Opinión

No me cansaré de repetir lo importante que es, en todo sentido y no solamente dentro del mundo académico, la difusión de una imagen del Perú en el extranjero acorde a la gran riqueza cultural de nuestro país, pero sin intentar ocultar nuestras carencias, sobre todo en el plano de la desigualdad económica y social.

Con motivo del Bicentenario, se han multiplicado las actividades de la Cancillería peruana, promoviendo eventos en distintas partes del mundo donde hay algún consulado o embajada de nuestro país. Esto tiene una doble finalidad: consolidar las relaciones entre el Estado y la población peruana en el extranjero (más de dos millones) y llegar al público oriundo de los respectivos países a fin de que la imagen del Perú sea asequible y apetecible con miras a posibles inversiones y promoción del turismo.

Es así como algunos consulados están actuando de manera decidida en este camino, más allá de publicitar el cebiche y Machu Picchu, como solía hacerse hace años casi de manera exclusiva. Por eso mismo, debe recordarse que el Ministerio de Relaciones Exteriores no es el Ministerio de Cultura ni PromPerú, de modo que esa labor de diplomacia cultural requiere de asesoramientos de expertos peruanistas residentes en el extranjero, ya que conocen mejor el mundo académico y cultural de sus respectivos países de recepción.

En esa línea, la Asociación Internacional de Peruanistas (AIP), fundada en 1995 en los Estados Unidos, ha venido desplegando una valiosa y nutrida labor desde las exigencias de la producción académica, es decir, con base en investigaciones rigurosas y sobreponiéndose a los avatares de la política del momento, entendiendo que la nación está por encima de los gobiernos y del mismo Estado. La AIP ya lleva organizados diez Congresos Internacionales de Peruanistas (el próximo será en Florencia, Italia, del 22 al 24 de setiembre) y numerosos simposios de temas específicos en países como Francia, Japón, Canadá, Perú y los Estados Unidos, con sus respectivas publicaciones.

Justamente y a propósito de la efemérides de julio se anuncia el Simposio Internacional “La literatura peruana hacia el Bicentenario”, que tendrá lugar el lunes 12 y martes 13 del mencionado mes. Se transmitirá a través del canal de Youtube y de la página de Facebook Live

De la Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, que dirige el mismo presidente de la AIP, el poeta y catedrático José Antonio Mazzotti, en colaboración con el Consulado General del Perú en Boston y el auspicio de la Comisión Bicentenario Perú 2021.

El nutrido programa incluye las palabras de Carla Stella Maris Chirinos Llerena (Cónsul General del Perú en Boston), nuestro novelista del Bicentenario Eduardo González Viaña, la estudiosa española Eva Valero (de la Universidad de Alicante), la poeta peruana Ethel Barja Cuyutupa (de Brown University), Giancarla Di Laura (de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; hablaré sobre “Las mujeres en la narrativa peruana”), el antropólogo y poeta Pedro Favarón, la poeta y especialista en literatura afroperuana Mónica Carrillo y el crítico Ulises Juan Zevallos-Aguilar (de Ohio State University), quien presentará “Desde el quinto suyo. Narradores peruanos en los EEUU (1976-2020)”.

El simposio también incluirá mesas redondas y presentaciones de los flamantes libros Golpe, furia, Perú. Poesía y nación, editado por Paolo de Lima (Lima: Editorial Horizonte, 2021), con la participación del editor Paolo de Lima, Juan Damonte, Juan Carlos Ubilluz y Andrea Echeverría; también la nueva novela Kutimuy, Garcilaso, de Eduardo González Viaña (Lima: Fondo Editorial de la Universidad César Vallejo, 2021), con el autor, Joel Acuña, José Antonio Mazzotti e Irene Silverblatt; y finalmente el libro Arguedas global: indigenismo en el nuevo milenio, editado por José Antonio Mazzotti (Lima: AIP, RCLL y Fondo Editorial de la Universidad César Vallejo) con Luis Millones Santa Gadea y Carmen María Pinilla.

Como se ve, este ejemplo de diplomacia cultural es de gran nivel y altamente encomiable, y por lo tanto merece difundirse.

