Opinión

Dos gobiernos sucesivos de ese talante transformarían el Perú y lo colocarían en una senda de desarrollo difícilmente reversible. Nos pondría al borde de ser un país de mediano desarrollo, con una democracia consolidada y un futuro promisorio por delante, capaz de otorgarle a las siguientes generaciones la esperanza de gozar de una calidad de vida de primer mundo. De eso se trata. El Perú tiene todas las potencialidades para lograrlo.

Va a depender de que de la crisis profunda por la que pasamos afloren las fuerzas reactivas más hondas y rescaten el país del declive destructivo en el que ha caído. Nos estamos jugando mucho. Es hora de coordinar esfuerzos, hacer concesiones, brindar sacrificios, anteponer el sentido de patria al del interés político menudo.

Posdata: esta columna se toma unas vacaciones hasta el próximo lunes.

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Derecha, Gobierno

Por otra parte, recientemente se ha implementado el control previo de operaciones de concentración empresarial, a partir del cual INDECOPI evalúa las fusiones y adquisiciones entre compañías que operan en el Perú, con el objetivo de evitar que estas operaciones tengan un impacto negativo en el mercado. Esto, en la práctica, limita la formación artificial de monopolios.

La tercera falla es que esta propuesta es inejecutable.

La razón por la que la Constitución señala que se combate “el abuso de posiciones dominantes o monopólicas” es que se reconoce que en la práctica no es posible prohibir un monopolio u oligopolio. Hoy en día en Lima existe un monopolio en la prestación del servicio de agua potable. Prohibir los monopolios implicaría: (a) forzar a un competidor a entrar a ese mercado, independientemente de si hacerlo es eficiente o no; o, (b) forzar al actual prestador del servicio a salir del mercado y, en consecuencia, dejar de prestar el servicio. 

La estructura de un mercado responde a diversas características de la industria. En algunos escenarios es positivo que exista un gran número de competidores, pero este no es siempre el caso. Sea porque operar en el mercado requiere de grandes inversiones, por escasez de insumos o infraestructura limitada, es posible que lo eficiente en algunos casos sea que existan pocos o incluso un solo proveedor.

Esto, sin embargo, no significa que el Estado no pueda hacer nada para promover la competencia. Ahí donde la reducida competencia responda a falta de incentivos para invertir, el Estado puede trabajar en reducir las barreras burocráticas que alejan la inversión, así como fomentar la confianza de los inversionistas, a través de la implementación de reformas para el fortalecimiento de la estabilidad política, la designación de funcionarios públicos preparados y el respaldo a políticas de cumplimiento y anticorrupción.

Finalmente, es notoria la importancia del INDECOPI en el diseño, cumplimiento y constante evolución de las políticas de competencia en mercados dinámicos. En tal sentido, resulta fundamental que el Gobierno concentre sus esfuerzos en fortalecer su institucionalidad, diseñar mecanismos para su autonomía funcional y otorgar los fondos suficientes para el desempeño de sus funciones. A la ciudadanía le toca el rol de vigilar que la institución haga bien su trabajo.

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Monopolio

Ojo, esta última versión no excusa al presidente Castillo, al contrario: en el caso descrito en la hipótesis del rabo de paja, al menos el presidente habría tenido la inteligencia para saber que lo que hizo estaba mal. En la versión triste de la hipótesis de la ignorancia, por el contrario, estamos hablando de una persona tan mediocre y limitada que ni siquiera alcanza a entender qué es plagiar; de un profesor que no comprende la naturaleza del trabajo intelectual, o incluso  lo desprecia.

Es posible que la explicación requiera una combinación de todo lo anterior, en el sentido de que tal vez el presidente sabía que había “algo rarito” con su tesis, y por eso prefirió quedarse callado. Si ese fuera el caso, igual sospecho que el factor más importante sería el último mencionado. En su infinito sancochado intelectual, es posible que Castillo haya pensado que eso de no copiarse son pelotudeces de académicos que viven en sus torres de marfil, alejados del pueblo.  

* Manuel Barrantes es profesor de filosofía en California State University Sacramento. Su área de especialización es la filosofía de la ciencia, y sus áreas de competencia incluyen la ética de la tecnología y la filosofía de las matemáticas. 

 

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Gobierno, Pedro Castillo

Este es un gobierno en fase terminal, que agotará todas las instancias de desestabilización para evitar su estrepitosa caída. Castillo pende de un hilo (una delación contundente o una convulsión social mayor podrían provocar su salida acelerada) y está huyendo hacia adelante.

Es responsabilidad de las fuerzas democráticas de oposición no dejarse llevar de las narices ni por el plan A ni por el B ni por el C que se le pueda ocurrir al verdadero estratega detrás del incompetente de Pedro Castillo, como es Vladimir Cerrón, que bien sabe que este régimen ya fracasó y no logrará absolutamente nada de lo propuesto en su plan de gobierno original, y no le temblará la mano en inmolar al inefable presidente en su estrategia piromaníaca.

 

 

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Gobierno, Vladimir Cerrón

Ahora, ¿es posible salir de esta línea ideológica populista como sociedad? Si hay una característica de los peruanos, desde los ochenta del siglo XX en adelante, es que somos un país muy informal. Según estudios del INEI, el Perú tiene 80% de informalidad, que convive entre la legalidad y la ilegalidad. Es esta situación que condiciona (más no determina) el momento populista en el que nos encontramos, el cual puede apreciarse en la alta aprobación que tuvo Martin Vizcarra cuando judicializó la política peruana, cuando cerró el Congreso de la República el 2019 y cuando se hizo un referéndum para que los congresistas solo estén por un periodo en el espacio legislativo.  

