Opinión

Soy Cuevista. Me defino en el fútbol como un seguidor de lo Cueva, del Cuevismo. Considero que es una nueva palabra a inventar en el vocabulario futbolístico nacional y latinoamericano. Y por qué no Mundial. Soy hijo de Cueva, respiro de esa camiseta el olor a cerveza, a trasnoche, a campeonato mundial, a gambeta, a tiro libre milagroso, a abrazo con el Tigre Gareca.

Christian Cueva, Aladino, Cholito, Cuevita. La camiseta ocho cuando cede la diez al que reconoce superior. El pequeño, el aplicado, el egoísta, el sacrificado, el criticado, el rebelde, el impredescible. El gordito que corre todas las pelotas. El jugador del desconocido equipo árabe Al-Fateh. El trotamundos que cambia (o lo botan) de equipo más que de ropa interior.

Soy Cuevista porque voy a pedir que siempre esté convocado y como titular, aún cuando salga en un ampay de Magaly, rompa la burbuja del COVID o tire un penal a la luna en el partido más importante de la selección en cuatro décadas. Firmo en tinta indeleble y apuesto todos mis centavos a su titularidad, a su carencia de extinción, a su presencia absoluta cada nuevo partido. 

Porque Christian Cueva ha puesto al Perú, una vez más, en la carrera por el Mundial. Ya pasó en el 2017, cuando fue determinante para llegar al resultado. Y todo lo demás no importa, en realidad, pues eso pasa con los jugadores especiales, tocados por una varita. Suelen ser esos jugadores alcanzados además por el escándalo, golpeados por el exceso y afectados por la controversia.

Como Cueva han habido muchos a nivel latinoamericano. Ese volante diez que es la esencia del estilo del buen fútbol. El jugador que todo niño quiere ser, el talento soñado. El hincha natural del deporte es Cuevista por esencia, es consumidor de esa rebeldía en el césped tanto como en la vida regular. Ese que causa representación porque quieres ser cómo él, pero también lo eres. 

Como Cueva, hubo muchos en el futbol peruano. Uno que se acaba de retirar a los 26 años, Jean Deza, que pudo haber sido un volante endiablado a la altura o mejor que Carrillo. Reimond Manco, con las habilidades para haber entrado en la élite mundial. O algunos años más atrás, con el fallecido Kukín Flores, un jugador con tanto talento que pudo haber sido el verdadero Maradona chalaco. 

Cueva ha sido un jugador malcriado, ha estado al borde de caer en el saco de esas leyendas negras. Y quizás lo habría sido si no hubiera existido el padre fundador del Cuevismo, el propio Gareca. Cuando no existía un volante determinante para el estilo del llamado “talento del jugador peruano”, el técnico apostó por darle regularidad a un gordito desarreglado, uno más producto del fútbol nacional. 

Nadie habría imaginado en el 2016 que Cueva sería un jugador indiscutible en el equipo nacional. Tenía talento y era cumplidor en la San Martín, había aparecido sin pena ni gloria en Alianza Lima y más eran notorios sus excesos dentro y fuera de las canchas. Algo encontró Gareca en él, además del talento. Quizás fue su docilidad, el hacerle caso siempre al comando técnico. 

Cueva ha jugado 86 partidos en la era de Gareca, que tiene 90 en total. Es el segundo goleador de la misma, con 15 tantos, a penas tres detrás de Guerrero. Cuando anotó en partidos oficiales, más del 80% de sus goles, el equipo siempre sumó puntos. Y por si fuera poco, ha jugado más partidos por Perú que por ninguno de los clubes en los que militó en los últimos diez años.

El vínculo natural de Cueva con la selección y la perseverancia del técnico en acompañar su proceso han convertido su carrera en una realidad exitosa. Por probabilidades y situaciones en su carrera y vida personal, Cueva no debería tener el éxito que ha alcanzado. Pero ese gordito quimboso, vestido de rojo y blanco, se vuelve un jugador que nunca imaginó ser. 

El Cuevismo ha comprado con éxito futbolístico y triunfos su importancia. Y ha reafirmado que está listo para más faenas. Siete años sostenido en el equipo son suficientes para colocarlo como una leyenda nacional. Y es tan religioso el Cuevismo que hay una herida como revancha histórica por resolver. Retornar el gol fallado que nos sacó del Mundial, haciendo el gol que nos hará regresar. 

 

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El Thanksgiving es una de las celebraciones que adoptamos los y las inmigrantes al llegar a EEUU como parte de nuestra “americanización”. Cada último jueves de noviembre la Acción de Gracias o Thanksgiving reproduce, con deliciosos banquetes caseros, el agradecimiento de los peregrinos europeos a las naciones indígenas por salvarlos de la hambruna. 

Para los pueblos indígenas, sin embargo, esta festividad es revivir siglos de genocidio. Como inmigrantes, especialmente quienes venimos de países colonizados y de repúblicas racistas y excluyentes, el celebrar Thanksgiving nos pone al lado del poder que nos mantiene en las sombras. 

