Opinión

[EN EL PUNTO DE MIRA] El país pasa por un malestar social permanente contra el Estado (que es deficiente para canalizar demandas), contra la forma de abordar la informalidad en la economía, en la sociedad y la política del Perú, y contra el centralismo limeño que acompaña al proceso de descentralización que estamos viviendo. Así estamos desde hace un buen tiempo.

Demostraciones de ese malestar social las hemos podido apreciar en diversos momentos. Ahí tenemos las marchas de miles de jóvenes que hicieron que se derogue la Ley Antilaboral juvenil del año 2014. También tenemos el mal manejo político que tuvo la exalcaldesa Susana Villarán en el traspaso al Mercado de Santa Anita de los mayoristas informales de La Parada, en el que hubo dos muertos, y los diversos conflictos en torno al pésimo manejo del canon de los gobiernos regionales. Estos casos nos detallan cómo termina la insatisfacción social permanente: en conflictos sociales aislados sin articulación alguna a mediano y a largo plazo en plataformas políticas nuevas o dentro de las ya existentes.

Mi hipótesis es que las reformas de ajuste en los años noventa generaron la no adaptación de las organizaciones civiles vinculadas a los partidos políticos a las nuevas necesidades de la gente. Perdieron su sentido común (las ideologías ya no funcionan como atajos cognitivos) y estos pasaron a ser receptivos de lo que los medios de comunicación y redes sociales ofrecían. El peruano se ha acostumbrado a un crecimiento económico informal. Estos aspectos, entre otros, afectaron a la política partidaria y a la oferta política en general. Hay mucha desconfianza.

¿Cómo recuperar la confianza para la revitalización de la política partidaria? Es difícil responderlo, dado que aún transitamos por un escenario poscolapso del sistema de partidos en el país. Lo más práctico sería describir cómo funciona actualmente una democracia sin partidos. Sobre el tema existen varios estudios.

Pero haciendo trabajo de campo para un estudio que he realizado para mi tesis de maestría, he notado que no todo está perdido sobre la política partidaria en torno a ejes programáticos. De acuerdo al caso que investigué, existe la posibilidad de realizar trabajo político partidario vinculado a un contexto de alta fragmentación y organización mínima. El caso de Acción Popular es uno de ellos.

Ello nos demuestra que si bien existen –como regla general– membretes y políticos dispersos en el mercado electoral peruano, se puede formar política partidaria ubicando elementos de ese malestar social que generan división política para la formación de una identidad política o para resignificarla.

Sé que el reto es mayor para ello, porque también se necesitan otros incentivos y recursos que no sean solo sociales o geográficos, sino también institucionales. Y sobre esto hemos visto que vamos en otra dirección. La no reelección de presidentes regionales y congresistas no es la solución al problema de corrupción en las regiones.

En fin, volviendo al tema, es importante señalar cómo se ha reconfigurado la política partidaria. Actualmente se habla mucho de que seguimos en un estado de ánimo que no encauza políticamente.

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Malestar social, política partidaria, Susana Villarán

En entrevista publicada hoy en El Trome, Keiko Fujimori no descarta la posibilidad de volver a postular, contra toda crítica hecha al respecto por sus adversarios y analistas políticos independientes, pero lo más relevante, a juicio de este columnista, es su señalamiento de que anda buscando un candidato de consenso.

Acierta en ello Keiko Fujimori. Se necesita que los principales partidos de centro y derecha aglutinen esfuerzos y lancen un candidato potable, capaz de derrotar al autócrata que va a surgir de las canteras de la izquierda antisistema (felizmente, hoy la izquierda se ha fraccionado y lanzará al menos siete candidatos).

Y en este esfuerzo no puede haber principismos infantiles (“nada con el fujimorismo” o “nada con el aprismo”) que ya se empiezan a escuchar en algunos pasillos políticos de las nuevas agrupaciones derechistas surgidas. Se debe buscar un consenso básico entre la derecha liberal, el fujimorismo, el aprismo, Alianza para el Progreso, Renovación Popular y Avanza País (si mantiene el talante liberal que le imprimió Hernando de Soto). Por allí va la cosa o debería ir.

