Opinión

Muchas veces he escuchado el argumento: “con todos los problemas que tenemos los peruanos, este tema no es una prioridad”. Pero los liberales debemos recordar que la igualdad antes la ley siempre es una prioridad, pues es de nuestros principales valores y principios. Y es verdad que nuestras opciones son limitadas: existen pocos partidos liberales o progresistas en el Perú. Pero algo hay. Informémonos, y recordemos que nuestro voto impacta, muchas veces a quienes queremos.

 

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Día del Orgullo LGTBQ+, LGTBQ+

La del estribo: rompo la tradición dominical de esta posdata porque me parece de interés supremo que la gente acuda al teatro a ver Trucos para ver en la oscuridad, de Mariana de Althaus con la soberbia actuación de la que hoy debe ser la mejor actriz peruana, Alejandra Guerra. Va hasta el 17 de julio en el Centro Cultural de la PUCP. Será una experiencia que agradecerá haber vivido.

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Gobierno, Pedro Castillo

La oposición debe tener como gran bandera levantar una agenda política y económica que genere impacto en los espacios mencionados y así cambiar el sentido común para una táctica adecuada. Como suele suceder, las coyunturas críticas generan la posibilidad del encuentro de la economía y la política dado que sus fronteras se vuelven porosas por los factores externos e internos evidentes. En situaciones normales, cada uno tiene un cauce autónomo (como sucedió desde Toledo hasta el gobierno de Humala), en la que el ruido político no afectaba el cauce económico. Había un consenso que se respetaba.

Hoy ese consenso está quebrado y la oposición debe saber leer fino ese relato existente para un trabajo adecuado. Mucho ojo con ello.

 

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Gobierno, Pedro Castillo

Belaúnde, sin ser clérigo, es más explícito que Herrera al relacionar religión y política.  Para él “La cultura es la síntesis (…) de la realidad objetiva y de los valores espirituales. Una de las expresiones de esta síntesis es la aparición del Estado: «El Estado, para Hegel, es la encarnación suprema del espíritu objetivo, la revelación de lo absoluto». Sin embargo, Belaúnde no comparte esta idea del todo, porque «esta concepción da demasiada rigidez a las otras síntesis vivientes: familia, gremio y comuna. Por lo tanto, Hegel excluye la existencia de una comunidad espiritual nacional por encima del Estado y hace inconcebible una organización internacional que tenga como alma una comunidad humana general o iglesia (…)” (En Augusto Castro 2006)

Víctor Andrés Belaúnde, cuya vida se extinguió en 1966, se lamentará del abandono del Estado hacia el hombre, a quien deja sumido en su individualidad. Para él es un oxímoron que la persona humana sea el fin supremo del Estado, desde allí articula su critica a la modernidad.

Las palabras del ideólogo conservador portan un toque visionario. Varias décadas después, el filósofo Argentino José Pablo Feinmann (2008), nos sugiere que el hombre, colocado en el centro del universo por el humanismo renacentista, habría sido recientemente desplazado de ese lugar por el mercado. El animal político, finalmente, y tras larga progresión, se convirtió, o fue convertido, en un animal de consumo.

Perú, Planeta Tierra, 2022, los conservadores han recuperado posiciones. En Lima, capital del Perú y de los peruanos, Rafael López Aliaga, psicodélico representante de un conservadorismo vacuo, pero animado, como un cartoon hollywoodense cincuentero, se apresta a conquistar la ciudad. En simultáneo, al norte del continente, particularmente en USA, las mujeres acaban de perder el derecho al aborto, bandera por la que lucharon arduamente las valientes generaciones feministas del 68 en adelante.

Si algo señala el sentido común, es que los conservadores no se han reagrupado, ni han pasado al ataque de la nada, algo los ha motivado. Quizá deberíamos aceptar que por décadas les dejamos sin voz, nos creímos los dueños absolutos de la verdad y actuamos en consecuencia. Tal vez las feministas punitivas, las radicales, deberían revisar sus métodos. Ya ven lo que ha ocurrido con la derrota de Amber Heard, que es la derrota de un movimiento que cancelaba en redes a quien siquiera se atreviese a alzar la voz en defensa de Johnny Deep, mientras este venía siendo literalmente acribillado en redes y medios antes de que ningún tribunal dictase sentencia en su contra.

Calculemos ahora cuantos millones de personas, en todo el planeta, cruzaron hacia la vereda conservadora, aterrorizadas, mientras duraron este y otros tantos linchamientos, buscando seguridad en el orden, ese orden que es el origen del fascismo y de todos los autoritarismos que he conocido en el tiempo. Porque el miedo, a lo largo de la historia, nunca dio a luz otra cosa más que oscuridad.