La historia oficial cuenta que en 1620 cerca de 100 hombres, mujeres y niñxs, salieron de Inglaterra huyendo de la pobreza y persecución religiosa en el barco Mayflower. Después de 66 días navegando, llegaron a territorio Wampanoag (hoy Massachusetts) donde fundaron la colonia Plymouth. Los Wampanoag les enseñaron a los peregrinos a cultivar alimentos, y en 1621, como agradecimiento, los peregrinos los invitaron a comer su primera cosecha. 

Lo cierto es que los Wampanoag llevaban casi 100 años luchando contra las plagas traídas por los colonos y los secuestros de indígenas para ser vendidos como esclavos a Europa. Cuando llega el Mayflower, los peregrinos se encuentran con naciones indígenas devastadas, casi exterminadas y luchando por su sobrevivencia. 

En 1863 Abraham Lincoln oficializó el día de Thanksgiving. Este jueves se cumplen 400 años de una narrativa falsa que empezó en 1621 y borra siglos de violencia económica y cultural que han mantenido a los pueblos indígenas en la pobreza y exclusión. 

No una nación de inmigrantes

El mito del Thanksgiving ha moldeado otro mito, que EEUU es una “nación de inmigrantes”. La historiadora y activista indígena Roxanne Dunbar-Ortiz nos explica en su excelente libro No una Nación de Inmigrantes (2021) cómo se fue creando este mito.

Cuando el aún senador John F. Kennedy, hijo de inmigrantes irlandeses católicos, preparaba su campaña presidencial, escribió en 1958 el libro Una Nación de Inmigrantes para sostener su candidatura en un sistema dominado por blancos protestantes. En su libro, JFK, sin embargo, crea una narrativa blanca nacionalista donde reconoce como inmigrantes a colonos blancos europeos, pero intencionalmente ignora a la importante comunidad mexicana. Igualmente caracteriza a los negros como inmigrantes, borrando siglos de esclavitud y tráfico humano. Pero lo más absurdo es que categoriza a los pueblos indígenas como inmigrantes, y aduce que los primeros habitantes en EEUU eran europeos.

JFK crea la retórica liberal de que “todos somos inmigrantes” muy usada por grupos pro-inmigrantes, pero que desaparece la existencia de las naciones indígenas en EEUU. Los colonos no fueron inmigrantes. Llegaron a exterminar una cultura existente. No se puede luchar por nuestros derechos usando una retórica racista.  

El concepto de que EEUU es un país de “inmigrantes” y “multicultural” ha servido para reforzar la propaganda imperialista y responder con demagogia los crecientes movimientos políticos de liberación. Según Dunbar-Ortiz, EEUU tenía la necesidad de crear una narrativa de ser el país benevolente, propulsor de la libertad y diversidad para competir con los valores de justicia social de la URSS.

Una historia de racismo y exclusiones

En 1875 la Corte Suprema de EEUU dio la orden de que solo el gobierno federal podía dar leyes de inmigración. Así empezaba legalmente las restricciones de inmigrantes que no fuesen europeos blancos. Los casi 2 millones de irlandeses que llegaron en la década de 1840 huyendo de la hambruna, no sufrieron ese nivel de restricciones. 

El Acta de Exclusión China en 1882 fue la primera ley racista que prohibía la inmigración de chinos. En los 1930s se establece la ley de Repatriación Mexicana, y en los 1950s durante el encumbramiento de JFK sale la Operación Espalda Mojada, nombre derogatorio usado para referirse a trabajadores mexicanos. Estas políticas migratorias blancas supremacistas estaban orientadas a la persecución de mexicanos o quien no se veía “blanco”, y produjo la deportación de millones de mexicanos y pérdida de sus propiedades.

Las políticas de inmigración de EEUU tienen un origen blanco nacionalista que ha sido reproducida tanto por presidentes demócratas como republicanos, quienes han continuado con la exclusión y persecución contra las comunidades racializadas. 

Desmontando narrativas falsas

Utilicemos este Thanksgiving para reflexionar sobre su origen colonial. Es urgente que los y las inmigrantes empecemos a descolonizarnos en EEUU y conocer la historia sobre los procesos de inmigración. A través de una mirada interseccional, de clase, racial y género, debemos dejar de usar narrativas como “todos somos inmigrantes” ya que nos coloca al lado del opresor.

La comunidad inmigrante no es homogénea, por lo tanto, debemos reconocer nuestros privilegios, como estatus social y económico, y en solidaridad eliminar la narrativa elitista del “inmigrante bueno vs. malo” que solo reproduce el racismo y clasismo usado para dividir nuestra lucha. No olvidemos que la inmigración es el resultado de la expansión colonialista, patriarcal y capitalista de EEUU en nuestra región.