No solo se trata de una acción política pensada en pasar a la segunda vuelta y allí triunfar, sino en la urgencia de asegurar una cuota parlamentaria importante en el próximo Congreso, que lo blinde al futuro gobierno respecto de la inestabilidad política que ha caracterizado los últimos lustros al país.

Va a tener que haber renuncias no solo electorales sino eventualmente doctrinarias menores, pero así ocurre siempre que se establecen pactos como el sugerido por la principal candidata de la centroderecha y lideresa indiscutida de un sector importante del país (no por gusto ha pasado a tres segundas vueltas en las últimas elecciones).

Se va a necesitar un candidato de consenso que luego pueda gobernar con relativa calma y superar los dos más graves problemas que nos aquejan: la zozobra política y la parálisis económica. Con ello resuelto, será posible atender otros problemas estructurales: salud y educación públicas, inseguridad ciudadana, regionalización, reforma político-electoral, etc. Es importante que Keiko Fujimori haya dado un paso político en esa perspectiva.

-La del estribo: gran puesta en escena de Patricia Villalobos y Javier Valdés, en la obra Pequeñas infidelidades, confirmando satisfactoriamente las expectativas anunciadas en este espacio hace un par de semanas. Va en el Teatro de Lucía y puede adquirir sus entradas en Joinnus.

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centroderecha, Congreso, Izquierda, Keiko

Hace bien el Congreso en buscar la reconsideración de la votación parlamentaria para lograr la ansiada bicameralidad. Es una reforma política importante, significativa en cuanto a su impacto en la mejora institucional democrática y que, por ende, tendrá efectos positivos en la marcha económica del país (ya está más que probado que a mejor democracia mayor crecimiento económico).

El Perú, en general, es un país de bajísima representación parlamentaria y haría bien en aumentarla, y aprobando luego mecanismos adecuados (distrito electoral múltiple, renovación por tercios, etc.) lograr que este poder del Estado no vea evaporarse tan rápidamente su legitimidad.

Algunos medios de comunicación se han abocado a hacer campaña en contra con argumentos falaces y haría bien el propio Congreso en lanzar una estrategia informativa que genere simpatías ciudadanas y que, además, permita lograr los votos suficientes en el Legislativo, para evitar el imprevisible pase a referéndum, que es como se tendría que hacer si prima la última votación, donde no se alcanzaron los 87 votos necesarios para que califique como primera votación en aras de una reforma constitucional plena y legítima.

El gran argumento de los que se oponen a esta reforma es, señalan, que se está metiendo de contrabando, entre otras cosas, la posibilidad de que los actuales congresistas puedan postular al Senado. Bueno, efectivamente ello se está permitiendo, pero eso no es malo, es muy bueno. Una de las peores desgracias de las reformas vizcarristas es haber prohibido la reelección parlamentaria y si al menos, con esta reforma bicameral, se logra acotarla, en buena hora.

Aprobar la bicameralidad es una gran reforma, muy positiva para la democracia y el país. Le otorgaría una mejor y mayor institucionalidad a uno de los contrapesos del poder que más desprestigio arrastra en las últimas décadas, y cuya desventura irradia, sin duda, también hacia el Ejecutivo.

Es una estupidez soberana y pone de manifiesto un alma política mezquina, oponerse a ella simplemente porque los autores del proyecto son los miembros de la bancada de Fuerza Popular. El antifujimorismo ciego y torpe no puede llegar a extremos de delirio tales que conduzcan a torpedear una reforma a todas luces benéfica para el país.

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Antifujimorismo, Bicameralidad, Congreso

[UNA TERCERA MIRADA] La posición pro-vida, o más bien la posición a favor del aborto clandestino, es muy fácil de sostener, pues no requiere de ningún trabajo real. Frente a los recientes casos de abusos sexuales (y abortos forzados) por parte de pastores y dirigentes de movimientos pro-vida; es importante explicar por qué los no-nacidos son un grupo al que resulta muy conveniente defender.

