Opinión

Otro de los factores que influyen en nuestra precaria cultura política es la evidente crisis de los partidos políticos que -desde los noventa en adelante- han ocasionado que (el rol activo que tenían en el siglo XX las organizaciones políticas en la formación cívica) se convierta en un vehículo que sirva, casi exclusivamente, a los intereses particulares para cada elección nacional, regional o local. Más allá de estas coyunturas los partidos se convierten en cascarones que no representan más que al dueño de la etiqueta electoral. 

Mucho ojo ante la situación que vivimos.

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Ecuador, Pedro Castillo

La prosperidad lo espera. No importa de dónde provenga su fortuna. Lo que importa es que en este país usted la puede reproducir a velocidad de Formula 1. Se le ofrece un gran portafolio de inversiones. Pero el mas seguro se encuentra cerca de la Plaza Bolívar, en el centro del capital. Allí tendrá la fuerza más grande posible para defender su capital de esos grupos de comechados que bajo la bandera de los derechos y las pelotudeces caviares, van a tratar de quitárselo. Para eso, qué mejor que una cartera flexible que le ofrecen niños, generales y coroneles (r), entusiastas proempresarios, en fin, los que usted quiera para que sus recursos estén bien protegidos. Por una módica suma adicional se le ofrece un paquete diversificado multibancada, por eso de que las mareas pueden cambiar las correlaciones en cualquier momento. De lo que se trata es de que esté muy bien protegido.

Con un poco más de capital puede seguir de frente por Jirón Junín 4 cuadras y llegará al centro financiero más importante del país. Creo que hace muchos años fue la casa de un conquistador, pero no estamos para hablar de historia. Allí verá un portero gritón que se cree el dueño, pero mejor evítelo. Vaya de frente al jefe. Diga de frente que está usted capacitado para ser ministro del sector en dónde estén sus principales inversiones. Dice que le basta que le juren que sabe así que mucho problema no tendrá. Mientras lo nombran ministro, o a quien disponga su merced, podrá conocer el recinto a profundidad, para saber las puertas de acceso sin cámaras y sin registro, dicen que por allí es mejor llegar. Por aquello de la prensa que está angurrienta por la publicidad estatal, no vaya a ser que algún periodista incómodo quiera agarrársela con usted.

No se preocupe por su estadía allí, en ese directorio. Si supo jugar bien sus fichas en Plaza Bolívar, nadie lo moverá de su ministerio. Pero ese paso es clave.

¿Le preocupa su seguridad? Faltaba más. Usted diga qué tipo de protección le interesa. Podemos ofrecerle desde custodia oficial, guardia permanente, pero con la siempre incomodidad de que lo público siempre genera esa duda de para quién trabajan finalmente. Mejor pensemos en seguridad privada. Muchos exgobernadores y exalcaldes vieron en la seguridad privada una gran línea de carrera. Por una cantidad muy razonable puede tener su propio ejército. Que es muy proactivo y servicial además. Si requiere avisarle a alguien que no está al día con sus pagos, hacer un desalojo, tomar algunas tierras abandonadas, tiene a la gente indicada. Le recomiendo hablar directamente con La Pestilencia, un grupo de empresarios de seguridad muy efectivos para todo trámite que requiera.

Lógicamente que todo esto viene muy bien engranado con un seguro de protección judicial. Tenemos agentes impecablemente vestidos, se caracterizan por tener los cuellos muy blancos, que le resolverán cualquier trámite, expediente, juicio, lo que requiera, al término de la distancia. Lógicamente este seguro tiene una cobertura básica. Hay un copago que se hace dependiendo de la dimensión del expediente. Diversos testimonios de exministros, dirigentes de partidos, alcaldes y autoridades varias darán fe de nuestro trabajo, No importa el tamaño de su tamal o su lonchera. Nosotros nos encargamos. Si por alguna confusión debe pasar alguna noche en la cadena de hospedaje INPE, nosotros nos encargamos de sus eguridad y comodidad a bordo.

Listo, la hoja de ruta está planteada. El tamaño de su éxito siempre estará dependiendo del tamaño de su billetera. Pero no se asuste. Tampoco necesita mucho para empezar. Con muy poco puede iniciar, es cuestión de su inteligencia ir creciendo.  Ahora si me permite, en este papel puede ver la cantidad que puede depositarme por estos consejos. Tampoco crea que las cosas son del todo gratis. Hoy por mi mañana por ti. De qué tamaño es tu cariño.

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Gobierno, Perú

En Los sicarios del tiempo, la voz poética interroga y cuestiona el mundo para finalmente encontrar una auténtica expresión de demostrar su desacuerdo con la vileza y la violencia del tiempo.