Debemos empujar agendas más radicales e impedir que nos utilicen cada cuatro años en elecciones donde ni el partido demócrata ni republicano están dispuestos a llevar nuestra voz. Las posiciones de “centro” no ayudan a nuestra lucha. Construir una agenda radical también significa conectarnos con otras luchas emancipadoras para desmontar el sistema blanco supremacista que mantiene a los inmigrantes y toda clase trabajadora invisibles. 

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colonización, EEUU, inmigración, Thanksgiving

Desde el 16 de marzo de 2020, las universidades públicas y privadas permanecen cerradas. La suspensión de clases presenciales fue una medida decretada por el gobierno para contrarrestar la expansión del Covid19. A punto de terminar el segundo semestre académico, en la mayoría de universidades de las 94 universidades licenciadas del país, es importante conocer el impacto de la pandemia en el quehacer universitario. Dos documentos, de publicación reciente, permiten tener una idea más o menos aproximada del nuevo escenario y de los desafíos que supone en el corto y mediano plazo para la comunidad universitaria.   

El primero, “La Educación Superior Universitaria en el Perú post-pandemia”, elaborado por Rodolfo Benítez en abril del año en curso, analiza la educación superior universitaria en el país, discute sus características principales, propone cursos de acción y recomendaciones de política pública para su desarrollo en el lustro siguiente. El autor identifica cuatro aspectos centrales de la educación universitaria: 1. Tendencia a la masificación y privatización de la educación; 2. Participación desigual a la educación universitaria; 3. Bajos niveles de empleabilidad e investigación en la educación universitaria; y 4. La reforma universitaria y sus principales apuestas: regulación y gobernanza. Asimismo, analiza el tránsito de la educación presencial a virtual;  los impactos en el financiamiento de la educación; y los impactos en la matrícula y la deserción. 

El impacto de la pandemia se registra en diferentes niveles del quehacer universitario y plantea a las universidades un desafío sin igual para enfrentarlo. Por eso, se prestará atención, siguiendo al autor, solo en dos de esos desafíos. Así, de un lado, el paso de la educación presencial a la virtual tuvo que lidiar con algunos desafíos como la pobreza digital en la que se encuentran estudiantes en situación de vulnerabilidad y muchos docentes. Es decir, la carencia de medios tecnológicos y también la ausencia de habilidades para interactuar “en un entorno virtual con fines académicos”. O el que se relaciona con “las condiciones del entorno”. Si se cuenta o no con espacios adecuados para llevar a cabo las actividades de enseñanza y aprendizaje durante largos períodos de tiempo, los distractores presentes en el hogar de los estudiantes y las responsabilidades que ellos asumen en los mismos. Finalmente, otro desafío guarda correspondencia con la casi imposibilidad de interactuar con sus pares y docentes la que fomenta “la motivación, la confianza interpersonal” o de realización de actividades que “ayudan a establecer redes académicas y profesionales que perduran en el tiempo”. 

Por otro lado, los impactos en la matrícula y en la deserción. Para aproximarse a la deserción estudiantil, el autor la comparó entre los semestres 2019-II y 2020-I y encontró una diferencia de 293 mil 769 estudiantes. Sería interesante comparar los semestres 2020-II y el 2021-I para tener una idea si se mantuvo o disminuyó. Otra cifra más, según Minedu, en el 2020 el número de estudiantes universitarios matriculados fue de 1´007,766. En comparación con el 2019 disminuyó en 310,522 estudiantes. “Esta caída representa un 24.01% con respecto al 2019 y se observan importantes diferencias entre las universidades públicas (9.96%) y privadas (26.72%)”. 

El segundo documento, “Salud mental en universitarios del consorcio de universidades durante la pandemia”, publicado en noviembre, da cuenta del impacto de la pandemia en la salud mental de los estudiantes de pregrado de la PUCP, la Universidad de Lima y la Universidad Pacífico. Mediante una encuesta anónima en línea, aplicada el año pasado, se investigó como se expresaba la crisis sanitaria “en sus hábitos de estudio y de alimentación, en su organización del tiempo para el estudio y el descanso, y en los diversos estados emocionales a los que la educación virtual [los] había empujado”. 

Los resultados permiten un acercamiento inicial a los problemas que afectaron y siguen afectando a los estudiantes universitarios en su potencial de aprendizaje y desempeño académico. Así, los niveles de motivación por el estudio son muy bajos. El 56% de los  encuestados presentó “sensación de fatiga o poca energía, dolor de espalda, dificultad para dormir y dolor de cabeza”. Asimismo, se encontró una disminución de sus hábitos de salud relacionados con la alimentación, el sueño y la actividad física. De igual modo, presentaron estrés (32%), ansiedad (39%) y depresión (39%). “Entre los participantes, el 19.1% ha pensado en el suicidio; el 6.3% ha planeado quitarse la vida”. 