Los no-nacidos nunca demandarán nada de ti. Jamás te van a pedir nada, ni pedir nacer bajo alguna condición de bienestar. No interrumpirán tu día con una protesta que tome una calle que transites. Así, nunca te harán cuestionar el uso y abuso de la fuerza policial. No harán ninguna declaración pública que te incomode al estar en contra de otras posiciones que sostienes, ni te harán rendir cuentas sobre la pertinencia y alcance de tu posición sobre sus derechos.

Es un grupo moralmente poco complicado, jamás han hecho ni harán nada malo. Por ejemplo, en comparación a los presos o a los adictos, no hay nada que calificar o contextualizar al defender sus derechos. Enfrentar su problemática no requiere de un análisis serio y profundo. Y así, es muy fácil sumar a tus filas a personas con poca educación crítica.

No resienten tu condescendencia ni te piden que seas políticamente correcto. No hacen uso de palabras nuevas para ti, ni necesitas estar especialmente atento a situaciones diarias donde debas cuestionar tu propia forma de pensar y actuar. No tendrás que ponerte en su lugar para encontrar la real causa de su injusticia, ni de cómo contribuyes sin querer a su precariedad. Y en el intento de empatizar; jamás te reclamarán que observes tu privilegio de ya-nacido, ni exigirán su agencia en la lucha por nacer.

No te piden dinero, educación, salud, ni manutención. A diferencia de los enfermos y los huérfanos, tampoco necesitan ni de tu tiempo para recaudar dinero en los semáforos. A diferencia de luchar contra la desnutrición crónica, la pobreza o ayudar a las viudas; no requieren de ningún gasto público que justificar, ni programa social cuyo impacto haya que monitorear y evaluar. Puedes defenderlos sin desafiar tu estabilidad económica, tu poder o privilegio.

Su defensa no requiere que reimagines estructuras sociales más justas donde quepan todos. No necesitas disculparte en nombre de tus antepasados, aprender de la historia para no repetirla, reparar daños a nadie, o cuestionar la apropiación de artefactos culturales ajenos. A diferencia de defender la igualdad entre personas que respiran, no te piden que cuestiones estructuras sociales que podrías pensar que son beneficiosas para ti mismo, como el patriarcado, la homofobia, el clasismo o el racismo.

A diferencia de defender a los inmigrantes, los no-nacidos no traen ninguna carga racial, sexual, religiosa o cultural que pueda asustar a los mayores de tu distrito. No necesitas aceptar, incluir o tolerar ningún nuevo elemento de diversidad en tu ciudad. No tienes que aprender un nuevo idioma, probar nuevas comidas, o acostumbrarte a escuchar un nuevo acento en tu país. No necesitas entenderte a ti mismo como un miembro de una comunidad más grande para incluirlos.

¡Son geniales! Defender a los no-nacidos te permite sentirte bien contigo mismo sin el trabajo de crear y mantener una relación con ellos. Pues en unos meses te puedes olvidar de ellos para siempre, porque dejan de ser no-nacidos. En especial si nacen homosexuales, mujeres, extranjeros o en algún lugar lejos de la capital; al contrario, puedes despojarlos de todos los derechos que les otorgaste.

Son las personas perfectas para amar si quieres solo aparentar que eres un cristiano que ama a Jesús, sin que te tenga que importar los pobres, viudas, prisioneros, inmigrantes, enfermos y huérfanos; los que la biblia te pide específicamente que protejas.

Este es un parafraseo contextualizado de las muy populares palabras del pastor David Barnhart, opinando sobre la anulación de Roe V. Wade, la protección federal del aborto en EEUU. Hoy quisiera que estas ideas resuenen en el Perú también.

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Aborto, no-nacidos, PRO-VIDA

[MÚSICA MAESTRO] La muerte de la cantante Astrud Gilberto, el pasado 5 de junio, no generó en Luiz Inácio Lula da Silva la necesidad de publicar ningún homenaje en su nombre, cosa que sí hizo inmediatamente tras los decesos de Gal Costa (9 de noviembre de 2022) y Rita Lee (8 de mayo de 2023). Ni un post en Instagram. Ni siquiera un Tweet con foto que sirviera para levantar la noticia en medios locales e internacionales. Nada.

