Opinión

Hay que avanzar en aquello que facilite el tránsito de los congresistas de su renuencia a recortar su mandato a su aceptación de que es la mejor salida política posible a la crisis permanente que sufrimos desde el 2016.

No le regalemos la narrativa política al castillismo derrotado y golpista y mucho menos al radicalismo destructivo de Antauro Humala. La izquierda fue un desastre absoluto, que además de mediocre y corrupta, fue autoritaria y antidemocrática. Esa impronta debería quedar marcada a sangre y fuego en la mentalidad colectiva de la ciudadanía, que le sirva de experiencia aleccionadora y que ese aprendizaje ayude a que en adelante el país aprenda a votar con un mayor sentido de razón y menos de emotividad antiestablishment o identitaria.

Tags:

Boluarte, golpe, golpe castillista

Sin embargo, nuestra caótica situación política, producto del golpe blando aplicado a Pedro Castillo, difícilmente apuntará a esa meta. Es obvio que a los congresistas solo les interesa seguir en sus jugosos puestos hasta el 2026 y, para sobrevivir, Dina Boluarte tendrá que contemporizar con ellos. 

En un sector de la prensa extranjera se habla de que Castillo quiso convertirse en dictador la mañana del 7 de diciembre. En otro sector se explica que ha triunfado el hostigamiento constante de la derecha contra Castillo, incluso desde antes de asumir el poder y pidiendo golpe con la excusa de un fraude que nunca existió. Ahora ya lograron su cometido. Sacaron al profesor cuando éste pisó el palito.

Lo que hemos visto esta semana es ya un mal que se repite a menudo en nuestra manera de llevar la política. En vez de luchar por las cosas simples de la vida, como el cumplimiento de una agenda con la que Castillo fue elegido democráticamente, los políticos andan muy preocupados en ver sus ganancias (aguinaldo navideño de por medio) y las de un sector minoritario bajo el mismo el sistema político y económico heredado de la dictadura fujimorista.  

Volvemos, pues, a lo mismo. El sueño de «no más pobres en un país rico» se fue a la cloaca. 

A menos que Dina me contradiga.

Tags:

6 presidentes, cero inclusión, inestabilidad política, política peruana

En los modernísimos años noventa, con caída del muro de Berlín, globalización, televisión por cable, inicios de internet y todo, Alberto Fujimori nos contó la historia de que el Perú todavía era caldo de cultivo para sofisticadísimas dictaduras, con inteligencias grises a la cabeza. Me refiero a Vladimiro Montesinos -especie de gran hermano orwelliano, que todo lo ve y todo lo sabe, y todo lo controla y todo lo corrompe y con el amén, explícitamente firmado en cartas de sujeción de las Fuerzas Armadas. Con estos métodos se quebró el orden constitucional el aciago 5 de abril de 1992 y se intervinieron todas las instituciones del Estado. Cuánta nocturnidad, cuánta extorción, cuánto chantaje, cuántos destrozos en nuestra per se precaria institucionalidad; el Estado quedó en pie porque no puede desaparecer ¿o sí? Pero los partidos políticos no. Agentes de inteligencia con un mínimo de pudor y que denunciaron las miserias del régimen acabaron torturados, estudiantes dinamitados, fosas comunes a la orden del día, tanto como madres esterilizadas sin que nadie se los advierta primero. Estaba por advenirse nuestro nuevo milenio y las prácticas de Fujimori eran peores de obscenas que las de Sánchez Cerro, solo que con internet.

¡Pero no participamos tampoco en lo de Manuel Merino! Nos dicen. Sí, sí. Sí participaron, puesto que lo permitieron y sus fuerzas disuasivas, entre ellos se lucieron los impresentables ternas, que se movían como cangrejos del apocalipsis, arrestando a nuestros jóvenes, lo que nos hizo notar que rápidamente se erguía, de súbito, una nueva dictadura. Por eso salimos los mayores en masa a las calles, para cuidarlos y proteger a nuestros jóvenes, pero nada impidió que perdiésemos a Inti y a Bryan, a punta de fuego policial, lo que sí logramos fue impedir el asentamiento de una nueva dictadura, apenas ayer, en 2020. Triunfo de la sociedad civil y de nadie más.

