Uno de los elementos destacados del universo gótico, es que los enemigos del superhéroe terminan siempre capturando al espectador, incluso más que el propio Batman. Como en la entrega de Burton con el Joker de Jack Nicholson. Esta última, no ha corrido igual suerte. Cada personaje tiene una consistencia tan sólida que difícilmente se diluye frente a la complejidad del otro,sorprendiendo además constantemente con sus revelaciones.
Mención aparte para Colin Farell y el Pingüino que nos presenta con la virtuosidad además de sus excelentes maquilladores. Porque si hay un personaje más siniestro que todos, es él. A pesar de que los Estudios le negaron la posibilidad de que este Pingüino pueda fumar, Farell se ha paseado como ha querido, en los misterios del villano con cada gesto, mirada e inflexión corporal que lo ha convertido en la propia esencia del film. Violento, sinuoso, despiadado y oportunista.
Acompañan a este poderoso elenco Jeffrey Wright como Gordon, Andy Serkins como Alfred y el gran John Turturro como Falcone.
La cinta ya está en cartelera, dura tres oportunas horas, que no desgastan su narrativa en ningún momento y es el producto de una combinación de elementos importantes, como la misma historieta, el guión a cargo de Matt Reeves y Peter Craig, un reparto elegido con cuidado, una producción artística que empodera aún más a la misma ciudad. Esta propuesta no solo muestra a un Batman más joven, sino que se atreve más que nunca a profundizar y desmitificar el origen familiar del mismo protagonista. Convirtiendo al superhéroe que ya conocíamos, en uno, con mayores cuestionamientos y por primera vez, incluso de tipo social.