Aunque es esencialmente absurda, esta demostración de indiferencia del presidente de Brasil frente a una pérdida para el panorama musical de su país tan significativa como las otras dos podría llegar a entenderse, desde una mirada forzadamente ideológica. Lula es, después de todo, un cuestionado político de izquierda y, más allá de sus actuales acercamientos a los Estados Unidos de Joe Biden, quizás perciba a Astrud Gilberto como menos brasileña que las otras, actualizando un injusto estigma que persiguió a la cantante durante toda su carrera artística. Un poco tirada de los pelos la digresión, pero imagino a muchos tratando de justificar una descortesía injustificable.

Lo que sí resulta difícil de entender es que otros iconos culturales de Brasil, aun vivos y vigentes como Caetano Veloso, su hermana Maria Bethania, Roberto Carlos, Gilberto Gil o Chico Buarque, se hayan sumado a este silencio invisibilizador, más aún si tomamos en cuenta que la voz de Astrud Gilberto fue responsable de hacer conocida a nivel mundial una canción que es considerada el segundo himno nacional del “gigante de Sudamérica” como quedó demostrado en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Rio 2016, la segunda más grabada de la historia, después de Yesterday de The Beatles. Me refiero por supuesto a la composición de Antonio Carlos Jobim (música) y Vinicius de Moraes (letra), Garota de Ipanema.

Nacida en Salvador de Bahía en 1940, Astrud Weinert aprendió desde muy pequeña a hablar varios idiomas -su padre era un profesor alemán de lenguas y literatura- y, aunque le gustaba mucho la música -su madre brasileña cantaba, tocaba piano y mandolina- no soltaba la voz pues era demasiado tímida. De adolescente se hizo muy amiga de la cantante Nara Leão y a través de ella conoció a João Gilberto, con quien se casó en 1959, a pesar de la diferencia de edad -ella tenía 19 años y él, 28. El cantante, compositor y guitarrista, considerado “El Padre de la Bossa Nova”, fue uno de los principales difusores del nuevo ritmo en EE.UU.

A finales de 1962, el productor norteamericano Creed Taylor conectó al saxofonista de jazz Stan Getz con João Gilberto y Antonio Carlos Jobim, tras una exitosa actuación que ambos, junto con otros músicos brasileños, habían ofrecido en el Carnegie Hall de New York. Getz, por su parte, venía también explorando los nuevos sonidos de Brasil a través de álbumes a dúo con el guitarrista Charlie Byrd, como el influyente Jazz samba, grabado ese mismo año. Luego de algunos meses de coordinaciones y ensayos, los tres se juntaron en los estudios A&R de Manhattan, los días 18 y 19 de marzo de 1963, para registrar el material que, un año después, saldría editado bajo el título Getz/Gilberto featuring Antonio Carlos Jobim por el prestigioso sello de jazz Verve Records.

Cuando comenzaron a grabar Garota de Ipanema -tema que Jobim y de Moraes habían escrito para alabar la belleza de una jovencita carioca llamada Heloísa Pinheiro- a Taylor se le ocurrió insertar unas estrofas en inglés, para introducir la canción con más fuerza al mercado norteamericano. Para ello, convocó al letrista y compositor Norman Gimbel, quien adaptó la letra.

Como João Gilberto no era capaz de cantar en otro idioma que no fuese el portugués, sugirió que lo hiciera su joven esposa Astrud, de 24 años, quien estaba en el estudio, acompañándolo. A diferencia de João, ella no tenía ninguna experiencia formal como cantante, aunque sí había actuado frente al público en varias ocasiones junto a su esposo, estando en Brasil. Ella aceptó y grabó dos canciones, The girl from Ipanema y Corcovado, otra famosa composición de Jobim, que en inglés se llamó Quiet nights of quiet stars. El resultado maravilló a Stan Getz y a Taylor quien incluso, al lanzar el single, lo hizo suprimiendo las partes cantadas por João. Lo que siguió después fue una ola de infamias que cambiaron para siempre la vida de Astrud Gilberto.

