Opinión

Si el presidente Castillo cree que el fracaso de la moción de vacancia supone una vuelta a fojas cero y que los dislates cometidos con insólita fruición en sus primeros 130 días de gobierno, pasan al olvido y todo empieza de nuevo, cometería un nuevo error, que se sumaría a su largo rosario de estropicios políticos cometidos en lo que va de su gestión.

De hecho, cuando el próximo año su nivel de popularidad siga cayendo (hoy la encuesta de Datum muestra una caída en su aprobación de 40 a 32% y un crecimiento de 50 a 59% de su desaprobación), cuando la crisis económica empiece a hacerse sentir en términos de menor bienestar (mayor pobreza y desempleo), cuando eventualmente acontezca la tercera ola, y cuando, además, se acerquen las elecciones municipales y regionales, que harán que los partidos del ubicuo centro (particularmente Acción Popular y Alianza para el Progreso) se intenten desmarcar de un gobierno que para entonces seguramente rozará el dígito de aprobación, sobrevendrá un “momento destituyente”.

Y cuando eso ocurra, todo lo anterior, denunciado hasta ahora, se empozará y se sumará a las nuevas denuncias que eventualmente surgirán, dada la desprolijidad con la que este régimen maneja la administración pública. Ya no serán el jirón Sarratea ni los baños de Palacio el epicentro del escándalo, pero habrá, seguramente, otros lugares y otros personajes cercanos a Palacio comprometidos en inconductas que volverán a rozar al Presidente.

Si Castillo cree que ha salido empoderado en su línea de conducta y se ratifica en ella, va camino, pronto, al suicidio y a lograr que una segunda ola vacadora se lo lleve de encuentro de Palacio, esta vez involucrando ya no solo a las bancadas de derecha, que, por precipitadas, arruinaron siquiera el objetivo de hacerlo comparecer al Presidente ante el Congreso, sino a aquellas del centro que esta vez le dieron su respaldo.

La paciencia política ya se agotó con Castillo. La calle lo desaprueba y pronto lo hará toda la clase política de oposición, si no es capaz de entender que tiene que enmendar rumbos, rápida y estructuralmente, descartando tesis maximalistas como la de la Constituyente, y acercándose a posturas de centro antes que a escenarios de confrontación radicales.

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Palacio de Gobierno, Pedro Castillo, vacancia presidencial

UNO

Pareciera que lo hiciera adrede. En una de nuestras primeras columnas indicábamos la sorpresa mayúscula que se apoderó de Castillo ante los resultados de la Primera Vuelta. 

“Voy a ganar carajo”. Sonrió y al instante “tragó saliva y tembló ante tamaña responsabilidad”. 

Tampoco supo dimensionar que la Oposición le discutiera, hasta los más nimios detalles, y pida su vacancia cada semana. No ayuda en absoluto su falta de comunicación con la Prensa y sus dislates, lógicamente. No entiende que ahora es el Presidente de la Nación y no un líder sindical. En un mundo digitalizado, debe dar explicaciones de sus actos siempre. Estamos en tiempos donde a cada minuto, se informa, se tuitea. Los jóvenes y no tan jóvenes ya no leen diarios, ni ven cable y menos noticieros. Se informan de todo, a través de las redes sociales. Se nutren de la pantalla del smartphone. El gobierno desdeñó a la prensa desde el vamos. Craso Error. Desde allí entonces se creó un enemigo: El Cuarto Poder (y no me refiero al apócrifo programa). 

Mucha gente no está convencida de la vacancia (me incluyo). Sin embargo, el Presidente, desde sus yerros, alienta a cambiar de opinión a los neutros. Mejore la comunicación con los medios, no siga desdeñándolos. Sea lo más transparente posible. Prometió no repetir los errores de los gobiernos anteriores y los está repitiendo. Encima, se alía con el Judas del Acuña.

No jodas, pues.