Evidencias categóricas que la salud mental de los estudiantes encuestados se ha visto afectada. Con los resultados a la vista, es perentorio que cada universidad realice sus propias investigaciones para aproximarse al impacto socioemocional de la pandemia no solo en sus estudiantes sino también en los otros miembros de sus comunidades académicas como sus docentes y personal administrativo. Solo así se podrán diseñar e implementar políticas que lo mitiguen.

Ambas investigaciones bosquejan el escenario en el cual las universidades desarrollan sus actividades. Como se ha visto, los desafíos son enormes y se espera que sean vistos como oportunidades para seguir mejorando la calidad de la prestación del servicio educativo y teniendo muy presente el cuidado y bienestar de sus comunidades respectivas.  

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educación virtual, Pandemia, Perú, universidades, universitarios

A ver si el gobierno, sea a través del Presidente o de la lenguaraz e irresponsable Premier, escucha al pueblo trabajador de las minas afectadas por la arbitrariedad anunciada recientemente por Mirtha Vásquez. Su voz debe ser escuchada. A continuación, transcribimos la carta enviada por la Federación de trabajadores del sector.

 

Federación Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Siderúrgicos del Perú

 

Profesor

Pedro Castillo Terrones

Presidente de la República del Perú

Presente. –

De nuestra especial consideración:

 

Lima, 22 de noviembre del 2021.

 

Asunto: Solicita REUNIÓN para tratar la problemática de los trabajadores de la Minera Ares.

En nombre de la FEDERACIÓN NACIONAL DE TRABAJADORES MINEROS, METALÚRGICOS Y SIDERÚRGICOS DEL PERÚ – FNTMMSP, debidamente representada por los Dirigentes que suscriben, señalando domicilio procesal sito la Av. Brasil 1130 – Pueblo Libre – Lima; a Usted expresamos lo siguiente:

  1. Señor Presidente, hemos tomado conocimiento a través de los medios de comunicación y de la propia presidencia del Consejo de Ministros sobre un acta firmada por la Primera Ministra y autoridades del distrito de Cora Cora, provincia de Parinacochas- Ayacucho, donde se anuncia que no habrá ninguna ampliación para procesos de explotación y exploración, así como el cierre de las operaciones de cuatro operaciones mineras ubicadas en el sur de Ayacucho, entre las cuales se encuentran las tres bases mineras que están afiliadas a nuestra Federación Nacional: Inmaculada, Pallancata y Selene.
  2. Los trabajadores mineros nos encontramos preocupados ante la situación presentada. Consideramos que nuestra voz también debe ser escuchada a fin de que, desde el Estado, se implementen los mecanismos y normas que permitan garantizar nuestros derechos laborales y la seguridad del propio empleo. Como trabajadores exigimos del gobierno y de las empresas mineras que cumplan las normas y respeten nuestros derechos. Por ello, dejarnos oír, que para la próxima semana estarían llegando a la ciudad de Lima los 5 mil trabajadores y sus familias que laboran en las unidades mineras afectadas, en busca de diálogo y soluciones con las autoridades competentes.
  3. Señor Presidente, desde la FNTMMSP, exigimos se respete los derechos de nuestros compañeros. Es obligación del Estado protegerlos por lo que le solicitamos que a la brevedad posible nos conceda una REUNIÓN a fin de que podamos sustentar la problemática de nuestros compañeros. De igual modo, le solicitamos la instalación de una mesa de diálogo para alcanzar una pronta solución.

Sin otro en particular y a la espera de sus buenos oficios, nos suscribimos de usted. Atentamente,

JORGE JUAREZ CUEVA

Secretario General DNI: 40105606

GONZALO CRISTOBAL ROBLES

Secretario de Defensa DNI: 04056291

 

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Minas, Minería, Premier Mirtha Vásquez

Un criterio comúnmente utilizado para medir la labor parlamentaria es la cantidad de proyectos de ley que presenta un congresista. Sugeriría reconsiderarlo. No es la cantidad, sino la calidad de las normas propuestas la que debe medir su labor legislativa. De lo contrario, nos encontramos en un escenario en el que la creatividad lleva a los parlamentarios y sus asesores a indagar qué nuevas regulaciones o días conmemorativos pueden crearse, lo cual inevitablemente nos lleva a la sobrerregulación. Otra consecuencia de la sobre producción legislativa es que no se le dedica suficiente reflexión a proyectos de ley que tienen impacto en distintos aspectos de nuestra vida como la economía, salud o ambiente. 

Esta columna tiene el propósito de llamar la atención a un proyecto de ley presentado en la actual legislatura, cuyo adecuado debate e implementación podría llevar a una mejora sustancial la gobernabilidad. Se trata del proyecto de ley de reforma constitucional para la renovación por mitades del parlamento. Esta noción no es nueva. Es aplicada, con algunas variantes, en varios países de la región e incluso fue parte de nuestro sistema político hasta inicios del siglo XX. Ha sido, además, propuesta en varias oportunidades en periodos parlamentarios recientes, sin éxito en su aprobación.