The girl from Ipanema hizo que el LP Getz/Gilberto recibiera los Premios Grammy a Mejor Disco y Mejor Canción en 1965. La suave y susurrada voz de Astrud generó admiración a ambos lados del Atlántico. Sin embargo, se encontró con dos inesperados frentes dispuestos a arrebatarle crédito, tanto en lo personal como en lo artístico. Por un lado, Stan Getz declaró que él y Taylor “habían descubierto a una simple ama de casa sin experiencia en el canto”. No conforme con ello, Getz personalmente se encargó de que Astrud Gilberto no recibiera regalías por su participación en el disco. Así, mientras que el saxofonista logró comprarse una mansión en New York con las ventas millonarias del álbum y João cobró 23,000 dólares por trabajar en el disco, a la joven cantante le pagaron, por única vez, 120 dólares por el mismo concepto.

Adicionalmente a ello, la prensa musical del Brasil ignoró su éxito, describiéndola como “una chica con suerte que estuvo en el lugar y el momento indicado”, cuyo único talento era ser pareja de un músico consagrado como João Gilberto. Este hecho afectó de forma irreversible la relación de Astrud con su país. Poco tiempo después, inició un complicado proceso de separación de João, con quien acababa de tener a su primer hijo, y se embarcó en una tóxica relación sentimental con Stan Getz, conocido en el mundo del jazz por ser un “bully” (una persona abusiva).

Luego de trabajar junto a su banda de jazz -y grabar este álbum en vivo, titulado Getz au Go Go (1964)-, forjó su propio camino sola, como cantante de jazz, bossa nova y samba. Así, Astrud Gilberto se unió a una larga lista de músicos brasileños que desarrollaron su carrera en los Estados Unidos, como la actriz y cantante Carmen Miranda (1909-1955), el guitarrista Laurindo Almeida (1917-1995), el percusionista Airto Moreira y su esposa Flora Purim (conocidos por su trabajo junto a Chick Corea en la primera formación de Return To Forever), el famosísimo pianista y director de orquesta Sérgio Mendes, entre otros.

Entre 1965 y 1970, Astrud Gilberto grabó ocho álbumes para Verve Records, estableciéndose como una de las voces más reconocibles de jazz en ese periodo. En aquellos discos, Astrud Gilberto hace gala del repertorio clásico del bossa nova, con canciones como Manha de carnaval, Bim bom, Felicidade, How insensitive o Meditation, escritas por Antonio Carlos Jobim, Luis Bonfá, João Gilberto, entre otros. También en ese periodo, la cantante tuvo mucho éxito con baladas jazz como The shadow of your smile, Fly me to the moon o Stay, algunas de ellas con arreglos del respetado director de orquesta Gil Evans.

Mientras tanto, las movidas artísticamente radicales del Tropicalismo y su ruptura con todo lo tradicional, sumadas a la propia decisión de la cantante de no regresar hicieron que su trabajo fuera ninguneado en Brasil, una situación que no la amilanó, pues continuó trabajando ya afincada en los Estados Unidos de manera permanente. Luego de su cuarto disco, el muy recomendable Beach samba (1967), su discografía se debilitó un poco, con lanzamientos como A certain smile, a certain sadness, junto a otro músico brasileño exiliado voluntariamente, el tecladista Walter Wanderley (1932-1986), en el que se percibe cierto desgaste en aquel estilo orquestado que venía desarrollando. Sus últimas producciones para Verve -Windy (1968), I haven’t got anything better to do y September 17, 1969 (ambos de 1969)- contienen covers de bandas de pop-rock como Chicago (Beginnings), The Beatles (In my life) o The Doors (Light my fire) que no alcanzan a redondear una propuesta sólida aunque tampoco mellaron su bien ganada fama como “la voz y rostro del bossa nova”.