Domingo de Ramos es integrante desde los ochenta del polémico Movimiento Kloaka. Por más de cuarenta años ha continuado con una vasta producción que definitivamente lo hace destacar como una de las figuras poéticas peruanas más importantes de nuestro tiempo. Entre su libros tenemos: Arquitectura del espanto (1988), Pastor de perros (1993), Luna cerrada (1995), Ósmosis (1996, Premio Copé de Plata de Poesía), Las cenizas de Altamira (1994), Erótika de klase (2004), Dorada Apocalipsis (2008), Cartas desde la azotea (2011), Lima Pop (2012), Banda nocturna (2012), Insufrido fuego. Poesía reunida, 1988-2011 (2014) y Los salvajes del sur (2018).  

Poeta de fama nacional e internacional, Domingo de Ramos confirma con su último libro, además de un gran talento verbal, un compromiso vital con su entorno y una lucha constante contra la vileza de la especie humana.

Salve al poeta.

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Domingo de Ramos, Kloaka

¿Hay gestores de colas que busquen y articulen equilibrios favorables y negociados? Actualmente, no. Los guardacolantes parecemos librados a nuestra suerte, habilidad y a las cuotas de poder o privilegio que podamos tener. Al mismo tiempo, todas las instituciones, organizaciones y agrupaciones que deberían facilitar la experiencia social, política, productiva, parecen incapaces, o no quieren, dejar de agitar las colas de batalla de manera cada vez más irresponsable. No hay ni ley ni orden. Mientras tanto, la ira se acumula.

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Perú

El que acierta es Pedro Planas, qué pena que Tito Flores y él nos hayan dejado tan temprano, ambos nos legaron libros memorables y polemizaron sobre Haya y Mariátegui, aunque pocos le llamen polémica al contrapunto entre Tiempo de Plagas y el Joven Haya. En la República Autocrática, Planas sugiere que tras el periodo aristocrático (1895 – 1919) debió advenirse al Perú la democracia de las masas pero que Leguía canceló dicha posibilidad instaurando la dictadura. 

No es igual la dictadura de Leguía, al caudillo militar del XIX, que no es ni santo, ni beato, pero que no controlaba necesariamente al Congreso y al Poder Judicial, que andaba a caballo y no en un vehículo presidencial descapotable. Leguía es postindustrial, es un dictador chic, con clase, le encanta el hipódromo, los certámenes de reinas belleza, populariza el cine, y disfruta del frenético ritmo del charleston en las cadenas de radio nacionales; pero también es el émulo peruano de los dictadores bananeros centroamericanos impuestos por el imperialismo yanqui. ¿Los Somoza nicaragüenses les dicen algo?

Pero hizo obra. ¡Ay Perú populista y clientelar! no has entendido nada. Nada, salvo quizá las carreteras, que multiplicase la riqueza, nada que nos dotase de una base industrial, nada que asegurase la capitalización y multiplicación de los recursos a futuro. Todo rimbombante, espectacular, carnavalesco, como las casonas a un lado y otro de la avenida que inauguró él mismo y en homenaje pre-póstumo a él mismo, o como los grandes monumentos que nos regalaron las potencias europeas por el Centenario de la Independencia.  Todo especulación inmobiliaria y harta corrupción. ¿Cuál es el mérito de despilfarrar el saldo de una tarjeta de crédito sin límites ni cortapisas, sino generas los fondos para pagarla? 

Y Leguía, tras el crack del 29, dejó un país quebrado y mucho más pobre de lo que lo encontró. Los oligarcas que lo antecedieron, hay que reconocerlo, fueron responsables con el gasto público. Él no, derrochó y derrochó, y si dicen que él no robó, todos a su alrededor robaron a manos llenas.

Pero la peor herencia de la dictadura de Leguía es la cancelación del incipiente movimiento obrero de 1919, el cierre de San Marcos y el acallamiento de su entonces brillante pléyade política e intelectual, el allanamiento de los diarios El Comercio y La Prensa, los que luego se alinearon al régimen autoritario; el exilio de Haya, la conminación a Mariátegui a no enfrentar en Amauta al régimen dictatorial. etc. 

La peor herencia de Leguía es trocar, en los años veinte, la transición a la democracia de las masas, que el régimen republicano creó para que sus instituciones funcionen de manera independiente y equilibrada, por la nefasta cooptación de los poderes públicos a manos de un lóbrego cenáculo en el poder, respaldado por las fuerzas armadas o conformado por sus más engalonados representantes. 