Hoy tenemos una nueva bipolaridad mundial, que los conservadores han definido como cultural, y, mal que nos pese, están terminando por imponer su narrativa. Esta no es brillante, pero la han preparado cuidadosamente y llega a las masas que es lo que les interesa. Nosotros, los que de uno u otro modo nos situamos en la acera liberal, nos encontramos en el más patético desconcierto. La verdad absoluta que creíamos poseer se nos va de las manos, como el agua. Algunos protestan, otros discuten y otros gritan, a viva voz, pero quienes avanzan, son los conservadores, aquí, y no sé si también en la China.

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Bipolaridad mundial

No nos queda sino confiar en que alguien surgirá, que nos dé esperanzas de que efectivamente el Perú es más grande que sus problemas y que lo que hoy estamos pasando es una pesadilla pasajera, culpa de nuestros propios errores, pero que ya habremos pagado con creces en los cinco años desgraciados que vamos a tener a cuestas.

La del estribo: ¡qué tamaña puesta en escena la de El Cuidador, de Harold Pinter! El mejor Alberto Isola se despliega en las tablas junto a Eduardo Camino y Oscar Meza, bajo la dirección de Mikhail Page (se reivindica de Bull, dicho sea de paso). Va hasta el 24 de julio en el Británico. ¡De verdad, no se la pierdan!

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Gobierno, Perú, política peruana

Lo escalofriante no es solamente que la Corte Suprema haya decidido que el gobierno federal no debe regular este tema peliagudo (con lo cual la mitad de los estados del país –gobernados por republicanos– van a pasar a criminalizar el aborto en cualquiera de sus formas), sino que algunos de los jueces, particularmente el controvertido Clarence Thomas (el mismo acusado de acoso sexual hace tres décadas por la abogada Anita Hill), ya están anunciando que otras leyes conquistadas, como el matrimonio entre personas del mismo sexo y el derecho a cambiarse de identidad sexual, deben ser derogadas.

Aquí quiero manifestar mi posición frente a esos temas y mi apoyo total a la comunidad LGBTQ+, porque no seré gay, pero sí soy una aliada que peleará y defenderá sus derechos como los de cualquier ser humano.

Así como se celebra este junio el Mes del Orgullo Gay y la inclusión en todas sus modalidades, pienso que debemos mostrar solidaridad por todas aquellas personas que se han visto discriminadas por su manera de ser y de sentir.

Después de haber sido maestra y profesora universitaria por muchos años, agradezco el aprendizaje que he obtenido de mis estudiantes escolares y jóvenes adultos. El mundo ya no se mide en blanco y negro; hay muchas más manifestaciones que podríamos tratar de entender en nuestros hijos, estudiantes, alumnos y aprendices.

En este Mes del Orgullo Gay debemos instar a los congresistas de todos los países (incluido el Perú, por supuesto) a que empiecen a implementar leyes para que los integrantes de la comunidad gay, lesbiana y trans se vean aceptados y protegidos con todos los derechos de cualquier ciudadano. Estamos viviendo una época diferente; ya no se puede hablar solamente del sexo tradicional o binario entre hombre y mujer. Ahora también vemos otras manifestaciones, y la mejor postura para una convivencia armónica es aceptar efectivamente otras maneras de ser y apoyarlas.

El cambio social lo empezamos por casa, con el amor al prójimo. Lo empezamos con nosotros mismos siguiendo el camino de la empatía, volviéndonos seres comprensivos y solidarios. Hasta el papa Francisco ha dicho «quién soy yo para juzgar las opciones de otros». Dios nos creó a todos con características especiales y, finalmente, el amor es el amor (salvo cuando se trata, claro, de abuso infantil o pedofilia). Pero estas son palabras muy grandes todavía para muchas de nuestras autoridades.

 

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Derechos de las mujeres, LGTBQ+

Pretender tamizar todo lo que los chicos van a leer en textos escolares o ver en películas, es como masticar previamente todo lo que van a comer. Revela nula confianza en ellos y, sobre todo en nosotros y en lo que nosotros creemos. Apunta a una vocación de control totalitaria que termina en uno de dos extremos, ninguno deseable: el sometimiento que anula o la rebelión que destruye. Y por último, es una pérdida de tiempo y energía impráctica que lleva al desorden.

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crianza, Padres, sociedad

Y el niño, con la urgencia del nacimiento en una circunstancia tan especial, no había sido registrado, no tenía partida de nacimiento ni DNI. La empresa de aviación que hace el vuelo a Jaén se negó a llevar al niño sin esos documentos, pues así lo manda la ley.

