que no juegan, los medio lesionados, los de buen presente, los del Medio Oriente, los perdonados. Todos van o no, si él lo decide. 

Parecen lejos los días en que Gareca postulaba otros mandamientos. El fin de las argollas, que despidió a Vargas o Pizarro. La exaltación de los méritos pasados sin sustento en el presente. Chau Ascues o Ballón. La elección en base a quienes mejor juegan en su club y ligas competitivas, como fueron las apariciones de Cueva, Flores, Carrillo, Abram, Trauco y toda la nueva sangre. 

El primer y más grande demonio del Tigre es el León. Carlos Zambrano fue separado de la selección por primera vez en el 2015 tras una roja contra Chile en Copa América. Una patada innecesaria. Se le excluyó por cuatro años en el mejor momento de su carrera. Era un gran referente del Frankfurt de la Bundesliga. Sin explicación suficiente, la prensa adjudicó la decisión a la expulsión. Chau, sin asco.

Pasaron cuatro años y Zambrano había dejado Alemania para probar suerte en Rusia, Grecia, Suiza y Ucrania. No recuperó su nivel futbolístico y aun así fue convocado a la Copa América del 2019. De hecho, cuando eso pasó, Zambrano llevaba media temporada sin jugar en su club, el Dínamo de Kiev. El Tigre le dio la chance al León, en un rugido de auxilio, porque no encontraba dupla de centrales tras la extinción post mundialista de Ramos-Rodríguez.

Y es aquí donde vale preguntarse si es el jugador quien debe agradecer a Gareca por la oportunidad o si más bien se le debería agradecer al jugador por su buen rendimiento. Zambrano fue separado por desconfianza y traído de vuelta como salvavidas sin siquiera tener continuidad en su club. Gracias a su jerarquía se creó la última pareja de centrales sólida de Perú en la era Gareca: Zambrano-Abram. Después de él, la Biblia no ha encontrado una dupla segura. Y ha probado todas las mezclas posibles.

Ahora, Zambrano ha vuelto a ser separado por falta de confianza tras el codazo a Richarlison en Lima. Y no ha sido perdonado ni reincorporado a pesar que Perú es la peor defensa de las Eliminatorias con catorce goles en contra. De hecho el mismo jugador declaró no tener contacto con el comando técnico hace dos años. Y su presente es mejor que el del 2019: juega regularmente en Boca Juniors.

¿Vale jugar la clasificación al Mundial sin el mejor central del país disponible? Haciendo uso de un lento e impreciso Ramos, solo presente por su calidad de líder, o de un Callens procedente de un fútbol estadounidense donde se juega varios cambios por debajo del ritmo de las Eliminatorias. Con Abram aclimatándose a España, Santamaría es el único central con una realidad nivel selección. 

El otro gran ausente de la lista es Pedro Aquino. Es el volante defensivo titular del América de México, el equipo más grande y puntero invicto de la Liga MX. En lugar de Aquino se ha llamado a Cartagena, que dejó el fútbol argentino por Emiratos Árabes Unidos. A sus 26 años, se fue a una liga donde los jugadores van a retirarse, que es incluso inferior a dónde juegan Carrillo y Cueva.

La separación de Aquino sólo se explica desde alguna secreta indisciplina, aunque no hay información sobre eso. Es el capítulo apócrifo de la Biblia garequiana. Y si fuera el caso, por qué no trabajar de cerca en la psicología de una estrella cuyo valor asciende a siete millones de euros, como se hizo con Cueva. ¿Perú puede darse el lujo de separar a un volante de la categoría de Aquino? 

Otro jugador defensivo que no ha sido considerado es Miguel Araujo. Claro, pareciera que aquí Gareca aplica la falta del ritmo futbolístico. Araujo aún no se une al Emmen para iniciar la temporada, pues se encuentra en búsqueda de mejores ofertas para evitar la segunda división de Holanda. Sin embargo, sí están convocados jugadores en similar condición física, como Trauco, Flores o Peña.

Una más: Gareca no ha mandado ni una paloma mensajera a mostrar interés por Gustavo Dulanto. ¿Quién? Un defensa en plenitud a sus 25 años, que emigró el 2019 al Boavista de Portugal y ahora es el capitán indiscutible del Sheriff Tiraspol. ¿Cuál? El mejor equipo de Moldavia que hoy está a muy poco de convertir a Dulanto en uno de los pocos peruanos en jugar fase de grupos de la Champions.