Durante la década de los setenta, Astrud Gilberto reinventó su imagen y sonido, con un disco junto al saxofonista de soul jazz Stanley Turrentine, grabado en 1971, en el que destacan un clásico de The Carpenters, For all we know; Love story, conocido tema instrumental de la película del mismo nombre que fuera popularizado, en su versión cantada, por el recordado crooner Andy Williams; y un arreglo en bossa nova de Mulher rendeira -base de la conocida cumbia Mujer hilandera, muy popular en nuestro país- que recibió el nombre de Brazilian tapestry. Al año siguiente publicó Now, con temas orientados al pop-rock como Touching you o Where have you been?, combinados con los sonidos más tradicionalistas de General da banda, Baião o Zigy zigy za, compuestas por ella misma. En 1987 lanzó Plus, una colaboración con la orquesta del alemán James Last. Sería su último gran disco antes de iniciar un lento proceso de retiro de la escena musical, que se vio interrumpido en un par de ocasiones.

La primera de ellas fue cuando el conocido y exitoso cantante George Michael (1963-2016) la invitó a participar del proyecto Red Hot + Rio, el noveno disco colectivo organizado por una asociación llamada RHO (Red Hot Organization) que recaudaba fondos para la lucha contra el SIDA. Lanzado en 1996, este volumen de la serie Red Hot -que llamó muchísimo la atención en su momento por el nivel de los artistas que convocaba- estuvo dedicado a la música de Brasil. Astrud Gilberto cantó, a dúo con el excantante de Wham!, otra famosa composición de Jobim, Desafinado. Luego de ello, la cantante editaría dos álbumes más, Temperance (1997) y Jungle (2002), para luego dedicarse más a la pintura y la defensa de los derechos de los animales.

El sofisticado timbre vocal de Astrud Gilberto tuvo dos consecuencias opuestas que hasta hoy están presentes en la escena de la MPB y el electropop. Por un lado, influenció positivamente a diversas vocalistas surgidas en décadas posteriores, como por ejemplo la cantautora Marisa Monte, María Rita -hija de otra legendaria cantante brasileña, Elis Regina (1945-1982)- o Bebel Gilberto, la hija que tuvo João Gilberto con Miúcha, también cantante y hermana de Chico Buarque.

En la orilla contraria, el susurro natural de Astrud Gilberto, que conquistó el mercado norteamericano con presentaciones como esta, dio pie a la aparición de un estilo de voz femenina, extremadamente lánguida, que encontró de inmediato su lugar en una de las vertientes más odiosas y rentables de la música electrónica moderna, el lounge y el chillout, utilizadas generalmente como música de fondo para eventos sociales, restaurantes y hoteles de lujo. Ejemplo de esto último es la colección de discos compactos The Rio Series (2005-2008) -también conocida como “Bossa ‘n”– que, aprovechando la moda de ondas como las del Café del Mar (Ibiza) o Buddha Bar (Francia), reunieron canciones de los Rolling Stones, Guns ‘N Roses, Ramones y Bob Marley para grabarlas con aburridos arreglos de bossa nova electrónica.

Casi como si se tratara de una traidora a la patria o una peligrosa terrorista, la figura de Astrud Gilberto, quien falleció en su casa de Filadelfia, a los 83 años, ha sido borrada por completo del imaginario colectivo brasileño, mientras que el resto del planeta sí aprecia y reconoce su aporte a la expansión de uno de los géneros que más apropiaciones culturales ha sufrido a lo largo del desarrollo de la música popular. Esta indiferencia de los líderes de opinión políticos y artísticos brasileños no deja de ser incomprensible y decepcionante, en especial porque la historia de la cantante tiene todos los elementos para generar más empatía que rechazo, en particular en estos tiempos de reivindicación femenina y protección de la mujer ante abusos de toda clase.