Las gestiones ante la RENIEC para obtener la partida de nacimiento del niño obtenían respuestas negativas dispares de las oficinas registradoras a las que el papá acudió. En una le negaban validez al certificado de nacido vivo que había emitido el hospital de Nieva, la otra respondía que debía registrarlo en su localidad de origen (esto último un absurdo, pues por algo hay un registro informático unificado para nacimientos y otros acontecimientos).

La diversidad de respuestas, hizo suponer que se trataba de limitaciones en la capacitación del personal de las oficinas registrales, y que debía acudirse a alguna autoridad. Se pudo conseguir el apoyo de la congresista Susel Paredes que logró conversar con las autoridades de la RENIEC, las que le dieron la razón a los solicitantes, con lo que se logró registrar al pequeño Gael, aunque con los nombres que los médicos le habían impuesto en medio del proceso, y que sorprendieron a los padres. Ni modo, ya podía viajar.

Una mano generosa, conocedora de asunto, aportó el recurso para comprar el pasaje del papá, con lo que lograron viajar a Jaén en avión. Desde allí a Bagua y luego descansar en esa ciudad, pues seguirían siete horas – a pesar de la cercanía – de viaje por tierra a Nieva en una carretera miserable, llena de baches y peligros.

La odisea terminó felizmente bien. Silbano, Micaela y el pequeño Gael Bikut (nombre elegido por sus padres que, tras un trámite, podrán reemplazar por los nombres provisionales) se encuentran finalmente en su comunidad. Sanos todos.

 

Nunca debió ocurrir todo eso

Esta historia nunca debió ocurrir. Aunque haya tenido un final feliz debido a una serie de intervenciones extraordinarias, pudo ser diferente. La tasa de mortalidad infantil en poblaciones indígenas alcanza el 49.2 por cada mil nacidos vivos, frente a la media nacional (alta) que es de 23 por cada mil nacidos vivos.

La ausencia de un hospital con todas las garantías de atención en Condorcanqui, es similar a la de muchísimas provincias de costa, sierra y selva que no existen en el mapa de las entidades estatales. Tampoco se puede hablar del primer nivel de atención que tantas veces se limita a un local precario, quizás un técnico enfermero y ninguna posibilidad de medicación, o de prevención de problemas que puedan presentarse. ¡Y hay recursos – no es que falten – estancados en el sector, destinados a atender esta situación!

El caso relatado permite también ver la casi imposibilidad de efectuar traslados urgentes si es que se presentan casos como este. Si este niño pudo salvarse con muchas ayudas, podemos también imaginar la suerte de los que no tuvieron apoyo alguno, que son la mayoría.

Las dificultades en el registro nacional de identidad llaman también la atención, pareciera que no se ha incidido lo suficiente en la capacitación de su personal que está al servicio del ciudadano, también si es indígena.

Las dificultades de supervivencia de los jóvenes padres del niño nos hablan también de una ciudad inhóspita, de una sociedad individualista y ajena a las necesidades de otros, que no tiene espacios de acogida para eventos singulares, pero no tan infrecuentes, como los de este caso.

Tampoco es que, una vez que han retornado a su localidad de origen, la tengan fácil. Destruidos los bosques por la invasión de taladores de árboles, por mineros informales, con ríos envenenados, las formas tradicionales de subsistencia no son de mucha utilidad para los pueblos amazónicos.

Las nuevas formas de vida impuestas por la llamada civilización occidental y cristiana, la sociedad del consumo, han generado hábitos, necesidades y enfermedades que requieren de dinero para ser atendidos, y si bien es posible subsistir – como en toda zona rural – del producto de la tierra y de la crianza de animales, estos no están libres de plagas y enfermedades llegadas con la colonización que, muchas veces, los dejan también sin la posibilidad de ese recurso.

Frente a esa circunstancia, los mismos destructores del bosque venidos de fuera – los mestizos, como los llaman generalmente – se convierten en ofertantes de empleo destructor para las víctimas del mismo proceso destructor que, tantas veces, no tienen más remedio que aceptar la oferta. Porque no hay más.

El bosque se ha ido alejando cada vez más de las comunidades, la caza y la pesca son más difíciles porque si no hay bosque ni agua limpia no hay ni una ni la otra. Los mijanos – que es el proceso mediante el cual los peces migran en grandes cantidades hacia los ríos y cuencas, un evento periódico que suele ser un gran acontecimiento – son cada vez menores. En Condorcanqui, el Pongo de Manseriche ya no tiene los mijanos de antes. Y el poco pescado que se consigue, muchas veces no tiene mercado que lo acoja.

