Opinión

Estamos a un mes de la segunda vuelta electoral, hay mucha confusión, violencia y desánimo hacia el nuevo gobierno que ingresa el 28 de julio del 2021. Estamos viviendo una realidad política polarizada y adversa, supongo que parecido a lo que viviste en los primeros años de la independencia de América.

En estos momentos de confrontación, solo pienso en la lucha patriota, en el ideal de ser libres, crear una patria y liberar el continente americano. “No estoy aquí para informarles a ustedes, sino para sacrificarme por la causa de la libertad», frase célebre de nuestra heroína anónima María Parado de Bellido quien en vida fue mujer ayacuchana, mestiza, analfabeta y quechuahablante, que exponiendo su bienestar y el de su familia, sacrificó su vida en mayo de 1822. Hace 199 años, ella era informante de los patriotas respecto de los movimientos de los realistas en su región.

María fue llevada en procesión en torno a la plaza huamanguina y en cada esquina un oficial leyó el bando de la sentencia de los realistas estableciendo que era «para escarmiento y ejemplo de los posteriores por haberse rebelado contra el rey y señor del Perú». Fue en la plazuela del Arco donde le esperaba el pelotón de fusilamiento luego de ser torturada para que revele quiénes estaban involucrados en su conspiración patriota. Tú recordarás bien esta historia, ya olvidada con el pasar de los años. Esta fue una de las tantas demostraciones de prepotencia y abuso de las fuerzas realistas cuando escaparon a la sierra una vez que Lima fue independizada. Entraron con represión y pueblos enteros fueron incendiados, arrasados y sus pobladores masacrados.

Actualmente la zona andina sur tiene los mayores índices de pobreza. En el 2019 el INEI identificó a Ayacucho, Cajamarca, Huancavelica y Puno como las regiones con mayor índice de pobreza monetaria del país y cuyos niveles se encontraron entre los rangos de 34.4% y 39.4%. Asimismo, en la actualidad, Uchuraccay, Pucacolpa y Chaca son los distritos más pobres de la república. Son tierras de hombres y mujeres trabajadores, dedicados al agro que alimenta a todos los peruanos; artistas de cerámicas hermosas, de retablos que cuentan historias y música que inspiran como la Flor de Retama.

En diciembre de 1824, tú estuviste las 4 horas que duró la batalla en la Pampa de Ayacucho colindante al pueblo de la Quinua, conoces la zona y su realidad. ¿Qué significa pobreza extrema en 2021? Te explico, significa que los pobladores no pueden cubrir los gastos básicos como alimentos, educación y vivienda. Manuela, parece que nada cambió en tantos años. Sin servicios, sin alimentos, sin derechos, probablemente no es muy diferente a lo que tú conociste. Pero fue en esas tierras donde se firmó la Capitulación de Ayacucho que no solo significó la independencia del Perú sino que abrió la independencia hispanoamericana. Hasta hoy, existe la marcada diferencia entre Lima y la sierra, en especial, la zona sur.

Saludos,

Sil

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Elecciones 2021, María Parado de Bellido

Es difícil saber aún si el pacto de Perú Libre con Juntos por el Perú tendrá un impacto electoral significativo. Por lo pronto, ya el 59.5% (según encuesta del IEP) de los votantes de Verónika Mnedoza se habían inclinado por Castillo y solo el 4% por Keiko. Pero había un 19.8% que pensaba votar en blanco y un 15.4% que aún no decidía. Este bolsón podría ahora inclinarse por Castillo, pero si uno recala en que Mendoza apenas sacó el 6.39% de los votos emitidos se da cuenta que no será superlativo el caudal de votos que le pueda aportar.

La jugada, que es inteligente, apunta más a los indecisos en general, aquellos que no votaron por ninguno de los dos finalistas y eventualmente por ninguno en la primera vuelta (el 12% votó en blanco), y además busca obtener los cuadros técnicos de los que Castillo carecía.

Castillo mueve el tablero y obliga a que Keiko medite sus siguientes pasos. Por lo pronto, ya sabemos que con esta “contratación” de cuadros técnicos lo más probable es que Castillo ahora sí acepte los cuatro debates planteados y que en ellos le vaya algo mejor.