DOS

Fue uno de los conservadores ilustrados del país en el siglo pasado. Brillante abogado, constitucionalista, periodista y congresista. Debió de ser la inspiración para el personaje del “Constitucionalista Beodo” en la novela “La Fiesta del Chivo”. La entrevista con Hildebrandt – “Cambio de Palabras”– delata todos sus matices. Ahí lo conoces a profundidad. Siempre polémico. Terminó de arruinar su reputación al reunirse con Montesinos. Y todo por un curul. Ese es el padre de la Congresista Patricia Chirinos. Quien grita, gimotea (es un símil de la Yoko sesentera) e insulta al Presidente Castillo, en plena manifestación. Va a Ayacucho y usa los hornos de cremación en forma alegórica; sin ningún tacto político, desconociendo que muchas víctimas del terrorismo, en ese lugar, fueron incinerados. Ella que surgió del partido de Alex Kuori – que estuvo preso por corrupción – denuncia y grita a los 4 vientos: ¿Incapacidad Moral?, ¿me estas jodiendo Patty?

No, Patricia también tiene matices.

TRES

Dícese que es la política con menos calle en el país. También que los gestos dicen mucho de un político e importan. 

Pelo rubio, caucásica, blazer a cuadros y la mano derecha levantada, pero no para estrechar la diestra del Presidente. La palma, en ángulo de 90°, rechaza saludar con la mano. Pedro se confunde, millones lo ven. Se estaban despidiendo, con el saludo habitual, en pleno coronavirus: chocando los codos. Lo otro imposible. “No seas confianzudo cholo”. Eso dice la expresión de la Presidenta del Congreso, quien después mira para el costado, haciéndose la boluda.

“La cague” 

Había reflexionado la congresista. Cuando acudió raudamente al programa chatarra de Chibolín. El día anterior, había rechazado reunirse con las encargadas de los Comedores Populares, que clamaban por fondos. Reaccionó, y cinco días después viajó a Cajamarca. Se reunió con sus representantes.

“Tuve el honor de visitar el comedor popular “Santa Rosa”, donde justo a las valientes madres que trabajan para alimentar a más de 46 familias, almorzamos un delicioso arroz de trigo con cuy y papa picante”, declaró después. 

El problema de la blonda política, es que la foto de dicho almuerzo, habla por sí sola.

“¿Qué mierda estoy comiendo, y con quiénes?”

Es política y los gestos importan.

Días después, su amiga (¿o hija postiza?), Lorena Tudela se sacaba una foto insólita, en un poblado innominado de Lima. Donde mujeres, de diversas edades, con polos de “No al Comunismo”, miraban intrigadas y unas con rostro ceñudo, como quien diciendo “que carajos hago acá”. En el medio, con una sonrisa de lo más gélida – es la única que lo hace – la blonda Congresista vestida con un blazer azul y zapatillas de marca. Eso sí, no las abraza “me vayan a ensuciar, no te pases”. Ah, y apretando fuerte su bolso “por si las moscas”.

CUATRO

“Libertad es defender el derecho a decidir de los ciudadanos. Pero ustedes no están preparados para esa conversación”.

Alejandro Cavero Congresista

Su tuit tuvo 1.500 respuestas. Pero el novel congresista no se refería a las elecciones, sino a la libertad de comprar Cheese Tris. Si, y no es joda. Dicho producto ha sido vetado por Indecopi por contener grasas trans en exceso. 

Un día después, una viñeta completaba su ideología.

“Libertad es defender el derecho a decidir de los ciudadanos. Y acusarlos de fraude cuando no eligieron lo que uno quería”

Dícese que promueve los derechos de la comunidad LGBT; sin embargo, apoya en forma irrestricta al partido franquista Vox. Ahí hay, mínimo, un conflicto de intereses. 

Su última aportación: Un proyecto de Ley para volver a la Bicameralidad del Parlamento. 

Por lo visto, el personaje de marras no percibe, ni lee las encuestas donde el 84% desaprueba el Congreso actual. 

Un Presidente Inepto y una oposición repudiable.