Se trata de la convocatoria a elecciones hacia la mitad del periodo parlamentario, a fin de someter a renovación a la mitad del Congreso. De esta manera, se premiaría a aquellos congresistas que han venido desempeñando una buena labor de representación, y reemplazar a quienes no cumplieron adecuadamente con el encargo de los ciudadanos que los eligieron. Es, además, una herramienta que coadyuva a la relación Ejecutivo-Legislativo, en tanto la nueva mitad electa podría pertenecer al partido de gobierno, si este muestra ser efectivo en sus políticas, otorgándole mayor respaldo desde el legislativo. De esta manera, se asignan los incentivos tanto para que los congresistas como para el gobierno de turno.

No debe perderse de vista, no obstante, que para que esta propuesta sea beneficiosa, deberá ser acompañada de una reforma para la reelección de los congresistas, pues de lo contrario solo tendrá como consecuencia el recorte del periodo congresal de la mitad del parlamento a dos años y medio.

Si bien la propuesta del expresidente Martín Vizcarra respecto a la no reelección parlamentaria tuvo una amplia aprobación ciudadana, lo cierto es que esta se debió a una coyuntura política y al mal desempeño de gran parte de los congresistas durante los últimos periodos, reflejado en las bajas tasas de aprobación, mas no al sistema propiamente dicho. La reelección parlamentaria trae diversos beneficios, cuyo desarrollo escapa del tema de la presente columna. Sin embargo, un beneficio particularmente relevante para la materia bajo análisis es el incentivo que genera la reelección. Este es, en esencia, el mismo que se genera en la renovación parlamentaria. Un congresista que sabe que puede continuar con su trabajo si lo desempeña bien, tendrá los incentivos para proponer y desarrollar reformas a largo plazo. Por el contrario, parlamentarios que no podrán continuar con sus labores tras cinco años -o dos años y medio, según esta propuesta- en el cargo, no tendrán la misma proyección para emprender importantes cambios que trasciendan de cinco años.

Por otro lado, se deberá prevenir que esta reforma derive en la creación o refuerzo de relaciones de clientelismo, en las que los parlamentarios posponen sus labores y se dedican al cumplimiento de otras demandas que no son de su competencia y que muchas veces violan su mandato al generar gasto público. Para ello, el retorno a la bicameralidad será fundamental. Este sistema invita a un mayor debate y reflexión de las propuestas legislativas, evita aprobaciones express de propuestas que no han sido suficientemente tratadas y, estructurado adecuadamente, previene crisis de gobernabilidad como las que hemos sufrido en los últimos años.

Finalmente, amable lector, quisiera recordarle que todas estas reformas, adecuadamente implementadas, no serán de mayor utilidad, si renunciamos a nuestro derecho y deber de informarnos sobre los candidatos que buscan representarnos, así como de hacer seguimiento a su labor parlamentaria una vez elegidos, para lo cual, se deberá enfocar en la calidad de la participación de los congresistas, en lugar de la cantidad de producción legislativa.

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Auto, cuestión, Incentivos

El primer impacto político que va a generar la inmensa torpeza de la premier Mirtha Vásquez, al haber anunciado demagógicamente el cierre de cuatro operaciones mineras en Ayacucho, atentar contra el orden jurídico y sembrar la mayor zozobra en la comunidad inversora del país, es que el Congreso no le otorgue las facultades legislativas que el Ejecutivo ha solicitado.

A simple vista, es un riesgo enorme concederle semejante potestad a un régimen que actúa gobernado por impulsos izquierdistas anacrónicos, prejuicios ideológicos y, lo que es más grave, mucha impericia tecnocrática.

Como recientemente ha señalado un editorial de Apoyo Consultoría, respecto de la intención del gobierno de modificar el esquema tributario minero, ya el Instituto Fraser había señalado que desde el 2018 hemos retrocedido 20 puestos en el ranking de atractivo minero por razones geológicas y de política.

Y a pesar de ello, el sector, al que esta semana el Ejecutivo, a través de la torpe vocería de la Premier, ha golpeado, solo este año iba a aportar 10 mil millones de soles más que el año pasado en impuestos.

Si estas razones no son tomadas en cuenta por el gobierno, que lejos de alentar la minería formal, la cual funciona con estándares ambientales de primer orden, y es un sector altísimamente regulado, la agrede con el brulote soltado por una Premier desinformada y prejuiciosa, sería altamente peligroso que el Legislativo le conceda potestad de dar un golpe de timón tributario en un sector al que, por lo que se ve, no entiende ni mira con la simpatía que todo gobierno debiera mirar considerando que es el principal sostén de la caja fiscal.

Lo más preocupante de este embrollo es que la Premier, luego del apanado mediático que, con razón, ha recibido del sector empresarial y de la opinión pública mayoritaria, ha respondido con mentiras y medias verdades, en lugar de reflexionar sobre su error, rectificar y expresar algún propósito de enmienda.