Por supuesto, es mejor un gobierno de Dancourt y Francke que uno lleno de psicópatas leninistas cerronistas, pero queda el sinsabor de que la izquierda moderna o que pretendía serlo se haya puesto a disposición por un plato de lentejas (es como si en el otro lado, el partido Morado hubiese firmado un pacto con Fuerza Popular basado tan solo en la promesa de que Keiko no buscaría la reelección).

Y lo más probable es que si Castillo llega al poder los trate como Fujimori a los evangelistas y encaramado -luego de dictar las medidas demagógicas que anuncia- en un 70 u 80% de aprobación popular simplemente vuelva a su redil ideológico, aplique el plan de disolver el Congreso y convoque una Constituyente que le permita realizar sus sueños chavistas de copar todo el poder y perpetuarse en él. Y Mendoza y compañía solo habrán servido de maquillaje electoral.

Igual, sea moderada o radical, la propuesta económica de la izquierda peruana es un desastre. Mayor si primaban las ideas castillistas, menor si priman las mendocistas (eso está por verse). Lo que el Perú necesita es capitalismo a la vena para poder salir de la recesión pandémica y poder construir el Estado de bienestar que la población reclama. Y esa opción está negada si gana Perú Libre.

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Juntos por el Perú, Perú Libre

¿Qué le ha sucedido a De Soto? ¿Puede un economista, en sus ambiciones capitalistas, ser de izquierda o, peor, comunista?

 

    Coqueteó con el comunismo. Veintiún días. No paró desde que cayó derrotado en la primera vuelta electoral, el 11 de abril. En silencio se acercó tanto a Castillo que llegó hasta su mesa «suplicando una cita» con él. Hernando de Soto, dejó de lado la vergüenza y fue tras el trebejo de Vladimir Cerrón. Lo encontró en un restaurante en la carretera hacia Tumbes, en el norte del Perú, a varias horas de Lima. Según De Soto, su viaje hasta allá era para rescatarlo de un «secuestro» —claro, él nos quiere convencer de que es un mesías—. Dijo en un programa de televisión que Pedro Castillo estaba secuestrado por la ideología marxista leninista de su partido, Perú Libre, y que él lo iba a salvar.

 

    ¿Qué le ha sucedido a De Soto? ¿Puede un economista, en sus ambiciones capitalistas, ser de izquierda o, peor, comunista? Es una contradicción hasta biológica, ¿no creen? ¿Acaso se inventó toda esa fábula mesiánica para ocultar algo más?

 

    Todavía recordamos los titulares de la prensa publicados entre el 14 y 16 de abril, cuando ya se sabía quiénes eran los candidatos de la segunda vuelta. Varios diarios imprimieron casi el mismo encabezado: «Hernando de Soto estaría pidiendo el premierato y cinco ministerios» (Correo), «Hernando de Soto estaría pidiendo ser premier a cambio de apoyar candidatura de Keiko Fujimori o Pedro Castillo» (CuscoPost), «Hernando de Soto estaría pidiendo el premierato y cinco ministerios, afirma Paredes Terry» (Perú 21). Y hace solo unas horas otra vez Paredes Terry, el excolaborador de campaña electoral de De Soto, ha declarado para el diario Expreso que el 11 de abril, durante una reunión con el equipo de Keiko Fujimori, «De Soto pidió el Ministerio de Educación para su pareja».

 

    Si ese indecoroso pedido se hizo el mismo día de la primera vuelta, y luego De Soto se fue en la búsqueda de Pedro Castillo a «suplicarle una cita» —como describió Jorge Paredes Terry—, quiere decir que su proposición indecorosa no fue bien recibida por los fujimoristas aquel 11 de abril. Y ahora que, finalmente, el excandidato de Avanza País regresa a Lima 21 días después, otra vez derrotado, con su misión incumplida de rescatar a Pedro Castillo del marxismo leninismo, supongo que el fujimorismo y quienes votaron por él ya lo están mirando feo. Keiko ni siquiera lo ha llamado luego de que él se dignara en decidir su voto por ella.

 

    Veintiún días coqueteó Hernando con el comunismo. En todo ese tiempo fastidió a sus propios electores y hoy se queda sin soga ni cabra.