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Astrud Gilberto, Bossa Nova, Garota de Ipanema, Lula, MPB, Música del Brasil

[CARTAS A MANUELA SAENZ] Querida Manuela,

He estado ausente unas semanas, decidí tomarme un viaje largo. Cada día de mi viaje fue un aprendizaje, fue un momento para descubrir que hay infinitas posibilidades, así como realidades coexistiendo. El mundo no es estático y rígido sino diverso y vivo. Necesitaba desconectarme, estar con amigas y amigos queridos, así como caminar por los lugares que ya caminé y conocer nuevos sitios.

En esa diversidad del mundo, tenemos la de los seres humanos. Sentada en el aeropuerto de Internacional O’ Hare de la ciudad Chicago, en Illinois, Estados Unidos, veía tanta gente diferente. Todos apurados buscando sus salas de embarque. Pasaban de todas partes del mundo: hombres árabes con sus turbantes y sus camisones largos llamados thawb o suriyah; mujeres musulmanas con túnicas, chilabas y burkas; africanos con sus colores alegres; los nórdicos gigantes rubios; los judíos ortodoxos vestidos de negro con camisa blanca y sombreros conocidos como biber hit – plano por arriba y forrado de terciopelo- así como jóvenes vaqueros con las uñas verdes o con pelucas rosadas. El mundo actual es más grande y diverso de lo que pensamos y estamos íntimamente ligados.

Esto me lleva a querer compartir contigo que, a nivel internacional, junio es el mes del orgullo de la comunidad LGTBIQ. Creo que debes tener varias preguntas hasta este momento como qué significa LGTBIQ y orgullo de qué. Te cuento, el último miércoles de junio a nivel internacional, dado que se replica en muchas de las capitales del mundo occidental, se busca reivindicar la dignidad humana básica y rechazar la discriminación que sufrieron y todavía sufren las personas lesbianas, gays, transexuales, bisexuales, intersexuales y queer. Ellos marchan orgullosos de ser diferentes.

Era la madrugada del 28 de junio del año 1969 cuando se produjeron los disturbios del bar Stonewall del barrio Greenwich Village de la ciudad de Nueva York. Era un sitio de reunión de personas gays, lesbianas, trans, bisexuales y otros de la comunidad; por este motivo, la policía realizó una redada. Hubo mucha violencia esa madrugada y a raíz de ello nace la decisión de marchar para pedir reconocimiento, aceptación y mejoras colectivas de esta comunidad hacia la sociedad.

Tú te vestías de Húsar, con pantalones montabas a caballo, tenías un rango militar y eso generó mucha polémica. La razón fue porque usabas pantalones, estabas en espacios de toma de decisiones y de poder que eran exclusivamente para varones. ¿Cuál es la relación entre usar pantalones y ser varón o mujer? Hoy en día las mujeres usamos indistintamente vestidos, faldas o pantalones, en tu época no era así.  Actualmente, se cuestiona por qué los hombres no usan vestido o falda o se cuestiona el clásico ejemplo del color celeste para identificar al varón y rosado para la mujer. ¿Cuál es la relación entre estas normas sociales y la anatomía humana? Ninguna.

Muchos hablaban de ti a tus espaldas, que eras poco femenina, que eras seguro una ¨machona¨ y prostituta con el Libertador y los Generales. Es decir, confundían la orientación sexual con la identidad sexual. La orientación, como explicaba una gran amiga lesbiana y activista, es la atracción de amor profundo hacia una persona de tu mismo sexo. Ella se siente mujer, le gusta ser mujer y se enamora de mujeres. La identidad sexual es cómo una persona se identifica, que puede o no coincidir con su cuerpo biológico. La identidad sexual tiene que ver con cómo uno mismo se percibe en el mundo. En tu caso, no sabían si eras heterosexual, homosexual, transexual o simplemente una libertina. Por eso me gusta escribirme contigo porque fuiste una transgresora, allá por 1821.