No así, por desgracia, el apoyo de la Cancillería a figuras de la derecha venezolana como Guaidó, Leopoldo López y Capriles, en clara violación del principio de no injerencia de extranjeros en nuestro proceso democrático. Ojalá que esto se rectifique.

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Cultura, Diplomacia, Perú

Recuerdo una vez, un tribuno en el Congreso, se trataba del ex Primer Ministro Salvador del Solar, desafiando triunfalmente la apabullante mayoría de una oposición obstruccionista. La escena fue casi quijotesca, y en un país novelesco como el nuestro, vi erigirse al candidato defensor de la cruzada democrática en ciernes, en contra de sus enormes enemigos, tan grandes que parecían molinos de vientos. Creo que todos lo tuvimos claro en ese momento, Salvador era el hombre, era el candidato. Pero había otros hombres con sus propios merecimientos, y que además habían construido partidos para, al frente de ellos, liderar la misma cruzada, Julio Guzmán el primero.

El tema es que ninguno se puso de acuerdo con ninguno, Salvador decidió no postular y yo apoyé a Julio, Victoria Nacional y Somos Perú terciaron en la discordia. Y así se enfrentó el centro, fragmentado y sin su buque insignia, a los gigantes, y fracasó estrepitosamente. Recordé por esos días, lo que alguna vez escribió Alfredo Barnechea en su República Embrujada, eso de que el drama del Perú de los años sesenta del siglo pasado fue que Haya de la Torre y Belaúnde no se pusieran de acuerdo, a pesar de que ambos lideraban dos instituciones casi análogas,  grandes y sólidas. Pero los egos, siempre los egos, el síntoma febril de repúblicas sin cultura democrática, que no han superado el caudillismo, y en el que los políticos nunca aprendieron a ponerse de acuerdo.

Tendremos segunda vuelta en una semana, y tendremos próximas elecciones de una forma u otra, regionales y locales, o la Asamblea Constituyente, de acuerdo con quien resulte ganador. Considerando que la sociedad está experimentando la segunda vuelta como un auténtico trauma, en el que se ve obligada a escoger entre lo peor de la derecha o lo más incierto de la izquierda, es posible que el centro vuelva a concebirse como el acogedor lugar donde habita la racionalidad y la posibilidad de construir una clase política decente.

Nombres como el del propio Francisco Sagasti, Flor Pablo, Carlomagno Salcedo, Jorge Nieto, así como varios colectivos que hoy se organizan en Lima y provincias, y pugnan por alcanzar la inscripción en el JNE, pueden convertirse en los puntales de un centro que debe partir de la premisa de que la lucha intestina por el liderazgo es el primer aspecto a eliminarse en cualquier declaración de principios, tanto como que el voto de las militancias de las diferentes fuerzas que lo integran debe dirimir candidaturas y cuotas de poder. Romper con las argollas limeñas, está en el meollo, no solo de las pugnas al interior de las agrupaciones políticas, sino de la presencia de Pedro Castillo en segunda vuelta: no es el terrorismo el que ha llegado a Lima, es el Perú provinciano.

En suma, al centro se le abre una ocasión histórica para dotar al Perú de una clase política de la que carece desde el 5 de abril de 1992, cuando Alberto Fujimori la clausuró de un manotazo autoritario. En la incierta vocación republicana de sus líderes, reside la clave del éxito, o fracaso, de este nuevo emprendimiento democratizador.

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Centro, Elecciones 2021, Perú

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Elecciones 2021, Encuestas, Perú

Un sector recalcitrante de la derecha peruana, entre civiles y militares en retiro, se alista para tocar las puertas de los cuarteles si gana el candidato radical de izquierda Pedro Castillo. Hay que denunciarlo a tiempo. Sería inadmisible y un acto legicida mayúsculo.

La democracia se respeta y si el 6 de junio es elegido Pedro Castillo pues habrá que soportar estoicamente cinco años de desastre económico, en el peor de los casos, y de impulsos autoritarios, en el peor, pero mientras no se aparte de la Constitución y sea, por ende, un gobierno legítimo, habrá que respetar el mandato de las urnas.