De paso, lo que este embrollo ha permitido confirmar, lamentablemente, es que la izquierda peruana es una de las más atrasadas de la región, y alberga un espíritu anticapitalista premoderno y cuasi medieval, lo que la aleja del buen ejercicio administrativo del Estado y ratifica el temor de que seamos testigos, por culpa de la coalición de izquierdas que nos gobierna, de cinco años perdidos en materia económica, con el consiguiente perjuicio para los más pobres del país, que verán incrementada su pobreza.

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anticapitalista, izquierda peruana, Mirtha Vasquez, Presidente Castillo, región

Si hay una palabra que ha sido utilizada por el oficialismo y la oposición es la palabra gobernabilidad. En nombre de ella, los primeros piden responsabilidad a los congresistas; y los segundos solicitan convocatoria nacional para atender los problemas urgentes del país. 

Presentada así, esta situación nos deriva a las siguientes preguntas: ¿con quiénes se está estableciendo la tal llamada gobernabilidad por parte del Ejecutivo? ¿está logrando su objetivo? Según la teoría, la gobernabilidad parte de establecer paz social entre tres actores: políticos, empresarios y ciudadanos. Partiendo de esta premisa, el gobierno de Pedro Castillo -según el anuncio de 28 de julio, declaraciones públicas en provincias y acciones recientes de Mirtha Vásquez- ha establecido canales precarios con los empresarios y ciudadanos, dado que constantemente ha ejercido el presidente posiciones políticas que generan división entre las regiones y Lima. El anuncio del cierre del Congreso constantemente abona aún más a esta situación. Y ni qué decir de las medidas que tomó la primer ministro anunciando cuatro cierre de minas. 

Evidentemente, el estilo de liderazgo gremial que se percibe desde el Ejecutivo aleja cualquier intento de convocatoria nacional. Estilo de liderazgo que pasa por lo reivindicativo y sectorial y no por poner a sentar a la mesa de diálogo a los actores que generen ingresos al Estado y al país. Esto afecta claramente a nuestra joven democracia que necesita de consensos y de diálogo constante con los empresarios y los ciudadanos. El presidente debe repensar su socialización política. El silencio prolongado para dirigir una nación (que lo llenan sus controvertidos aliados) y ese estilo de liderazgo generan zozobra. Evidencian improvisación y unas medidas estatistas que no ha funcionado a través de la historia. 

La paz social, así, no es más que una quimera. El presidente tiene que recordar que ha llegado a la presidencia, pero no tiene el poder. Ha ganado por aproximadamente por cuarenta mil votos. Votos que no son militantes en su gran mayoría. Y eso se construye convocando inteligentemente a los actores en juego. No se puede gobernar solo con simbolismos y pensando gremialmente el país.

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Gobernabilidad, Gobierno

Una forma diferente de entender lo que pasa en el Perú.

Desde hace unos meses, no es raro encontrarnos con acciones del colectivo denominado “La Resistencia”, un grupo minúsculo de agitadores con ínfulas de grupo militarizado, que enarbolan banderas ultraconservadoras y agreden descaradamente (sin que las autoridades hagan algo para impedirlo) a quienes quieren, cuando quieren. Las principales demandas de este grupúsculo son el impedir el avance del comunismo, evitar la impunidad de los expresidentes Vizcarra y Sagasti y ponerle fin al copamiento del Estado de parte de los caviares. Como señala Daniel Yovera en un extenso reportaje sobre ellos: “embiste contra todo lo que perciba o asuma como rojo, caviar, izquierda o comunista”¹.

Si bien su capacidad de movilización es limitada, llama la atención la propagación de un discurso extremadamente violento y ultra que poco a poco ha ido calando en sectores más moderados y se ha hecho lugar común en los mensajes políticos de figuras representativas de la representación nacional. El politólogo Daniel Encinas señala al portal France24: “Aún no estamos hablando de movimientos de masas enormes… Sin embargo, creo que tampoco debemos subestimar los discursos, pues se observa un interés de su parte para escalar a acciones probablemente peores”².

Este énfasis en el discurso que Encinas menciona con acierto y que otros analistas están comenzando a destacar, es el eje central de la preocupación que motiva el artículo de hoy. Porque creemos que estamos en el medio de una espiral que aparentemente no tiene límite y que está mejor pensado de lo que creemos.

¿Por qué desde el resultado del conteo rápido de Ipsos de la segunda vuelta, y de la posterior confirmación del resultado de parte de la ONPE, se montó una maquinaria -no masiva- pero altamente efectiva en mensajes? ¿Cómo han ido perdurando y evolucionando en el tiempo mensajes que parecen trasnochados y lunáticos y que después de unos días toman forma y se consideran validados? El tema es amplio y tiene muchas aristas de análisis. 

Vamos a tratar de ubicarnos en uno de los escenarios de análisis, menos político y más desde el discurso y su relación con la cultura y la sociedad. Para ello, tendremos una conversación simulada con el libro Cultish, de Amanda Montell, publicado recientemente³. Simulada, porque le vamos a dar el estilo de preguntas y respuestas. Las respuestas serán extractos del texto (traducción propia) que por su relevancia queremos ofrecerlas. Al medio, algunos comentarios personales de la idea expresada. 