El otro inmenso demonio de Gareca se llama Raúl Ruidiaz. Pero este lo es, muy por el contrario, por blindarlo. Hace algunos meses, cuando Lapadula despegó como el nuevo héroe de Perú, quedó claro que Ruidiaz debía despedirse de la selección. No jala marcas, ni siquiera estorba, no gira de frente al arco, no tiene portento físico, no hace goles, los volantes no le encuentran el pase, no aporta en la marca.

En números, Ruidiaz es el mejor delantero peruano en el exterior y es, al mismo tiempo, la peor opción peruana en ataque. En Estados Unidos su equipo es puntero, es el goleador del torneo y el jugador más determinante. Anota cada semana. Sí, todo eso. Pero fíjese un detalle: en cada gol que hace hay que ver como marcan esos defensas. El espacio que le otorgan y la libertad de movimiento para pensar, girar y posicionarse en el disparo. Compruébelo. 

Aún así, ya hace mucho que Ruidiaz es la Pulga del Tigre. Incluso es peor opción que Santiago Ormeño, la única gran ausencia celebrable. Este resultó ser un delantero trotón que no intimida a nadie. Un tipo carismático y bonachón que no aporta en nada al juego de la selección, igual que Ruidiaz. Sería mejor opción modificar algún versículo de la Biblia y probar alternativas nuevas. 

Ojo. Es muy probable que Ruidiaz juegue de arranque contra Uruguay e incluso Venezuela. Lapadula está sancionado y falto de fútbol. Guerrero frágil hace años que solo juega de suplente. Y en el banco está solitaria la Pulga, en esta lista de convocados incompleta y sin variantes. Una selección que demuestra todos los demonios que rodean a San Gareca: sus dudas, desdichos y preferencias. 

Como él mismo profesó en el versículo 10:2022 de la carta a los Uruguayos: un equipo debe jugar siempre mejor, pero jugando siempre igual. Ergo, las variantes no están contempladas. Palabra del Señor.

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Raúl Ruidiaz, Ricardo Gareca

Los rumores de un cambio de gabinete son claros indicativos de que la alianza Castillo-Cerrón empieza a resquebrajarse. Hay sectores crecientes dentro del oficialismo que no ven con buenos ojos la influencia del exgobernador de Junín y presionan para que el Presidente dé un golpe de timón y cambie de rumbo.

Así, los congresistas del magisterio -desplazados por Waldemar Cerrón de la vocería de la bancada-, Dina Boluarte, primera vicepresidenta, con juego propio moderado en el Ejecutivo, los sectores tecnocráticos de los aliados Juntos por el Perú y Nuevo Perú, el grupo “Los Nadies”, que encabeza la congresista Betsy Chávez, son, entre otros, factores de contención de las pretensiones controlistas de Cerrón.

Vladimir Cerrón parte de una concepción leninista clásica, por la cual el partido es el poder, y el gobierno es solo una proyección de ese poder real (no es casualidad que en Cuba o en la Unión Soviética a quienes elegían secretarios generales del Partido Comunista fuesen de inmediato jefes de gobierno).

Es por esa razón que el cacique de Junín se siente con pleno derecho a cogobernar. Él cree que el partido es la representación del pueblo y que, por ende, Castillo debe subordinarse a sus deseos. Cualquier disidencia a ese pensamiento es traición, ya ha escrito en las redes sociales.

El problema para Cerrón es que vivimos en una república y no en una dictadura de partido, y en esa medida los poderes institucionales superan largamente los de una agrupación tan precaria, además, como Perú Libre. Castillo, empoderado con el cargo, ya debe haber entendido que las riendas del poder las tiene él y no Cerrón.

¿Esta aparente disputa puede ser una simple estratagema para ablandar a los congresistas díscolos que aún dudan de darle el voto de confianza al gabinete Bellido? Puede ser, claro, pero los indicios más razonables apuntan a que está germinando una real diferencia en la cúpula del poder, que ojalá derive en una reconducción del gobierno por rutas más moderadas que las maximalistas propuestas por Cerrón y sus allegados.