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Comunismo, Hernando De Soto, Pedro Castillo

Una gran cantidad de medios de prensa en nuestro país, incluyendo a varios respetables, tiene una sección dedicada al horóscopo. Muchas personas consideran a la astrología como una fuente confiable de conocimiento y se dejan guiar por ella para tomar decisiones en la vida. Otras la toman como un simple juego. Y un tercer grupo no la toma tan en serio, pero, mostrando una falsa apertura de mente, no la rechaza de plano porque piensa que “¿quién sabe? Tal vez sí funcione”. 

Lo cierto es que la astrología no tiene fundamento alguno. No hay razones para pensar que si una persona ha nacido cuando la tierra pasaba bajo una constelación de estrellas que vagamente se asemeja a un toro, esa persona poseerá aspectos de la personalidad de ese animal, y que eso influirá en su suerte a lo largo de su vida (por ‘pasar bajo una constelación’ me refiero a que la proyección de la línea que parte de la tierra en dirección al sol llega hasta dicha constelación). Pero el rasgo más problemático de la astrología es la actitud de desdén por la verdad que promueve. 

Por un lado, los astrólogos hacen predicciones de manera muy general, o las reinterpretan después de los hechos. “Algo terrible te va a ocurrir mañana” es compatible con muchos estados del mundo. E incluso si no te sucede absolutamente nada, los astrólogos no lo aceptan como un error, sino que reinterpretan los hechos diciendo que en verdad sí te sucedió algo terrible, solo que fue muy sutil como para ser percibido. 

Por otro lado, la astrología enfrenta muchos problemas. Algunos de estos, señalados por el filósofo Paul Thagard, son los siguientes.

Gemelos. Muchos gemelos, a pesar de haber nacido bajo el mismo signo zodiacal, tienen personalidades bastante diferentes, y su suerte en la vida es muy diferente también. Incluso en los casos en que tienen personalidades similares, esto podría explicarse por la crianza común, o por herencia genética. Pero la astrología no solo no se interesa en abordar este problema, sino que no intenta ni si quiera compararse con teorías alternativas de la personalidad. 

Constelaciones. Existen 88 constelaciones visibles desde la tierra, y la tierra pasa bajo 13 de ellas, no 12. Los astrólogos babilonios simplemente obviaron la constelación Ofiuco por razones prácticas, pues ya contaban con un calendario de 12 meses. 

Precesión. El fenómeno de precesión ocurre porque el eje de la tierra respecto al plano del sol es inclinado, y la rotación de la tierra hace que la perspectiva de la tierra respecto a las constelaciones cambie ligeramente cada año. Se necesitan 26 mil años para que esa perspectiva vuelva a ser la misma. Ahora bien, las fechas del horóscopo se establecieron hace unos 2 mil años, lo cual quiere decir que la perspectiva de la tierra se ha corrido 1/13 desde entonces (¡casi un mes!). Esto, combinado con el hecho de que existen 13 y no 12 constelaciones, hace que en la gran mayoría de casos los días en los que la tierra pasa bajo una constelación no correspondan con lo que se indica tradicionalmente en los horóscopos. Por ejemplo, según el horóscopo tradicional, una persona es Aries si nació entre el 20 de marzo y el 20 de abril, pero en realidad la tierra estuvo bajo Aries entre el 18 de abril y el 13 de mayo. Alrededor del 86% de personas no ha nacido bajo el signo zodiacal que cree. 

A pesar de estos problemas, los astrólogos no muestran ningún interés en buscar soluciones, tanto así que la astrología se ha mantenido prácticamente intacta desde los tiempos de Ptolomeo. Las ciencias de verdad no ignoran sus problemas, sino que plantean programas de investigación alrededor de dichos problemas, lo cual explica el desarrollo fascinante, a lo largo de su historia, de ciencias como la física, la biología, y la psicología (piense en todo lo que han avanzado estas disciplinas en los últimos 100 años). 

Los medios de prensa deberían, por un tema de ética profesional (pues su deber es informar con la verdad), o eliminar sus secciones de astrología, o indicar claramente que se trata de un juego. No debemos olvidar que los lectores de la sección de astrología también votan en las elecciones, y que a todos nos conviene que la gente aprenda a no dejarse engañar.  