Personalmente, no creo que gane. Y temo que si lo hiciese se anime a desplegar una estrategia anticonstitucional para llevarnos a la deriva venezolana o boliviana, con lo cual daría el pretexto perfecto para que desde los cuarteles hagan sentir su voz.

Pero mientras ello no suceda, habrá que aceptar la voluntad popular. Hemos llegado a esta situación límite, además, por culpa de regímenes derechistas mediocres y corruptos que a lo largo de las últimas décadas no han sabido aparejar el crecimiento económico con la construcción de un Estado inclusivo en lo esencial (salud, educación y seguridad).

El voto por Castillo no es psicótico. Tiene fundamentos, exacerbados por razones fortuitas como las originadas en el apocalipsis que ha significado para los sectores populares la pandemia, pero los tiene. No se puede soslayar ni despreciar el ánimo de un pueblo, si alcanza la mayoría en las ánforas.

Felizmente, todo hace suponer que la opción destructiva de las bases macroeconómicas del modelo -las mismas que sí han dado resultados tangibles en la reducción de la pobreza y las desigualdades- no triunfará, si se mantienen las tendencias de las encuestas.

Pero si por azar, algo ocurriese que torciese esas tendencias y el próximo domingo 6 se alzase con el triunfo el candidato de Perú Libre, los demócratas deberán hacer respetar un resultado y aprender que las democracias pueden albergar también gobiernos desastrosos, como ya ha sucedido antes en nuestra historia.

Tocará dar la batalla desde el Congreso y eventualmente desde las calles para impedir que perpetre el despropósito de conducirnos a ser un Estado socialista, cuando ese no es el mandato de sus propios votantes. Y la lucha deberá ser recia e implacable, pero mientras el señor Castillo no patee el tablero constitucional, esa oposición deberá ser cabalmente respetuosa de los cánones legales de la democracia que nos da cobijo ya hace 21 años, el periodo democrático más prolongado de nuestra historia republicana.

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Elecciones 2021, Militares, Perú

Cuando veo por las calles y por las redes a jóvenes haciendo campaña por el comunismo siento mucha pena.

Los jóvenes de hoy reciben un Perú mucho mejor del que recibimos los jóvenes en los años 80. Hasta antes de la pandemia el Perú era un país próspero, no digo que justo, pero en el cual nuestra juventud tenía muchas más alternativas y posibilidades de progresar que las que tuvimos los jóvenes de mi generación.

En 2019 teníamos carreteras para viajar a cualquier parte, teníamos una moneda y un sistema bancario sólido en el que podíamos ahorrar alguito. No teníamos que caminar por las calles con miedo a que esa bomba que estalló a unas cuadras pudiera repetirse muy cerca nuestro. Teníamos fluido eléctrico todos los días a todas las horas, no veíamos mini grupos electrógenos haciendo una bulla terrible en todas las calles. Teníamos por delante una extrema pobreza que derrotar mucho menor que 30 años atrás. Teníamos mucho menos desempleo. pero sobre todo teníamos esperanza.

Todo eso no teníamos los jóvenes de los finales de los 80.

El modelo estatista del gobierno Militar de Velasco y del primer gobierno de  Alan García,  era muy parecido al modelo comunista de Cuba y Venezuela y nos dejó en la ruina total. Ruina económica y ruina moral. Basta con buscar cualquier periódico de entonces para comprobar lo que digo.

Como el primer gobierno de Alan García era democrático lo pudimos cambiar en  las elecciones. Lo mismo no pueden hacer los venezolanos ni los cubanos porque tienen gobiernos comunistas.

El final de todo gobierno comunista lo podemos conocer a través de los ejemplos históricos de la URSS y todos sus estados satélites de Europa del este, de Cuba, de Corea del Norte, de Venezuela. Todos esos países terminaron en manos de gavillas de mafiosos que se aprovecharon robándole a su pueblo y los dejaron en la ruina total. Allí están las enormes fortunas de los hijos de Castro o Chávez como inaceptables ejemplos.

Hoy tenemos un candidato y su séquito comunista que nos propone lo mismo que Cuba y Venezuela. Por eso me da mucha lástima cuando veo a nuestros jóvenes movilizarse por ellos.