Todas las encuestas coinciden: desaprueban al gobierno de Castillo, rechazan al gabinete Bellido y cuestionan abrumadoramente la presencia de Cerrón. El Primer Mandatario tiene que entender que seguir los dictados radicales de Cerrón, que conducen a una Asamblea Constituyente para refundar socialistamente al Perú, chocan con la realidad mayoritaria del pueblo peruano y con el establishment político vigente en el Congreso.

Por ese camino solo va a una confrontación desgastante y que pone en riesgo, inclusive, su permanencia en el cargo por cinco años.

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Dina Boluarte, Pedro Castillo, Vladimir Cerrón

Se repite con frecuencia que los grupos de WhatsApp son como cámaras de resonancia, donde una opinión se refuerza y las opiniones disidentes se ignoran o atacan. En las líneas que siguen quiero argumentar, siguiendo a la filósofa Jennifer Lackey, que esto, en sí mismo, no es algo negativo.

Imagine un grupo de WhatsApp de 30 personas discutiendo la efectividad de las vacunas contra el COVID-19. Llega un nuevo miembro del grupo señalando que las vacunas causan autismo, y no ofrece nada nuevo, sino que repite los típicos argumentos que vienen siendo refutados una y otra vez desde hace décadas. En este caso, la opinión disidente genera ruido, y lo más probable es que se la ataque o ignore.

Ahora bien, podría objetarse que el ejemplo descrito arriba no es bueno porque no sabemos nada de las características de los miembros del grupo: ¿Saben de lo que hablan? ¿Están bien informados? Es más, podría darse el caso de que los 30 hayan obtenido su información de una sola fuente, lo cual los convertiría realmente en una cámara de resonancia: es la opinión de esa fuente única la que los 30 repiten una y otra vez.

Pero esto tampoco es, en sí mismo, algo negativo. Si cada uno de los 30 entiende la información de esa fuente común y la adopta de manera crítica, tras someterla a un escrutinio cuidadoso, entonces no tiene nada de malo que los 30 coincidan. Es más, ya que es verdad que las vacunas son seguras, y falso que causen autismo, entonces es más bien una virtud el hecho de que estas 30 personas estén en el lado correcto en este tema. Y si una fuente es lo suficientemente clara e informada como para persuadir a 30 personas que la van a someter a un análisis riguroso, eso también merece evaluarse positivamente. Lo importante, como señala Lackey, no es tanto que las opiniones tengan orígenes independientes, sino que hayan sido asumidas de manera autónoma, es decir, de manera crítica y sin estar tratando de armonizar con el resto del grupo.

También podría objetarse que el problema del grupo de WhatsApp que he descrito es la falta de diversidad, y que esto se hace evidente en casos menos idealizados. No siempre va a suceder que todos los miembros del grupo tengan una opinión verdadera, o que todos la hayan adoptado críticamente. En el mundo real, sigue la objeción, las personas buscan agradarse unas a otras y tienden a repetir las opiniones de personas cercanas, buscando algo así como un sentido de pertenencia. Los grupos de WhatsApp tienden a ahogar las opiniones contrarias, independientemente de si estas son verdaderas o no. Siguiendo todavía la objeción, la idea es que, si fuera política del grupo estar abierto a opiniones diversas, estarían más vigilantes y así evitarían caer en el dogmatismo.

Pero aquí hay que separar dos cosas. Es cierto que un grupo donde todos los agentes son autónomos es una idealización, pero la pregunta que estamos analizando es si la falta de diversidad de opiniones en sí misma es algo negativo, y yo sostengo que no, pues lo importante es autonomía, y no diversidad. El párrafo anterior describe una situación en la que falta autonomía, por lo tanto, no sirve como contraejemplo a mi postura (que he tomado de Lackey). Y, crucialmente, la diversidad no puede suplantar a la autonomía. Un grupo polarizado tiene diversidad de opiniones, pero esto no lo hace más deseable.

El cliché de la diversidad de opiniones tiene su origen en la noción de que todas las opiniones son equivalentes, pero esto no es así, tal como ha quedado tristemente demostrado en esta pandemia, donde la desinformación ha costado muchas vidas.