En 1919, a la manera de Hobsbawm, se inauguró el siglo XX en el Perú. Este fue el siglo de las dictaduras, sino recordemos: Leguía, Sánchez Cerro, Benavides, Prado, Odría, Lindley y Pérez Godoy, Velasco, Morales Bermúdez y Alberto Fujimori. 

Si estamos preocupados, si la desolación nos acongoja, busquemos las causas: la corrupción es una de ellas. Pero si acá no tenemos instituciones republicanas solventes, ni partidos políticos como tales, ni una clase política respetable es porque el siglo XX nos echó encima, bañada en sangre, a una horripilante criatura autoritaria que no nos permitió ni enterarnos de qué trataba esto de la democracia. 

Pasado mañana el Congreso votará una reforma constitucional. No son tiempos de dictaduras tan obscenas y descaradas como las de antes. Por ello, quienes ahora buscan el poder con las mismas intenciones que los patrimonialistas de antaño, se han sofisticado mucho en las formas que utilizan. A ese nivel, un golpe de Estado camuflado en más de 50 reformas a la Constitución es toda una novedad en esta tierra donde la república, con minúsculas, alguna vez fue el impuesto que los indígenas pagaban al Estado por el simple hecho de nacer peruanos.

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Gobierno, Leguía

La derecha peruana, antiglobalista en materia de derechos civiles, cree ser la última trinchera frente al avance del globalismo progresista que atenta contra los principios básicos de la tradición y la familia. Muchos de ellos se oponen por esa razón al reconocimiento de lo que creen serán factores de disolución del orden establecido y de los valores cristianos que inspiraron la fundación de nuestra sociedad.

Además de conservadores son ignorantes. No se dan cuenta que las libertades son la esencia del Occidente que dicen defender y que su avance es incontenible y que, más temprano que tarde, el Perú no escapará al triunfo de los derechos individuales, y la defensa de la libertad y de la vida como principios rectores, de toda sociedad liberal, que supuestamente un sector de esta derecha reaccionaria también anhela.

Mi homenaje a quienes como Susel Paredes hacen de esta una causa política pública, porque ya es hora de romper el silencio temeroso respecto de una motivación hermosa, como es la del amor y la libertad.

La del estribo: imperdible Todos vuelven, el musical que la productora Preludio ha puesto en escena en el Teatro Municipal y que va hasta el 3 de julio. Es un repaso maravilloso y emotivo de toda nuestra historia. En la dirección Carlos Galiano, dramaturgia, el propio Galiano y el gran Mateo Chiarella, y en la producción y dirección vocal, la extraordinaria Denisse Dibós.

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Gobierno

5.- ¿Dará entrevistas Castillo? Nunca más, salvo que sea a los pasquines gobiernistas que han proliferado en los kioskos del país. Su nula elocuencia e incapacidad de respuesta a situaciones comprometedores, como ya se demostró en la entrevista a Fernando del Rincón, de CNN, lo deben haber curado de espanto de esa posibilidad. Tendremos un presidente alejado de la prensa lo que resta de su mandato.

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Congreso de la República, Gobierno, Pedro Castillo

A la violencia sexual se añadieron maltratos físicos y psicológicos. «Por ejemplo, yo era obligado a comerme mi propio vómito cuando había arrojado», cuenta Zander sobre su sádica preceptora. «Yo mojaba la cama. Entonces ella me ponía en la mañana bajo la ducha fría y con un cepillo de dientes restregaba mi pene con sal». El párroco también aplicaba violencia, llevaba a cabo exorcismos sobre la “estirpe del diablo”, golpeaba a los “engendrados en pecado”. Dice Zander que esta “violencia religiosa” era tan nefasta como la violencia sexual.

«Abajo en el sótano eras violado y arriba se nos obligaba a la fuerza a rezar y cantar. Había coerción para ir a la iglesia todos los domingos. Había verdaderas expulsiones de demonios con golpes. Y siempre reproches y amenazas: “¡Si no haces esto, te irás al infierno!” Para mí de niño eso era normal, pero a la larga no era otra cosa que coerción. Desde mi punto de vista actual era pura demostración de poder, abuso de poder. No importaba que fuera el párroco, la preceptora, el conserje o el director del hogar infantil: todos ellos tenían cuasi poder sobre nosotros. El abuso sexual siempre es abuso de poder; no se debe relativizar esto, diciendo que todos eran pedófilos. Como el conserje, que no era pedófilo. Abusaba de los niños y luego les introducía cuerpos extraños, yo mismo lo viví. Se caracterizaba por ser muy sádico. Y esta conducta se reflejaba después en mi grupo, allí había insoportables orgías de golpes».