Como se señala en su introducción: “Montell sostiene que la clave para fabricar una ideología intensa, una comunidad y actitudes de nosotros / ellos, se reduce al lenguaje. Tanto en formas positivas como sombrías, el lenguaje cultual es algo que escuchamos —y nos influencia— todos los días.” Con ese párrafo, tratamos de que Montell nos permita descifrar algo de lo que se viene dando en el Perú y de los peligros que encierra. Esperamos que las reflexiones que hace la autora les sean relevantes.

¿Por qué es tan importante el rol del lenguaje para comprender lo que ocurre con estos grupos y qué pueden desencadenar?

Montell: Lo que ha hecho que la gente se adhiera a grupos de esta naturaleza es el lenguaje. Desde la astuta redefinición de palabras existentes (y la invención de nuevas) hasta eufemismos poderosos, códigos secretos, renombramientos, palabras de moda, cánticos y mantras, «hablar en lenguas», silencio forzado, incluso hashtags, el lenguaje es el medio clave por el cual todos se producen grados de influencia de culto. 

Los líderes de estos grupos lo saben, pero también los de estructuras piramidales, los políticos, los directores ejecutivos de empresas emergentes, los teóricos de la conspiración en línea, los instructores de entrenamiento e incluso los influyentes de las redes sociales. Tanto en formas positivas como oscuras, el «lenguaje de culto» es, de hecho, algo que escuchamos y por lo que nos dejamos influir todos los días.

Un concepto lingüístico llamado teoría de la performatividad dice que el lenguaje no se limita a describir o reflejar quiénes somos, sino que crea quiénes somos. Eso es porque el habla en sí tiene la capacidad de consumar acciones, exhibiendo así un nivel de poder intrínseco. Cuando se repite una y otra vez, el habla tiene un poder significativo y consecuente para construir y constreñir nuestra realidad.

Ya sea malvado o bien intencionado, el lenguaje es una forma de hacer que los miembros de una comunidad estén en la misma página ideológica. Para ayudarlos a sentir que pertenecen a algo grande. El lenguaje proporciona una cultura de comprensión compartida.

Comentario personal: Por eso entonces no es tan raro encontrar ahora hashtags, sobrenombres con una carga específica, etiquetas con las que se dirigen a las personas. Porque lo que se está haciendo es ampliar la comunidad desde donde nace esta intención hacia algo más amplio. El “lagarto” Vizcarra debe ser uno de los sobrenombres más exitosos de las últimas décadas, pues ayuda a identificar a un personaje y lo adhiere a una escala de valor con significado. Poco a poco se va incorporando el apelativo al apellido y hacen una unidad. Pero es a través del lenguaje que se empieza a configurar el mundo de los buenos y los malos, de los ellos y de los nosotros. Cuando se logra instalar en un universo más amplio, el daño está hecho y el propósito logrado.

¿Es realmente tan importante el papel que puede jugar el lenguaje en esta configuración social?

Montell: Con un destello de voluntad, el lenguaje puede hacer mucho para aplastar el pensamiento independiente, oscurecer las verdades, fomentar el sesgo de confirmación y cargar emocionalmente las experiencias de tal manera que no parece posible otra forma de vida. La forma en que una persona se comunica puede decirnos mucho sobre con quién se ha estado asociando, por quién ha sido influenciado. Hasta dónde llega su lealtad.

En ese sentido, Hassan ha descrito un continuo de influencia que representa a grupos que van desde lo saludable y constructivo hasta lo insalubre y destructivo. Señala que los grupos que buscan un fin destructivo usan tres tipos de engaño: omisión de lo que necesitas saber; distorsión para hacer que lo que dicen sea más aceptable; y mentiras descaradas.

Comentario personal: Qué claro este último párrafo para comprender lo que hemos estado viviendo en los últimos meses. La sustentación descarada de argumentos falaces, el silencio a los argumentos de los opositores y la construcción de diversas realidades sin sustento hace que los discursos se vuelvan reales para un imaginario colectivo que no necesita más pruebas que las que se van comentando. Iteración, otra vez. 

Lo que ocurrió en plena pandemia, con la defensa de la ivermectina sin base alguna y lo que ocurre ahora con la posición anti restricciones a los no vacunados, configuran ejemplos de que basta con que algunos líderes digan X, para que se asuma X. El lenguaje, la forma que toma, cohesiona, sin importar el fondo ni el argumento.

¿Cómo estas posiciones van consiguiendo adeptos?

Montell: En sus experimentos sobre Conformidad Social de la década del 50, el psicólogo Salomon Asch descubrió -de manera impresionante- que, si los primeros cinco estudiantes señalaban una respuesta descaradamente incorrecta, el 75 por ciento de los sujetos de prueba ignoraban su mejor juicio y estaban de acuerdo con la mayoría. Entonces, este miedo arraigado a la alienación, esta compulsión a conformarse es parte de lo que hace que ser parte de un grupo se sienta tan bien.