* Manuel Barrantes es profesor de filosofía en California State University Sacramento. Su área de especialización es la filosofía de la ciencia, y sus áreas de competencia incluyen la ética de la tecnología y la filosofía de las matemáticas. Obtuvo su doctorado y maestría en filosofía en la Universidad de Virginia, y su bachillerato y licenciatura en la PUCP.  

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Astrología, Horóscopo

Si el mentado acuerdo entre Perú Libre y Juntos por el Perú no pasa por la exigencia de un mínimo de moderación de los postulados económicos de Castillo-Cerrón, la aceptación de los requisitos democráticos para el cambio constitucional (no forzar la disolución del Congreso, como ha sugerido el presidente de Perú Libre), y una vigorosa agenda de respeto a los derechos sociales y políticas de género, habremos asistido al suicidio de una opción de izquierda moderna en el país.

Desde esta columna nunca nos hemos sumado al terruqueo de Verónika Mendoza, ni siquiera a su chavistización (que nos ha parecido siempre absurda y reaccionaria), porque entendemos que la suya era una propuesta de izquierda más sensata y democrática (aunque igualmente equivocada en materia de orientación económica).

Por ello, debemos suponer que su acercamiento a Perú Libre pasa por el establecimiento de algunos acuerdos mínimos y no por una entrega incondicional de cuadros y votos. Si JPP se suma al proyecto radical de Castillo, que es un claro programa marxista leninista de copamiento autoritario del poder político, económico y social, esa izquierda veronikista jamás podrá volver a presentarse bajo un rostro de supuesta modernidad y moderación.

Mientras no conozcamos los resultados finales de las conversaciones entre ambas agrupaciones estaremos especulando, pero cabe hacerlo en la medida que lo único que se escucha de las canteras de Perú Libre es claramente un proyecto bolivariano, de destrucción de la democracia formal, de la economía de mercado y de los mínimos derechos liberales que tanto trabajo ha costado conquistar.

Ojalá llegase el día en que la izquierda peruana acepte el lecho rocoso de la economía de mercado y entienda que puede y debe hacer mucho en materia de redistribución y de políticas de equidad, sin que el libre mercado sea un obstáculo para ello, sino, por el contrario, su condición necesaria. Si a ello le suma un talante democrático (que pasa, sobre todo, por el respeto a la alternancia democrática y no por la perennización en el poder, a lo Chávez, Correa o Morales), el Perú habrá ganado mucho.

Si nada de ello figura en la agenda explícita del pacto que se cocina entre Perú Libre y Juntos por el Perú, habremos asistido a la autoeliminación política e ideológica de la izquierda moderna y liberal en el país.

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Pedro Castillo, Perú Libre, Vladimir Cerrón

Esta vez la pobreza peruana no necesitó de un grupo de élite militar que diera un golpe de estado a la élite económica que la causaba. Tampoco tuvo necesidad de que un grupo de católicos comprometidos hablara por ella. La pobreza cobró vida doscientos años después de fundada la República y se encarnó en personas con mayoría de edad, capaces de elegir a un candidato presidencial que ha llevado sus reclamos hasta el gobierno con la ilusión que los resuelva. Un candidato y un partido que no son de Lima.