Votar por Keiko sin dolor es muy difícil. Ella carga con muchos pasivos de su padre, pero sobre todo con el tremendo pasivo de su inmenso egoísmo y falta de amor por su patria, que demostró cuando tuvo en su poder el control del Congreso y lo utilizó para vengarse de su derrota en lugar de colaborar con el crecimiento de nuestra patria.

Pero eso es lo que hay de acuerdo a las reglas democráticas según las cuales vivimos y sobre las cuales debemos seguir viviendo.

Algunos jóvenes tienen miedo a que Keiko se intente quedar en el poder tal como lo hizo su padre, pero eso no es posible hoy por muchas razones. Hoy Keiko tiene una minoría en el Congreso, no tiene a un Montesinos ni a unas Fuerzas Armadas sumisas, pero, sobre todo, hoy la población está alerta y avisada. Al primer intento de corromper el sistema democrático, si es que el nuevo Congreso dividido en 10 o más grupos no la controla, podemos salir a la calle como lo hicimos con Merino y exigir una vacancia.

Esto no lo podremos hacer con los comunistas en el poder simplemente porque ellos ya nos alertaron de que no creen en el sistema democrático y que pretenden establecer un sistema dictatorial como Cuba y Venezuela.

No hay que perder de vista que el problema no es el sistema democrático ni el modelo económico. Estos han sido muy exitosos en generar crecimiento económico y mejores oportunidades, incluyendo a los sectores más pobres que han elevado su bienestar a un ritmo sin precedentes en nuestra historia en éstos últimos 30 años (como constantemente nos lo recuerda el economista Richard Webb en sus trabajos).

Si los resultados del crecimiento han sido en muchos casos injustos ello ha sido por un problema de personas no de sistemas. De personas corruptas y negligentes, y de personas tan indiferentes que su comportamiento rayaba en la complicidad en muchos casos, que se robaron miles de millones de soles que estaban destinados a los sectores más vulnerables.

Allí está el verdadero problema. Allí quisiera ver a nuestros jóvenes movilizarse, participar combatiendo el verdadero problema. Tal como lo hicieron el año pasado cuando la corrupción nos quería terminar de robar nuestra libertad.

Pero esta vez no hay que esperar a que la situación sea tan grave para comenzar a  participar activamente.

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Comunismo, Elecciones 2021, Jóvenes

«Las amarguras no son amargas cuando las canta Chavela Vargas y las escribe un tal José Alfredo…» entonaba el español Joaquín Sabina, en uno de sus temas más famosos, Por el bulevar de los sueños rotos, título que tomó prestado de algo que dijo la legendaria cantante, el día que se conocieron, después de uno de sus primeros recitales en «los madriles», a comienzos de los noventa. Y, aunque la frase es uno de esos clásicos e inteligentes juegos de palabras y rimas consonantes de Sabina, resulta que es una descripción totalmente opuesta a la realidad. Las amarguras, cantadas por Chavela, eran aún más amargas y dolorosas.

Desde aquel momento, comenzó una de las amistades más atípicas de la escena musical hispanoamericana. El poeta maldito del pop-rock trovadoresco, que entonces recién pasaba los 40 años, se hizo compañero de juerga y colaboración musical de una trajinada señora que iba rumbo a los 75, a paso firme tras décadas de carrera artística. El vínculo se hizo tan estrecho que, según cuenta el mismo Sabina, hasta llegó a pedirle que se casara con él y lloró desconsolado tras su fallecimiento en el 2012, algo que no había hecho ni por sus padres.

La voz ronca y masculina de Chavela Vargas comenzó a rodar en México a inicios de los años sesenta. Desde el saque, su imagen y sonido colisionaron frontalmente con la conservadora escena artística del país de las cantantes y actrices vaporosas y coquetas. A contramano de lo que pudiera pensarse, nunca fue vetada o marginada, ni por los medios ni por el público, aunque ella se colocó, voluntariamente, en la orilla alternativa del amplio espectro folklórico mexicano.