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Presidente Castillo

Si a algunas personas el gobierno de Sagasti debería prestarle atención como potenciales focos de desestabilización es a José Luna Gálvez y a su satélite congresal e hijo, José Luna Morales.

Estuvieron claramente involucrados en la vacancia de Vizcarra, porque éste no satisfacía sus requerimientos de tumbarse la reforma universitaria, Sunedu incluída, y permitir así que su universidad, Telesup, vuelva a seguir estafando a decenas de miles de alumnos ofreciéndoles educación de bajísima calidad.

Los Luna se han agenciado, inclusive, un conglomerado mediático que les sirve de caja de resonancia para todas sus iniciativas demagógicas, como esta peregrina idea de devolverle dinero a los aportantes al sistema de la ONP.

Llama la atención, asimismo, la altísima frecuencia con la que congresistas de otras bancadas, particularmente de Acción Popular, terminan siempre votando en el mismo sentido de los proyectos de ley que Podemos Perú presenta. Los malpensados podrían pensar que eso no es gratuito, pero resulta por lo menos extraño que estos congresistas acaten más las órdenes de los Luna que las indicaciones de sus propios partidos.

Hoy, los Luna están atarantados por el remezón de la calle que frustró la presidencia del monigote de Manuel Merino, pero más pronto que tarde volverán a la carga. Sagasti es el objetivo. Con medios, una bancada artificiosa de 30 congresistas y mucho dinero de por medio, saben que se les acaba el plazo para lograr sus propósitos, de tirarse abajo la reforma universitaria, tumbarse al equipo Lava Jato y gozar, por cierto, de las canonjías del poder.

Sobrevivirán, a posteriori, lamentablemente. La estructura montesinista que han armado tiene en Daniel Urresti una locomotora electoral que les permitirá tener una bancada el próximo lustro, y entonces verán cómo insistir en su agenda, pero hoy en el corto plazo sus objetivos son claros y obviamente un régimen centrista como el de Sagasti es un obstáculo que buscarán extraer.

Solo la movilización callejera los puede detener. No creo, sin embargo, que al final del día ello les importe mucho a la hora de buscar sus objetivos, pero lo que sí queda claro es que la alerta democrática de la ciudadanía y el ojo vigilante de un gobierno que hasta el momento no da pie con bola no puede permitir que esta coalición desestabilizadora convierta al Perú en su chacra personal, a punta de matones, camiones y dinero.

 

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Francisco Sagasti, Gobierno

Lo único que tenían en común Ricardo Gareca y Christian Cueva era el fútbol y mucho aire de improbabilidad. El deporte, en general, no es suficiente para unir a dos desconocidos. Pero Gareca, en una estrategia de marketing impecable, levantó la bandera de la habilidad innata del jugador peruano y eso tiene en Cueva a un exponente idóneo: quimboso, rebelde y atrevido. Para jugar, y para vivir.

A estas alturas ya todos sabemos lo que ha pasado entre el vínculo de Gareca y Cueva. ¿No? Esperen. Gareca apareció en el mundo del fútbol a finales de la década de los setenta en las inferiores de Boca Juniors. Era alto, flaco y potente. Dribleaba a pesar de sus piernas largas, encaraba siempre hacia el arco y pateaba de cerca y de lejos. No era un delantero centro inmóvil, era más un Ronaldo.

Ronaldo el gordo. O un Batitusta. Tenía juego, participaba con los volantes, bajaba a la marca, corría la banda. Una especie de Lapadula, pero más alto. Y quizás mucho mejor. Gareca fue durante un par de años, después del fracaso argentino en el Mundial 82, el delantero titular de la selección. De hecho un gol suyo sirvió para meter a Argentina al Mundial 86.

Pero Gareca no fue una estrella rutilante del fútbol de su país. Quedó algunos peldaños por detrás de otros delanteros de su generación, como Valdano, Burruchaga y Pasculli. Ellos fueron los campeones del 86, y Gareca no. Una de las diferencias fue que mientras Valdano era una estrella en España, Burruchaga triunfaba en Francia y Pasculli en Italia, Gareca nunca salió de Sudamérica. 