El libro nos presenta no solo su contribución a la academia desde el punto de vista ideológico; nos presenta también, ante la opinión pública en base a los datos, los desafíos aún que tenemos como país para la construcción republicana.

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Política, Populismo

Es hora, de paso, que la oposición de centro o derecha cuaje opciones consolidadas, que permitan augurar un triunfo holgado, que derrote cualquier pulsión disruptiva o radical -que seguramente reasomará en el horizonte electoral- y ello pasa por no dispersar una vez más el voto centroderechista en siete u ocho opciones, de modo tal de afirmar una segunda vuelta entre dos opciones moderadas que correspondan al sentir mayoritario de los peruanos, y evitar el albur emotivo de una segunda vuelta polarizada ideológicamente.

De peores situaciones ha logrado salir el Perú. La tragedia que supone el gobierno de Castillo puede superarse si la clase política de oposición muestra madurez y desprendimiento. No podemos perder el país en manos de un inepto como Pedro Castillo, rehén de un dogmático radicalizado como Vladimir Cerrón, muestrario de un marxismo de gacetilla, atrapado en antiguallas ideológicas que van a llevar el país a la ruina.

-La del estribo: soberbia la actuación de Bruno Odar en la obra Timón, una magnífica adaptación libre de Celeste Viale de la obra Timón en Atenas de William Shakespeare. Bajo la dirección de Mateo Chiarella, va en homenaje al entrañable Jorge “Coco” Chiarella que nos dejara recientemente. Se pone en el Centro Cultural de la PUCP y la venta es a través de Joinnus. Va hasta el 5 de junio.

 

 

 

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Adelanto de elecciones, Congreso, Pedro Castillo

En el Perú el caso es más grave, pues con un 75% de economía informal, los derechos, ya no laborales, sino humanos de cientos de miles de trabajadores quedan en completo desamparo. ¿Cómo desear un Feliz Día de los Trabajadores a quienes son tratados sistemáticamente como máquinas y no como personas?

Y sin embargo no se pierde la esperanza. El trabajo es la verdadera fuente de riqueza y los obreros de todo tipo, formales e informales, amas de casas y trabajadoras domésticas, vendedores ambulantes y barrenderos, todos los que sostienen nuestra economía, algún día volverán a ganar sus derechos. De otro modo, nos seguimos encaminando al precipicio de una sociedad salvaje en la que la ley del más fuerte puede derivar en reacciones como las de los obreros de Chicago. Que Dios nos coja confesados.

 

 

 

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Cultura, Día del trabajo, sociedad

En suma, el perdón histórico y reivindicador a los mundos andino y amazónico secularmente explotados, su reparación e integración de pleno derecho al proyecto nacional, lo que implica la dotación de los servicios del Estado en condiciones de igualdad que al resto de los ciudadanos, deben constituirse en la base de una sociedad en la que la multiculturalidad y el multilingüismo no representen muros que nos separan sino riquezas que compartimos y nos proyectan hacia el mundo, y que hemos sabido hacer nuestros tendiendo puentes interregionales e interculturales a través de la escuela y potentes programas de intercambio infantiles y juveniles. Desde estas bases podemos comenzar a construir una sociedad libre y justa, que aprendió de su pasado, que maduró a pesar de él y que se enorgullece del entendimiento entre todos sus ciudadanos y ciudadanas sin importar su origen, raza, género o religión, habiendo desterrado el racismo en todas sus formas.

La utopía del centro es una nación que hoy no somos, pero resulta que hoy no somos ninguna y hay que comenzar por imaginarnos aquella que queremos ser.

P.S. Mi agradecimiento a mi amigo y filósofo Atilio Castro Gargurevich por su expertiz en temas de reconciliación y amazónicos, y por compartirla conmigo.

 

 

 

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Cultura, Gobierno, sociedad

Es cierto que la mente humana necesita cambio y variedad. La ausencia de ello enferma, literalmente enloquece. Pero también requiere estabilidad y predictibilidad. Sin ellas no se desarrolla la confianza básica en que el mundo es vivible. Creo que la  novedad se convirtió en una obsesión y se dejó de lado las maneras de sobrellevar cooperando y compartiendo, usando la tradición, turbulencias que no tienen nada que ver con el emprendedurismo.

¿Qué encuentran la guerra, la pandemia, la catástrofe natural, esas realidades que nadie quiso discutir en colegios y escuelas de negocios, que relegamos a películas de zombies, sectas de supervivientalistas o pájaros de mal agüero que no aceptaban ni entendían el progreso?

Pues jóvenes que se sienten engañados, que no quieren ser incomodados, sumamente recelosos, cuando no abiertamente rabiosos, frente a autoridades de todo tipo —científicos, servidores públicos, representantes políticos, expertos y especialistas—, que buscan protección antes que experimentación, que quieren explicaciones sencillas y totales, que prefieren conductores recios e inescrupulosos.

Claro, es una tendencia, quizá pasajera, pero suficientemente marcada como para  recalibrar nuestros mensajes con respecto a lo constante y lo variable, sin ensalzar ni despreciar ninguna de esas dos dimensiones que dan sentido a todo.

 

 

 

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Cultura, sociedad
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