Como menciona en la serie Fleabag el personaje de Phoebe Waller-Bridge : “Quiero que alguien me diga qué ponerme cada mañana. Quiero que alguien me diga qué comer, qué odiar, qué enojarme, qué escuchar, qué banda me gusta, qué comprar boletos, qué bromear, qué no bromear. Quiero que alguien me diga en qué creer, a quién votar, a quién amar y cómo decírselo. Solo creo que quiero que alguien me diga cómo vivir mi vida «.

¿Por qué está pasando esto ahora en el Perú, y en otras partes del mundo con el impulso de los grupos de ultraderecha que comparten muchas de estas características?

Montell: Es algo que hemos visto en todo el mundo en diferentes momentos de la historia de la humanidad. La atracción de miembros de una sociedad por estos grupos que generan códigos de adhesión (tanto la propensión a unirse a ellos como la fascinación antropológica por ellos) tiende a prosperar durante períodos de cuestionamiento existencial más amplio. Cuando las estructuras sociales son cuestionadas o no hay referentes o proyectos comunes. En resumen, cuando las instituciones fallan o desaparecen.

Por ejemplo, en Estados Unidos (también en Perú), generación tras generación, esta falta de apoyo institucional allana el camino para que surjan grupos alternativos. Los «seguidores de culto» del siglo XXI son en su mayoría tipos jóvenes, contraculturales y políticamente divergentes que sentían que los poderes que tenían les habían fallado. Las necesidades de identidad, propósito y pertenencia han existido durante mucho tiempo, y los grupos de cultos siempre han surgido durante los limbos culturales cuando estas necesidades han quedado profundamente insatisfechas.

Montell presenta un trabajo sumamente interesante y actual que nos ayuda a comprender mejor por qué nos encontramos con grupos como La Resistencia o por qué términos que nos parecían de ultratumba ayer, hoy sean parte de la conversación cotidiana de muchas personas.

Si el lenguaje nos crea, pensemos cómo queremos ser creados.


  1. En: https://epicentro.tv/habla-jota-maelo-lider-de-la-resistencia/
  2. https://www.france24.com/es/am%C3%A9rica-latina/20211105-peru-ultraderechismo-vacancia-polarizacion-castillo
  3. Montell, Amanda (2021): Cultish: The Language of Fanaticism. Harper Wave. Edición digital para Kindle.

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Es una barbaridad jurídica, política y económica la que ha perpetrado la premier Mirtha Vásquez, anunciando el cierre de cuatro proyectos mineros en Ayacucho, con absoluto desconocimiento de los términos habituales como se desenvuelve la minería en el Perú.

Ella dice que se ha basado en los planes de cierre establecidos por las propias empresas. Lo que desconoce garrafalmente es que todos los proyectos mineros, sin excepción, tienen esos planes cierre de modo referencial, que se van actualizando conforme se descuben nuevas vetas o yacimientos mayores. Tanto así que el grupo Hochschild ha anunciado que tenía programada una inversión de más US$ 4,000 millones para extender la vida útil de la mina Inmaculada, una de las afectadas por el patinazo de la Premier.

Mirtha Vásquez va a tener que retroceder en los compromisos firmados en Cora Cora y tomarse el trago amargo de explicarle a las presuntas comunidades “beneficiadas” con los cierres, que se equivocó, que no sabía los términos técnicos con que se maneja el sector, y asumir su responsabilidad política por el desmadre social que pueda causar por su irresponsabilidad.

La torpeza de este gobierno parece que es contagiosa. Ya no es solo el Presidente el responsable de patinazos verbales que exacerban las suspicacias del sector empresarial, sino que a ello se suman otros funcionarios del Ejecutivo, produciendo un efecto terriblemente adverso para la economía nacional.

El solo cierre antitécnico de las cuatro unidades mineras señaladas generaría una pérdida de empleo y de ingresos por canon en Ayacucho inmensos. Se le salió la cadena antiminera a Mirtha Vásquez y va a tener que enmendar el desaguisado que ha armado por dejarse llevar por prejuicios ideológicos infantiles, que contaminan a toda la izquierda peruana respecto de la actividad minera.

Que este gobierno es y será de izquierda, no lo dudamos. Tenemos asumida también una mediocridad de base que no tiene visos de ser enmendada. Lo que no puede aceptarse, sin embargo, es que se viole el Estado de Derecho atentando contra la inversión privada, la cual debe gozar de las mínimas garantías de funcionamiento que la Constitución le ampara.

-La del estribo: imperdible el libro Huaco retrato de la escritora Gabriela Wiener. Una tomografía de los términos raciales, europeizantes y coloniales que aún afectan al país, a partir de la genealogía familiar de la autora. Publicado por Penguin, se halla en todas las librerías.

 

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