El técnico de Perú fue goleador de Boca y de Velez. Le fue pésimo en River.  También tuvo una carrera exitosa pero no tan larga en Colombia. Pero nunca dio el salto a Europa. Él dice y los periodistas recuerdan que tuvo ofertas de todos lados. Pero no emigró. Jamás pisó un torneo fuera del continente. Nunca un delantero argentino llegó a un Mundial sin haber salido antes del fútbol local. 

Quizás sea por eso que Gareca ha resaltado siempre la importancia de los jugadores peruanos que emigraron durante su proceso en la selección peruana. O que cambiaron a un mejor equipo. Aún cuando se haya tratado de ligas  poco competitivas como Estados Unidos. Hoy casi todos los convocados juegan fuera del torneo local. Todos menos Ramos, y esa ha sido una gran constante.

Y ahora despierta una nueva intervención de Gareca en la carrera de un jugador de la selección. Boca Juniors ha preguntado por el interés de Cueva en ser el nuevo diez del equipo Xeneixe. Un honor que significa más en la historia que en el papel actual: este Boca pelea en media tabla, pierde regularmente y no juega a nada. El técnico es interino. No le hacen ni sombra a River, normalmente. 

Pero ponerse la camiseta histórica de Riquelme y Maradona no puede ser menospreciado. ¿O sí? El presente de Boca Juniors es horrible. Y lo demuestran dos jugadores peruanos. Zambrano llegó hace meses y no pudo volverse titular. No juega casi nunca, la prensa argentina lo detesta y los hinchas lo insultan después de cada partido. Hasta cae en indisciplina. 

El otro es Advíncula. Aunque suele ser titular, le llueven las críticas. Si pierde una jugada, si no va a la marca, si no sabe centrar. Para la prensa, son dos jugadores nefastos. Y es que así es el mundo Boca. Te destruye o te convierte en un ídolo. Y todo depende del éxito colectivo: los trofeos. Mientras no hayan copas, todo lo que pase por ahí es menospreciado rotundamente. 

Entonces Cueva a Boca. Gareca está de acuerdo. ¿Pero cuál es el costo? Un jugador que ha encontrado regularidad en Arabia y buena forma física, aterrizaría en un equipo sin copas a ser la gran esperanza, con toda la mochila puesta desde el primer día. Y el coqueteo de una ciudad como Buenos Aires en lo disciplinario, y de un equipo con amigos en un contexto conocido y cercano a Lima. 

Cueva a Boca puede ser el peor error de Gareca o el más grande acierto. Para el propio entrenador fue todo un error por precisamente lo contrario, irse de Boca. Salir de la regularidad que tenía como Xeinexe para mudarse a River Plate en 1985 y luego a Colombia, donde perdió todo el protagonismo que tenía para Bilardo en la selección y quedó fuera del Mundial. 

Un jugador con tendencia a la indisciplina como Cueva, con poca capacidad de adaptación en todos los clubes donde ha ido, pero que tiene la gran responsabilidad de estar en el mejor nivel en las cuatro fechas de selección que quedan, no debe arriesgar un solo minuto de continuidad y tranquilidad. Ya ha encontrado un buen momento, con grandes actuaciones.

Y resulta una irresponsabilidad de Gareca llegar a Argentina, dar dos entrevistas en medios y promocionar la llegada de su mejor jugador a un entorno inestable. Solo podría explicarse si él desea dirigir Boca Juniors luego de su paso por Perú y quiere asegurarse a su estrella en ese equipo. Pero para eso falta un montón. Hoy la prioridad es Perú, para ambos. Y Boca es la elección imposible. 

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Boca Juniors, Cristhian Cueva, Ricardo Gareca, Selección peruana de fútbol

Ha sido una dura derrota política de la derecha congresal que no se haya admitido siquiera a debate la moción de vacancia presidencial presentada por la congresista Patricia Chirinos. Este sector tiene, en principio, 43 congresistas (sumando Renovación Popular, Fuerza Popular y Avanza País) y, al final, solo logró convencer a tres más para que se sumen a su pedido. Un fracaso por donde se le mire.