Y ahora el cuento es que los militares se han convertido, de súbito, en paladines de la democracia por no sumarse a la pantomima de un pobre infeliz, Pedro Castillo, que nunca entendió de qué trataba la banda bicolor que lucía y a quien la casta militar odiaba profundamente: primero por tratarse de un campesino rural al que les costaba mucho cuadrársele y reconocerlo como su Jefe Supremo, segundo porque veían en él a un terruco, debido al partido de izquierda que lo llevó al poder. No cabe duda de que Pedro Castillo es un villano por donde se le mire y que es un alivio que él mismo, en su inconmensurable torpeza, se haya autoeliminado políticamente con su pantomima golpista, pero ¿tenían acaso los militares algún motivo para seguirle el rumbo a esta bala perdida?

No seré tan concluyente en mis últimas palabras; la negativa de las FFAA a plegarse a lo que fuera que intentó Pedro Castillo el martes 7 -además de autosabotearse- no suprime de un plumazo su secular vocación golpista y de irrespeto impenitente al orden constitucional. Aunque declarativamente se grite su vocación democrática, la respuesta no la tiene la voz de los jerarcas castrenses sino Cronos, el Dios olímpico del tiempo. 

Sólo las próximas décadas, que de seguro nos traerán coyunturas complicadísimas                                   -probablemente colmadas de aprendices de Fujimori y Montesinos- como complicada es nuestra historia republicana, nos dirán si realmente los militares se quedarían en sus cuarteles si un aspirante a sátrapa, que les insinué una sonrisa con la parte derecha de la cara, los disponga a una nueva y harto patrimonialista -léase corrupta- aventura autoritaria. El tiempo lo dirá, pues Pedro Castillo “nunca dijo nada”. Su corrupta inteligibilidad fue su rasgo más saltante. 

Tags:

fuerzas armadas, golpe, Pedro Castillo

El problema de nuestro país, de nuestra sociedad, es que no somos capaces de articular patrañas funcionales compartidas que integren a un suficiente número de peruanos y les hagan sentir que están forjando, cada uno a su manera, un destino razonablemente común. Hay demasiados grupos que se dedican solamente a demostrar que quien tienen al frente en la competencia por cualquiera de los poderes que definen la actividad humana, son la encarnación de la patraña, mientras que ellos ofrecen un relato que refleja la realidad y la razón.

La guerra continúa, mejor dicho, se renueva. Al final corremos el riesgo de que todo quede en un choque de patrañas disfuncionales que se cancelan en el caos o corren el riesgo de ser barridas por el reino de la patraña única impuesta por la fuerza.

Cínicamente hablando, convendría a la centroderecha esperar hasta el 2026 para darse tiempo de consolidar candidaturas y esfuerzos, pero a la vez es una buena noticia que por lo menos tres candidatos importantes (Keiko Fujimori, Rafael López Aliaga y Ollanta Humala) hayan declinado postular si se adelanta la convocatoria a las urnas. Puede, llevados por la fuerza de los hechos, terminar por producirse una conjunción de candidaturas y darle al país la posibilidad de terminar de corregir el desvío disruptivo del triunfo de un improvisado, corrupto y mediocre, como fue Pedro Castillo.

El gabinete Angulo no es un gabinete con la densidad política suficiente para navegar hasta el 2026. El propio Premier empieza su gestión con serias imputaciones personales y políticas (¿nadie googlea en Palacio?). En la cancha se verá su muñeca, pero ya es un hándicap que no tengamos a la segunda autoridad del país libre de pasivos importantes y gruesos que le pesen en la espalda a la hora de dedicarse a la enorme cantidad de tareas gubernativas que tiene por delante.

-La del estribo: muy potable y bien escrita la última novela de Gustavo Rodríguez, Treinta kilómetros a la medianoche. Signado por la controversia (tiene una pléyade de enemigos en ciertos sectores literarios que lo consideran un escritor light), sin embargo, adquiere paulatina maestría en el género y ofrece una obra auténtica, algo de lo que muchos de sus cultísimos adversarios carecen.