En el año 2015 Zander publicó una pequeña novela basada sobre sus experiencias personales con el título de “Y Dios aparta la mirada (La historia de Dieter Z. – Un niño en el infierno)” [“Und Gott schaut weg (Die Geschichte des Dieter Z. – Ein Kind in der Hölle]”, donde, además de narrar los abusos de todo tipo que sufrió, describe lo que se puede considerar un sistema de abuso, donde cada uno de los responsables cumple una función y donde muchos no ven —o no quieren ver— lo que se les hace a los niños. Allí también se describe a un grupo de donantes, hombres que colaboraban monetariamente o con servicios a la comunidad evangélica y que podían llevarse un fin de semana a cualquier niño para un paseo, supuestamente para hacer que por algunos momentos se sientan parte de una familia. Uno de los principales donante de la comunidad de Korntal habría sido también un abusador de menores, así como otros señores interesados en el “bienestar” de los niños.

No obstante que los Comunidad Evangélica de Hermanos de Korntal buscó silenciar a Zander, desacreditándolo como un mentiroso y embustero, finalmente tuvieron que admitir los hechos, dado que aparecieron nuevos testimonios de más de 140 víctimas. Se encargó una investigación independiente que incluía dos hogares infantiles de la comunidad entre los años 50 y 80, realizada por la exjueza Brigitte Baums-Stammberger, el pedagogo Bruno Hafeneger y el sociólogo Andre Morgenstern-Einenkel, los cuales presentaron su devastador informe el 7 de junio de 2018. Fueron entrevistadas 105 víctimas —entre ellas Zander—, de las cuales 56 habían sufrido violencia sexual. Se pudo identificar a 81 abusadores, de los cuales 8 eran abusadores intensivos en serie. Una vez publicado el informe se han reportado más de 50 víctimas adicionales.

Comenta Zander: «Desde mi punto de vista no se puede decir que el contexto católico sea peor que el evangélico – en ambas iglesias no se hace nada. Ambas están igual de mal y son terribles». Pero la atención puesta sobre la Iglesia católica eclipsa los abusos cometidos en las iglesias evangélicas. Zander recalca que «para nosotros, víctimas protestantes, hay poco apoyo».

Actualmente Detlev Zander forma parte de un equipo de investigación independiente para la atención de violencia sexual y otras formas de abuso en la Iglesia evangélica en Alemania, es oficialmente representante a nivel federal delas víctimas de abusos de la Iglesia evangélica alemana y ha fundado la Asociación Fórum Red de Víctimas (Verein Netzwerk Betroffenen Forum).

En febrero de este año declaraba que «el mismo se había convertido en punto de contacto». En el último año y medio se habían contactado con el 168 víctimas de comunidades protestantes. Muchos no querían declarar ante comisiones conformadas sólo por representantes de las iglesias evangélicas. Incluso para la investigación en curso se habían reportado demasiadas pocas víctimas. Zander alienta a participar: «El que calla, le fortalece las espaldas al abusador».

Detlev Zander ya no callará nunca más. Quiere pisarle los callos a los obispos para llevar adelante un esclarecimiento independiente. «Quien no logra crear estructuras sanas, se hace cómplice, le da a los abusadores y abusadoras la oportunidad de violar niños», dice. Para el próximo año se esperan los resultados de la investigación independiente. Zander prevé en la Iglesia evangélica el mismo terremoto que actualmente sacude a la Iglesia católica.

De este modo, a las iglesias que se vanagloriaban de ser recintos de luz y santidad se les puede aplicar lo que decía el escrito alemán Johann Wolfgang Goethe: «Donde hay mucha luz, la sombra tiende a ser profunda».

El LP de 1971, el de la carátula blanca con el título al medio, escrito a mano, está compuesto por retazos de los segundos shows de cada noche, una labor finísima de edición, realizada entre junio y agosto. Contiene dos hilarantes parodias, The Mud Shark, basada en una anécdota real ocurrida en The Edgewater Inn en Seattle, Washington, conocido en los setenta como el hotel de los rockeros, que involucra a miembros de Vanilla Fudge y una “joven señorita con gustos bizarros»; y Do you like my new car?, en que la banda se burla de la subcultura de las groupies, fans femeninas que hacían literalmente de todo para estar cerca de sus músicos favoritos, uno de los temas explorados en el film suprarrealista 200 Motels, que se estrenó cuatro meses después, ese mismo año. O la tríada What kind of girl do you think we are?/Bwana dik/Latex solar beef, en que Flo & Eddie despliegan toda su destreza vocal y deslenguado histrionismo. También hay excelentes temas instrumentales como Willie the Pimp -cuya versión original es cantada por Captain Beefheart (Hot rats, 1969); o la frenética Little house I used to live in -del LP Burnt weeny sandwich (1970) con la que, supuestamente, comenzaba el show- e incluso el éxito radial de The Turtles, Happy together, para dar pase a las del “cierre”, Peaches en regalia (Hot rats, 1969), Tears began to fall; y Lonesome electric turkey, un extracto de las improvisaciones instrumentales de King Kong (Uncle Meat, 1969).