Hay muchas razones que explican lo sucedido. Primero, el Ejecutivo, increíblemente -dada la banal impericia del Presidente- les ganó por puesta de mano una ronda de diálogos con otras bancadas. La derecha, ensimismada en su propósito vacador, no atinó a realizar una labor de convencimiento de su causa, ni siquiera de la eventual conveniencia, ya no de vacar a Castillo, sino de obtener los votos suficientes para llevarlo al Congreso, que era un propósito loable y atendible por sí mismo.

Segundo, se precipitó en sus actos. No transitamos un “momento destituyente”. Según las encuestas del IEP y de Datum, la mayoría del país está en contra de una vacancia. Siendo como es, un proceso semejante, no solo un acto jurídico sino, sobre todo, político, la derecha debió medir mejor sus fuerzas.

Tercero, sin duda, el efecto anticlimático que produjo una inflada denuncia periodística que terminó por desvirtuar la gravedad de los hechos originalmente denunciados y que terminó dándole argumentos a quienes sostenían que estábamos ante una conspiración política y no ante una acción de control necesaria frente a un Primer Mandatario sordo a las exigencias ciudadanas de transparencia.

Se equivocaría rotundamente la derecha peruana si cree que igual habría sido un logro lo obtenido, ya que sería, según su antojadiza interpretación, la primera piedra de un proceso que se retomará en otro momento, que lo ocurrido habría debilitado al régimen, y que al poner el tema sobre el tapete habría roto el tabú que puede existir en nuestra clase política al respecto.

No solo ha fortalecido al Ejecutivo, sino que, eventualmente, puede haber logrado el efecto adverso de obligar a Castillo a recomponer una alianza con los sectores más radicales del cerronismo para sentirse a salvo. En lugar de atraerlo al centro, como era deseable, una vacancia precipitada y tontamente conducida, podría llevar al Presidente a sentir la necesidad de atrincherarse y transitar nuevamente los circuitos de la confrontación y el afán de refundación constitucional.

Eso pasa cuando niñatos en política se meten a hacer cosas de mayores. La derecha ha jugado a la vacancia como si fuera una puesta en escena teatral, sin fundamento político ni sentido estratégico. Ese error le va a costar caro al país.

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Derecha, vacancia presidencial

Son muchas las veces que se llama la atención sobre la violencia contra las mujeres, es claro que este es uno de los principales problemas que tiene el país. Un drama que a pesar de los esfuerzos no logra erosionarse y que semana tras semana nos hace horrorizarnos con nuevos casos. 

Entre enero y octubre del 2021, el Ministerio de la Mujer ha registrado 114 casos de feminicidios, más de un centenar de mujeres que fueron asesinadas, muchos niños y niñas que quedaron sin madre; y una sociedad que se daña y se deshumaniza como consecuencia de la violencia de género. 

El feminicidio como crimen no es un hecho aislado es producto de la permanencia de otras formas de violencia, de la minimización que se hace de otros hechos de agresión, de la falta de atención a las denuncias, de medidas de protección inoperantes y de la impunidad. Muchas mujeres antes de ser asesinadas sufrieron otras formas de agresión como el acoso, la violencia psicológica, física y/o sexual. Muchas expresaron sus miedos, alertaron a sus entornos, a las autoridades, muchas buscaron ayuda y encontraron la indiferencia, muchas intentaron huir.

El feminicidio es un crimen que puede evitarse, porque la violencia contra las mujeres puede y debe prevenirse. De hecho, la obligación de prevención es parte de la debida diligencia que debe cumplir el Estado en materia de violencia contra las mujeres.  

En este escenario tan doloroso y trágico, el Congreso de la República blindó a un agresor, al congresista Luis Cordero Join Tay denunciado por acoso, violencia física y sexual por parte de su expareja. 