La pobreza es un invento venido de fuera. Lo trajeron las miríadas de colonos y los curas y misioneros, al alterar el paisaje. También las nuevas enfermedades – como el VIH: Condorcanqui es la provincia con mayor prevalencia de este virus – para las que, al mismo tiempo, no llega la atención requerida.

 

Madereros, mineros ilegales, cocaleros

Ese es el marco general de las recientes movilizaciones de integrantes de la organización de la Nación Wampís contra madereros ilegales, y hace poco también contra mineros. Es la expresión desesperada de un sector lúcido de comunidades que intentan gobernar allí donde no hay gobierno, hacer la labor que la policía y todos los agentes del Estado debieran hacer. Estos hechos replican luchas en la selva central, en la selva de Ucayali y Madre de Dios, que se enfrentan a la ausencia total del Estado o, en su defecto, a agentes corruptos que desafortunadamente ocupan cargos públicos.

En ese marco hay incluso, con gran empeño – dentro de una lógica que marca la destrucción de la Amazonía desde el inició – una iniciativa poderosa que busca debilitar la ley PIACI, o ley que protege a los pueblos indígenas en aislamiento voluntario y contacto inicial. En todo el proceso de destrucción de la Amazonía, se parte siempre de negar la existencia de los pueblos amazónicos para luego arrasar con su territorio. Lo hacía el arquitecto presidente cuando promovía su desastrosa carretera alegando que la selva estaba vacía.

Luego, la negación es inminente o es constante mediante la desatención y abandono, la intromisión de formas de vida diferentes, generando poblaciones empobrecidas sin su hábitat natural para sobrevivir con elementos culturales que siempre conocieron y ya no encuentran mucha utilidad, mal integradas así al país que tantas veces, además, les niega su identidad.

La informalidad y la ilegalidad aparece de pronto como la única posibilidad de supervivencia para muchos. Frente a la nada, sin bosque de sustento, es así que la tentación es grande entre los mismos indígenas de sumarse a la actividad de los destructores, que de tal manera promueven el suicidio lento de los pueblos amazónicos.

 

Más promesas

Hace pocas semanas, funcionarios del gobierno convocaron en Nieva a los apus awajún no solo de Condorcanqui, sino de provincias vecinas como Imaza, e incluso loretanas como del Datem del Marañón, con la clara idea de reunir a todas las comunidades awajún. Sin embargo, solo dejaron hablar a los alcaldes, la mayoría colonos, lo que frustró a los dirigentes indígenas. Esos funcionarios del gobierno central acudieron un par de veces, generando gran expectativa, se elaboró una agenda de necesidades, y muchas promesas, incluyendo uno la oferta de uno de esos consejos de ministros descentralizado que debió darse en Nieva, pero fue desactivado cuando ya los Apus habían viajado a Nieva, muchos desde lejos y con gran costo, y esperaban la llegada del presidente de la república y sus ministros.

Escepticismo, entonces, cuando el gobierno acaba de declarar en emergencia ambiental el territorio wampís, y se recuerda bien la declaratoria de emergencia ambiental de las zonas afectadas por el desastre petrolero de décadas en el circuito petrolero en Iquitos, por parte del gobierno de Ollanta Humala, y que no tuvo consecuencia alguna.

La verdad, debiera declararse en emergencia ambiental, de salud, educativa y de infraestructura adecuada a toda la Amazonía. Debiera haber un plan de inversiones de gran calado que reparen el daño causado durante ya más de cien años al bosque húmedo, pero bajo un gran fideicomiso de administración directa y con fiscalización indígena, que impida que esos recursos se pierdan en otras cosas y burocracia ociosa, entre las oficinas del gobierno central. Que asuma tan medida, claro, la expulsión definitiva de toda actividad extractiva ilegal. Y – sobre todo de todo – la presencia real del Estado que garantice esos procesos.

Para avanzar y evitar que historias como la de los jóvenes Silbano y Micaela, y del pequeño Gael, no se repitan jamás.

 

 

Un Premier que es capaz de decir, como sucedió en el último Consejo de Ministros Descentralizado, que la minería acapara toda el agua y deja sin ella a la agricultura, o de promover una ley mordaza contra la prensa (pena privativa de la libertad para quien revele información fiscal reservada), no puede seguir en el cargo.

La falta de seriedad con la que la opinión pública percibe este gobierno, más como un sainete malhadado que como un régimen serio, es producto, entre otras razones, de los gazapos de un Premier que claramente no está a la altura de las circunstancias dramáticas por las que el país transcurre.

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