Desde niña, Isabel Vargas Lizano –su nombre legal- había dado claras muestras de una orientación sexual definida, opuesta a la que genéticamente le fue asignada. Era un hombre encerrado en el cuerpo de una mujer. Esto le generó serios problemas familiares en Costa Rica, país donde había nacido en 1919, motivo por el cual terminó emigrando a México, antes de cumplir los 18, para instalarse y, años después, nacionalizarse. Vestida de pantalones largos, ponchos, con el pelo amarrado atrás y sin una gota de maquillaje, Vargas ganó su espacio cantando rancheras, corridos y boleros, con singular estilo y sentimiento.

Chavela -aunque en sus primeros Long Play, publicados por el histórico sello mexicano Orfeón, aparecía con «b», la grafía habitual que se utiliza para escribir “Chabela”, el nombre hipocorístico de Isabel-, se hizo conocida en palenques, teatrines y bares por ese estilo agresivo, apesadumbrado y borrachoso. Sus grabaciones junto al guitarrista Antonio Bribiesca, «La Guitarra de México», publicadas entre 1961 y 1977, definieron su estatus de artista de culto, con canciones tradicionales como La llorona (de autoría indeterminada), Paloma negra (Tomás Méndez) o Macorina (poema del español Alfonso Camín), hasta ahora citadas como sus principales aportes a la música latinoamericana.

Sobre los escenarios, desarrolló una intensa amistad con José Alfredo Jiménez (el «tal José Alfredo» de la canción de Sabina), importante compositor de música popular, creador de inmortales canciones como En el último trago, Amanecí en tus brazos, Un mundo raro, No me amenaces, entre otras, que Chavela convertía en lamentos íntimos de insondable oscuridad. Ambos, además, compartían un irrefrenable alcoholismo. Cuentan que, entre los dos, eran capaces de acabarse decenas de botellas de tequila por noche. Cuando el autor de El Rey falleció, de cirrosis, en 1973, Chavela Vargas fue al velorio y cantó, completamente ebria y entre lágrimas, junto al ataúd.

Paralelamente, su lesbianismo se hacía cada vez menos fácil de disimular. Aun cuando, de manera oficial, recién decidió aceptarlo públicamente a los 80 años, eran conocidas sus múltiples conquistas. Como detalla el documental Chavela (Catherine Gund, 2017, disponible en Netflix), la intérprete tenía un encanto arrollador entre las mujeres y tuvo sonados romances con famosas personalidades como la destacada pintora mexicana Frida Kahlo o la actriz norteamericana Ava Gardner, diva de Hollywood.

Asimismo, solía enamorar a las elegantes esposas de políticos y empresarios, como la novia del poderoso broadcaster Emilio Azcárraga, una aventura amorosa que terminó con su carrera artística. El fundador de Televisa se encargó de borrarla de las agendas de teatros, casas discográficas y medios de comunicación. Durante casi una década, Chavela Vargas se exilió y se refugió en el tequila. Sin trabajo y con la ayuda de algunos amigos, la cantante desapareció del mapa, al punto que muchos la creyeron muerta.

De aquel destierro salió gracias a una joven abogada, su último gran amor, la mexicana Alicia Elena Pérez Duarte, tres décadas menor, quien fuera una de las artífices de su recuperación personal y profesional. Aunque se mantuvieron en contacto prácticamente hasta su muerte, la relación duró solo cinco años, entre 1988 y 1993. Como relata la abogada, el romance se rompió por un hecho peligroso e intolerable: Alicia encontró a Chavela enseñándole a su hijo de 10 años a disparar una pistola.

Sin embargo, los años noventa la verían resurgir y recuperar su estatus de leyenda viva, un segundo debut que definiría su legado artístico. Desde España, el mundo vio el retorno de Chavela Vargas, convertida en un ídolo pétreo e imperturbable, una presencia escénica monolítica y sin precedentes. Cada vez que abría los brazos, extendiendo su sonrisa arrugada y su poncho rojo para abrazar al público, Chavela paralizaba al mundo para que lo único que se escuchara fuera su estentórea voz. Con una legión de nuevos amigos y admiradores -Pedro Almodóvar, Miguel Bosé, Joaquín Sabina-, la vida azarosa, llena de excesos, conflictos y rarezas de «La Chamana» se recompuso.