Cuando se promulgó la Ley orgánica de Gobiernos Regionales el 19 de noviembre de 2002 se aceptó, tras varios intentos fallidos de integración departamental, que cada departamento establecido en la Constitución de 1979 tuviera su propio gobierno regional, menos la capital, la ciudad de Lima (y luego dicen que no hay discriminación). Desde ese momento las elecciones regionales fueron provocando una crisis en los partidos nacionales que ya en la década de 1990 habían sufrido una desideologización severa. En las primeras elecciones regionales del 2002 se impuso el APRA como el principal partido de oposición a Perú Posible, el partido del entonces presidente Alejandro Toledo. Pero en las siguientes elecciones del año 2006 la mayoría de los gobiernos regionales fueron a manos de movimientos políticos locales en lugar de ir a partidos nacionales. El APRA, que ganó las elecciones presidenciales, sólo logró ganar en dos departamentos y los demás partidos nacionales aún menos. Se produjo entonces una escisión entre los partidos nacionales, todos con sede principal en Lima y los movimientos políticos locales, de tal manera que los nacionales lideraban las elecciones presidenciales, y los locales, las regionales. Mientras tanto, el Congreso se mantuvo como un lugar de confluencia de gobernantes regionales o alcaldes provinciales que al culminar sus periodos se integraban a las listas de candidatos al congreso que albergaban los partidos nacionales. En este proceso de democratización y desarrollo político de movimientos locales la fragilidad de su permanencia en el tiempo y el clientelismo han sido rasgos característicos debido a que los cargos públicos en muchas ocasiones son la principal fuente de ingresos para un sector de la población, sobre todo en zonas de difícil acceso. En ese marco, el Movimiento Político Regional Perú Libre fundado en Junín el año 2007, da origen a un Partido Político Nacional que hasta el año 2016 simplemente se retira en las elecciones presidenciales. De ahí que se pueda deducir que ha sido el candidato Pedro Castillo y no el fundador del partido, acusado de corrupción, quien ha logrado atraer la votación del 40% de votantes regionales.

Más allá de que concordemos o no con los reclamos y soluciones de los que nos habla el candidato Castillo en sus discursos, estamos viviendo un momento particular en nuestra historia. En esta ocasión no es un migrante que viene del campo a la ciudad para poder sobrevivir huyendo del hacendado, tampoco es un senderista que viene del campo a la ciudad para imponer su justicia de terror: nos encontramos ante un dirigente político que tuvo el poder de derrocar a la ministra de Educación y que ha conseguido que la población más pobre del país se sienta representada por su discurso. El discurso del SUTEP es sumamente criticado. Se considera que su orientación ideológica prioriza lo salarial y la estabilidad laboral al aumento de calidad en la enseñanza, pero en una crisis como en la que nos encontramos, ¿cómo no va a representar al más pobre el defensor de la protesta, del salario y de la estabilidad laboral? ¿No es acaso lo más deseado por sus votantes?

El Perú es un país que cumple doscientos años de ser gobernado por alguna élite costeña que siempre se ha enriquecido gracias al trabajo mal remunerado o alguna forma de enganche. Nos acostumbraron a vivir pensando en que algo nos chorrearía. Pues resulta que doscientos años demoró la democracia peruana en conseguir que la mayoría decida. Si la mayoría del país está signada por la pobreza y desde ahí toma sus decisiones, aceptemos la responsabilidad de haber tenido la educación como parte de un sistema que buscaba la conveniente sostenibilidad de la ignorancia y por favor, como limeños, dejemos de lanzar aullidos de miedo, abstengámonos de imponer nuestras recetas y propuestas políticas al candidato. Tiene todo el derecho a decidir a quiénes se acercará para conformar el equipo que pueda realizar sus ideas lo más cercano que pueda a como él las ha imaginado para el país y para la población que representa. Nuestra tarea consistirá en defender, nuestros derechos, nuestras instituciones democráticas y el equilibrio de poderes si sus propuestas son injustas, autoritarias o ineficaces. Demos un salto de madurez política. Las peruanas, los peruanos más pobres ya no creen en promesas de 3,000 colegios. Han conseguido llevar su demanda laboral, y desconfianza en la corrupción y el extractivismo hasta la presidencia. Les queda ahora asumir su responsabilidad al respecto. Llegó la hora de que nos tratemos como iguales.

5 de mayo de 2021

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Elecciones 2021, Gobierno, Perú Libre

El foco de las críticas en la campaña electoral está puesto sobre el planteamiento económico del candidato de Perú Libre. ¿Está equivocado en todo lo que propone? ¿En qué sí y en qué no?

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Elecciones 2021, Pedro Castillo, Perú Libre

Es una buena fórmula verbal la empleada por Keiko Fujimori para expresar su diferencia respecto del cambio radical que propone Pedro Castillo. Según la última encuesta de Ipsos, 86% de la población quiere un cambio del modelo (32% radical, 54% moderado), de modo que mal puede estacionarse como una simple defensora del modelo.