El setlist de los shows originales es, sin embargo, totalmente distinto. La banda arranca cada noche con Peaches en regalia y Tears began to fall, para luego intercalar material nuevo como la secuencia She painted up her face/Shove it right in, un anticipo del soundtrack de 200 Motels con temas grabados previamente como Status back baby (Absolutely free, 1967), Concentration moon y Mom & dad (We’re only in it for the money, 1968), en medio de las cuales inserta otra de sus rutinas humorísticas, The Sanzini Brothers, un circo alocado y escatológico, con Preston y Underwood convirtiendo un concierto de rock en una imaginaria función de carpa, payasos y malabaristas desde sus Hammonds B-3, acompañados por los redobles de Dunbar. Otro de los puntos centrales de aquellos conciertos en el Fillmore East fue la presentación de Billy The Mountain, más de 30 minutos de entretenimiento musical que combina teatro, comedia y rock, que un año más tarde, Zappa lanzó como lado A del LP Just another band from LA (1972). 

En el último concierto de la segunda noche del Fillmore, Frank y su grupo recibieron en el escenario a una pareja muy conocida, para un cierre inesperado. John Lennon y Yoko Ono se unieron a The Mothers en una intensa media hora en que hubo blues, composiciones de Zappa y una descarga de jams instrumentales. De más está decir que el histórico encuentro de estas dos importantes lumianrias del rock clásico hubiera sido musicalmente perfecto si no fuera por los insoportables berreos y alaridos de Yoko Ono. El segmento, que ya había sido publicado previamente, con ediciones, en el álbum póstumo de Frank Zappa, Playground psychotics (1992), aparece completo aquí por primera vez, con todos las intervenciones vocales de Flo & Eddie que Lennon, mañosamente, eliminó para la versión incluida en su propio LP Sometime in New York City (1972), donde no solo alteró el audio sino que además cambió títulos y se apropió de autorías, un hecho que rompió los acuerdos previos a los que había llegado Frank con el ex Beatle (más sobre ese tema, aquí).

Pero The Mothers 1971, el boxset, incluye también una grabación inédita, el concierto completo que ofrecieron en Londres, el 10 de diciembre de ese mismo año, en el Teatro Rainbow, una semana después del incendio en el Casino de Montreaux (Suiza) que destruyó sus equipos e instrumentos, evento que quedó inmortalizado en el clásico de Deep Purple, Smoke on the water (LP Machine head, 1972). 

El primero de los dos shows programados para esa noche se desarrolló con total normalidad, salvo ciertos problemas técnicos y de sonido ya que la banda tuvo que alquilar todo tras el siniestro. La casa estaba llena. Al final, Zappa anuncia la última canción, sin decir el nombre. Y de repente, las voces de Flo & Eddie comienzan a entonar I want to hold your hand de los Beatles, algo que los más de 3,000 asistentes agradecieron con mucho entusiasmo. Sin embargo, cuando ya la banda se despedía del público, un hombre enloquecido subió y, de un empujón -que se logra escuchar en el minuto y medio final del track- arrojó a Frank desde el escenario hasta la zona donde, normalmente, se ubican las orquestas, una caída de casi 3 metros de altura. Se puede sentir, en ese último tramo de sonido ambiental, la conmoción ante lo ocurrido, un oscuro momento que puso en riesgo la vida y carrera del artista. 

La prensa británica cubrió ampliamente el asunto, pero nadie supo, en el momento, la magnitud del ataque. «La banda creyó que yo estaba muerto. Después me enteré de que el tipo pensó que yo estaba haciéndole guiños a su esposa, al final del show. Eso es imposible, en ese momento la luz me da directamente a la cara y no puedo ver a nadie en el público, solo un gran agujero negro. Ni siquiera lo vi venir», comentó el músico años después. El agresor, un joven de 24 años llamado Trevor Charles Howell, fue condenado a un año de prisión. Zappa, de 31, sobrevivió milagrosamente, pero quedó muy mal herido, con una pierna y un brazo fracturados, contusiones en la cabeza y en la espalda, lo cual trajo como consecuencia el final de este corto pero fructífero período de The Mothers Of Invention.

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The Mothers
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