También fue vital para este retorno el sello discográfico WEA Internacional, filial latina de Warner Bros. Records, responsable de la publicación, distribución y venta de discos que hicieron de Chavela Vargas una estrella de fines de los noventa e inicios del siglo XXI, una viejecita con voz de trueno y actitudes irreverentes, tótem de la comunidad LGTBI e ícono con características exóticas que, a pesar de ser tan diferente, la acercaba a otros artistas de la world music como los Buena Vista Social Club o Cesaria Evora.

Álbumes como La llorona (1993), Somos (1996) y Chavela Vargas (1997), instalaron el vozarrón de Chavela en el imaginario colectivo de las generaciones modernas, con versiones nuevas de canciones que había grabado 40 años atrás, algunas de las cuales habían sido utilizadas por el cineasta Pedro Almodóvar, una de las personas que más la promocionó en España, en varias de sus películas. La primera vez fue en Kika (1993), en que se escucha el famoso bolero Luz de luna (composición de Álvaro Carrillo que fuera éxito del gran Javier Solís).

Chavela Vargas en Carnegie Hall (2004) es un CD doble que condensa ese estilo melancólico pero a la vez fuerte, que cautivó a un público más joven, convirtiéndose casi en amuleto culturoso y superficial. Dos años antes de su muerte, en el 2010, con 91 años, lanzó un disco de duetos, ¡Por mi culpa!, con artistas como Lila Downs, Pink Martini y el mismo Joaquín Sabina, con quien ya había grabado Noche de bodas, para el extraordinario disco 19 días y 500 noches (1999).

Chavela Vargas representa el lado oscuro de aquel México lindo y querido que conocimos a través de Pedro Infante, Jorge Negrete, Cantinflas y María Félix. Y, al mismo tiempo, expresa lo que estas luminosas estrellas del cine y la música trataban de reflejar, pero sin disfuerzo ni sobre actuación: el dolor, la angustia, la transgresión y el riesgo de enfrentarse a los convencionalismos, con la frente en alto a pesar de los errores y, ya desde el punto de vista artístico, con la plena disposición de emocionar a su audiencia sin concesiones, declamando esas letras desgarradoras como si la vida se le fuera en ello. Esa intensidad, sufriente pero auténtica, es un acercamiento a aquella idea etérea de libertad, tan huidiza para personas comunes y corrientes. Como dice Sabina, otra vez, en esa canción homenaje que sellaría a fuego su amistad y admiración, contenida en su noveno álbum, Esta boca es mía, del año 1994: «Quién pudiera reír como llora Chavela…»

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Chavela Vargas, México, Música

Ha funcionado la nueva narrativa keikista estrenada en el debate técnico, la misma que ha dejado en segundo término “el Perú versus el comunismo” (sin dejarlo por completo de lado), para pasar a exponer criterios sociales y de alguna manera antiestablishment que parece haberle empezado a rendir frutos.

Hablar de cambios en educación y salud es, de hecho, según mostraban todas las encuestas previas a las elecciones, lo que la gente principalmente identificaba como deficiencias del modelo. No era la economía de libre mercado, la apertura comercial, la propiedad privada, etc., lo que se ponía en entredicho, sino los aspectos señalados, que resienten a la gran mayoría del pueblo peruano por su inexistencia o deficiencia (que encima la pandemia se ha encargado de acentuar). En los últimos días, Keiko ha logrado la magia de defender el modelo y a la vez cuestionarlo, que era lo que le convenía estratégicamente hablando.

De hecho, ha contribuido al acercamiento también el propio debate técnico, que, como el de Chota, ha marcado un punto de inflexión al mostrar la superioridad programática del keikismo respecto de la improvisación, ya enervante, de Castillo y sus huestes.

En el simulacro de Datum, donde más cae Castillo es en Lima (6.3) y es allí también donde más sube Keiko (5.8), pero el candidato de Perú Libre desciende en todas las regiones menos en el oriente, mientras Keiko cae en el norte (1.5) y en el sur (3.4), pero sube en el centro (1.1) y en el oriente (3.2).

En la encuesta están prácticamente empatados (Castillo 41.6, Keiko 41.5), pero en cuanto a niveles socioeconómicos, Castillo cae en el A/B 7.7 puntos y se desploma en el D (-11 puntos), donde Keiko sube casi 5 puntos. La candidata de Fuerza Popular, por su lado, crece fuerte también en el A/B (7.8).