El martes 6 de diciembre del 2021, debemos recordarlo como el día en que la Comisión de ética del Congreso de la República protegió – con argumentos absurdos- a un agresor; convirtiéndose en un canal de impunidad y enviando – a su vez – un mensaje de permisividad y tolerancia frente a la violencia hacia las mujeres. Nada más vergonzoso. 

Luego de este proceder y de las declaraciones públicas de la presidenta de la Comisión Karol Paredes (Acción Popular) quién justificó la decisión y mandó a investigar a los medios de comunicación; es claro que el espacio se conduce sin ética, en un marco de extraños y pobres valores que ningún favor le hacen al país. 

La lucha contra la violencia hacia las mujeres es un asunto de derechos humanos y por lo tanto debe ser una prioridad ética. Al parecer, en el actual Congreso, no lo entienden así. Quedó claro que este grave problema social solo se utiliza con fines políticos, pero no existe un auténtico interés por abonar a su erradicación. Lamentable. 

Gracias a la insistencia de la Congresista Ruth Luque, una de las pocas que voto a favor de la investigación en la Comisión, se han logrado los votos para que la nefasta decisión pueda ser reconsiderada en una nueva sesión a desarrollarse este jueves 9 de diciembre, esperemos que sea oportunidad para enmendar el terrible error, aunque el daño ya está hecho. 

 

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Congreso de la República, Lucha contra la violencia hacia las mujeres, mujeres, violencia

Según el Ministerio de Educación (Minedu), la tasa de deserción acumulada del período comprendido entre el 2016 y el 2019 se redujo en 1.3 puntos porcentuales. Hasta entonces, las medidas implementadas permitieron que la reducción de dicha tasa tendiera a la baja. Sin embargo, debido a las acciones ejecutadas para contrarrestar la pandemia del Covid-19 en el ámbito educativo como el cierre de escuelas y colegios, la suspensión de las clases presenciales y su sustitución por clases virtuales; hizo que dicha tendencia se revierta. 

Según estimaciones del Minedu, a mediados del 2020,  la deserción escolar tanto en educación primaria como educación secundaria pasó del 1.3% al 3.5% y de 3.5% a 4% respectivamente. Es decir, cerca de 300 mil niños y adolescentes dejaron de estudiar. En este año, según la Defensoría del Pueblo, más 83 mil estudiantes desertaron. Cifras que contrastan con lo que venía ocurriendo hasta el 2019. De igual modo, entre el 2016 y el 2019, la tasa de deserción escolar de estudiantes en situación de pobreza extrema se mantuvo alrededor del 11% mientras que la de los no pobres se redujo en 1,2 porcentuales. 

Como se sabe la deserción escolar es un fenómeno multicausal. Por eso mismo, es imperativo investigar, desde distintas campos del saber, factores como los económicos, sociales, culturales, educativos, personales y familiares que se relacionan entre sí para producirla. Así, investigadores de Grade, en el marco del estudio longitudinal Niños del Milenio: Etiopía, India, Perú y Vietnam, plantean cuatro Predictores de la deserción escolar en el Perú: 1. Mientras más temprano se ha producido el abandono escolar, mayor efecto se observa en las habilidades a los 19 años. 2. Las principales razones para abandonar la escuela que mencionaron los jóvenes fueron la necesidad de trabajar para obtener una remuneración y la falta de interés en los estudios. 3. La lengua materna indígena, el bajo rendimiento y el haber repetido de grado incrementan el riesgo de desertar del sistema educativo; y, por último, 4. Que el niño o niña tenga mayores aspiraciones educativas a los 12 años reduce su riesgo de desertar de la escuela. 

Algunas cifras corroboran lo señalado por Grade. Así, según el INEI, en su Informe Técnico Estado de la Niñez y la Adolescencia, de setiembre, al comparar los trimestres correspondientes a abril-mayo-junio de 2020 y 2021 encontró que los problemas económicos / familiares seguían siendo una de las principales razones de la no asistencia a un centro de enseñanza de niños y adolescentes entre 6 y 16 años. En porcentajes, entre uno y otro trimestre, se pasó del 53.4% al 64.7% respectivamente. Es decir, 11.3 puntos porcentuales. No cabe duda que el nivel socioeconómico de las familias es una de las causas de la deserción escolar. Por eso mismo, el riesgo de desertar de niños y adolescentes, en situación de pobreza extrema y pobreza tanto urbana como rural, es alto. 