Pero cualquier narrativa antiestablishment que quiera desplegar la candidata de Fuerza Popular tiene que ser respaldada por los hechos y por los gestos. Y en esa medida, poco o nada ayuda que presente un equipo técnico conformado por los rostros gastados de Carmen Lozada, Martha Moyano, Jorge Baca y Patricia Juárez!!! Eso es más de lo mismo. No es renovación. ¿No tenía a nadie más que mostrar? Si la idea era reforzar el albertismo, es un esfuerzo absurdo porque ese voto ya lo tiene consigo.

Es verdad que el antivoto keikista viene disminuyendo (de 70% en marzo a 50% en la última medición), pero si Keiko de verdad quiere aliviar esa mochila va a tener que mostrar algunos propósitos de enmienda respaldados en nombres frescos, independientes, no fujimoristas.

El de Luis Carranza es, por ejemplo, una buena muestra de lo que debe mostrar. Carranza es un economista que garantiza un manejo macroeconómico serio y fue él el artífice del boom económico del segundo gobierno de Alan García. Pero a la par se necesita conocer una baraja de potenciales Premier o, muy en particular, de probables ministros de Educación, considerando que las mayores rabias y furias keikistas de los últimos cinco años se asentaron en ese sector (teniendo como víctimas a Jaime Saavedra y Marilú Martens).

Keiko tiene el camino cuesta arriba. Debe recuperar el sector AB derechista (empeño que ya está casi logrado), debe conquistar los sectores D y E (aún en proceso), debe asegurarse algún porcentaje significativo en el arisco sur antifujimorista (lo más complicado), y debe aminorar el antivoto (tarea que parece haber olvidado).

Todo ello requiere de una estrategia fina, múltiple, de varios frentes de batalla simultáneos. Pero no puede cometer errores tan ingenuos como el del anuncio de su “equipo técnico” de la vieja guardia. Le resta, no le suma.

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Elecciones 2021, Fuerza Popular, Keiko Fujimori

Se acerca poco a poco Keiko Fujimori a Pedro Castillo, según la última encuesta de Ipsos. El 16 de abril estaba el candidato de Perú Libre en 42% y la candidata de Fuerza Popular en 31% (le llevaba 11 puntos). Ahora, el 30 de abril, están en 43-34 (9 puntos de diferencia). Si sigue la tendencia, la final será de fotografía.

Algunas cifras relevantes de la encuesta: en Lima Keiko pasa de 43 a 51%; en la región Centro, Castillo cae de 68 a 55% (la dura campaña contra Cerrón parece estar surtiendo efecto); en el sur Castillo sube de 58 a 64%; en el oriente Keiko sube de 29 a 36%.

En el sector A, Castillo cae de 17 a 11% y Keiko arrasa, subiendo de 52 a 81%; en el B, Keiko sube de 39 a 45%; en el D Castillo cae de 50 a 46% y Keiko sube de 25 a 28%; en el E sube Castillo de 56 a 60%.

Entre los jóvenes de 18 a 25 años se ha producido un vuelco: Castillo cae de 42 a 39% y Keiko sube de 29 a 38%. Finalmente, entre la población femenina, Keiko crece de 32 a 38%.

Viene funcionando, al parecer, la estrategia keikista de ir primero conquistando el A, B y C y luego pasar al D y E. Por ello, la narrativa antiestablishment estrenada en el debate y que seguramente veremos repetirse a lo largo de la campaña.

La candidata de Fuerza Popular tiene aún tarea pendiente en zonas del país que le son adversas (básicamente el sur y aún el centro), pero sobre todo tiene que ganar la batalla en el E.

Otro dato relevante es que el antivoto keikista ha venido disminuyendo de 70% en marzo, a 55% el 16 de abril y ahora 50% a fines de abril. El antivoto de Castillo sube, en cambio de 30 a 33% (en marzo no se le medía porque no aparecía en las encuestas). Al parecer, conforme se le va conociendo va perdiendo adeptos.

La encuesta de Ipsos no mide el debate, el mismo que creemos ganó Keiko y que vieron cuatro millones de personas. La encuesta referida es, sin embargo, reveladora de tendencias y promete una final ajustada.

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Antivoto, Encuestas, Keiko Fujimori
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