[Referencia: Jennifer Lackey, ‘Echo Chambers, Fake News, and Social Epistemology’, En: S. Bernecker, A. Flowerree, y T. Grundmann (Eds), The Epistemology of Fake News, Oxford University Press (2021). DOI: 10.1093/oso/9780198863977.001.0001]
* Manuel Barrantes es profesor de filosofía en California State University Sacramento. Su área de especialización es la filosofía de la ciencia, y sus áreas de competencia incluyen la ética de la tecnología y la filosofía de las matemáticas. Obtuvo su doctorado y maestría en filosofía en la Universidad de Virginia, y su bachillerato y licenciatura en la PUCP.

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Covid-19, WhatsApp

El feminismo es un movimiento que no debe ser visto solo como social, sino también como económico. Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la economía de Latinoamérica podría crecer hasta un 22% si lograra cerrar las brechas de género laborales. Esto sería equivalente a 15 años de crecimiento económico en la región.

Aunque en los últimos años nos hemos concentrado en impulsar el crecimiento económico como medida para reducir la pobreza, no hemos notado un factor clave: el feminismo, entendido en esta columna como un movimiento que busca igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, incluyendo igualdad en condiciones laborales, y que juega un rol clave para el desarrollo de cualquier país.

Si vemos los países de la OECD al 2019 (pre- pandemia), no es coincidencia que los países con mayor participación femenina en la fuerza laboral sean a la vez de aquellos con menor pobreza, e ingresos familiares y PBI más altos en el mundo: Canadá, Alemania, Reino Unido, Australia y Japón lideran el ranking con más de 70% de las mujeres entre 15 y 64 años trabajando. Los países de Latinoamérica como Brasil, Argentina y México contaban solo con entre 50% y 60% de mujeres empleadas. En Afganistán, menos de 20% de mujeres contaba con un empleo. Esto se suma a que, en los países en desarrollo, las mujeres son más propensas a acceder a empleos inadecuados, informales y con sueldos por debajo del promedio.

Imaginemos entonces, una realidad en la cual la mitad de la población de un país no pueda trabajar por una terrible desigualdad ante la ley, creada por razones ideológicas: el impacto no es solo social, sino también económico, pues es obvio que, al aprovechar solo a menos de la mitad de su población económicamente activa para generar riqueza (los hombres en edad de trabajar), este país estará en total desventaja al competir contra otros que usan a más del 70%.

En el Perú, las fuerzas conservadoras gobernantes, si bien han levantado la bandera el crecimiento económico, no se han caracterizado por ser especialmente aliadas del feminismo, principalmente por su visión tradicional del rol de la mujer en la familia y su cercanía a la iglesia. Por eso es tan importante que las fuerzas liberales pongamos esta realidad sobre la mesa: crear condiciones para cerrar la brecha de género en el Perú es una pieza clave no solo para el desarrollo social, sino también económico del país.

*Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor y pueden no coincidir con las de las organizaciones a las cuales pertenece.

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BID, feminismo, OECD

Los que no deberían ser ni porteros durante el gobierno de Pedro Castillo son por lo menos seis ministros del gabinete ministerial, incluido el Premier Guido Bellido. No solo por serios cuestionamientos e irregularidades judiciales o legales de sus respectivos pasados, sino por clara incompetencia técnica para el cargo al que han sido llamados.

Conforme ha ido pasando el tiempo, el gabinete Bellido no se ha asentado, como hubiera correspondido, sino que se ha deteriorado a pasos agigantados. Todos los días aparecen serias denuncias contra sus ministros y contra él mismo (anoche nomás el programa Panorama desnudó las relaciones políticas filosenderistas del titular de Trabajo y mostró las fútiles reuniones políticas en las que el Premier pierde su tiempo y gasta su día).

Con este gabinete, el Perú va camino al abismo social, político y económico. Por más que los titulares de Salud y Economía, que son de lo mejor de este gabinete, hagan los esfuerzos necesarios, chocan con una manga de ineptos que traba cualquier política pública. Por ello es que todas las encuestas coinciden en desaprobar al gabinete. Hoy, La República publica la encuesta del IEP que indica que el 58% desaprueba la labor de Bellido y apenas un 32% lo aprueba. Cada día que pasa Bellido sentado en la PCM deteriora al propio gobierno, que también ve cómo sus niveles de aceptación son históricamente bajos.