Asimismo, otra causa a tener en cuenta es la que se relaciona con los niveles educativos de los padres o tutores de los niños y adolescentes. Según las investigaciones llevadas a cabo existe cierta correspondencia entre el nivel educativo logrado por aquellos y la deserción escolar. Así, padres o tutores con un nivel de escolaridad bajo, el riesgo de deserción escolar aumenta. En cambio, padres o tutores con un nivel de escolaridad alto, el riesgo de deserción  disminuye. Esto tiene que ver mucho con la valoración que le otorgan a la educación y al impacto que ésta lograría en la vida de sus hijos.   

Otro aspecto, que corresponde a la dimensión socioemocional de los estudiantes, es la motivación de los estudiantes y la confianza en sus capacidades para lograr los aprendizajes esperados. Mantener la motivación y desarrollar confianza supone una convivencia adecuada en el ámbito educativo. Si esta no se da entre estudiantes y entre estos con sus docentes el riesgo de deserción se incrementa. (Continuará).  

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Defensoría del Pueblo

El último domingo, Facebook, Twitter, WhatsApp, TikTok, etc. explotaban a la expectativa de posibles audios que revelarían la corrupción del presidente Pedro Castillo. Sin embargo, en su lugar, Cuarto Poder presentó la grabación de la conversación de su productor con el dueño de la casa donde el presidente suele llegar a cenar la comida de su región. 

Esta burda manipulación refleja en lo que se ha convertido el periodismo peruano: bamba, aburrido y mediocre. Nuevamente los y las televidentes fueron víctimas del fake news de la prensa peruana, dejando a la apuesta golpista con los crespos hechos.

Tras la caída del Muro de Berlín, se dio una ofensiva político-ideológica que preconizaba el fin de la historia (F. Fukuyama) que desencadenó en un impulso global para la implementación de políticas neoliberales. Esto significó el abandono del rol regulador del estado y la paulatina captura del estado por parte del sector privado y corporativo. Esa nueva realidad incluye a la prensa, que desde entonces se constituye en un instrumento del neoliberalismo, renunciando a su rol informativo e investigador. Todo se compra y vende como pudimos apreciar en los vladivideos, donde la prensa peruana (y sus dueños) se evidenciaron bastante caros.  

En esta agenda “periodística” no hay lugar para discusión alguna sobre el fracaso de las políticas neoliberales, a pesar de la precariedad del país expuesta durante la pandemia. Su labor es de manipular a la opinión pública con teorías conspirativas sobre el resurgimiento del terrorismo y acusaciones de corrupción, cebándose principalmente con los líderes de Perú Libre, para desprestigiar al partido que ganó las elecciones. De esa manera se evita discutir los problemas reales que afectan a las mayorías como la falta de acceso a educación y salud, la recuperación y ampliación de derechos laborales y/o el avance del proceso constituyente.

Pero ¿dónde se cocinan estas mentiras? Este aparato no funciona aisladamente. Se trata de una industria millonaria financiada por patrocinadores y anunciantes de los grupos económicos, que constituyen el verdadero poder en el país. Este aparato ha logrado reunir a la prensa junto a operadores políticos, opinólogos y trolls que pululan en las redes sociales. El poder político y económico suma a periodistas considerados «serios» como RMP para propalar varias de las mentiras que fabrican y darle alguna “veracidad” a sus «noticias».

La prensa peruana se alquila convirtiéndose en un aparato hostil que tiene como objetivo erradicar la confianza de la ciudadanía en el gobierno de Castillo. Se necesita mucha integridad para asumir un rol periodístico contra la agenda fascista, y mucho más para asumir una posición periodística libre del racismo y clasismo. No tenemos pues un periodismo forjado en valores, principios, mucha lectura ni pensamiento propio.