Al igual que tú creo que el amor es el amor. Creo que toda persona que ama no debe ser condenada ni mucho menos maltratada. Existen tantos casos en la historia que sufrieron hasta la muerte por amar a quienes no debían, como el mismo Oscar Wilde, quien en su impecable defensa en el juicio el que enfrentó por ser homosexual citó la frase de Lord Alfred Douglas de su poema Two Loves (impreso por primera vez en The Chameleon en 1894): “Soy el amor que no se atreve a pronunciar su nombre”. Hoy, en 2023, es inaceptable en una sociedad que se basa en principios de igualdad, fraternidad y libertad condenar a alguien por amar. Lo que todos y todas condenamos es la violencia en todas sus formas, el forzar a las personas adultas, niños, niñas y adolescentes a tener relaciones sexuales no deseadas o a tocamientos no deseados. Eso es lo que debemos penalizar que no tiene nada que ver con el amor hacia otros y uno mismo como la orientación sexual y la identidad sexual.

¿Sabes? Ahora que he estado en mi viaje por Europa y Estados Unidos cada vez los jóvenes rompen más con las identificaciones de género. Pintarse las uñas o el pelo de colores o ponerse pestañas postizas es común en la juventud. Sin distinción. Al final, la sociedad va cambiando, es inevitable cuestionar las normas y convenciones. La comunidad es actualmente una minoría, pero tengo la sensación de que estos jóvenes están abriendo paso a un cambio social más grande. Han pasado 200 años desde que te ponías uniforme militar y cabalgabas, Manuela.  Como dijo la gran Virginia Woolf, escritora británica considerada una de las más destacadas figuras del vanguardista modernismo anglosajón del siglo XX y del feminismo internacional: “Un yo que sigue cambiando es un yo que continúa viviendo”; es decir, cambiar es lo que nos permite seguir adelante, sin que nada nos detenga. ¡Feliz mes del Orgullo!

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Día del Orgullo LGTBQ+, identidad sexual, LGTBIQ

«Llamo a estas personas que nuevamente están anunciando la ‘tercera toma de Lima’ o la ‘nueva toma del Perú’, ¿cuántas muertes más quieren por el amor de Dios, acaso no les duele en el alma haber perdido a más de 60 personas en estas movilizaciones violentas? Ninguna de esas muertes la ha provocado ni la ha buscado el Gobierno», señaló la presidenta Dina Boluarte respecto de la anunciada protesta que grupos de izquierda han convocado.

Hay un error conceptual y moral de base en la declaración de la presidenta. Los muertos no se ocasionaron solos o los causaron los protestantes. Como se ha acreditado, fueron obra y gracia de excesos policiales y militares. ¿Qué nos quiere decir la gobernante? ¿Que de producirse nuevas protestas violentas, el gobierno reaccionaría represivamente igual que en diciembre y enero y, por ende, se volvería a producir la carnicería que se produjo?

No hay justificación alguna para lo sucedido, y las investigaciones fiscales presentes o futuras deberán acreditar las sanciones penales de quienes resulten responsables (Dina Boluarte y Alberto Otárola incluidos en la pesquisa) y ser debidamente castigados judicialmente.

Por más violenta que sea una protesta, por más que se tomen carreteras, bloqueen puentes, incendien locales públicos o privados, o se tomen aeropuertos, la respuesta no puede ser la muerte de sus autores. No hay pena de muerte para tales delitos (definitivamente, lo son). Lo que corresponde es la detención inmediata de los violentistas y su procesamiento penal.

El uso de las armas por parte de la policía o de las fuerzas armadas, cuando se les encarga labores policiales, solo es justificable legalmente cuando está en riesgo la integridad o la vida de los propios hombres de uniforme o de terceros civiles, por acción de los manifestantes que protestan. Así corresponde en un Estado de Derecho, como el que supuestamente nos ampara.

Eso es algo que, lamentablemente, la presidenta Boluarte no parece entender y por ello sus declaraciones, ignominiosas para los deudos y para la sociedad civil aún indignada por lo sucedido, indignación que, entre otros factores, explica el inamovible grado de desaprobación del régimen. Los muertos seguirán lastrando al gobierno mientras éste no enmiende, repare o haga justicia.

 

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Alberto Otárola, Dina Boluarte, Muertos, tercera toma de Lima
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