El camino parece ser el siguiente. Vacado Castillo entre setiembre y octubre de este año, asumiría la presidencia Dina Boluarte, que, aunque tiene también serios cuestionamientos, pareciera contar con el blindaje de al menos 44 congresistas y también con una parte de la clase política y medios de comunicación, en la medida que sea solamente la presidente de transición.
Faltaría entonces la reforma constitucional y sus disposiciones transitorias, que con el voto de 87 congresistas en dos legislaturas ordinarias consecutivas (la actual de 2022 y la primera del 2023 que habría que adelantarla para enero), permitiría elecciones generales con primera vuelta a fines de mayo y la segunda a fines de junio. Dentro de las reformas constitucionales para este efecto, es imprescindible permitir la reelección de congresistas, así como un acuerdo político sobre los plazos y para tener nuevas autoridades en el JNE y la ONPE para que no haya dudas de la transparencia de este nuevo proceso electoral.
Esta propuesta no va a contentar a todos, pero toma diversas inquietudes de la ciudadanía que la clase política y los medios deben asimilar para buscar los consensos que nos lleven a una transición democrática. De no hacerlo, será el fin del estado de derecho, la continuidad de la corrupción que solo traerá más miseria y nuestras libertades serán, solamente, un nostálgico recuerdo o una triste canción.