La prensa empodera la ignorancia y el miedo de nuestra sociedad. La mayor parte de la clase media fueron víctimas ingenuas del fake news sobre “la conspiración de sendero” durante la segunda vuelta electoral. Era casi conmovedor leer en las redes comentarios temerosos creyendo que Castillo les quitaría su casa, carro, y hasta mascotas porque “Sendero estaba a un paso del poder”. Sin remordimientos y orgullosos creyentes de esa “verdad” profesionales egresados de prestigiosas universidades privadas, junto a una parte de la iglesia católica, se sumaban fervorosamente al coro fascista. El “terruqueo” sin duda es el fake news más eficiente del fascismo peruano. 

Nos enfrentamos a una dictadura mediática que ha creado un cerco informativo para sostener al sistema capitalista que, en algunos países como el Perú, son casi un monopolio (Grupo El Comercio) de un representante de la clase dominante del país, la cual subordina a las otras clases, instituciones y otros poderes del estado (Congreso) para sus intereses económicos.                               

Por el bien del país debemos erradicar los fake news. El gobierno de Castillo tiene la obligación de cumplir con una de sus promesas electorales y distribuir equitativamente el presupuesto del estado en publicidad en favor de la prensa y medios fuera de Lima, y regular la acción de la prensa fascista que utiliza los recursos del estado para difamar y sabotear impunemente al gobierno. 

La ola fascista también se frenará resolviendo los problemas del país junto al pueblo, y no tratando de caerle bien a la derecha. Recuerde su slogan de campaña, presidente Castillo: “Solo el pueblo salva al pueblo».

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Fake news, manipulación, prensa peruana, vladivideos

Si se confirma el retorno de Castillo al redil de Cerrón y, por ende, el resurgimiento infeliz de la idea de plantear una Asamblea Constituyente, las cifras económicas van a ser aún peores, corroborando así que estos cinco años -si eso es lo que dura Castillo en el poder- serán años perdidos y que el país se alejará del desarrollo y del crecimiento.

El 76% de peruanos no invertiría en el país, si acaso fuera inversionista, mientras las condiciones políticas y jurídicas no estén claras, señala la última encuesta de Ipsos. El presidente Castillo se podrá desgañitar invitando al empresario a invertir, pero es tal la desconfianza que ello no ocurrirá y veremos cómo se desploma la inversión privada -principal sostén de la economía-, cae el crecimiento del PBI, disminuye el empleo formal y aumenta la pobreza.

Es un desastre, por donde se le mire. Una tragedia si se toma en cuenta que el mundo global se asomaba propicio para un boom de inversiones al estilo de lo sucedido en el segundo gobierno de Alan García, donde -hay que reconocerlo- hubo un crecimiento producto de los mayores precios de los minerales, pero también una estrategia gubernativa de impulso a los empresarios privados para que inviertan.

Las cifras de reducción de la pobreza, que con tanto éxito se habían alcanzado en los últimos años, a pesar de la corrupción y mediocridad de los gobernantes, tan solo por mantener el modelo de sensatez macroeconómica, se irán por la borda, constituyéndose un lustro dilapidado para la economía nacional.

La única manera de que un gobierno de izquierdas, como el que conforma la coalición gobernante, desande el camino del desastre es que anuncie, más temprano que tarde, el abandono de la tesis de la Constituyente y, no bastando ello, que amplíe su alianza de gobierno e incluya voces de centro o, inclusive, de derecha en su equipo ministerial.

Es audaz y requiere enérgica voluntad política, dos características que escapan al perfil de un sindicalista básico, como es el presidente Castillo, pero ello no es óbice para plantearlo, porque es lo que el Perú requeriría para, al menos, salvarnos del colapso que supondrá la marcha de este régimen.

La gestión de Castillo dejará en herencia, de no enmendar rumbos rápidamente, destrucción de la poca institucionalidad estatal que existía, colapso económico, crisis política y convulsión social.

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