Ha trascendido que el Presidente haría varios cambios ministeriales, incluido el del Premier, antes de este jueves, que correspondería presentarse ante el Congreso a pedir el voto de confianza. Ojalá así sea. La oposición de centro y derecha es muy dura y está bien que así sea, pero a ello se suman fuerzas internas del gobierno que se resisten a los despropósitos cerronistas de copar de personajes mediocres y políticamente incorrectos el gobierno.

Así, el ala magisterial del Congreso, el grupo parlamentario de “Los Nadies” que lidera Betsy Chávez, los ministros tecnócratas, la propia primera vicepresidenta Dina Boluarte, parecen haber entendido que las capacidades gerenciales políticas de Vladimir Cerrón son un desastre y que si Castillo le sigue haciendo caso, llevará al gobierno en su conjunto al cadalso.

Está aún a tiempo el Primer Mandatario de dar un golpe de timón a una gestión que va camino a ser un fracaso y, lo que es más grave, a ser muy corta. Porque a este paso de irresponsabilidad suprema, podrá librarla este jueves, por una decisión meramente estratégica del Congreso, pero habrá un factor de disturbio permanente que, al menor pretexto, podrá activar el arma de la vacancia frente a un Presidente que hasta el momento, de avalar la presencia de ministros incapacitados, revelaría él mismo incapacidad moral para gobernar.

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Guido bellido, Pedro Castillo

El Perú pasa por uno de sus periodos más largos de vida democrática desde su independencia. Son aproximadamente 20 años que contamos con un régimen que ha asegurado -con aciertos y errores- crecimiento económico, libertades políticas y civiles y una gobernabilidad que nos ha permitido entrar en consensos razonables.

¿Pero qué pasa cuando el régimen democrático se asienta sobre una precaria oferta política y un magro sentido de ciudadanía? Pues ese es el quid de asunto desde hace 20 años. No hemos logrado consolidar una madurez política (léase entendimiento político) que nos permita hablar de las grandes reformas que necesita el Perú en el corto, mediano y largo plazo. Hemos podido apreciar que nuestra política doméstica está permanentemente enfrascada en rivalidades canibalescas -casi tribales- en la que los puentes de diálogo funcionan cuando ya estamos al borde de una destrucción de uno y otro lado del espectro político.

En la academia se tiene como premisa que las instituciones, entendidas como reglas juego, modelan comportamientos de los actores políticos y sociales. Esas reglas de juego generan confianza -según la teoría- dado que otorgan certezas en la clase política y en la ciudadanía. Así lo pudimos apreciar -por ejemplo- en España cuando pasaron de un sistema bipartidista a uno multipartidista. Aprendieron los políticos españoles a entrar en consenso con más actores en el nuevo escenario político y los ciudadanos identificaron nuevas opciones organizativas en la que militar y simpatizar.

Algo similar podemos apreciar también en el Perú, pasamos -por estos últimos años- por ciertos retos sobre el que tenemos que hablar: como los alcances y límites de nuestro régimen semipresidencialista. En un libro que escribí hace algunos años considero la posibilidad de hablar de algunos candados que nos permitan asegurar reglas de juego claras sin estar preocupados por su quiebre.

En el país, es necesario poner en el debate público reformas que reimpulsen la gobernabilidad democrática en la que el ejecutivo no manipule las leyes o la cuestión de confianza para disolver el Congreso y en la que el legislativo no manipule las leyes para vacar presidentes.

Por otro lado, es importante entrar también en un consenso razonable -vía los espacios de diálogos pertinentes- sobre las reformas que se necesita hacer a la Constitución Política más no su recambio total. Hemos sido testigos que los líderes populistas, usando discursos de cambios constitucionales, no han hecho otra cosa que intentar la permanencia en el Estado por largos periodos de tiempo, manipulando elecciones, sino miremos lo que pasó en Venezuela y Bolivia. Y hemos sido testigos también que países avanzados y del primer mundo con estabilidad constitucional en el tiempo les ha permitido crecer económica e institucionalmente.

El Perú necesita hablar de estas reformas -entre otras- que nos permita reencauzar las reglas de juego para que se reestablezca la confianza tan dinamita por estos tiempos. Dentro de la oferta política, hay actores políticos que pueden acotar el debate y llevarlas a la opinión pública. Es lo que exige la razonabilidad que todavía podemos apreciar que hay en nuestro país.

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Democracia, Gobierno
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