Tags:

gabinete Dina Boluarte, Premier

Por esa razón, la actual coyuntura político-económica difiere nítidamente de la que observamos cuatro años y nueve meses atrás. Entonces el Perú tenía el índice inflacionario más bajo de la región, la moneda más estable de América Latina y a pesar de su gigantesca informalidad económica estaba en la ruta más corta para ingresar a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, el exclusivísimo OCDE o, también llamado, el club de los países ricos. 

Cuatro años y nueve meses después, estamos ante un nuevo gobierno y unos nuevos retos. Vamos hacia ellos.

Tags:

Dina Boluarte, Gabinete, primer gabinete

Procesar un adelanto acelerado, precipitado y, además, inconstitucional, como quieren las huestes radicales del castillismo dolido y, por supuesto, el antaurismo, tiene claramente un objetivo: que nuevamente la izquierda radical antiestablishmentse haga del poder dada la fragmentación precaria de la centroderecha y la aún superviviente irritación ciudadana por el calamitoso estado social en que deja el país el Atila chotano.

Dina Boluarte, sea que busque completar el mandato hasta el 2026 o sea que, leyendo el pulso ciudadano, proceda a un adelanto de elecciones consensuado con el Congreso, debe hacerlo con inteligencia y mesura, sin apresuramientos ni improvisaciones.

Hay mucho en juego todavía en el país, como para que sigamos reeditando la inefable desprolijidad del antecesor presidencial, hoy felizmente fuera del poder y afrontando los juicios penales que le corresponden, como gran lección democrática para el país.

Kentler partía del reconocimiento de que los niños pueden tener necesidades sexuales antes de la pubertad. Los niños satisfechos sexualmente que mantienen con sus padres una buena relación de confianza incluso en cuestiones sexuales estarían mejor protegidos de la seducción sexual y de agresiones sexuales. Kentler no veía ningún problema en las relaciones sexuales en plano de igualdad entre adultos y niños. Si el entorno no discriminaba esas relaciones, entonces se podía esperar consecuencia positivas en el desarrollo de la personalidad, y tanto más si el mayor se sentía responsable del menor.

Y Kentler tuvo la oportunidad de poner en práctica su teoría.

En el estudio de la Universidad de Gotinga, presentado el 2 de diciembre de 2016, se establece que en los años 1969/70 Helmut Kentler, entonces jefe de departamento del Centro Pedagógico, recibió la autorización para un experimento. Por lo menos tres menores en estado de abandono de edades entre 13 y 17 años fueron confiados a pedófilos para que tuvieran una «educación llena de amor». Según la politóloga Teresa Nentwig, «se quería averiguar como se desarrollarían estos jóvenes, lo que sería de ellos en ese entorno».

Quedan muchas preguntas abiertas, como, por ejemplo, saber cuántos menores fueron afectados. El acceso a las actas de los “tutores” en los archivos estatales les fue negado a los investigadores, aduciendo “protección de derechos personales”.

La Senadora de Juventud de Berlín, Sandra Scheeres, declaró en esa ocasión:

«Lo que me parece totalmente aterrador es la argumentación que entonces esgrimió Kentler, a saber, que los jóvenes recibían un hogar y los tutores precisamente sexo, y que ambas partes se beneficiarían con eso. Y queda bien claro que aquí se llevó a cabo un delito bajo responsabilidad del Estado».