Campaña publicitaria que invoca lo racional pro Keiko y anti Castillo, y mensajes emotivos, han calado, sin duda, en los ánimos populares y muestran con claridad que la tendencia de crecimiento de Castillo y descenso de Keiko se comienza a revertir, al punto de confirmar nuestras impresiones iniciales luego de la primera vuelta de que a pesar de la enorme diferencia con la que partieron ambos candidatos, la final iba a ser ajustada y que había varios factores que hacían pensar que el desenlace iba a terminar siendo favorable a la candidata de Fuerza Popular.

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Debate, Elecciones 2021, Perú

Muchos recordarán aquella escena de Conversación en La Catedral en la que Zavalita, luego de aquel largo diálogo con Ambrosio descubre que su padre guardaba un ominoso secreto. Es, acaso, una de las escenas más emblemáticas de la novela, que explica además el clima de malestar íntimo y existencial que acosa a Zavalita. Todas las familias guardan secretos, es cierto, pero los del padre parecen tener un peso y una densidad especiales.

Y líbranos del mal, la reciente novela de Santiago Roncagliolo (1975), articula su trama en torno a un secreto guardado por un antiguo colaborador de una secta religiosa que captaba jóvenes de clase alta y, so pretexto de educarlos espiritualmente, le dejaban una ventana abierta a la práctica del abuso sexual. Si el intertexto no le quedó claro todavía, querido lector, le recuerdo que hay una profunda investigación periodística acometida por Paola Ugaz y Pedro Salinas y multitud de otras referencias textuales y cinematográficas.

Roncagliolo elige un diseño sencillo pero altamente eficiente. Una narración lineal de base, con pequeños saltos hacia atrás y hacia adelante, lo que sin duda colabora con una lectura fluida en la que la tensión narrativa se acumula vertiginosamente, como saben hacerlo quienes manejan con pericia el arte de intrigar y de mantener en vilo a un lector. Y líbranos del mal, no es la excepción.

Otro aspecto destacable de esta novela es la manera en que se perfila la sicología de los personajes, desde una abuela decrépita que intenta ocultar el pasado de su hijo, ahora viviendo en Nueva York, a salvo, en teoría, de sus oscuras vivencias posadolescentes, hasta el nieto que viene a Lima y ejerce prácticamente de investigador, lo que le valdrá, finalmente, descubrir eso que tanto atormenta a su padre.

La madre, acosada por el alcohol, sumida en el desamor y la soledad del padre que se mantiene como administrador de un centro parroquial neoyorquino, ocultándose como puede de sus propias sombras. O los sacerdotes que van apareciendo en la novela, o Furiase, el cerebro de las casas de reclutamiento y líder de la extraña orden.

La sexualidad, la culpa, la sumisión, la disfuncionalidad, la esclavitud por el dogma son, entre otros, temas que van haciéndose lugar a medida que se despliega el argumento. En la ficción de Roncagliolo, al menos, uno encuentra cierta compensación: el hijo logra descubrir los hilos y las heridas que ha dejado el pasado en el padre, desde el recuerdo de los jóvenes abusados hasta un presente de sombría irritación. En la realidad, como se sabe, hay numerosas víctimas esperando la hora de la justicia y la necesaria y obligada reparación.

La escritura de Y líbranos del mal, gatillada por una serie de historias fácticas y documentadas en relación con crímenes sexuales cometidos por altos miembros de la iglesia, nos invita a la reflexión sobre el lugar de las víctimas y a preguntarnos, también, por la indolencia, el cinismo negligente y la inexplicable lentitud con que se han abordado estos casos.

Y líbranos del mal. Lima: Planeta, 2021.

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Literatura, Perú, Santiago Roncagiolo

«Todos somos el agente topo”, fue el popular hashtag que usaron las redes debido a la presencia de un film chileno en los premios Oscar. El Agente Topo se ha convertido en una popular cinta que ha estado entre las 10 más vistas en latinoamérica por la plataforma de Netflix y sin ser precisamente una historia ficticia, sino más bien un documental. Sergio Chamy, su protagonista, viajó por primera vez en avión a sus 87 años para desfilar en la alfombra roja.