Esta práctica, iniciada por Kentler, sería continuada ocasionalmente por las oficinas de juventud de Berlín. A un pedófilo identificado con el seudónimo de Fritz H. le confiaron niños hasta el año 2001 por lo menos. Marco y Sven fueron dos de sus víctimas. «Fuimos criados por este hombre, sencillamente para cumplir sus deseos, para estar ahí cuando estos deseos debían ser cumplidos». Marco y Sven nunca conocieron a padres amorosos que les prestaran apoyo. «Castigos corporales. En los cuales lo golpeaba a uno. La divisa era: le pega al diablo en nosotros. No a nosotros, sino al diablo. Y ahí está el abuso sexual, que comenzó a los seis años». La fiscalía confirmó que Marco fue abusado sexualmente entre 1989 y 1996. «Nuestro tutor no mostraba interés por los mayores, sólo por los pequeños», dice Marco en un reporte de Deutschlandfunk del 25 de mayo de 2019. «En algún momento desconectas. Hasta el decimotercero o decimocuarto año de vida. Cuando no se conoce otra cosa y se es encapsulado. No se iba uno nunca de vacaciones, ni siquiera al parque de juegos. Se descuidaba la escuela». Marco estaba incapacitado para la vida laboral y padecía síndrome de estrés postraumático, unido a trastornos obsesivo-compulsivos y graves dificultades para adaptarse a la vida social. Sven juntaba botellas y vivía del subsidio social que otorga el Estado a los necesitados. Describía su vida como «miserable, sencillamente miserable». El nefasto legado de Kentler seguía vivo.

En enero de 2018 la Universidad Leibniz de Hannover dio a conocer que había autorizado investigaciones sobre Kentler, quien también fue docente en ese centro universitario.

El 15 de junio de 2020 se presentó en Berlín un informe sobre el actuar de Helmut Kentler en la asistencia a niños y jóvenes en Berlín, elaborado por estudiosos de la Universidad de Hildesheim (Baja Sajonia). La investigación concluyó que se podía presumir que Kentler era consciente de las consecuencias penales de su así llamado “experimento”, dado que por una parte lo da a conocer públicamente después del período de prescripción de los presuntos delitos y, por otra parte, elimina los indicios que había dejado en diversos documentos. Efectivamente, recién en 1988, a través de un dictamen escrito, Kentler hace público su experimento, del cual nunca se arrepintió. En 1999 escribió lo siguiente respecto a 35 casos de abusos sexual de menores en los cuales había fungido de perito judicial: «En la gran mayoría he tenido la experiencia de que las relaciones pederastas tienen efectos muy positivos en el desarrollo de la personalidad de un muchacho, sobre todo cuando el pederasta es un verdadero mentor del joven».

El 27 de abril de 2021, mediante un comunicado de prensa, el Senado de Berlín confirmaba lo que la senadora Sandra Scheeres había dicho anteriormente: que, pesar de la prescripción de los delitos, el estado de Berlín iba a conceder una ayuda financiera a las dos víctimas conocidas del experimento de Kentler.

La Conferencia de Juventud y Familia (Jugend- und Familienministerkonferenz) decidió en su sesión del 6 de mayo de 2021 que el actuar de Kentler debía ser investigado a nivel federal en toda Alemania. En ese sentido, la senadora Sandra Scheeres encargó un nuevo estudio a la Universidad de Hildesheim, con el fin de investigar una presunta red en toda Alemania que haya estado relacionada con el experimento de Kentler.

En la película “Spotlight” (Tom McCarthy, 2015) un abogado le dice a un periodista: «Si se necesita un pueblo entero para criar un niño, también se necesita un pueblo entero para abusar de él». Y eso es precisamente lo que ocurrió en Alemania con el experimento pedofilia de Helmut Kentler.

Arguedas, por su parte, en una carta dirigida a Enrique Congrains el 2 de febrero de 1959 apunta: “Nuestro buen Ribeyro es el caballero refinado y escéptico que jamás llegará a la obra grande”. Luego, el 30 de abrilde ese mismo año, en otra misiva le comenta a Pierre Duviols lo siguiente: “Le envío el artículo de Ribeyro. Me dijo todo lo que había entendido de la novela ¡¡Era más de lo que yo me propuse!! Ya no tengo pues temores. Y añade en brevísima posdata: Ribeyro estuvo en París muchos años. Es un excelente cuentista y buen crítico; el único que tenemos. ¡Qué pequeño es el Perú!”.

Sé que resulta un espacio demasiado breve para abarcar todos los aspectos importantes de la relación entre Ribeyro y Arguedas y lo que sus obras enormes significan para el Perú. Este es solo un primer esbozo sobre el que prometo volver. Tómenme la palabra, lectores.

Tags:

Literatura, Literatura peruana
x