Este film no participó en la categoría de película extranjera, sino en la de mejor documental. Tampoco se llevó alguna estatuilla a casa, pero ha conseguido poner en vigencia el género documental tantas veces antes reconocido en el cine chileno. Sumado a eso y tal vez  lo más importante, ha logrado acercarnos a un grupo humano distinto, permitiendo escuchar a los adultos mayores, sobre todo aquellos que viven aislados del mundo, bajo la indiferencia familiar y social . Quienes enfrentan la realidad de asumir su edad en una sociedad que no los representa. 

Para Maite Alberdi, la directora, era indispensable contar de manera singular esta historia y conseguir así la atención del público. Por eso con la utilización de una narrativa ligera y divertida, Sergio Chamy, su protagonista asume un rol detectivesco con una misión encomendada, pero lo que descubre es más bien una realidad dolorosa que lo termina también afectando. En cuanto a las formas del relato es inevitable no hacer un paralelo entre las cartas de Pantaleon Pantoja (Pantaleón y las visitadoras obra de Mario Vargas Llosa llevada al cine por Francisco Lombardi) y los informes que Don Sergio entrega diariamente de manera ordenada,extensa, formal y que terminan siendo hilarantes.

Sin duda es un documental con tintes de ficción, que juega de manera divertida al espía  y que utiliza ese pretexto para dar voz a quienes no la tienen, sumándose a la tendencia de visibilizar a uno de los grupos humanos que la sociedad ha relegado desde hace mucho. Esta realidad que viven muchos ancianos está relacionada con la tasa más alta de suicidios en Chile que corresponde a la población por encima de los ochenta años. 

En otra parte del mundo, Dinamarca celebró el premio Oscar a mejor película extranjera por Otra ronda de Thomas Vinterberg. El cofundador de Dogma 95, cuya inquietud ha sido producir un cine de manufactura sencilla, apostando por la autenticidad y contrario a las grandes producciones hollywoodenses, obtuvo reconocimiento gracias a la historia de un grupo de amigos de mediana edad que experimenta con el alcohol en aras de disfrutar mejor de la vida.

Otra ronda  si apuesta por un figura conocida como Mads Mikkelsen, al que hemos visto en La cacería, Casino Royale, Hannibal, Rogue One, entre otras. Mads interpreta a Martin en esta historia de amistad y alcohol que logra escenas imborrables hacia el final de la película. Convirtiendo la letargia de sus personajes en una celebración a la misma existencia. Importante recordar que la idea inicial de este film fue de la propia hija de Thomas Vinterberg, quien falleció en medio del rodaje y a la que el director dedica esta producción. Situación que puso en riesgo la continuidad del rodaje pero que finalmente le atribuyó un carácter más profundo y dramático de lo que se pensaba en un inicio. 

Ambas realizaciones han estado marcadas por  la muerte de manera real, en las dos películas los protagonistas experimentan transformaciones importantes, el agente Topo nunca será el mismo después de su experiencia en el asilo, del mismo modo que Martin al recuperar el entusiasmo y obtener el reconocimiento de su entorno. Es posible que la proyección de estas historias haya calado de manera singular en quienes vieron esta cuota extranjera de nominaciones a los premios Oscar. Reflejo de una sociedad diversa que se enfrenta cotidianamente con la muerte debido a la pandemia y que precisa reflexionar sobre su existencia y la manera en cómo asume la vida. 

Quizás la exposición de películas como El agente Topo no hubiera sido posible sin la ampliación de los miembros de la academia. Luego de las críticas recibidas  en el 2016 por la hegemonía de hombres blancos en sus nominaciones. La academia de artes y ciencias cinematográficas de Hollywood intenta marcar una nueva tendencia, la tendencia de la inclusión. Por ese motivo en el 2020 ingresaron 819 miembros de todo el mundo, como por ejemplo Yalitza Aparicio (protagonista de la oscarizada película Roma) de los que el 45% son mujeres gracias a la búsqueda por la paridad. 

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Agente Topo, Netflix, premios Oscar
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